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*RECOMENDADO* Un ex-modelo de Armani, victima del vitíligo.

Xtarlight

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MJH Team
Este fin de semana hemos estado sin internet 8Ð Ayer nos llamó Jackson5 para decirnos que en la revista Magazine de El Mundo aparecía un artículo sobre la fotógrafo Annie Leibovitz y que salía una foto de MJ y hablaban muy bien de él.

Hoy, buscando en la web del periódico, no hemos encontrado el artículo, pero sí otro impresionante sobre un ex-modelo de Armani que sufre vitíligo y cuenta su experiencia. Es realmente interesante y muchas de las actitudes frente a la vida de este hombre nos van a recordar a alguien. El artículo tiene frases como esta: "En tan sólo seis meses, Jeffrey Stanton Bell, negro americano, pasó a ser blanco de la cabeza a los pies."

Lo dicho, ahí lo tenéis :)

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IRREPETIBLES | NEGRO Y BLANCO

“Cambié de piel, pero sigo siendo el mismo. La esclavitud de la belleza y del bienestar nos hace inhumanos. Ahora soy más libre”

Jeffrey Stanton Bell, ¿negro o blanco? Nació negro, pero el vitíligo está ganando la partida y la mayor parte de su cuerpo ya es de color blanco. Jeffrey, de 43 años, era un cotizado modelo en Nueva York hasta que esta enfermedad de la piel le retiró de las pasarelas, le dejó casi sin amigos y le sumió en la depresión y en la angustia. “Sólo tenía una obsesión: dar sentido a mi existencia”, dice. Ha abandonado los tratamientos a base de rayos ultravioleta y ha decidido asumir su cambio de identidad. “Cuando comprendí que la naturaleza había hecho su camino y que sus pasos eran irreversibles, me dejé llevar por el río de la vida”. Hoy regenta un bar en Manhattan y lee a los clásicos.

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El vitíligo ha convertido la piel negra de Jeffrey en una gran mancha blanca.

por Virginie Luc. Fotografías de Gérard Rancinan

El color desaparece primero en los pequeños pliegues que forma la piel y en las articulaciones. Luego, las manchas claras se van extendiendo por todo el cuerpo. En tan sólo seis meses, Jeffrey Stanton Bell, negro americano, pasó a ser blanco de la cabeza a los pies. Incluso sus cabellos se aclararon. Le detectaron la enfermedad en 1993. Tenía entonces 33 años y el diagnóstico le cayó encima como un mazazo: vitíligo (que deriva de la palabra latina para designar las manchas blancas), provocada por una disfunción de las células de la pigmentación. Afecta al 2% de la población mundial.

El vitíligo surge por azar, sin causa conocida, y sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Desde los faraones a los griegos y a los antiguos hebreos, la despigmentación ha sido percibida históricamente como “un castigo de los dioses”. Jeffrey, el negro blanco, ha visto cómo cambiaba toda su vida, cómo naufragaba su identidad en medio del olvido y del miedo, antes de renacer como “una nueva persona”.

Su familia materna es originaria de Barbados, en las Antillas. La hermana de su abuela también perdió su color de ébano y fue condenada a la soledad y al aislamiento. “El tiempo de la superstición no ha pasado”, dice Jeffrey. “Esos miedos ancestrales siguen presentes en enfermedades como la lepra, y también en el vitíligo, unas manchas inofensivas”.

No tan inofensivas, en realidad. “El dolor no es físico, es moral y afecta a la integridad del ser humano”. Habla de él en tercera persona. Porque ahora se ha trasmutado en otro ser. “Soy dramáticamente diferente”. Se ha sometido a sesiones de fototerapia durante un año. Con rayos ultravioleta y píldoras de melanina, intenta revivir el color que se ha apagado. El negro vuelve a la superficie, pero sólo en forma de manchas. “Manchas de color”, dice. “No podía dar marcha atrás. Mi cuerpo blanco se sembró de grandes manchas negras. Era peor el remedio que la enfermedad. Y todas mis esperanzas se rompieron, saltaron hechas añicos”.

La metamorfosis es tanto más difícil de aceptar en cuanto que Jeffrey pertenecía al exclusivo mundo de la moda y de la belleza. “Era modelo de Giorgio Armani en Nueva York. Al principio, maquillaba las manchas, pero no pude seguir camuflando la enfermedad, que avanzaba a gran velocidad. Me vi obligado a renunciar a mi carrera”. Ayer era un cotizado objeto del culto a la apariencia, y hoy se cuenta entre sus víctimas. “Es cierto que la gente me sigue mirando. Quizás más todavía que antes. Pero ya no se trata del mismo tipo de miradas. Ya no hay deseo en ellas, sino asco y una curiosidad insana”.

Son ojos anónimos que se adhieren a su cuerpo. “En la calle, en el metro, las miradas son de estupefacción. Miradas de miedo tangible que se vuelven contra mí. Me he convertido en una excepción. Parece que la gente teme ser contaminada. Noto un miedo agresivo. Me perciben como una provocación y, a veces, adoptan una actitud defensiva. Algunos amigos, con los que trabajaba como modelo, me ignoraban. Por mucho que les decía que era yo, Jeffrey, que era el mismo, se apartaban de mí. ‘¿Cómo puedes mirarte en un espejo?’, me decían. Durante años viví en medio de una pesadilla”.

“Lo más doloroso es sentirse marginado. No tener sentido de pertenencia. No me podía identificar con ningún grupo conocido de individuos. Me sentía como un bloque aislado, en soledad”. Esas sensaciones le transportaban hasta su infancia. Como en una cuenta atrás. Su padre es estadounidense y Jeffrey creció, con su dos hermanas, en la comunidad blanca de Boston, en Connecticut. “No era blanco, pero tampoco negro. A los 13 años pasé una larga temporada en Suecia. Y allí sentí las mismas miradas de miedo, inquisitoriales. Notaba entonces el mismo sentimiento de diferencia que hoy. Ya ejercía esta misma fascinación”.

A medida que el color original de su piel va desapareciendo, se encierra en sí mismo. Replegado, esconde su herida. Durante meses ha vivido “un tiempo sin fin”, dice. No era capaz de salir de esa situación. Fue su padre el que tomó la iniciativa. “No tienes elección. Tienes que aceptarte”, le dijo. “Si esto es lo peor que te va a suceder en la vida, eres una persona con suerte”.

Y Jeffrey, poco a poco, fue explorando su interior. “Sólo tenía una obsesión: volver a dar sentido a mi existencia”. Así aprendió a aceptar a ese otro ser. Como si el segundo guiase al primero. Ahora ya es capaz de explicar esta extraña liberación en su cautividad. “Cambié de piel, pero sigo siendo el mismo. Soy plenamente el mismo. Tuve que morir de alguna manera, perderme en el blanco de mi cuerpo para llegar a reencontrarme, para saber por fin quién era, para experimentar el simple hecho de ser. Renuncié al tratamiento con rayos ultravioleta y a cualquier introspección narcisista y complaciente. Me negué a hacerme la víctima y contemplar mi propio desastre”.

Andrea comparte la vida de Jeffrey desde hace 16 años. Es ella la que le anima a optar por la vida. “Tenía que ser feliz para poder hacer felices a los demás”. Andrea aguantó el descenso a los infiernos, las depresiones y las renuncias. “A pesar de mi cólera, de mi malhumor, ella se mantuvo a mi lado. No sé si sería capaz de superar esta prueba sin su ayuda. Pero no consagraré nuestro amor con un hijo. No lo tendremos. Tengo demasiado miedo a que pase por lo mismo. Tengo 43 años y no estoy seguro de que él fuese tan fuerte como yo”.

“Durante los primeros 30 años de mi vida estuve rodeado de un bienestar material que me anestesiaba. En muchas ocasiones era egoísta y narcisista. Flotaba en una especie de galaxia, seducido por los espejismos. De pronto, salí de mi letargo. El drama que viví me aportó el sentido de lo trágico y, por lo tanto, de la felicidad también. Hoy sé que estar bien no significa no estar mal. Sé, en mi propia carne, que la belleza no es lo que no es feo. Ya no confundo felicidad con satisfacción. Me he vuelto más fuerte y más sensible ante los demás y ante sus imperfecciones. Somos esclavos de las divinidades modernas: la belleza y el bienestar. Esta esclavitud hace a los hombres inhumanos. Hoy, soy más libre”.

A pesar de todo, lleva su angustia a flor de piel. “He sufrido tanto tiempo… El día que comprendí que la naturaleza había hecho su camino y que sus pasos eran irreversibles, fue cuando me dejé llevar por el río de la vida. Y ya no tengo tiempo para las miradas asesinas”. Aunque conserva las secuelas de ese sufrimiento en sus ojos, que se mantienen siempre al acecho.

Jeffrey ha recuperado su pasión por el teatro y por la literatura, que estudió hace más de 20 años en la Universidad de Yale. Y devora en cuanto puede las grandes obras de los clásicos, sobre todo de los escritores del siglo XIX. Su ídolo es la poetisa Emily Dickinson. “A veces entro en un estado eufórico, experimento un apetito inmenso de conocimiento”. Desde hace cuatro años se gana la vida con un bar, Bongo, que abrió junto a su amiga Cyntia en el corazón de Manhattan. El local es una especie de vínculo con el África negra y misteriosa.

[El Mundo]
 
Es impresionante la historia de este hombre, efectivamente Michael habra y seguro estara pasando por muchas depresiones por culpa de esta cruel enfermedad, y lo peor del vitiligo es la incomprension de la gente, ojala la medicina de pronto con la solucion.
 
:eek: S-O-R-P-R-E-N-D-E-N-T-E

ke constenacion estara viviendo ese señor.... debe ser muy traumatico eso,

gracias por poner eso. :)

ya veo todo mas claramente :p
 
Bufff es impresionante lo que esta enfermedad es capaz de hacer .Realmente debe ser duro para quienes la sufren.Yo conozco a una persona que tiene esta enfermedad ,ella esta bastante preocupada de que se le extienda mas ,por ahora solo tiene manchas en las manos y en las axilas pero despues de leer el caso de este modelo y lo rapido ke se le ha estendido,buff en tan solo seis meses...
 
Ojala este tipo de informacion pudiese llegar a todo el mundo, que fuese realmente popular, asi no nos llamarian "majaderos" cuando comentamos la enfermedad de la piel que tiene Michael, ya que el Vitiligo sigue siendo un gran desconocido practicamente para toda la poblacion mundial.
 
Estas noticias se las deberiamos de restregar por la cara a los periodistas que hablan mal por estás razones de Mike!
 
Ojalá todos pudiéramos ser capaces de identificarnos a nosotros mismos en la dramática experiencia de cambio de este hombre. Porque la verdadera y más importante transformación que sufrió no fue la de su cuerpo, sino la de su alma. Contínuamente, sutílmente, siempre a nuestro alrededor...
 
Definitivamente hace falta leer este tipo de cosas para darse cuenta de lo que pasan las personas con esta enfermedad....que puede decirse es inofensiva...lo mas triste es que por lo que Michael es tachado, señalado y mucha gente se rie de el, aun cuando al que mas le duele es a el.... :(
 
Gracias por el artículo :)

Lo imprimiré para que lo lea varia gente que me ha dicho que Michael se hizo algo para hacerse blanco :| ,seguro que con esto les callo la boca.

Un saludo :ayos:
 
Interesantísimo, tanto las fotos como las explicaciones de este hombre. Creo que es la primera vez que vemos un caso IGUAL que el de Michael, es decir, despigmentación de un hombre negro en TODO el cuerpo.

Muchas gracias ;)
 
Bufffff....

Es increiblemente magistral todo esto.

Muchisimas gracias por poner algo como esto. ;)

De veras es increible.

Y como todos, me quejo de que esto no pueda salir a la luz publica y llegar a todo el mundo.

Michael es quizas, la persona mas fuerte q "conozco".
Admiro mucho su fuerza.

Es increible como supera todo, y no solo por esto. :)
 
me parece muy interesante el reportaje y deberian salir mas notas como estas para que asi la gente tengo mas conocimientos sobre esta enfermedad, tan poco comun. :muac: :muac:
 
muchisimas gracias por ponerlo chicos, estoy realmente conmovida :)

es cierto, ojala toda la gente se enterara de estas historias....a lo mejor asi seriamos todos mas humanos con la gente diferente.
 
esto lo deberia leer todo el mundo para que termine de entender que esta enfermedad existe

gracias por postear esto, excelente ;)
 
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