Bueno, la verdad es que hubo algún que otro inconveniente... una espera excesivamente larga, una aportación vocal mínima, unos fallos técnicos de sonido alucinantes, pero bueno, en fin...
La presencia de Jackson fue más cercana, cálida y humana que lo que recuerdo en toda mi vida, vamos, como si hubiese bajado de su trono celestial para mezclarse entre los humanos...
La voz era extrañamente grave, más madura y adulta, muy alejada del melifluo tono que usa todo el mundo cuando se mete con él imitándole.
Y muy convincente debió resultar porque la reacción de los dos comentaristas fue de época... parecía que hubieran descubierto de repente a un Dios de la música y el pop que todavía no habían tenido el placer de conocer... Dijeron gratuítamente que Jackson era el auténtico rey del pop y que eso no admitía ningún tipo de duda, e incluso pidieron perdón por todas las bromas que habían hecho sobre él, pero vamos, ésto último como unas tres o cuatro veces...
En fin, a ver si pronto lo vemos por la tele y nos hacemos una mejor idea; aún así, Michael dio muy muy poco de sí a nivel artístico. Que no se duerma en los laureles.