Michael en "El Periodico" con motivo del 25 aniversario de "Thriller"
En "El Periódico" de hoy sale toda una página sobre Michael con motivo del aniversario de Thriller. Ilustran el artículo con la pedazo de foto de la Ebony
3/12/2007 ANIVERSARIO DE UNA GRABACIÓN HISTÓRICA
'Thriller', de Michael Jackson, imbatido 25 años después
• El mítico disco sigue siendo el más vendido de la historia, con 54 millones de unidades repartidas por todo el mundo
NANDO CRUZ
BARCELONA
Solo existe un disco en el mundo del que se hayan vendido 54 millones de copias: Thriller, de Michael Jackson. El 1 de diciembre de 1982, día de su edición, nadie imaginaba que algo así pudiera ocurrir. La industria musical estaba en crisis y Quincy Jones, productor del disco, calculaba que si vendían seis millones su discográfica ya estaría contenta. Al final, el éxito adquirió proporciones descomunales y hasta difíciles de explicar. Pero más que inconcebible, la historia de Thriller es irrepetible.
Un cuarto de siglo después, el negocio se mueve en cifras más modestas. Según la empresa Media Traffic, el disco más vendido de 2006 fue el Back to bedlam, de James Blunt, con poco más de seis millones. Y ninguno de los fenómenos de ventas más recientes, como Norah Jones o Eminem, han alcanzado los 20 millones de copias vendidas de sus discos más famosos. Esto, en una época en que, paradójicamente, la maquinaria de la industria es mucho más incisiva.
Al iniciar la grabación, Quincy Jones dijo: "Chicos, estamos aquí para salvar a la industria". No exageraba. Thriller resucitó el sector en todos los niveles. Hay quien hasta afirma que MTV empezó a tener audiencia gracias a los vídeos de Jackson. Ningún ejecutivo puede repasar hoy el balance de cuentas de Thriller sin soltar una lágrima: el disco más vendido en EEUU en 1983 y 1984, siete singles entre los 10 más vendidos, ventas millonarias en Brasil o Japón y un impacto que llegó hasta rincones tan ajenos a la cultura yanqui como Irán. Lo menos que podían darle a cambio eran ocho Grammys.
DE 600 A NUEVE
Michael Jackson y Quincy Jones eligieron el repertorio del disco entre unas 600 canciones. Se descartaron hasta unas maquetas grabadas con Freddie Mercury. Y al final se quedaron con nueve piezas que respondían al plan maestro: tenía que haber un poco de todo (rock, baile, baladas...) para gustar a todo el mundo. Cuatro eran de Jackson: Beat it, Billie Jean, Wanna be startin' something y The girl is mine. Las tres primeras marcarían el tono del disco con su rítmica afilada, vibrante y moderna. La otra, el dulzón dúo con Paul McCartney, era el anzuelo para cazar al gran público (blanco).
Para Billie Jean, inspirada en el acoso de las fans, unos carpinteros construyeron plataformas y paneles aislantes: les obsesionaba dar con el sonido adecuado que inmortalizara su ritmo. Para Beat it, Jones tuvo que telefonear hasta tres veces a Eddie Van Halen, pues el guitarrista creía que le estaban gastando una broma pidiéndole que tocase en un disco de Jackson. De hecho, ni quiso cobrar por ello. Y Wanna be startin' something fue aún más famosa por la denuncia de plagio que presentó (y ganó) el camerunés Manu Dibango.
Jackson ya tenía el póquer ganador, pero aún le faltaban cinco canciones más. Quincy contribuyó con P.Y.T., briosa pieza de disco-funk. La sofisticada balada Human nature llegó de mano de Steve Porcaro, del grupo de rock blando Toto. Y el providencial Rod Temperton, teclista del grupo de funk Heatwave, aportó las tres restantes: Baby be mine y The lady in my life (las menos conocidas, pues fueron las únicas que nunca se editaron como single), y Starlight.
La ambiciosa estructura cinematográfica de esta última la convertía en la pieza central del disco y, consciente de su importancia, Rod barajó más títulos antes de elegir el definitivo. Sería Thriller. Él mismo pensó incluir una voz de cine de terror y como la esposa de Jones era amiga de Vincent Price, se lo propusieron. El actor no quiso participar del porcentaje de ventas y cobró mil dólares. Terrorífica falta de olfato.
Michael Jackson ha reconocido recientemente que El cascanueces, de Tchaikovsky, fue uno de sus referentes a la hora de armar Thriller. Fue "una obra en que cada canción era un as", afirma. Pero el Hot space, de Queen, estuvo aún más presente durante la grabación. Al final, Thriller tuvo de todo: amabilidad y desafío, megalomanía y angustia, misterio y almíbar, aullidos prestos a la parodia, ritmos endiabladamente modernos, una nueva forma de bailar (entre Fred Astaire y James Brown)...
Si con todo lo dicho alguien ya entiende su monstruoso éxito, que se lo cuente a Quincy Jones. "Si te sale un disco así, lo único que puedes hacer es agradecerlo y arrodillarte. El que diga que sabe cómo hacer un disco así miente. Estas cosas no se pueden planear", confesó en 2002. De hecho, no se planeó tanto: solo fueron ocho meses de preparativos y cuatro de grabación. Dice la leyenda que al oír la versión definitiva, Jones y Jackson coincidieron en que sonaba horroroso: el surco del vinilo no reproducía toda la información sonora que habían introducido. Pero el límite para entregar el máster era el día siguiente y lo dejaron así. A la gente no le pareció tan mal.
En "El Periódico" de hoy sale toda una página sobre Michael con motivo del aniversario de Thriller. Ilustran el artículo con la pedazo de foto de la Ebony
3/12/2007 ANIVERSARIO DE UNA GRABACIÓN HISTÓRICA
'Thriller', de Michael Jackson, imbatido 25 años después
• El mítico disco sigue siendo el más vendido de la historia, con 54 millones de unidades repartidas por todo el mundo
NANDO CRUZ
BARCELONA
Solo existe un disco en el mundo del que se hayan vendido 54 millones de copias: Thriller, de Michael Jackson. El 1 de diciembre de 1982, día de su edición, nadie imaginaba que algo así pudiera ocurrir. La industria musical estaba en crisis y Quincy Jones, productor del disco, calculaba que si vendían seis millones su discográfica ya estaría contenta. Al final, el éxito adquirió proporciones descomunales y hasta difíciles de explicar. Pero más que inconcebible, la historia de Thriller es irrepetible.
Un cuarto de siglo después, el negocio se mueve en cifras más modestas. Según la empresa Media Traffic, el disco más vendido de 2006 fue el Back to bedlam, de James Blunt, con poco más de seis millones. Y ninguno de los fenómenos de ventas más recientes, como Norah Jones o Eminem, han alcanzado los 20 millones de copias vendidas de sus discos más famosos. Esto, en una época en que, paradójicamente, la maquinaria de la industria es mucho más incisiva.
Al iniciar la grabación, Quincy Jones dijo: "Chicos, estamos aquí para salvar a la industria". No exageraba. Thriller resucitó el sector en todos los niveles. Hay quien hasta afirma que MTV empezó a tener audiencia gracias a los vídeos de Jackson. Ningún ejecutivo puede repasar hoy el balance de cuentas de Thriller sin soltar una lágrima: el disco más vendido en EEUU en 1983 y 1984, siete singles entre los 10 más vendidos, ventas millonarias en Brasil o Japón y un impacto que llegó hasta rincones tan ajenos a la cultura yanqui como Irán. Lo menos que podían darle a cambio eran ocho Grammys.
DE 600 A NUEVE
Michael Jackson y Quincy Jones eligieron el repertorio del disco entre unas 600 canciones. Se descartaron hasta unas maquetas grabadas con Freddie Mercury. Y al final se quedaron con nueve piezas que respondían al plan maestro: tenía que haber un poco de todo (rock, baile, baladas...) para gustar a todo el mundo. Cuatro eran de Jackson: Beat it, Billie Jean, Wanna be startin' something y The girl is mine. Las tres primeras marcarían el tono del disco con su rítmica afilada, vibrante y moderna. La otra, el dulzón dúo con Paul McCartney, era el anzuelo para cazar al gran público (blanco).
Para Billie Jean, inspirada en el acoso de las fans, unos carpinteros construyeron plataformas y paneles aislantes: les obsesionaba dar con el sonido adecuado que inmortalizara su ritmo. Para Beat it, Jones tuvo que telefonear hasta tres veces a Eddie Van Halen, pues el guitarrista creía que le estaban gastando una broma pidiéndole que tocase en un disco de Jackson. De hecho, ni quiso cobrar por ello. Y Wanna be startin' something fue aún más famosa por la denuncia de plagio que presentó (y ganó) el camerunés Manu Dibango.
Jackson ya tenía el póquer ganador, pero aún le faltaban cinco canciones más. Quincy contribuyó con P.Y.T., briosa pieza de disco-funk. La sofisticada balada Human nature llegó de mano de Steve Porcaro, del grupo de rock blando Toto. Y el providencial Rod Temperton, teclista del grupo de funk Heatwave, aportó las tres restantes: Baby be mine y The lady in my life (las menos conocidas, pues fueron las únicas que nunca se editaron como single), y Starlight.
La ambiciosa estructura cinematográfica de esta última la convertía en la pieza central del disco y, consciente de su importancia, Rod barajó más títulos antes de elegir el definitivo. Sería Thriller. Él mismo pensó incluir una voz de cine de terror y como la esposa de Jones era amiga de Vincent Price, se lo propusieron. El actor no quiso participar del porcentaje de ventas y cobró mil dólares. Terrorífica falta de olfato.
Michael Jackson ha reconocido recientemente que El cascanueces, de Tchaikovsky, fue uno de sus referentes a la hora de armar Thriller. Fue "una obra en que cada canción era un as", afirma. Pero el Hot space, de Queen, estuvo aún más presente durante la grabación. Al final, Thriller tuvo de todo: amabilidad y desafío, megalomanía y angustia, misterio y almíbar, aullidos prestos a la parodia, ritmos endiabladamente modernos, una nueva forma de bailar (entre Fred Astaire y James Brown)...
Si con todo lo dicho alguien ya entiende su monstruoso éxito, que se lo cuente a Quincy Jones. "Si te sale un disco así, lo único que puedes hacer es agradecerlo y arrodillarte. El que diga que sabe cómo hacer un disco así miente. Estas cosas no se pueden planear", confesó en 2002. De hecho, no se planeó tanto: solo fueron ocho meses de preparativos y cuatro de grabación. Dice la leyenda que al oír la versión definitiva, Jones y Jackson coincidieron en que sonaba horroroso: el surco del vinilo no reproducía toda la información sonora que habían introducido. Pero el límite para entregar el máster era el día siguiente y lo dejaron así. A la gente no le pareció tan mal.