Acab
1
Y es que mucho se ha escrito sobre el David Bowie de los 70, encumbrando aquellos álbumes (cuya brillantez es indiscutible) y olvidando al Bowie post-Scary Monsters. Es cierto que a partir de Let´s Dance sus discos son más irregulares, eso no lo discuto, pero dentro de esa irregularidad tenemos absolutas obras maestras como Outside o como Hours, mi álbum favorito de finales de los 90. Es decir, a partir de los 80, y sobre todo desde los 90, David Bowie fue capaz de lo mejor y de lo peor, o será que yo todavía no he conseguido cogerle el punto a Earthling o a Reality, por más que lo intento.
Pero vayamos con Heathen (2002) que es el álbum que nos convoca, al menos en este primer post. Heathen vuelve a estar producido por Tony Visconti, que no trabajaba para Bowie desde Scary Monsters, si la memoria no me falla. Y el resultado fue más que brillante. Bowie nos entrega un álbum rock (o synth rock) con una producción fantástica y un sentido bastante definido, Heathen no tiene fisuras, es un álbum sólido, con predominio de baladas cuasi-oníricas y un mensaje catastrofista sobre el futuro de nuestro mundo. Bowie cuenta con la colaboración del guitarrista de The Who, Pete Townshend, y con Dave Grohl (Foo Fighters). El álbum está construido sobre el disco inédito Toy(2001), del que coge varios tracks. Además realiza tres versiones, Cactus (The Pixies), I´ve Been Waiting For You (Neil Young) y I Took A Trip On A Gemini Spaceship (Norman Carl Odam) que son adaptadas al espíritu de Heathen de manera que encanjan con la atmósfera y sentir de la obra. Las otras canciones son las que siguen:
Sunday, que abre el disco, nos sumerge en una onírica atmósfera de quietud y tranquilidad. Bowie presenta esta pieza a modo de manual de instrucciones para la escucha de la obra completa. Ella representa lo que vendrá después, pero en sí misma alberga una buena dosis de la magia que contiene el disco. Realmente interesante.
Slip Away sigue la dinámica de Sunday. Un melancólico Bowie es acompañado por un piano y por extraños y casi imperceptibles elementos percusivos hasta que la batería toma el control y Bowie, contagiado, coge fuerza y nos regala una interpretación magnífica a medida que se desarrolla el tema. Para eyacular sobre el equipo de música y dejar allí la marca como eterno y merecido homenaje, como las estelas que marcan el lugar de descanso de los grandes guerreros protohistóricos.
Tras este viaje al que sólo nos arrastra la buena música, irrumpe la guitarra en Slow Burn, entre juegos percusivos que van tomando cuerpo. No es la mejor canción del disco pero funciona para recuperarnos de Slip Away y recargar fuerzas para el siguiente tema.
Entonces es el turno de Afraid, construida sobre un riff de guitarra con suaves violines haciendo de oportuno contraste. Rock de calidad y pieza central del disco, justo en el momento en que se aproxima al ecuador del mismo, que coincide con la ya mencionada I´ve Been Waiting For You.
El séptimo corte del álbumes I Would Be Your Slave, que recupera de Afraid los violines, que soportan en este caso el mayor peso de la canción. Es uno de los cortes menores de todo el disco, pero sirve para darle forma y afianzar el sentido y atmósfera del mismo.
5:15 The Angels Have Gone constituye, por su parte, una interesante balada que comienza con un coro de ángeles de telón de fondo y con una percusión suave, sin embargo, avanzada la canción, irrumpe una batería que parece transportarnos a otro lugar distinto, donde ya no quedan ángeles. Esta canción tiene dos almas, que terminan mimetizándose conforme vamos disfrutando del experimento. Otra de mis preferidas.
Every One Say 'Hi' es una canción más fácil, un medio tempo percusivo con un riff muy chachi a modo de apertura, que acompaña después a Bowie en forma cíclica a lo largo del tema, con una interpretación del duque bastante más diáfana y alegre.
El anterior tema pasa como un suspiro que precede a A Better Future, otro medio tempo bastante reiterativo en el mensaje pero que no desentona y que se deja escuchar perfectamente.
El álbum llega a su fin con Heathen, la canción que da título al disco. Se trata de una balada con una percusión en ritmo casi militar de fondo mientras Bowie se despide con una interpretación que resume a la perfección lo que transmite el álbum, que es una obra redonda, que empieza y acaba llevándonos por la misma frecuencia, a pesar de adaptar tres canciones de otros autores para esta fiesta.
En fin, hijos de España, espero que alguno se sume a la iniciativa y rindamos merecido tributo a uno de los grandes de nuestro tiempo.
Última edición: