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Michael Jackson: The Man In The Mirror. Gerald Campbell. 30/6/2009

MICHAEL JACKSON: THE MAN IN THE MIRROR

Gerald L. Campbell
30 junio 2009




“¡Oh, Dios!, ¡ese chico se mueve de una forma excepcional! Es el bailarín más grande del siglo”. Fred Astaire.

“No quería dejar este mundo sin saber quién sería mi sucesor. ¡Gracias Michael!”. Fred Astaire.

“El único cantante masculino que he visto, aparte de mí mismo, y que es mejor que yo, es Michael Jackson”. Frank Sinatra.

Michael Jackson murió inesperadamente el jueves 25 de junio. Su súbita muerte causó una gran sorpresa en todas partes.

Algunos han utilizado la ocasión para presentar una visión despreciablemente estrecha de sus batallas personales. Pero a medida que pasen los meses y los años, será su contribución como genio de la música lo que quedará escrito de forma permanente en los corazones y las mentes de la gente de todo el mundo. Incluso ahora, los más grandes entre sus colegas le han reconocido como uno de los artistas más talentosos y consumados del siglo XX.

Pocos artistas han usado su talento para inspirar a la humanidad tan vigorosamente como Michael Jackson. Aunque de figura delgada, se mantuvo firme contra las fuerzas políticas y sociales que tratan de menoscabar la integridad del espíritu humano. Él alentó a la gente en su lucha por la libertad. Al mismo tiempo, su voz expresó un mensaje que llegó mucho más allá de los derechos de la persona. Michael nos recordó que la dignidad personal y la libertad individual solo pueden completarse con el cálido abrazo de la solidaridad humana.

Era la familia humana la que estaba en la mente de Michael: “We Are The World”, decía. Y como telón de fondo, desafió a los amantes de la libertad a actuar heroicamente por el bien de todos: “If you want to make the world a better place, take a look at yourself and make a change”, dijo.

Por consiguiente, Michael Jackson no era un portavoz del narcisismo, a pesar de que buscara refugio en él a veces. En el fondo, su música estaba impulsada por el viejo sueño de la hermandad entre los seres humanos. Veía la redención en la unión de todas las personas en una simple humanidad. La solidaridad humana -Amor- fue para él el fundamento de la justicia y el sentido de la vida.

Armado con esta simple visión, Michael se dispuso a dedicar su vida a los demás. Desde joven, se lanzó al escenario del mundo como un rayo, y una vez allí, inspiró a los jóvenes para actuar en nombre de la justicia y de la comunidad humana. Creó una poderosa sinergia con su público, y a través de esta confluencia ayudó a generar una fuerza moral que llevaría al mundo a un lugar mejor con el paso del tiempo.


No es comúnmente reconocido lo mucho que Michael Jackson contribuyó a la diplomacia pública estadounidense durante la última década de la guerra fría. A lo largo de los años ochenta y principios de los noventa, la música de Michael inspiró a jóvenes de naciones cautivas a arriesgarse en nombre de la libertad y la democracia. Con su dramático estilo electrizó a los jóvenes y les animó a unirse en un propósito común. En respuesta, unieron su fuerza moral contra el miedo y se dispusieron a desafiar la brutalidad omnipresente en los regímenes totalitarios. La energía colectiva que Michael y otros artistas inspiraron se convirtió en factor crítico para provocar el colapso político de la Unión Soviética y su imperio en la Europa del Este. “We are the world!”.

Las encuestas procedentes de la Voz de América durante los años 80 demuestran su atracción. Michael Jackson, Pink Floyd y Billy Joel fueron los artistas pop preferidos por los oyentes de VOA detrás del telón de acero. Su música ofrecía un desafío único a los fundamentos del totalitarismo soviético: el miedo y el aislamiento. Permitió a los oyentes soñar con la libertad y la dignidad, y llenó sus corazones y mentes de una determinación por lograr un futuro más brillante.

Pero, entre todos los artistas pop americanos, fue Michael Jackson quien destacó del resto; su popularidad logró el puesto más alto entre los oyentes de la Voz de América; más del 50% de aprobación.

Me acuerdo de mí mismo y un amigo cruzando la frontera hacia Berlín oriental antes de la caída del muro. Mientras mi amigo maniobraba nuestra furgoneta alquilada hasta el puesto de control, bajé el techo y las ventanillas. Poco antes había grabado una cinta con la canción “Man In the Mirror”. Mientras se acercaba el guarda pulsé el botón y subí el volumen. El guarda, que llevaba un rifle automático, nos pidió los pasaportes. En lugar de responderle directamente, le pregunté por encima de la música: “¿Te gusta Michael Jackson?”. Él miró nerviosamente a la caseta del guarda y asintió rápidamente. Durante un largo instante, su cara se cubrió con una inolvidable sonrisa. Pero más que hacer señales de aprobación, el guarda había roto el decoro militar.

De igual modo, cuando volvíamos a Occidente desde Austria, el guarda estacionado allí respondió a mi pregunta poniendo primero su ametralladora en el suelo. Después cogió mi mano entre las suyas y dijo: “¡Oh sí, Michael Jackson!”. No muy lejos, escondidos entre los arbustos y árboles, vi la presencia oscura y siniestra de los tanques soviéticos.

La imaginación creativa de Michael le permitió componer una música para la libertad, repleta de un desafío nítido contra la injusticia y la autoridad injusta, una música profundamente teñida de respeto por la dignidad esencial del ser humano. En un mundo cuyas tentaciones engendran aislamiento y soledad, la música de Michael dio voz a nuestra necesidad común de amor, compasión, comprensión y piedad. Dio auxilio a aquellos que luchaban por encajar y desató una obstinación por trabajar contra las fuerzas de la alienación espiritual. En un mundo dominado por el miedo, su música ofreció un propósito transcendente y esperanza de una redención futura. En resumen, la obra de Michael fue una energía que inspiró resistencia contra todas las formas de represión cultural y política. Era una música cuya vitalidad clamaba por la liberación del espíritu humano.

Reflexionando sobre los años ochenta y primeros noventa, uno trabaja para imaginar un episodio más heroico en la historia en la dura marcha contra la tiranía. La tiranía surgió en medio de una convulsión casi incruenta y dio un atrevido pero pacífico paso adelante. Fue en la intensidad de este revolucionario fervor que el arte de Michael Jackson se elevó como un faro de luz para aquellos que luchan por ser libres.

Escuchen a Michael cantar “Man In The Mirror”. Escuchen sus palabras. Miren las imágenes. Reflexionen en la profundidad de su súplica por que cada persona dedique su vida a reconciliar los impulsos de justicia y amor. En un mundo que continúa siendo demasiado frío y frágil, Michael Jackson se ha establecido como un profeta muy necesario de nuestro tiempo.


Gerald L. Campbell.
Miembro del Congreso de los Estados Unidos desde 1976 a 1985. Ha ocupado diversos puestos de responsabilidad en la Cámara de Representantes y es licenciado en Filosofía y Relaciones Internacionales.

https://vox-nova.com/2009/06/30/michael-jackson-the-man-in-the-mirror/
 
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