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Robots que imitan a ratas y cucarachas

Robots que imitan a ratas y cucarachas

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Para construir un mejor robot, los científicos miran cada vez más a la naturaleza, fabricando máquinas que se mueven e interactúan socialmente con cucarachas o toman decisiones como humanos. Los nuevos diseños, recogidos en la última entrega de la revista Science, sugieren que la ciencia robótica está finalmente alcanzando a la ciencia ficción.

Un equipo de investigadores europeos, encabezados por Jose Halloy de la Universidad Libre de Bruselas, ha creado por ejemplo robots del tamaño de cucarachas, que huelen como ellas y pueden interactuar con los insectos que los inspiraron.

Las cucarachas robot se infiltraron en el grupo de animales reales e influyeron en su conducta. "Lo que es nuevo aquí es que el robot es autónomo, no es controlado de manera remota por seres humanos, y actúa a un nivel social en un grupo de insectos vivientes", ha explicado Halloy.


"Los vemos como una herramienta para explorar los mecanismos de toma de decisiones en animales que viven en grupo", indicó Halloy.

En otro artículo del especial de Science el investigador Rolf Pfeifer, de la Universidad de Zúrich, describe robots que imitan a insectos, arañas, serpientes, langosta, perros, monos y, por supuesto, humanos. Autómatas que permiten estudiar diferentes patrones de comportamiento, movimiento, orientación, imitación y cooperación.


Robots con sentido del tacto

Gerarld Edelman del Instituto de Neurociencia de San Diego ha pasado los últimos 20 años trabajando en dispositivos basados en el cerebro que simulan la actividad de ese órgano humano. "Por supuesto, el número de neuronas y sinapsis es mucho menor. Pero si lo haces bien, realmente funciona para propósitos sofisticados, como la percepción y la memoria episódica".

En un artículo publicado en la revista científica, Edelman describe el funcionamiento de Darwin VII, un robot equipado con cámaras micrófonos y un sensor capaz de detectar cómo diferentes bloques metálicos conducen la electricidad, un proceso con el que los investigadores simulan el sentido del gusto.

El robot es capaz de aprender y detectar con antelación qué "bloques saben bien" (conducen bien la electricidad) y cuáles no. Una versión posterior del mismo ingenio, el Darwin X, es capaz de detectar una plataforma oculta en un experimento similar al que se realiza en laboratorios con ratas. Para ello usa un sensor de infrarrojos.

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Ya me imagino al gobierno y a la mafía, mandando cucarchas espias! xD
 
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