Encontré esta entrevista a Todd Gray, fotógrafo que trabajó para Michael durante una década, entre los años 70 y 80. En ella habla del Michael de aquella época, con veintipocos años, de cómo influyó en su propio trabajo y de su carácter antes de la llegada del excepcional e inigualable éxito, antes de ser el Rey.
Fuente: Timeline Photos | Facebook
¿Cómo conoció a Michael Jackson?
Le conocí en 1974, cuando me enviaron a fotografiar a Stevie Wonder en el estudio Record Plant, en Hollywood. Stevie estaba grabando el single “You Haven’t Done Nothing”, en el que aparecían los Jackson 5 haciendo los coros, así que Michael y sus hermanos estaban allí. He hecho fotografías de grupos de rock desde 1971, mientras que estaba todavía en el instituto, y seguí haciéndolas para ayudarme a pagar la universidad, y más tarde, la escuela de arte. Cuando llegué al estudio esa tarde, entré a la cabina del ingeniero y vi a un joven con un enorme afro. Llevaba unos pantalones viejos y estaba rondando por la mesa de mezclas mirando las manos de Stevie intensamente mientras éste ajustaba el sonido del playback. Me di cuenta de que era Michael Jackson. No tenía ni idea de que las fotos que le hice ese día serían el comienzo de un viaje que duraría diez años.
Unos pocos años después, en 1979, fui contratado para fotografiar a los Jacksons en todas sus actuaciones de American Bandstand y Soul Train. Los había fotografiado unas cuantas veces desde 1974 para varias revistas pero nunca había hablado con ellos realmente (los fotógrafos publicitarios no son muy estimados entre los ídolos). Este encargo cambiaría eso. En el reportaje de Bandstand, estaban todos los hermanos entre bastidores con la gente de la compañía discográfica, familia y amigos. Cada nueva persona que entraba saludaba a Jackie, Marlon, Randy y Tito, pero estaba claro que toda la atención estaba puesta en Michael y todo el mundo se ponía en posición para captar su atención, para que le viera. Yo pensé que era mejor estar alejado de toda la atención que giraba en torno a Michael, de modo que me dirigí a otra parte de la sala. No pasó mucho tiempo sin que Marlon me encontrara y empezara a lanzarme preguntas, probablemente porque yo era la cara más nueva entre la gente y teníamos la misma edad, pero quizás también porque era uno de los pocos fotógrafos negros en el ámbito del rock. Pronto, Tito y Jackie se acercaron y en poco tiempo me sentí relajado y a gusto, como si estuviera pasando el rato con mis amigos.
El día siguiente estábamos en el plató de Soul Train, en Hollywood. Estaban los mismos personajes: marketing, promoción y gente de publicidad de Epic Records. Y todos zumbando alrededor de Michael. Cuando llegué al camerino, Tito y Marlon me saludaron cariñosamente. Jackie y Randy se unieron a nosotros y rápidamente empecé a ser el centro de sus bromas y chistes. Nos reíamos mucho, hablábamos de deportes, coches y películas; cosas de chicos. No hice ningún esfuerzo por atraer la atención de Michael o mirarle siquiera. Me lo estaba pasando demasiado bien bromeando con sus hermanos y todos los adultos que había alrededor de Michael parecían aburridos en comparación.
Dos semanas después estaba haciendo fotos a Michael tras el escenario del Forum de Los Ángeles, donde recibía un disco de platino por Off The Wall. Una vez más había un enorme séquito de gente de la industria, familia y amigos alrededor. Cuando vi a Michael caminó hacia mí y me preguntó en un suave susurro: “¿Por qué no me hablas nunca? Bromeas con mis hermanos, pero no conmigo. ¿No te gusto?” No supe qué decir. Me pilló desprevenido por completo con su voz y su pregunta. “No, me caes bien”, dije. “Siempre pareces tan ocupado y no tengo nada que decir. Michael, me caes bien”. “Ok”, dijo, y se marchó.
En enero siguiente recibí una llamada diciéndome que Michael había pedido personalmente que fuera a fotografiarle mientras rodaba un especial de televisión con Danny Kaye en Disneyland. Cada vez que el director hacía una pausa en el plató para preparar la siguiente escena, Michael me agarraba del brazo y me decía: “Vamos, vamos a subir a algunas atracciones”. Y corríamos acompañados por un guardia de seguridad de Disney por pasadizos secretos, no teniendo que guardar nunca colas. Michael, que tenía 21 años entonces, adoraba Disneyland, y cuando estaba sentado a su lado en las atracciones, participaba de sus risas y gritos. Nos lo pasábamos realmente bien.
No mucho después de este trabajo, recibí otra llamada de su manager diciendo que Michael le había pedido que solo me contratara a mí cuando necesitara un fotógrafo. Su manager me preguntó: “¿Qué pasa contigo y Michael?” “Nos llevamos bien, supongo”, dije. Le pregunté al manager por qué Michael me escogió a mí y contestó que él le dijo: “Me gusta Todd porque no habla mucho”.
¿Qué ha observado en la vida de Michael que la gente fuera de su círculo no ha visto nunca?
Bueno, era muy observador y prestaba una sorprendente atención. Cuando estaba actuando podía parecer que lo hacía sin esfuerzo, pero eso era así solo porque centraba su dedicación y perfeccionismo en su actuación, ya fuera en el escenario o en la mesa de mezclas con los ingenieros. Podía estar nervioso y tenso antes de subir al escenario, pero todo lo canalizaba en su actuación. A veces no dormía bien en los hoteles durante las giras y tenía una grabadora que se encendía en medio de la noche y contaba historias. Había tres relojes, como se puede ver en la mesilla de noche en la segunda foto del libro.
¿Influyó la ética de trabajo de Michael en su propio trabajo?
Michael no toleraría la mediocridad. Me di cuenta de que había adoptado su ética de trabajo unos años después de haber dejado de trabajar para él. Cada vez que estaba cansado y no ponía mi corazón en mi trabajo, me encontraba a mí mismo pensando en cómo MJ se forzaba a sí mismo por mantener un alto nivel de calidad, y esto me hacía no conformarme con “está lo suficientemente bien” en mi trabajo fotográfico. Siempre me esforcé para lograr lo mejor que fuera capaz de producir, independientemente de las circunstancias o la magnitud del trabajo. Esto lo transmití a mis alumnos a lo largo de los años como motivación para lograr mejores resultados de los que ellos pensaban que serían capaces. “Aspira a las estrellas, y si no lo consigues, al menos caerás en la luna”.
¿Cómo era viajar con Michael y los Jacksons?
Viajar con MJ y los Jackson era similar a estar en una burbuja. Su equipo de seguridad nos protegía mientras estábamos de gira. Michael estaba tan concentrado en el desarrollo de su carrera que tenía una visión del mundo desproporcionada. Yo (y los demás) tenía que cuidar mi lenguaje: ni palabrotas, ni referencias sexuales, ni chistes sucios. Él mantenía una ultra moral y un espacio verbalmente antiséptico a su alrededor. Eligió centrarse en cosas agradables. Como resultado, pudo no haber sido capaz de distinguir claramente entre el espacio que constituía su realidad y el espacio que nosotros llamamos “mundo”.
Empezó con los Jacksons y después se convirtió en el fotógrafo elegido por Michael. ¿Cómo era la relación de él con sus hermanos?
Marlon era muy divertido. A veces demasiado divertido. Era bromista y chistoso. Jackie era más tranquilo. Me hacían sentir a gusto. No había temas prohibidos con ellos. Podía ser espontáneo sabiendo que no les ofendería si se me escapaba alguna palabrota o un chiste obsceno. Me podía tomar una cerveza con Jackie… Oops…. ¡Creía que querías conocer mi relación con ellos! Michael y sus hermanos se llevaban muy bien. Compartían un nivel de intimidad que nadie, fuera de la familia, compartía, excepto con el guardaespaldas desde hacía muchos años, Bill Bray. Michael parecía comunicarse mejor con Randy y Marlon, sin embargo. Katherine era tratada con la más alta consideración. Joe era una presencia silenciosa y poderosa. Él pasaba el rato con LaToya cuando se unía a nosotros en las giras y después en casa.
¿Cuál foto del libro es su favorita? ¿Cuál cree que representa más sinceramente al Michael que conoció?
Mi favorita es la primera del libro con la camiseta blanca. Esa es mi sesión favorita porque Michael y yo hablamos bastante con antelación y no fuimos molestados. Queríamos expresar gran profundidad en los retratos. Me llevó un mes poder conseguir una hora a solas con Michael. La otra favorita es la foto de los zapatos en puntillas. La mas sincera representación es la foto de Michael y la banda gritando desaforadamente subiendo el volumen antes de salir al escenario o riendo en el cine de su casa. Todas las fotos en que se ríe. Michael era de risa fácil y le encantaba reír.
¿Qué cree que satisfacía más a Michael, cantar o bailar?
Me imagino que le satisfacía más cantar. Él ponía el mayor interés en cuidar su voz. Apagando el aire acondicionado cuando afuera había 35 grados, bebiendo infusiones de limón con miel, cantando escalas. Trataba su voz con mucha seriedad. Dados todos esos cuidados, tengo que decir que cantar.
¿Qué aprendió como fotógrafo en los años que fotografió a Michael?
Aprendí la importancia de observar y entender al sujeto. La importancia de crear una narrativa: contar una historia en una fotografía o hacer una pregunta para crear en el espectador interés y compromiso. Fui enseñado como artista conceptual, no como fotoperiodista, pero la mayor parte del trabajo fotográfico que hice con los Jackson 5 y Michael fue fotografía documental. Al principio estaba bastante indeciso sobre la fotografía documental, creyendo que era como trabajar con una fotocopiadora, nada especialmente creativo. Pero desarrollé un respeto por el documental; la realidad que hay frente a nosotros es a menudo más fantástica de lo que podemos imaginar, si uno tiene la paciencia y la sensibilidad para observarla. De todos modos, mi siguiente paso sería seguir haciendo arte creando mi propio significado del mundo, en lugar de buscar expresar el de otra persona.
¿Cuál es su canción favorita de Michael y por qué?
“Wanna Be Starting Something” y “Don’t Stop ‘Til You Get Enough”. Aunque he escuchado estas canciones innumerables veces durante las giras, nunca me cansé de ellas y me llenaban de alegría cada vez que Michael las cantaba. Quizás también porque mi mejor foto, la de los zapatos en puntillas, fue hecha durante esa parte, con el esmoquin, en que cantaba esas canciones.
Dice en el libro que Michael parecía un niño en el fondo. ¿Cómo impactó esa parte de su personalidad en su vida adulta? ¿Fue una batalla equilibrar su visión infantil con las responsabilidades de adulto?
Michael era bueno pasando de un estado a otro. Se deslizaba a modo adulto en un instante cuando se discutía de negocios. Era un hombre-niño sabio. Cuando se terminaba la discusión de negocios podía fácil y rápidamente pasar otra vez al modo infantil. Visto por el lado positivo, su personalidad infantil le ofrecía un acceso fluido a la parte creativa de su mente. Podía jugar con ideas musicales y mantener un sentido de curiosidad y asombro, crear sus propias reglas. Creo que encontró un modo de ser que era satisfactorio e inmensamente productivo.
¿Cómo interactuaba Michael con usted detrás de la cámara? ¿Posaba de forma natural o tenía que ayudarle?
Fotografiar a un sujeto es como una danza. Te lleva un rato conseguir el ritmo. Michael nunca se equivocó en nuestro baile fotográfico. En la época en que salió Thriller estaba más a cargo de la cámara que unos años antes. Tenía más confianza. En Atlanta (para la sesión de fotos con la camiseta blanca), necesitó más ayuda que en su casa de Encino para las fotos posteriores del libro. Nuestra relación se desarrolló hasta el punto de que no era necesario dirigirle. Había confianza. Ambos éramos espontáneos cuando hacíamos las fotos.
¿Cómo le afectó la muerte de Michael? ¿Se sorprendió de sus sentimientos?
No lloré hasta varios días después de su fallecimiento. Hablé con mi hijo el día que Michael murió y se emocionó mucho por su fallecimiento. Cuando lloré, me sorprendí a mí mismo. Solo en una habitación, llorando, empecé a hablar con Mike, terminando la conversación que empezamos hace 25 años, y haciendo la promesa de cumplir un deseo. Normalmente no actúo de esa manera.
*******
“Hacer una fotografía significa capturar un momento. Detener el tiempo. Conservar el modo en que éramos; cómo somos. Dicen que una fotografía dice más que mil palabras. Así que con estas imágenes recrearé algunos de los maravillosos y mágicos momentos de nuestras vidas. Espero que este viaje al pasado, en forma de imágenes, sea estimulante y cree un futuro más brillante y exitoso”.
Michael Jackson
(Escrito por Michael Jackson en su casa de Encino, en la habitación cuyas paredes hizo cubrir con fotografías familiares y personales.)
Fuente: Timeline Photos | Facebook
¿Cómo conoció a Michael Jackson?
Le conocí en 1974, cuando me enviaron a fotografiar a Stevie Wonder en el estudio Record Plant, en Hollywood. Stevie estaba grabando el single “You Haven’t Done Nothing”, en el que aparecían los Jackson 5 haciendo los coros, así que Michael y sus hermanos estaban allí. He hecho fotografías de grupos de rock desde 1971, mientras que estaba todavía en el instituto, y seguí haciéndolas para ayudarme a pagar la universidad, y más tarde, la escuela de arte. Cuando llegué al estudio esa tarde, entré a la cabina del ingeniero y vi a un joven con un enorme afro. Llevaba unos pantalones viejos y estaba rondando por la mesa de mezclas mirando las manos de Stevie intensamente mientras éste ajustaba el sonido del playback. Me di cuenta de que era Michael Jackson. No tenía ni idea de que las fotos que le hice ese día serían el comienzo de un viaje que duraría diez años.
Unos pocos años después, en 1979, fui contratado para fotografiar a los Jacksons en todas sus actuaciones de American Bandstand y Soul Train. Los había fotografiado unas cuantas veces desde 1974 para varias revistas pero nunca había hablado con ellos realmente (los fotógrafos publicitarios no son muy estimados entre los ídolos). Este encargo cambiaría eso. En el reportaje de Bandstand, estaban todos los hermanos entre bastidores con la gente de la compañía discográfica, familia y amigos. Cada nueva persona que entraba saludaba a Jackie, Marlon, Randy y Tito, pero estaba claro que toda la atención estaba puesta en Michael y todo el mundo se ponía en posición para captar su atención, para que le viera. Yo pensé que era mejor estar alejado de toda la atención que giraba en torno a Michael, de modo que me dirigí a otra parte de la sala. No pasó mucho tiempo sin que Marlon me encontrara y empezara a lanzarme preguntas, probablemente porque yo era la cara más nueva entre la gente y teníamos la misma edad, pero quizás también porque era uno de los pocos fotógrafos negros en el ámbito del rock. Pronto, Tito y Jackie se acercaron y en poco tiempo me sentí relajado y a gusto, como si estuviera pasando el rato con mis amigos.
El día siguiente estábamos en el plató de Soul Train, en Hollywood. Estaban los mismos personajes: marketing, promoción y gente de publicidad de Epic Records. Y todos zumbando alrededor de Michael. Cuando llegué al camerino, Tito y Marlon me saludaron cariñosamente. Jackie y Randy se unieron a nosotros y rápidamente empecé a ser el centro de sus bromas y chistes. Nos reíamos mucho, hablábamos de deportes, coches y películas; cosas de chicos. No hice ningún esfuerzo por atraer la atención de Michael o mirarle siquiera. Me lo estaba pasando demasiado bien bromeando con sus hermanos y todos los adultos que había alrededor de Michael parecían aburridos en comparación.
Dos semanas después estaba haciendo fotos a Michael tras el escenario del Forum de Los Ángeles, donde recibía un disco de platino por Off The Wall. Una vez más había un enorme séquito de gente de la industria, familia y amigos alrededor. Cuando vi a Michael caminó hacia mí y me preguntó en un suave susurro: “¿Por qué no me hablas nunca? Bromeas con mis hermanos, pero no conmigo. ¿No te gusto?” No supe qué decir. Me pilló desprevenido por completo con su voz y su pregunta. “No, me caes bien”, dije. “Siempre pareces tan ocupado y no tengo nada que decir. Michael, me caes bien”. “Ok”, dijo, y se marchó.
En enero siguiente recibí una llamada diciéndome que Michael había pedido personalmente que fuera a fotografiarle mientras rodaba un especial de televisión con Danny Kaye en Disneyland. Cada vez que el director hacía una pausa en el plató para preparar la siguiente escena, Michael me agarraba del brazo y me decía: “Vamos, vamos a subir a algunas atracciones”. Y corríamos acompañados por un guardia de seguridad de Disney por pasadizos secretos, no teniendo que guardar nunca colas. Michael, que tenía 21 años entonces, adoraba Disneyland, y cuando estaba sentado a su lado en las atracciones, participaba de sus risas y gritos. Nos lo pasábamos realmente bien.
No mucho después de este trabajo, recibí otra llamada de su manager diciendo que Michael le había pedido que solo me contratara a mí cuando necesitara un fotógrafo. Su manager me preguntó: “¿Qué pasa contigo y Michael?” “Nos llevamos bien, supongo”, dije. Le pregunté al manager por qué Michael me escogió a mí y contestó que él le dijo: “Me gusta Todd porque no habla mucho”.
¿Qué ha observado en la vida de Michael que la gente fuera de su círculo no ha visto nunca?
Bueno, era muy observador y prestaba una sorprendente atención. Cuando estaba actuando podía parecer que lo hacía sin esfuerzo, pero eso era así solo porque centraba su dedicación y perfeccionismo en su actuación, ya fuera en el escenario o en la mesa de mezclas con los ingenieros. Podía estar nervioso y tenso antes de subir al escenario, pero todo lo canalizaba en su actuación. A veces no dormía bien en los hoteles durante las giras y tenía una grabadora que se encendía en medio de la noche y contaba historias. Había tres relojes, como se puede ver en la mesilla de noche en la segunda foto del libro.
¿Influyó la ética de trabajo de Michael en su propio trabajo?
Michael no toleraría la mediocridad. Me di cuenta de que había adoptado su ética de trabajo unos años después de haber dejado de trabajar para él. Cada vez que estaba cansado y no ponía mi corazón en mi trabajo, me encontraba a mí mismo pensando en cómo MJ se forzaba a sí mismo por mantener un alto nivel de calidad, y esto me hacía no conformarme con “está lo suficientemente bien” en mi trabajo fotográfico. Siempre me esforcé para lograr lo mejor que fuera capaz de producir, independientemente de las circunstancias o la magnitud del trabajo. Esto lo transmití a mis alumnos a lo largo de los años como motivación para lograr mejores resultados de los que ellos pensaban que serían capaces. “Aspira a las estrellas, y si no lo consigues, al menos caerás en la luna”.
¿Cómo era viajar con Michael y los Jacksons?
Viajar con MJ y los Jackson era similar a estar en una burbuja. Su equipo de seguridad nos protegía mientras estábamos de gira. Michael estaba tan concentrado en el desarrollo de su carrera que tenía una visión del mundo desproporcionada. Yo (y los demás) tenía que cuidar mi lenguaje: ni palabrotas, ni referencias sexuales, ni chistes sucios. Él mantenía una ultra moral y un espacio verbalmente antiséptico a su alrededor. Eligió centrarse en cosas agradables. Como resultado, pudo no haber sido capaz de distinguir claramente entre el espacio que constituía su realidad y el espacio que nosotros llamamos “mundo”.
Empezó con los Jacksons y después se convirtió en el fotógrafo elegido por Michael. ¿Cómo era la relación de él con sus hermanos?
Marlon era muy divertido. A veces demasiado divertido. Era bromista y chistoso. Jackie era más tranquilo. Me hacían sentir a gusto. No había temas prohibidos con ellos. Podía ser espontáneo sabiendo que no les ofendería si se me escapaba alguna palabrota o un chiste obsceno. Me podía tomar una cerveza con Jackie… Oops…. ¡Creía que querías conocer mi relación con ellos! Michael y sus hermanos se llevaban muy bien. Compartían un nivel de intimidad que nadie, fuera de la familia, compartía, excepto con el guardaespaldas desde hacía muchos años, Bill Bray. Michael parecía comunicarse mejor con Randy y Marlon, sin embargo. Katherine era tratada con la más alta consideración. Joe era una presencia silenciosa y poderosa. Él pasaba el rato con LaToya cuando se unía a nosotros en las giras y después en casa.
¿Cuál foto del libro es su favorita? ¿Cuál cree que representa más sinceramente al Michael que conoció?
Mi favorita es la primera del libro con la camiseta blanca. Esa es mi sesión favorita porque Michael y yo hablamos bastante con antelación y no fuimos molestados. Queríamos expresar gran profundidad en los retratos. Me llevó un mes poder conseguir una hora a solas con Michael. La otra favorita es la foto de los zapatos en puntillas. La mas sincera representación es la foto de Michael y la banda gritando desaforadamente subiendo el volumen antes de salir al escenario o riendo en el cine de su casa. Todas las fotos en que se ríe. Michael era de risa fácil y le encantaba reír.
¿Qué cree que satisfacía más a Michael, cantar o bailar?
Me imagino que le satisfacía más cantar. Él ponía el mayor interés en cuidar su voz. Apagando el aire acondicionado cuando afuera había 35 grados, bebiendo infusiones de limón con miel, cantando escalas. Trataba su voz con mucha seriedad. Dados todos esos cuidados, tengo que decir que cantar.
¿Qué aprendió como fotógrafo en los años que fotografió a Michael?
Aprendí la importancia de observar y entender al sujeto. La importancia de crear una narrativa: contar una historia en una fotografía o hacer una pregunta para crear en el espectador interés y compromiso. Fui enseñado como artista conceptual, no como fotoperiodista, pero la mayor parte del trabajo fotográfico que hice con los Jackson 5 y Michael fue fotografía documental. Al principio estaba bastante indeciso sobre la fotografía documental, creyendo que era como trabajar con una fotocopiadora, nada especialmente creativo. Pero desarrollé un respeto por el documental; la realidad que hay frente a nosotros es a menudo más fantástica de lo que podemos imaginar, si uno tiene la paciencia y la sensibilidad para observarla. De todos modos, mi siguiente paso sería seguir haciendo arte creando mi propio significado del mundo, en lugar de buscar expresar el de otra persona.
¿Cuál es su canción favorita de Michael y por qué?
“Wanna Be Starting Something” y “Don’t Stop ‘Til You Get Enough”. Aunque he escuchado estas canciones innumerables veces durante las giras, nunca me cansé de ellas y me llenaban de alegría cada vez que Michael las cantaba. Quizás también porque mi mejor foto, la de los zapatos en puntillas, fue hecha durante esa parte, con el esmoquin, en que cantaba esas canciones.
Dice en el libro que Michael parecía un niño en el fondo. ¿Cómo impactó esa parte de su personalidad en su vida adulta? ¿Fue una batalla equilibrar su visión infantil con las responsabilidades de adulto?
Michael era bueno pasando de un estado a otro. Se deslizaba a modo adulto en un instante cuando se discutía de negocios. Era un hombre-niño sabio. Cuando se terminaba la discusión de negocios podía fácil y rápidamente pasar otra vez al modo infantil. Visto por el lado positivo, su personalidad infantil le ofrecía un acceso fluido a la parte creativa de su mente. Podía jugar con ideas musicales y mantener un sentido de curiosidad y asombro, crear sus propias reglas. Creo que encontró un modo de ser que era satisfactorio e inmensamente productivo.
¿Cómo interactuaba Michael con usted detrás de la cámara? ¿Posaba de forma natural o tenía que ayudarle?
Fotografiar a un sujeto es como una danza. Te lleva un rato conseguir el ritmo. Michael nunca se equivocó en nuestro baile fotográfico. En la época en que salió Thriller estaba más a cargo de la cámara que unos años antes. Tenía más confianza. En Atlanta (para la sesión de fotos con la camiseta blanca), necesitó más ayuda que en su casa de Encino para las fotos posteriores del libro. Nuestra relación se desarrolló hasta el punto de que no era necesario dirigirle. Había confianza. Ambos éramos espontáneos cuando hacíamos las fotos.
¿Cómo le afectó la muerte de Michael? ¿Se sorprendió de sus sentimientos?
No lloré hasta varios días después de su fallecimiento. Hablé con mi hijo el día que Michael murió y se emocionó mucho por su fallecimiento. Cuando lloré, me sorprendí a mí mismo. Solo en una habitación, llorando, empecé a hablar con Mike, terminando la conversación que empezamos hace 25 años, y haciendo la promesa de cumplir un deseo. Normalmente no actúo de esa manera.
*******
“Hacer una fotografía significa capturar un momento. Detener el tiempo. Conservar el modo en que éramos; cómo somos. Dicen que una fotografía dice más que mil palabras. Así que con estas imágenes recrearé algunos de los maravillosos y mágicos momentos de nuestras vidas. Espero que este viaje al pasado, en forma de imágenes, sea estimulante y cree un futuro más brillante y exitoso”.
Michael Jackson
(Escrito por Michael Jackson en su casa de Encino, en la habitación cuyas paredes hizo cubrir con fotografías familiares y personales.)