En su nuevo libro, “In the Company of Legends”, que se publicará el 16 de abril, Joan Kramer y David Heeley comparten historias procedentes de sus entrevistas con los más grandes de Hollywood a lo largo de 35 años de carrera como documentalistas.
Preparando la entrevista con Katherine Hepburn a primeros de los años 80, descubrieron que tenía una amistad inverosímil con nada menos que Michael Jackson.
Este es un extracto del libro:
“Conocí a Michael cuando estaba en Squam Lake, New Hampshire, haciendo la película “On Golden Pond” (En el Estanque Dorado) y él fue a visitar a Jane Fonda (Nota: Hija de Henry Fonda, actor coprotagonista de la película). Ellos ya eran amigos. Ella me lo presentó y era una persona agradable y de voz suave.
Después Jane me dijo: ‘Tengo que volver a Los Angeles durante el fin de semana. ¿Podrías cuidar de Michael?’ Yo le contesté: ‘¿Qué diablos se supone que voy a hacer con este chico? Casi no le conozco’.
‘Oh, encontrarás cosas que hacer’, dijo ella. ‘Está loco por ti’. Ella le encontró una habitación en el ático de una vieja casa. Cuando fui allí el sábado por la mañana, parecía que había pasado un huracán por allí.
Le dije: ‘Michael, limpia este lugar ahora mismo’. Y él contestó: ‘Sí, señora Hepburn’, con una voz que apenas se podía oír, y empezó a recoger todas sus ropas y a apilarlas en una silla. Le dije: ‘¿Alguna vez te lavas la ropa?’, y él contestó: ‘Normalmente, alguien lo hace por mí’.
Le dije: Ven conmigo. Vamos a una lavandería que hay bajando la calle”. Katherine le enseñó como insertar monedas de 25 centavos en la lavadora.
La historia sigue en Closer Weekly.
Inside Katharine Hepburn and Michael Jackson's Secret Friendship - Closer Weekly
Continuación de la historia contada por Joan Kramer y David Heeley:
Hay una escena que debería haber sido capturada en una película: Katherine Hepburn y Michael Jackson caminando hacia una lavandería, con Kate enseñando a Michael cómo poner una moneda en la lavadora.
“La gente se quedó un poco asombrada al vernos, pero después siguieron con sus asuntos y nos dejaron en paz”, dijo ella.
Mientras estaban sentados viendo su ropa dando vueltas, ella le dijo: “Michael, quítate esas malditas gafas de sol que pueda verte los ojos”, y él la complació inmediatamente.
“Y ese fue el comienzo de nuestra amistad. Ahora, cada vez que va a Nueva York, viene a visitarme. La última vez dijo: ‘Me gustaría comprar algunos libros, ¿puede recomendarme algunos que piense usted que debería leer?’ Le pedí a mi sobrina Kathy que le llevara a Barnes and Noble y volvieron con tres bolsas llenas de libros que le sugerí. Me los enseñó todos orgullosamente. Estoy segura de que nunca se ha roto la espalda cogiendo ninguno de ellos”.
Ella también le invitó a cenar y le preguntó qué le gustaría comer.
“Sólo vegetales”, le dijo él.
“Entonces Norah hizo una maravillosa cena vegetariana, con casi todos los vegetales que puedas imaginar. Cuando él llegó le pregunté: ‘¿Cuál es tu vegetal favorito, Michael?’ y contestó: ‘la coliflor’.
‘¿De veras?, fascinante’, le dije cuando me di cuenta de que era el único que faltaba en el menú. Pero decidí que lo descubriera por sí mismo”.
“Más adelante me invitó a uno de sus conciertos en el Madison Square Garden”.
Siendo una actriz como ella era, hizo una pausa para causar más impacto.
“¿Y fue usted?, le pregunté. “No puede imaginármela en un concierto de Michael Jackson”.
“Sip, insistió en que fuera. Llevé a Phyllis y a Schuyler “(su sobrino-nieto).
Otra gran escena para una película: Dos octogenarias y un adolescente de 17 años entrando por el pasillo del Madison Square Garden para sentarse en la segunda fila. Al parecer, la noticia de que la Hepburn estaba entre el público corrió como la pólvora y todo el mundo quería verla.
Poco después de las 8 de la tarde empezó el concierto. Pero como sucede en todos los conciertos de rock, las principales atracciones no son las primeras en aparecer. De modo que a medida que pasaba el tiempo, ella se iba poniendo cada vez más furiosa.
“Vámonos”, dijo. “Es tarde y no quiero esperar más tiempo”. Schuyler le explicó que no era tarde, que no era más que el comienzo.
“Bien, y entonces ¿por qué no me lo dijo para pudiera llegar más tarde?”
Schuyler la convenció de que esperara, ya que Michael sabía que estaba entre el público.
Y finalmente, salió él. Hepburn estaba horrorizada con sus eróticos movimientos de pelvis y el nivel de volumen de todo el concierto. El tímido jovencito de la voz suave se había convertido en un objeto sexual en el escenario frente a ella.
“Salgamos de aquí. Ni siquiera quiero verle de nuevo. Es vulgar”.
De nuevo le tocó a Schuyler convencerla de no sólo que se quedaran sino de ir después al camerino, donde él la esperaba tras el concierto.
De nuevo se armó una tremenda aglomeración cuando ella pasó por la entrada de artistas. Y en una voz que todo el mundo pudo escuchar, le dijo: ‘Michael ¿qué ha sido eso? Necio. Y lascivo”.
“Lo siento, señora Hepburn”, le contestó él hablando de nuevo con una voz suave e infantil. “pero eso es lo que hago cuando actúo en el escenario”.
“Bueno, pues sigue mi consejo. No lo vuelvas a hacer de nuevo”.
Una semana después de contarnos esta historia, nuestro equipo estaba en su salón para nuestra entrevista de James Steward… Cuando terminamos, los productores del documental sobre Michael Jackson ya habían llegado.
Joan y yo (David Heely) fuimos a la habitación de al lado y vimos la entrevista por el monitor. No hizo falta demasiado tiempo para darse cuenta de que las preguntas la estaban haciendo sentir cada vez más incómoda.
“¿Cuál es su canción favorita de Michael Jackson?”
“No conozco el nombre de ninguna maldita canción de ellos”.
“¿Qué ve en el futuro de Michael Jackson?”
“Veo a Michael Jackson”.
Sentí como se contraían los músculos de mi estómago mientras seguían las preguntas. Creí que ella iba a vomitar encima de todos ellos en cualquier momento.
Después de unos 15 agónicos minutos, terminaron. Cuando bajaban por las escaleras, ella nos dijo: “Gracias a Dios que ya se han marchado. Ya podemos irnos a comer”.
Nunca vimos el documental terminado sobre Michael Jackson. Y dudamos que ella lo viera tampoco.
Y por lo que sabemos, ella nunca volvió a ninguno de sus conciertos, lo que indudablemente fue lo mejor para ambos porque él, clara -y astutamente- nunca hizo caso de su consejo sobre su forma de actuar.
Kate Hepburn el concierto con Phyllis Wilbourn y su sobrina Patricia
Preparando la entrevista con Katherine Hepburn a primeros de los años 80, descubrieron que tenía una amistad inverosímil con nada menos que Michael Jackson.
Este es un extracto del libro:
“Conocí a Michael cuando estaba en Squam Lake, New Hampshire, haciendo la película “On Golden Pond” (En el Estanque Dorado) y él fue a visitar a Jane Fonda (Nota: Hija de Henry Fonda, actor coprotagonista de la película). Ellos ya eran amigos. Ella me lo presentó y era una persona agradable y de voz suave.
Después Jane me dijo: ‘Tengo que volver a Los Angeles durante el fin de semana. ¿Podrías cuidar de Michael?’ Yo le contesté: ‘¿Qué diablos se supone que voy a hacer con este chico? Casi no le conozco’.
‘Oh, encontrarás cosas que hacer’, dijo ella. ‘Está loco por ti’. Ella le encontró una habitación en el ático de una vieja casa. Cuando fui allí el sábado por la mañana, parecía que había pasado un huracán por allí.
Le dije: ‘Michael, limpia este lugar ahora mismo’. Y él contestó: ‘Sí, señora Hepburn’, con una voz que apenas se podía oír, y empezó a recoger todas sus ropas y a apilarlas en una silla. Le dije: ‘¿Alguna vez te lavas la ropa?’, y él contestó: ‘Normalmente, alguien lo hace por mí’.
Le dije: Ven conmigo. Vamos a una lavandería que hay bajando la calle”. Katherine le enseñó como insertar monedas de 25 centavos en la lavadora.
La historia sigue en Closer Weekly.
Inside Katharine Hepburn and Michael Jackson's Secret Friendship - Closer Weekly
Continuación de la historia contada por Joan Kramer y David Heeley:
Hay una escena que debería haber sido capturada en una película: Katherine Hepburn y Michael Jackson caminando hacia una lavandería, con Kate enseñando a Michael cómo poner una moneda en la lavadora.
“La gente se quedó un poco asombrada al vernos, pero después siguieron con sus asuntos y nos dejaron en paz”, dijo ella.
Mientras estaban sentados viendo su ropa dando vueltas, ella le dijo: “Michael, quítate esas malditas gafas de sol que pueda verte los ojos”, y él la complació inmediatamente.
“Y ese fue el comienzo de nuestra amistad. Ahora, cada vez que va a Nueva York, viene a visitarme. La última vez dijo: ‘Me gustaría comprar algunos libros, ¿puede recomendarme algunos que piense usted que debería leer?’ Le pedí a mi sobrina Kathy que le llevara a Barnes and Noble y volvieron con tres bolsas llenas de libros que le sugerí. Me los enseñó todos orgullosamente. Estoy segura de que nunca se ha roto la espalda cogiendo ninguno de ellos”.
Ella también le invitó a cenar y le preguntó qué le gustaría comer.
“Sólo vegetales”, le dijo él.
“Entonces Norah hizo una maravillosa cena vegetariana, con casi todos los vegetales que puedas imaginar. Cuando él llegó le pregunté: ‘¿Cuál es tu vegetal favorito, Michael?’ y contestó: ‘la coliflor’.
‘¿De veras?, fascinante’, le dije cuando me di cuenta de que era el único que faltaba en el menú. Pero decidí que lo descubriera por sí mismo”.
“Más adelante me invitó a uno de sus conciertos en el Madison Square Garden”.
Siendo una actriz como ella era, hizo una pausa para causar más impacto.
“¿Y fue usted?, le pregunté. “No puede imaginármela en un concierto de Michael Jackson”.
“Sip, insistió en que fuera. Llevé a Phyllis y a Schuyler “(su sobrino-nieto).
Otra gran escena para una película: Dos octogenarias y un adolescente de 17 años entrando por el pasillo del Madison Square Garden para sentarse en la segunda fila. Al parecer, la noticia de que la Hepburn estaba entre el público corrió como la pólvora y todo el mundo quería verla.
Poco después de las 8 de la tarde empezó el concierto. Pero como sucede en todos los conciertos de rock, las principales atracciones no son las primeras en aparecer. De modo que a medida que pasaba el tiempo, ella se iba poniendo cada vez más furiosa.
“Vámonos”, dijo. “Es tarde y no quiero esperar más tiempo”. Schuyler le explicó que no era tarde, que no era más que el comienzo.
“Bien, y entonces ¿por qué no me lo dijo para pudiera llegar más tarde?”
Schuyler la convenció de que esperara, ya que Michael sabía que estaba entre el público.
Y finalmente, salió él. Hepburn estaba horrorizada con sus eróticos movimientos de pelvis y el nivel de volumen de todo el concierto. El tímido jovencito de la voz suave se había convertido en un objeto sexual en el escenario frente a ella.
“Salgamos de aquí. Ni siquiera quiero verle de nuevo. Es vulgar”.
De nuevo le tocó a Schuyler convencerla de no sólo que se quedaran sino de ir después al camerino, donde él la esperaba tras el concierto.
De nuevo se armó una tremenda aglomeración cuando ella pasó por la entrada de artistas. Y en una voz que todo el mundo pudo escuchar, le dijo: ‘Michael ¿qué ha sido eso? Necio. Y lascivo”.
“Lo siento, señora Hepburn”, le contestó él hablando de nuevo con una voz suave e infantil. “pero eso es lo que hago cuando actúo en el escenario”.
“Bueno, pues sigue mi consejo. No lo vuelvas a hacer de nuevo”.
Una semana después de contarnos esta historia, nuestro equipo estaba en su salón para nuestra entrevista de James Steward… Cuando terminamos, los productores del documental sobre Michael Jackson ya habían llegado.
Joan y yo (David Heely) fuimos a la habitación de al lado y vimos la entrevista por el monitor. No hizo falta demasiado tiempo para darse cuenta de que las preguntas la estaban haciendo sentir cada vez más incómoda.
“¿Cuál es su canción favorita de Michael Jackson?”
“No conozco el nombre de ninguna maldita canción de ellos”.
“¿Qué ve en el futuro de Michael Jackson?”
“Veo a Michael Jackson”.
Sentí como se contraían los músculos de mi estómago mientras seguían las preguntas. Creí que ella iba a vomitar encima de todos ellos en cualquier momento.
Después de unos 15 agónicos minutos, terminaron. Cuando bajaban por las escaleras, ella nos dijo: “Gracias a Dios que ya se han marchado. Ya podemos irnos a comer”.
Nunca vimos el documental terminado sobre Michael Jackson. Y dudamos que ella lo viera tampoco.
Y por lo que sabemos, ella nunca volvió a ninguno de sus conciertos, lo que indudablemente fue lo mejor para ambos porque él, clara -y astutamente- nunca hizo caso de su consejo sobre su forma de actuar.
Kate Hepburn el concierto con Phyllis Wilbourn y su sobrina Patricia
Última edición: