Creo que ya hemos visto esta foto antes, pero tal vez no se conozca su historia.
La cuenta Jermaine Jackson en su libro "You Are Not Alone".
En la primavera de 1986 comencé mi gira Precious Moments por América y una de las paradas fue en el anfiteatro Universal de Los Ángeles. En el fondo, esperaba que Michael viniera a verme, como el resto de la familia, pero sabía que estaba inmerso en su álbum Bad. Lo que no sabía es que quería asistir al concierto por sorpresa, sin causar alboroto entre la gente. “Es la noche de Jermaine, no la mía”, le dijo a Harrison Funk.
Estaba en mi camerino con mis hijos Autumn y Jermaine Jr. y vi a Harrison en la puerta, con una batería de cámaras colgando del cuello, acompañado de Kevin Wilson, hijo del comediante Flip Wilson.
“Y este es tío Willy”, dijo Harrison, presentando a un fan de aspecto pálido, unos 40 años y con sombrero. Yo no le estaba prestando atención porque se acercaba la hora del comienzo del concierto, pero le di la mano y le agradecí que viniera.
“Soy un gran fan de su música”, dijo.
“Gracias”, contesté. Todo el mundo estalló en carcajadas de una forma tan exagerada que miré detrás de mí por si alguien me estaba gastando una broma. Pero no había nadie.
“Jermaine”, dijo Harrison, “Es Michael… ¡Tío Willy es Michael!”.
Miré de nuevo detenidamente a “tío Willy” y a pesar del espeso maquillaje, sus ojos estaban sonriendo. “oh no, no, no, NO!”, grité. El disfraz era tan increíble que estoy completamente seguro de que cuando Michael se miró al espejo esa noche se preguntó quién demonios le estaba mirando.
Durante el Bad Tour fue este disfraz, junto con otros, el que le permitió mezclarse entre la gente y poder ver lugares como Viena y Barcelona.
La cuenta Jermaine Jackson en su libro "You Are Not Alone".
En la primavera de 1986 comencé mi gira Precious Moments por América y una de las paradas fue en el anfiteatro Universal de Los Ángeles. En el fondo, esperaba que Michael viniera a verme, como el resto de la familia, pero sabía que estaba inmerso en su álbum Bad. Lo que no sabía es que quería asistir al concierto por sorpresa, sin causar alboroto entre la gente. “Es la noche de Jermaine, no la mía”, le dijo a Harrison Funk.
Estaba en mi camerino con mis hijos Autumn y Jermaine Jr. y vi a Harrison en la puerta, con una batería de cámaras colgando del cuello, acompañado de Kevin Wilson, hijo del comediante Flip Wilson.
“Y este es tío Willy”, dijo Harrison, presentando a un fan de aspecto pálido, unos 40 años y con sombrero. Yo no le estaba prestando atención porque se acercaba la hora del comienzo del concierto, pero le di la mano y le agradecí que viniera.
“Soy un gran fan de su música”, dijo.
“Gracias”, contesté. Todo el mundo estalló en carcajadas de una forma tan exagerada que miré detrás de mí por si alguien me estaba gastando una broma. Pero no había nadie.
“Jermaine”, dijo Harrison, “Es Michael… ¡Tío Willy es Michael!”.
Miré de nuevo detenidamente a “tío Willy” y a pesar del espeso maquillaje, sus ojos estaban sonriendo. “oh no, no, no, NO!”, grité. El disfraz era tan increíble que estoy completamente seguro de que cuando Michael se miró al espejo esa noche se preguntó quién demonios le estaba mirando.
Durante el Bad Tour fue este disfraz, junto con otros, el que le permitió mezclarse entre la gente y poder ver lugares como Viena y Barcelona.