"Bad", el intento desesperado de Michael Jackson por superarse a sí mismo, cumple 30 años.
A pesar de sus 35 millones de copias vendidas, su producción detallista y un vídeo dirigido por Scorsese, no llegó a la altura de su antecesor, el supervendedor ‘Thriller’
Llegó a seleccionar 70 canciones —de hecho, sopesó sacar un disco triple con 30 de ellas—, y a las elegidas las sometió hasta a 80 mezclas distintas antes de decantarse por una. Barajó una lista de artistas invitados tan inverosímil que no cuajó. Llamó a un director con tres premios Oscar para realizar el vídeo principal. La autoexigencia de Michael Jackson para preparar Bad era máxima: su anterior disco, Thriller, con 65 millones de copias despachadas, había sido el disco de la década. Superarlo, incluso igualarlo, era casi imposible. Quizá por ello, Bad, que vio la luz el 31 de agosto de 1987, defraudó algunas expectativas. Y eso que fue un éxito incontestable (35 millones de copias) y un gran álbum bendecido por la crítica.
“La mejor manera de acercarse a Bad no es como secuela de Thriller”, escribió el crítico musical Davitt Sigerson en Rolling Stone en octubre de 1987. “Hay que ver este fenomenal álbum como la declaración inicial de Michael Jackson como artista autónomo. Hay que escuchar Bad como el primer fascinante sucesor de Thriller". Es precisamente la comparación la que devalúa injustamente este trabajo, para el que Jackson dio lo mejor de sí.
Bad presentaba a un renovado Michael Jackson. Su imagen era totalmente diferente: mirada desafiante, pelo rizado pero mojado para que tenga caída, más macarra, más rockero, más viril, con chupa de cuero y cadenas, botas pesadas. Casi como el glam rock que inundaba la MTV en el segundo lustro de los ochenta con las bandas de hair metal. El estilo idóneo para una música que evoluciona también en la dirección de ganar músculo. Reaparece con un tono de piel más claro, lo que conmocionó a sus seguidores afroamericanos, y con signos más visibles de cirugía estética en nariz y barbilla. La guinda a esta mutación la pone un nuevo gesto que sumar a su famoso moonwalk: ese de aullar al llevarse la mano al paquete. Para reinventarse optó por mezclar talento y provocación, como colándose entre Prince y Madonna.
Una producción detallista
Tomándose su tiempo y consciente de que todas las miradas estaban puestas en él, Jackson comenzó a grabar maquetas para la continuación de Thriller en 1985. En su discográfica eran conscientes de la trascendencia del momento. "El público se estaba apegando al hecho de que Thriller era el disco más vendido del mundo. ¿Cómo se puede lanzar algo que siga a eso? Es casi imposible. Y luego intenta explicarle eso a Michael Jackson", dice Walter Yetnikoff, presidente de CBS entre 1975 y 1990 en el documental Bad 25, de Spike Lee. Jackson, ambicioso e ingenuo a partes iguales, pensaba que era posible.
Las sesiones de grabación, en los estudios Westlake (Los Ángeles, California, EE UU), duraron seis meses: de enero a julio de 1987. En la mesa de mezclas volvió a reunirse por tercera vez el equipo fetiche de la carrera en solitario Michael Jackson: Quincy Jones en la producción y Bruce Swedien como ingeniero. El triunvirato que ya consiguió despachar 20 millones de copias de Off the wall en 1979, verdadero punto de inflexión en la trayectoria del músico.
En una entrevista en EL PAÍS en julio de 2011, Quincy Jones rememora su relación con Michael Jackson: "Para grabar, dejábamos el estudio casi en penumbra y él se ponía a bailar mientras cantaba... Lo más importante al trabajar con un artista es tener amor, respeto y confianza".
Empeñado en superarse a sí mismo y reventar el mercado, Jackson planeó diversos duetos con estrellas como George Michael, Barbra Streisand, Diana Ross, Whitney Houston, Aretha Franklin, Prince y Stevie Wonder. Este último fue el único de los grandes que finalmente se materializó, en una de las canciones más livianas y prescindibles del disco, Just good friends, demostrando que la unión de nombres no siempre es infalible. Prince estuvo realmente cerca de cantar en el tema principal, Bad, pero después de varias reuniones se echó para atrás alegando que iba a ser un número uno a pesar de todo. Y no se equivocó.
Jackson y Jones exploraron nuevos sonidos, como el dance de la época, el R&B (soul y funk) y el hard rock, para poner música a unas letras en ocasiones oníricas que versaban principalmente sobre el amor y la paranoia (un tema recurrente en su caso).
El 15 de julio se estrenó en la radio el tema I can't stop loving you, tema escrito por Michael y cantado a dúo con Siedah Garrett. Un pegadizo precalentamiento que no contó con videoclip pero que consiguió ser número uno en Billboard y en medio mundo, al tiempo que preparaba el terreno para el verdadero estallido que estaba por venir y que terminaría produciéndose el 31 de agosto de 1987, cuando se publicó el álbum.
El vídeo dirigido por Scorsese
La era del vídeo estaba en su apogeo y Jackson había elevado el formato a otro nivel con Thriller. El clip de Bad no podía ser menos. Su rodaje se encomendó al director Martin Scorsese, que entregó una versión larga de 18 minutos, con una trama inicial en blanco y negro sobre un chico (Michael) que regresa al barrio después de haberse graduado. La coreografía simulaba una pelea entre pandilleros, con un desconocido Wesley Snipes como líder de la banda rival.
Scorsese, acostumbrado a trabajar con alguien de la talla de Robert Deniro, quedó impresionado por el carisma de Jackson. “Wesley tenía una presencia formidable, pero Michael mantuvo el tipo”, recordaba el cineasta en 2014 a Rolling Stone, con motivo de la muerte del cantante. “Lo que más me impactó fue el extraordinario poder de su persona, casi de chamán. Yo estaba fascinado con sus bailes. Esas imágenes reflejaban como era”. Scorsese también evocaba cuando, rodando los exteriores de la primera parte en zonas deprimidas de Harlem, la inocencia de Jackson salía a relucir: “¿Aquí vive gente?”, preguntaba.
Así recuerda el vídeo el músico y productor español Carlos Jean: "La primera vez que lo vi estaba en casa de mis abuelos y flipé. Ahora más o menos cualquiera puede hacer un vídeo espectacular si se gasta un montón de dinero. Pero ves uno de Michael Jackson y lo que te alucina es él, dices qué pedazo de clip, de vestuario, de interpretación... Lo que mola es cómo baila".
El propio Michael Jackson hablaba así de esta canción: "Bad es muy diferente de todo lo que he compuesto y grabado. Es muy atrevida, pero la intención es tranquila, no hay que tomarlo tan en serio. Es como si dijese que soy legal, no un delincuente malo. Claro, así es como la gente va a entender", explicaba en el documental de Spike Lee.
Tras su lanzamiento, el álbum se encaramó a lo más alto de la lista estadounidense Billboard 200, donde permaneció nueve semanas. De las once canciones, nueve fueron lanzadas como singles, siendo descartadas de tal honor únicamente Speed demon y el dúo con Stevie Wonder. Cinco consiguieron el número uno en Estados Unidos.
Devorado por el éxito
Dominador absoluto del pop, Michael Jackson y su mánager Frank Dileo idearon una campaña de marketing para conseguir que se hablara constantemente de él sin que tuviera que dar entrevistas. Pero como un arma de doble filo, eso terminó desviando el foco de lo musical y centrándolo en todo tipo de marcianadas, como esa que aseguraba que dormía en una cama hiperbárica para vivir eternamente. Rolling Stone resaltaba que vivía con un chimpancé. Surgieron rumores como que recibía electroshocks o que tomaba cincuenta vitaminas diarias. Todo eso contribuyó a la imagen de criatura diferente, desvirtuando de alguna manera su propia obra. Construyó un personaje al límite del extraterrestre, llegando a parecer un hombre del futuro, mezcla de todas las razas.
El 12 de octubre arrancó la gira, que duró año y medio. “Verle bailar a pocos metros de mí fue una experiencia de otra galaxia. Fueron días muy felices para mí”, recordaba Sheryl Crow, que fue corista del tour antes de empezar su propia carrera como cantante y compositora. La gira recaudó 125 millones de dólares fue vista por 4,4 millones de fans.
Aunque el tiempo lo ha puesto donde se merece, por entonces fue como si todo el mundo esperase más de Bad. “Thriller se convirtió en un monstruo pegado a su espalda”, dijo a la revista Billboard el director Spike Lee, que ha realizado dos documentales sobre Michael Jackson, uno de ellos el mencionado Bad 25. “Con cada disco posterior, Jackson intentaba vender más copias, y pienso que eso tiene un coste”.
"Creo que el momento Bad, sobre todo si se trata del vestuario, influyó más que el momento Thriller", sostiene Kanye West en Bad 25. "El de Thriller pudo haber sido más icónico, pero Bad fue más influyente. Yo le veo de esa manera hasta hoy".
“Thriller es el mejor disco de la historia de la música”, argumenta Carlos Jean. “Bad, evidentemente no, pero, de sus discos, es el último de los excelentes. En este deja más huella como Michael Jackson. Define mucho su estilo. Y eso es importante porque, a día de hoy, no hay relevo para Michael Jackson. Ni Bruno Mars ni nadie. Yo les pongo su música a mis hijos, veo cómo reaccionan y es maravilloso”, remacha.
[David Gallardo. El País]
Michael Jackson y el reto que significó el disco "Bad"
Se cumplen tres décadas del lanzamiento del disco, que siguió al legendario "Thriller"
Con sólo 29 años de edad, tenía el mundo a sus pies tras publicar en 1982 Thriller, el disco más vendido de la historia, pero con el álbum Bad (1987), que ahora cumple tres décadas de su lanzamiento, Michael Jackson se enfrentó el reto de volar aún más alto y de batir lo que parecía insuperable.
"Había mucha tensión porque sentíamos que estábamos compitiendo contra nosotros mismos", explicó el Rey del Pop en su autobiografía Moonwalk, publicada en 1988.
"No importa cómo lo mires, la gente siempre iba a comparar Bad con Thriller. Siempre puedes decir 'ah, olvídate de Thriller, pero nadie lo hará", añadió Michael Jackson, antes de admitir que en el fondo toda aquella expectación era para él "una ligera ventaja" porque su mejor trabajo llegaba siempre "bajo presión".
Cinco años tuvieron que esperar sus fans para saborear la continuación de Thriller, todo un fenómeno mundial que según el libro Guinness de los Récords continúa siendo el disco más vendido de la historia con 66 millones de copias.
El revolucionario vídeo de Thriller, un clip que cambió las reglas de la promoción musical, enormes éxitos como Beat It o Billie Jean y los ocho Grammy para este álbum confirmaron el estatus de gran estrella de Jackson en los años 80´s, a quien sólo Madonna y Prince podían mirar a los ojos en esa década sin inclinarse del todo.
"¿Por qué me llevó tanto tiempo hacer 'Bad'? La respuesta es que Quincy Jones (su legendario colaborador) y yo decidimos que este álbum tenía que ser tan cercano a la perfección como fuera humanamente posible. Un perfeccionista tiene que tomarse su tiempo: da forma, moldea y esculpe esa cosa hasta que es perfecto. No puede abandonarlo antes de estar satisfecho, no puede", aseguró Michael Jackson.
Lo cierto es que en ese lustro entre Thriller y Bad el cantante no estuvo ocioso, algo nada extraño para un artista que empezó como niño prodigio bajo el paraguas del sello motown y que vivió su juventud sin retirar el pie del acelerador.
En 1984 regresó con sus hermanos Jackson para editar el disco Victory, en 1985 escribió a cuatro manos con Lionel Richie el single solidario We Are The World, y ese mismo año adquirió el lucrativo catálogo de canciones de The Beatles, una jugada maestra en el campo de los negocios pero también una compra que arruinó su amistad con Paul McCartney.
Ya encerrados en el estudio, Michael Jackson y su equipo decidieron que para el nuevo disco querían mostrar una faceta más dura del cantante, más afilada, más directa, tal y como se vio en el clip de Bad que, dirigido por Martin Scorsese, enseñaba al Rey del Pop enfrascado en disputas callejeras frente a un joven Wesley Snipes.
"Toda la agitación (en su vida) estaba empezando a amontonarse, así que le dije que pensaba que era el momento de que él hiciera un disco muy honesto componiendo todas las canciones", afirmó el productor Quincy Jones en una entrevista publicada hoy por la revista Rolling Stone.
Bad salió a la venta el 31 de agosto de 1987 e incluía baladas románticas como I Just Can't Stop Loving You frente a las insinuaciones de The Way You Make Me Feel o el impulso eléctrico y peligroso de Smooth Criminal.
El disco también contó con la colaboración de Stevie Wonder en Just Good Friends y sus sesiones de grabación dieron pie a un tema de Jackson cantado en español: una versión de I Just Can't Stop Loving You que, tras la traducción encargada al panameño Rubén Blades, quedó bautizada como Todo Mi Amor Eres Tú.
Bad vendió más de 30 millones de discos y estableció un nuevo récord al colocar cinco singles de un mismo álbum en el número 1 de la lista de éxitos, una marca que en 2010 fue empatada por Katy Perry con The Tourist.
Pero la genialidad y el talento de Jackson compartían espacio con su vulnerabilidad y timidez tal y como se aprecia en el documental Bad 25 (2012) de Spike Lee, en el que sus colaboradores tratan al músico como si fuera un delicado jarrón de porcelana de incalculable valor pero situado justo al borde de una mesa.
Bad llevó a Jackson a su primer gran gira mundial, con espectaculares resultados artísticos y económicos, pero este disco también culminó su trilogía de ensueño tras Off The Wall (1979) y Thriller y encaminó a Jackson a unos años 90´s de escándalos y escasa suerte musical, como si después de haber coronado el Everest ya no le quedaran ganas de volver a escalar ninguna cima más.
[El Debate]
Una obsesión que rompió récords
El acetato llegó a Medellín un par de semanas después del lanzamiento internacional, el 31 de agosto de 1987. Veracruz Estéreo, la emisora del momento, lo tenía en exclusiva. Una por una fueron sonando las canciones de Bad en un especial que armaron los disc jockey de la época.
“Michael Jackson no sacaba un disco hacía cinco años. Queríamos escuchar en qué andaba musicalmente y a todos nos sorprendió”, así narra Donnie Miranda, exdirector de la emisora, la llegada del Long Play de Jackson a tierras antioqueñas.
“Fue un éxito total. La canción Bad fue número uno en Medellín al mismo tiempo que en Estados Unidos, en octubre de 1987”, comenta Mauricio Pérez, presentador del programa Musinet Clásicos.
La ansiedad del rey
“La gente no se alcanza a imaginar el trabajo que hay detrás de un disco como este. Terminarlo fue una celebración”, así hablaba el astro del pop y así lo registró el documental que dirigió Spike Lee sobre el disco.
Jackson era muy perfeccionista y se obsesionó con la idea de que Bad tenía que superar a Thriller. “En todas las entrevistas se le nota el estrés a Michael Jackson, él venía de un trabajo que había roto todos los récords y era un fenómeno. La maquinaria que se movió con promociones, con el video que terminó siendo una película de 18 minutos, dirigida por Martin Scorsese, fue una locura”, precisa Joaquín Pérez, locutor de la X Medellín.
Bad tuvo cinco canciones en el primer lugar del listado de Hot 100 de la revista Billboard, fue producido por Quincy Jones, y la diferencia con sus producciones anteriores radicó en que tuvo más trabajo de tecnología.
“A pesar de esto, el deseo de Michael no se cumplió. Bad tuvo ventas millonarias, videos exitosos, pero no pudo superar las ventas de Thriller que a la fecha sigue siendo el disco más vendido en la historia”, señala Joaquín Pérez.
Según datos de la revista Billboard, a la fecha, Thriller ha vendido 105 millones de copias en el mundo, Bad completó 34 millones.
Este álbum, hoy de aniversario, ha tenido varias ediciones. En 2001 salió con tres canciones adicionales Streetwalker, Todo mi amor eres tú (la versión en español de I just can’t stop loving you que ayudó a componer Rubén Blades) y Fly Away.
En 2012 salió la edición especial por el aniversario número 25, en tres formatos diferentes y con material inédito, además de un concierto de 1998 en el estadio de Wembley, donde asistió la princesa Diana, hoy recordada por los 20 años de su muerte. Coincidencias de una fecha histórica.
[El colombiano]