Para ellos, las barreras no existen
Aunque enfrentan múltiples obstáculos, pueden invidentes integrarse a los sectores laboral y educativo
Gregory Duke
Monterrey, México (26 febrero 2006).- Conseguir empleo o estudiar una carrera son aspiraciones que por lo general a todo mundo le pueden resultar difíciles de realizar, ahora imagínate si a eso le añades una discapacidad visual.
Y todavía más. Si encima de padecer ceguera te toparas con gente que te corta oportunidades de desarrollo, la situación sería casi imposible.
EL NORTE publicó ayer un ejercicio periodístico que mostró los obstáculos que puede enfrentar un invidente a partir de un viaje a oscuras realizado por un reportero. ¿La idea? Sensibilizar a la comunidad sobre una realidad que enfrentan poco más de 2 millones de mexicanos.
"Uno se encuentra con dificultades, no tanto porque no se nos quiera ayudar sino por no saber cómo, no es mala disposición de la gente sino que simplemente no saben qué hacer", señala José Ignacio Suárez García, quien dirige la Asociación Mexicana de la Retinitis Pigmentosa y Enfermedades de la Retina.
Con una licenciatura en música del Berklee College of Music en Boston, Suárez García se distrae tocando su saxofón en un bar de jazz en San Pedro cada dos semanas.
Opina que la discapacidad en general, no sólo la visual, está desatendida en Monterrey, sobre todo en las escuelas y edificios públicos que no cumplen con los lineamientos de accesibilidad, material didáctico y personal especializado.
"Sin embargo, las personas con discapacidad visual pueden integrarse al sector laboral y educativo sin problema, siempre y cuando cuenten con una capacitación especializada, rehabilitación y los medios tecnológicos adecuados".
Sin embargo, algunos invidentes afirman que aunque los obstáculos en la calle pudieran impedirles el paso, no pueden evitar que ellos alcancen sus sueños.
El sampetrino Procopio Ernesto, por ejemplo, perdió la vista de chico, y ahora, a sus 18 años, el egresado de la Prepa No. 2 de la UANL, es radio operador central en el área de ambulancias de la Clínica de Servicios Médicos del Monterrey.
Otra invidente dotada de un fuerte impulso de superación es Laura Janete Ángeles Ochoa, quien obtuvo una beca para el School for the Blind, en Austin, y otra para estudiar inglés en el IMNRC.
Ahora trabaja como recepcionista en un centro médico local y aspira a una licenciatura en Administración.
Jesús Humberto García González, (Beto para los amigos) perdió la vista por pasar tanto tiempo en un incubadora al nacer y hace dos años consiguió un empleo en el Consejo de Relaciones Laborales y Productividad Auxiliar, en la Secretaría del Trabajo del Estado.
A sus 21 años, Delfino Ojeda Rivas estudió Ciencias de la Comunicación en la UANL y trabajaba como instructor de computación por las tardes.
Y así como ellos, hay muchos más.
Pd. ¿Porqué estos post? Creo que nos ayudan a reflexionar un poco sobre todo
Aunque enfrentan múltiples obstáculos, pueden invidentes integrarse a los sectores laboral y educativo
Gregory Duke
Monterrey, México (26 febrero 2006).- Conseguir empleo o estudiar una carrera son aspiraciones que por lo general a todo mundo le pueden resultar difíciles de realizar, ahora imagínate si a eso le añades una discapacidad visual.
Y todavía más. Si encima de padecer ceguera te toparas con gente que te corta oportunidades de desarrollo, la situación sería casi imposible.
EL NORTE publicó ayer un ejercicio periodístico que mostró los obstáculos que puede enfrentar un invidente a partir de un viaje a oscuras realizado por un reportero. ¿La idea? Sensibilizar a la comunidad sobre una realidad que enfrentan poco más de 2 millones de mexicanos.
"Uno se encuentra con dificultades, no tanto porque no se nos quiera ayudar sino por no saber cómo, no es mala disposición de la gente sino que simplemente no saben qué hacer", señala José Ignacio Suárez García, quien dirige la Asociación Mexicana de la Retinitis Pigmentosa y Enfermedades de la Retina.
Con una licenciatura en música del Berklee College of Music en Boston, Suárez García se distrae tocando su saxofón en un bar de jazz en San Pedro cada dos semanas.
Opina que la discapacidad en general, no sólo la visual, está desatendida en Monterrey, sobre todo en las escuelas y edificios públicos que no cumplen con los lineamientos de accesibilidad, material didáctico y personal especializado.
"Sin embargo, las personas con discapacidad visual pueden integrarse al sector laboral y educativo sin problema, siempre y cuando cuenten con una capacitación especializada, rehabilitación y los medios tecnológicos adecuados".
Sin embargo, algunos invidentes afirman que aunque los obstáculos en la calle pudieran impedirles el paso, no pueden evitar que ellos alcancen sus sueños.
El sampetrino Procopio Ernesto, por ejemplo, perdió la vista de chico, y ahora, a sus 18 años, el egresado de la Prepa No. 2 de la UANL, es radio operador central en el área de ambulancias de la Clínica de Servicios Médicos del Monterrey.
Otra invidente dotada de un fuerte impulso de superación es Laura Janete Ángeles Ochoa, quien obtuvo una beca para el School for the Blind, en Austin, y otra para estudiar inglés en el IMNRC.
Ahora trabaja como recepcionista en un centro médico local y aspira a una licenciatura en Administración.
Jesús Humberto García González, (Beto para los amigos) perdió la vista por pasar tanto tiempo en un incubadora al nacer y hace dos años consiguió un empleo en el Consejo de Relaciones Laborales y Productividad Auxiliar, en la Secretaría del Trabajo del Estado.
A sus 21 años, Delfino Ojeda Rivas estudió Ciencias de la Comunicación en la UANL y trabajaba como instructor de computación por las tardes.
Y así como ellos, hay muchos más.
Pd. ¿Porqué estos post? Creo que nos ayudan a reflexionar un poco sobre todo