Unos años después, el coche vuelve a subastarse
Este Ferrari Testarossa descapotable ha salido en tus sueños y en un anuncio con Michael Jackson, ¡y se vende!
Este impecable y oscuro objeto de deseo que acabas de ver no es ningún sueño. Se trata del Ferrari Testarossa de 1986 descapotable (sí, descapotable) que se fabricó expresamente para que Michael Jackson y algún que otro especialista lo condujera en un anuncio de Pepsi allá por 1987 con la mítica 'Bad' de fondo.
Lo mejor de todo es que lleva un mes a la venta en MotorGT, suponemos que porque el precio no es excesivamente competitivo: 799.900 dólares. Con poco más de 28.000 kilómetros, esta maravilla busca, de nuevo, un dueño para hacer cosas malas.
Más fresco que en los 80
En la época dorada del rey del pop, Pepsi aprovechó las canciones de Jackson para meter su marca en legendarias canciones como 'Billie Jean'. Era la época de las hombreras, los radiocasetes, los cardados y las riñoneras, y Pepsi decidió tirar la casa por la ventana para rodar su propia versión de 'Bad'.
El Testarossa del vídeo nunca tuvo hermanos, pues de fabricó por una compañía californiana expresamente para el anuncio protagonizado por el cantante, que se rodó en California. Este raro modelo descapotable fue convertido a Spider con un techo de lona negro y una ventana trasera de plástico, y tuvo un coste de 40.000 dólares.
No es la primera vez que esta rara avis se subasta; una búsqueda rápida por Google nos muestra diferentes fechas en las que se buscó nuevo dueño para el Ferrari, que por cierto, no se sabe a ciencia cierta si fue propiedad del propio Jackson o se limitó a unos segundos de rodaje con él. Los interiores están impecables.
El motor, un V12 de 4,9 litros y 380 CV, le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 290 km/h. Sonny Crockett, de 'Corrupción en Miami', también se paseó por la ciudad estadounidense a lomos de una de estas joyas, que se subastó por eBay.
A pesar del elevado precio, se trata sin duda de una máquina del tiempo en la que más de un nostálgico querría un billete de ida.