Éste articulo me pareció muy interesante, lo escribió una psicologa-psiquiatra regiomontana, me encanta su columna, se llama Lucy Garza de Llaguno:
Cuando se habla de parejas con diferencia de edades, pronto pensamos que la energía, capacidad física e intereses de un hombre de 60 son distanciadísimas de los de una mujer de 50; o a la inversa, los de una mujer de 40, a los de un varón en los 20. Pensamos que, si pasan la prueba del tiempo, la persona menor se convertirá en la "compañía" del mayor si es sumisa o terminará por engañarla. Quizá.
En la historia, los hombres buscaban mujeres menores con el justificante de "protegerlas", pero en el fondo, ¿no se estaban protegiendo ellos mismos de una mujer que participara activamente en la relación?
La mujer joven, dócil, moldeable, pasaba fácilmente de la autoridad del padre a la autoridad del marido. El patrón se repetía y no había necesidad de aprender un nuevo estilo de relación al contraer matrimonio. El varón obtenía su papel dominante; la mujer, el suyo: obediente. Un tipo de relación al que Clifford Sager, autor y terapeuta de parejas, denomina parental.
Siglos han pasado y hoy los rangos de edad entre las parejas han cambiado. Algunos escogen compañeros de la misma edad; otros, con poca o mucha diferencia. ¿Quién mayor? Ya no hay limitaciones ni reglas.
Bien que se han dejado a un lado los estereotipos de la mujer joven, pero más madura, que necesita a un varón mayor que la oriente. La edad no es siempre un signo de madurez. Qué bueno que se ha superado la ley de la dependencia para acercarnos a una relación de personas interdepedientes que se apoyan para crecer juntos. Y muy bien que existe libertad de elección.
Libre para escoger
La libertad para elegir pareja es un privilegio que exige responsabilidades. Al elegir, se utilizan valores tanto conscientes como inconscientes. Así se forman las parejas que están hechas "el uno para el otro". Las parejas se pueden enganchar en sus necesidades afectivas y terminar en una relación disfuncional.
Es importante darse cuenta de que la apariencia externa de la relación no dice nada. La edad no es lo importante en el funcionamiento de la relación. Pero sí lo es la interacción de la pareja. Es necesario examinar, entonces, estas interacciones.
1. ¿Qué tanto se da el trabajo complementario? ¿Existe una satisfacción de necesidades? ¿Se tienen metas comunes?
2. ¿Hay compatibilidad en cuanto a deseos, ambiciones, estilo de vida, actividades en común?
3. ¿Cuál es el movimiento de la relación? ¿Vamos a mayor colaboración o a mayor desacuerdo?
Te amo porque te necesito
Existen distintos tipos de relaciones, siguiendo a Sager: romántica, salvadora, infantil. Y entre ellas, la óptima y funcional, la igualitaria: llegar a ser una pareja de iguales en donde ambos conserven la propia individualidad dentro de una relación de coparticipación.
No todos tienen este tipo de relación desde el inicio; la buena nueva es que cualquiera que sea el estilo, se puede transformar en uno de amor complementario que funcione para ambos.
Continuando con las parejas disparejas en edad, nos encontramos con el mito de la relación parental: uno depende del otro, como en una relación madre-hijo, o padre-hija. Aclarando: este tipo de relación no pertenece a las diferencias en edad, sino a las necesidades emocionales de los integrantes de la pareja que pueden manifestarse al elegir una pareja mayor o menor según el caso. Sin embargo, una pareja de la misma edad puede también relacionarse como madre-hijo.
El marido "débil" -tipo hijo- elige inconscientemente a una mujer "fuerte" -tipo mamá-. El varón se siente cómodo, protegido y cuidado a pesar de ser proveedor, puede referirse cariñosamente a su mujercita como "mami". La mujer asume su naturaleza de mamá, con el rol que jugaba desde chica y que aprendió de su propia madre: atiende la casa, cuida a los hijos -incluido el marido- y administra los gastos.
Al revés, también se da este tipo de relación parental: el marido domina a su mujer gobernándola al mismo tiempo que protegiéndola, el resultado es que ella queda infantilizada por su pareja.
La reflexión es: "Te amo porque te necesito o te necesito porque te amo".
Amar va más allá de las necesidades propias y la edad, el amor busca el bien del ser a quién se ama. Necesitar al otro porque se le ama representa al amor maduro y comprometido; lo contrario, uno patológico.
El crecimiento y el cambio en una relación que no es satisfactoria puede ser doloroso y amenazante por la responsabilidad que se debe asumir. Muchos preferirán permanecer enganchados en el círculo de las parejas "hechas el uno para el otro". Otras asumirán el reto buscando nuevas formas de interacción que fomenten el crecimiento mutuo y amor genuino.
Sin importar tu edad o la de tu pareja, anímate a alcanzar una relación en donde no hay dependientes ni independientes, sino dos interdependientes unidos por el amor.
La autora tiene maestría en Ciencias de la Familia y es consultora de pareja.
Para reflexionar
- ¿Cómo es tu relación de pareja?
- ¿Alguna vez han pensado en cambiar algo?, ¿qué?, ¿por qué no lo han hecho?
Lecturas recomendadas:
- La Pareja: elección, problemática y desarrollo, de Ernesto Rage Atala
- Contrato matrimonial y terapia de pareja, de Clifford Sager
- Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen.
Cuando se habla de parejas con diferencia de edades, pronto pensamos que la energía, capacidad física e intereses de un hombre de 60 son distanciadísimas de los de una mujer de 50; o a la inversa, los de una mujer de 40, a los de un varón en los 20. Pensamos que, si pasan la prueba del tiempo, la persona menor se convertirá en la "compañía" del mayor si es sumisa o terminará por engañarla. Quizá.
En la historia, los hombres buscaban mujeres menores con el justificante de "protegerlas", pero en el fondo, ¿no se estaban protegiendo ellos mismos de una mujer que participara activamente en la relación?
La mujer joven, dócil, moldeable, pasaba fácilmente de la autoridad del padre a la autoridad del marido. El patrón se repetía y no había necesidad de aprender un nuevo estilo de relación al contraer matrimonio. El varón obtenía su papel dominante; la mujer, el suyo: obediente. Un tipo de relación al que Clifford Sager, autor y terapeuta de parejas, denomina parental.
Siglos han pasado y hoy los rangos de edad entre las parejas han cambiado. Algunos escogen compañeros de la misma edad; otros, con poca o mucha diferencia. ¿Quién mayor? Ya no hay limitaciones ni reglas.
Bien que se han dejado a un lado los estereotipos de la mujer joven, pero más madura, que necesita a un varón mayor que la oriente. La edad no es siempre un signo de madurez. Qué bueno que se ha superado la ley de la dependencia para acercarnos a una relación de personas interdepedientes que se apoyan para crecer juntos. Y muy bien que existe libertad de elección.
Libre para escoger
La libertad para elegir pareja es un privilegio que exige responsabilidades. Al elegir, se utilizan valores tanto conscientes como inconscientes. Así se forman las parejas que están hechas "el uno para el otro". Las parejas se pueden enganchar en sus necesidades afectivas y terminar en una relación disfuncional.
Es importante darse cuenta de que la apariencia externa de la relación no dice nada. La edad no es lo importante en el funcionamiento de la relación. Pero sí lo es la interacción de la pareja. Es necesario examinar, entonces, estas interacciones.
1. ¿Qué tanto se da el trabajo complementario? ¿Existe una satisfacción de necesidades? ¿Se tienen metas comunes?
2. ¿Hay compatibilidad en cuanto a deseos, ambiciones, estilo de vida, actividades en común?
3. ¿Cuál es el movimiento de la relación? ¿Vamos a mayor colaboración o a mayor desacuerdo?
Te amo porque te necesito
Existen distintos tipos de relaciones, siguiendo a Sager: romántica, salvadora, infantil. Y entre ellas, la óptima y funcional, la igualitaria: llegar a ser una pareja de iguales en donde ambos conserven la propia individualidad dentro de una relación de coparticipación.
No todos tienen este tipo de relación desde el inicio; la buena nueva es que cualquiera que sea el estilo, se puede transformar en uno de amor complementario que funcione para ambos.
Continuando con las parejas disparejas en edad, nos encontramos con el mito de la relación parental: uno depende del otro, como en una relación madre-hijo, o padre-hija. Aclarando: este tipo de relación no pertenece a las diferencias en edad, sino a las necesidades emocionales de los integrantes de la pareja que pueden manifestarse al elegir una pareja mayor o menor según el caso. Sin embargo, una pareja de la misma edad puede también relacionarse como madre-hijo.
El marido "débil" -tipo hijo- elige inconscientemente a una mujer "fuerte" -tipo mamá-. El varón se siente cómodo, protegido y cuidado a pesar de ser proveedor, puede referirse cariñosamente a su mujercita como "mami". La mujer asume su naturaleza de mamá, con el rol que jugaba desde chica y que aprendió de su propia madre: atiende la casa, cuida a los hijos -incluido el marido- y administra los gastos.
Al revés, también se da este tipo de relación parental: el marido domina a su mujer gobernándola al mismo tiempo que protegiéndola, el resultado es que ella queda infantilizada por su pareja.
La reflexión es: "Te amo porque te necesito o te necesito porque te amo".
Amar va más allá de las necesidades propias y la edad, el amor busca el bien del ser a quién se ama. Necesitar al otro porque se le ama representa al amor maduro y comprometido; lo contrario, uno patológico.
El crecimiento y el cambio en una relación que no es satisfactoria puede ser doloroso y amenazante por la responsabilidad que se debe asumir. Muchos preferirán permanecer enganchados en el círculo de las parejas "hechas el uno para el otro". Otras asumirán el reto buscando nuevas formas de interacción que fomenten el crecimiento mutuo y amor genuino.
Sin importar tu edad o la de tu pareja, anímate a alcanzar una relación en donde no hay dependientes ni independientes, sino dos interdependientes unidos por el amor.
La autora tiene maestría en Ciencias de la Familia y es consultora de pareja.
Para reflexionar
- ¿Cómo es tu relación de pareja?
- ¿Alguna vez han pensado en cambiar algo?, ¿qué?, ¿por qué no lo han hecho?
Lecturas recomendadas:
- La Pareja: elección, problemática y desarrollo, de Ernesto Rage Atala
- Contrato matrimonial y terapia de pareja, de Clifford Sager
- Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen.