Ojalá me equivoque, pero tengo entendido que lo de apostatar no es de gran utilidad (más allá de la posible satisfacción personal de quien la reclama). Lo que ocurre es que el arzobispado correspondiente no suele contestar la solicitud (cuando lo hace, es para instar al solicitante a "replanteárselo"). Por tanto, no queda ninguna constancia de que uno desaparezca de "la lista". Cuando se bautiza a alguien, su nombre pasa automáticamente a esa lista de la Iglesia, por lo que es considerado legalmente un miembro de la misma. Esto permite que la Iglesia cobre del Estado una cantidad de dinero según la cantidad de ciudadanos que están inscritos en esa lista (durante la dictadura era todo el mundo, ya que sin el certificado de bautismo no podías ir a la escuela). Así que cuanta más gente hay en la lista, mucho mejor para la Iglesia, porque más dinero de todos es para ellos. Se entiende entonces que ignoren a los solicitantes de apostasía: se hacen los locos y siguen cobrando.
Yo sí entiendo que se quiera apostatar, ya que no tiene que ver la fe con estar alimentando a ciertas personas sin el consentimiento de uno. No entro en cuestiones de fe, porque no quiero discutir cuestiones que no son racionales como si lo fuesen (eso no lleva a ninguna parte). Lo que está claro es que hoy mucha gente bautiza a sus hijos por convención social y no por fe. Apostatar está muy bien (si es que realmente se puede hacer, que no está demostrado, y de ahí las propuestas de IU), pero mjor aún que apostatar es no bautizar (solución de raíz).
Saludos,
Àlex