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Tu padre te había desaconsejado hacer eso que te disponías a hacer. Quizás todavía no tenías la edad suficiente como para discernir si eso estaba bien o estaba mal. Sólo tú mejor amigo te había visto alguna vez en esa postura. Lo habías visto en la tele, e incluso te habías regocijado, repitiéndolo en el VHS, porque eso te ponía a cien. Adelante, atrás, adelante, atrás.
Pero allí te encontrabas, delante del espejo, mirándote a ti mismo a los ojos y pensando si aquello que ibas a hacer era bueno. Te la habías traído a ella también, que te esperaba, sentada en la cama, con ese nerviosismo inherente a la primera vez.
-¿Estás seguro?
-Sí, lo estoy, -asentistes, no con toda la seguridad que te habría gustado alojar en tu interior.
-Pero, ¿te ha enseñado alguien? Puede que no estés a la altura...
-Tú tranquila, déjame hacer. Sé que te va a impresionar verlo...
-Mmmm, eso espero...
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Y, de repenteeeee, te pusistes la mano en el paquete, media vuelta, y tras gritar un "AAAAaaaaoooW", comenzastes a bailar Billie Jean.
:banda:
Ni que decir tiene que lo hicistes de pena y que pasó mucho tiempo antes de que esa chica te volvera a tener algo de respeto.
El moonwalk lo fuistes mejorando hasta aquella fiesta de fin de curso de octavo de EGB en la que, con dos o tres copitas de tintorro Don Simón, te lanzastes a conquistar a otra chica que, cual Tatiana en el vídeo aquel, pasaba de ti porque pensaba que estabas como una puñetera regadera.
Con los años, seguistes siendo especial. Los fans de Michael si hay algo que tienen es que no son vulgares. Las pequeñas burlas de la adolescencia se fueron tornando respeto por parte de aquellos que se reían de ti cuando te cogías tus partes en las clases de gimnasia y decías "Who's bad" (Jús Bed) ante la atónita mirada del profe de la asignatura que esperaba a llegar a casa para decirle a su mujer: "Cariño, la juventud está cada día peor".
A día de hoy es cierto que sólo hago el moonwalk en la más estricta intimidad, y nunca como rito de apareamiento que espantaría a la fémina más osada.
En fin, esta ha sido la locura de esta tarde. Son ráfagas.
Pero allí te encontrabas, delante del espejo, mirándote a ti mismo a los ojos y pensando si aquello que ibas a hacer era bueno. Te la habías traído a ella también, que te esperaba, sentada en la cama, con ese nerviosismo inherente a la primera vez.
-¿Estás seguro?
-Sí, lo estoy, -asentistes, no con toda la seguridad que te habría gustado alojar en tu interior.
-Pero, ¿te ha enseñado alguien? Puede que no estés a la altura...
-Tú tranquila, déjame hacer. Sé que te va a impresionar verlo...
-Mmmm, eso espero...
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Y, de repenteeeee, te pusistes la mano en el paquete, media vuelta, y tras gritar un "AAAAaaaaoooW", comenzastes a bailar Billie Jean.
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Ni que decir tiene que lo hicistes de pena y que pasó mucho tiempo antes de que esa chica te volvera a tener algo de respeto.
El moonwalk lo fuistes mejorando hasta aquella fiesta de fin de curso de octavo de EGB en la que, con dos o tres copitas de tintorro Don Simón, te lanzastes a conquistar a otra chica que, cual Tatiana en el vídeo aquel, pasaba de ti porque pensaba que estabas como una puñetera regadera.
Con los años, seguistes siendo especial. Los fans de Michael si hay algo que tienen es que no son vulgares. Las pequeñas burlas de la adolescencia se fueron tornando respeto por parte de aquellos que se reían de ti cuando te cogías tus partes en las clases de gimnasia y decías "Who's bad" (Jús Bed) ante la atónita mirada del profe de la asignatura que esperaba a llegar a casa para decirle a su mujer: "Cariño, la juventud está cada día peor".
A día de hoy es cierto que sólo hago el moonwalk en la más estricta intimidad, y nunca como rito de apareamiento que espantaría a la fémina más osada.
En fin, esta ha sido la locura de esta tarde. Son ráfagas.