moecín
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Miercoles 23 de noviembre de 2005
ARMÓ EL ROMPECABEZAS MÁS GRANDE DEL MUNDO
(PERO LE FALTA UNA PIEZA)
Un neoyorquino que se pasó cientos de horas armando un gigantezco rompecabezas, descubrió que le faltaba una pieza.
Richard Gontarz estuvo más de mil horas armando un rompecabezas sólo para descubrir que le faltaba una de las 18 mil piezas que lo integran.
El desconsolado hombre y su esposa creen que el responsable de esta "tragedia" es el perro de la familia.
En caso de que no logren encontrar la pieza faltante, Gontarz anunció que el distribuidor del rompecabezas le ofreció enviarle un pedazo de cartón, correspondiente al sector que aún deben completar, para que sea él mismo quien corte la pieza de repuesto.
Este fanático de los rompecabezas espera encontrar la pieza a tiempo, ya que su hijo vendrá de visita el próximo jueves para celebrar el Día de Acción de Gracias.
Los gigantescos rompecabezas que intenta armar Gontarz son reproducciones de mapas del mundo realizados en los siglos XVI y XVII.
ARMÓ EL ROMPECABEZAS MÁS GRANDE DEL MUNDO
(PERO LE FALTA UNA PIEZA)
Un neoyorquino que se pasó cientos de horas armando un gigantezco rompecabezas, descubrió que le faltaba una pieza.
Richard Gontarz estuvo más de mil horas armando un rompecabezas sólo para descubrir que le faltaba una de las 18 mil piezas que lo integran.
El desconsolado hombre y su esposa creen que el responsable de esta "tragedia" es el perro de la familia.
En caso de que no logren encontrar la pieza faltante, Gontarz anunció que el distribuidor del rompecabezas le ofreció enviarle un pedazo de cartón, correspondiente al sector que aún deben completar, para que sea él mismo quien corte la pieza de repuesto.
Este fanático de los rompecabezas espera encontrar la pieza a tiempo, ya que su hijo vendrá de visita el próximo jueves para celebrar el Día de Acción de Gracias.
Los gigantescos rompecabezas que intenta armar Gontarz son reproducciones de mapas del mundo realizados en los siglos XVI y XVII.