El problema empezó cuando le dije a mi cuñada que me había llevado al aeropuerto el mismo chófer que había llevado, la semana anterior, a Michael Jackson.
Mi cuñada aparentemente no se enteró bien y le dijo a su hija de 15 años que yo había llevado a Michael Jackson al aeropuerto.
Al día siguiente recibí una llamada de mi sobrina. "Tío Arthur, tengo que ir al concierto de Michael Jackson o me moriré".
"Siento escuchar eso" le dije.
"Mamá me dijo que tú le conoces en persona"
"Yo no le conozco en persona", le dije "le dije a tu madre que conocí al hombre que le llevó del aeropuerto a Disneyworld"
"¿Cómo es?"
"Es un conductor bastante bueno"
"Él no, me refiero a Michael Jackson"
"Yo no conozco a Michael Jackson"
"Por favor, tío Arthur. Nunca te he pedido nada. Esto es lo más importante que voy a hacer en toda mi vida. Les he dicho a todos mis amigos que conoces a Michael Jackson y que nos conseguirás entradas. Nunca podré volver a mirarme a la cara si no puedes meternos en su concierto".
"¿A cuántos amigos se lo has prometido'"
"Sólo a 20"
"No tengo ni idea de cómo conseguir entradas. Te lo juro".
Al día siguiente me llamó su padre. "¿Qué demonios le has dicho a Lilly?"
"Le dije la verdad. No conozco a Michael Jackson ¿qué pasa?"
"No te cree. Se ha puesto en huelga de hambre hasta que no le des las entradas"
"No puedo conseguirle entradas. Mira, tengo amigos en el Departamento de Interior. Puedo conseguir que vaya a ver a los Beach Boys en el centro comercial el 4 de Julio. Pero esa es mi única relación con la música".
Me dijo "Estas podrido" y colgó.
Esa noche me llamó un médico que estaba intentando convencer a Lilly de que tenía que comer. Hablaba en voz baja. "Una de mis pacientes me dijo que le salvaste la vida a Michael Jackson en Orlando".
"No puedo conseguirle entradas a Lilly".
"No te llamo por ella. Intento conseguir entradas para mis hijos. Te pagaré cien dólares por entrada, sin preguntas".
"No tengo ninguna entrada"
"Está bien, 200 dólares, pero es mi última oferta"
"No soy un revendedor. Si quieres que Lilly se ponga bien, convencela de que jamás he visto a Michael Jackson en mi vida"
"Eso no resuelve mi problema. Ya le he dicho a mis hijos que conozco a alguien que podía conseguir entradas. ¿Ahora qué hago?"
"Llama a un médico"
Aparentemente se había corrido la voz por toda la ciudad. Un amigo me dijo, "He escuchado que te ocupas de las entradas de la gira de Michael Jackson. Te cambio mi Mercedes Benz por un palco en el RFK Stadium".
"Ni siquiera sabía que iba a actuar en el RFK Stadium"
"Ya lo pillo. No quieres que se entere nadie de que estás financiando la gira. Me llevaré tu secreto a la tumba. Pero esto es serio. Si no consigo un palco para los hijos del director de mi banco, no me concederá el préstamo para el centro comercial que estoy construyendo en Seven Corners".
"No te puedo ayudar"
"Gracias rata. No me olvidaré de esto".
La última llamada vino de un amigo del Pentágono que estaba desarrollando un arma mortal que podía eliminar a un ejército de un golpe.
Estaba desesperado "Tienes que conseguirme un par de entradas para el concierto de Jackson o mi hijo de 13 años me matará".
[The Free Lance-Star - 28 Jun 1984]
Art Buchwald, periodista y escritor Escribió más de 8.000 columnas y más de 30 libros. Humorista en el The Washington Post y guionista en El príncipe de Zamunda.
*Traducido por Xtarlight y Mpenziwe para www.MJHideOut.com
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