En el períodico ABC de hoy domingo 23 aparece un artículo sobre MJ, como no tengo escáner voy a copiarlo todo, con 2 huevos. Antes de nada, decir que aparece una caricatura del Rey del Pop de muy mal gusto, vestido de Peter Pan y con unas esposas (que hijos de puta
),allá va:
EL PERFIL DE LA SEMANA
MICHAEL JACKSON
Músico
Michael Jackson se enfrenta al posible final de su carreara envuelto en nuevas acusaciones de pederastia que son carnaza para la era de la televisión
La cara sucia de Peter Pan
POR ALFONSO ARMADA CORRESPONSAL EN NUEVA YORK
A sus 45 años, este virgo nacido en la localidad de Gary, Estado de Indiana, el menor y más talentoso de los hermanos Jackson (<<Jackson Five>>), Michael Jackson ha demostrado una insólita capacidad para convertirse en ídolo y reclamo de la sociedad del espectáculo cultivando varias facetas de la extrañeza, el monstruo de barracón de feria trasmutado en genio maligno que con infantes pernocta, capaz de bailar como un mimo consumado, cantar y engatusar mientras mientras mantiene un fervoroso culto a la eterna juventud. Del mismo modo que Borges decía que los escritores que han desaparecido son transformados por sus herederos y la lectura que hacemos de ellos, caben pocas dudas de que Freud estaba pensando en alguien como Jackson y su época cuando escribió su <<Introducción al narcisismo>> y <<El malestar de la cultura>>, porque este malogrado Peter Pan, cuya cara sucia se nos ofrece al minuto, y este comercio con la obscenidad, la destrucción y la muerte, esta fabricación de famas para consumo masivo no son sino ejemplos de un narcisismo que se alimente de raíces enfermas, diganóstico (nota mía: será diagnóstico, ya ni saben escribir) de una era nauseabunda.
Un material precioso, carnaza que se cotiza al alza en el mercado del envilecimiento: nada como un muchachito negro, extraordinario bailarín, cantante lleno de soul, capaz de renegar de su raza, dedicado a blanquearse la epidermis, alterar su rostro hasta parecer un mutante venido del país de nunca jamás a instalarse en una finca de California que copia precisamente el nombre de la patria de Peter Pan, parque de las delicias y perpetuo jardín de infancia, con trampilla secreta desde su dormitorio de adulto a una cámara y templo de niños, con camitas, muñecos y toda la parafernalia que parece preservar la inocencia perdida, pero que cuando se traspasa un umbral prohibido es como un poste de alta tensión. La Iglesia católica estadounidense sabe mucho de ese terreno resbaladizo ahora que la sociedad estadounidense de la potencia que mejor vende sueños al mundo parece haber emprendido, además de contra el terrorismo, otra cruzada moral contra la pederastia.
No es de extrañar que en esa lucha contra el envejecimiento y la muerte, en esa empresa contra-natura haya buscado compañeros de juego en otros infantes, aunque la sociedad que alimenta a monstruos como Michael Jackson para dar de comer a las fieras de la audiencia tiene también sus alarmas encendidas: para que cuando el rey del pop pise el terreno vedado --<<hasta ahí podíamos llegar>>-- asome la ley su puño de acero y lo descargue contra la triste figura mientras las cámaras graban febrilmente. Si una vez pudo librarse de la cárcel gracias a que su pericia para el arte y los negocios afines le ha bendecido con millones de dólares, y ahora ha podido pagar la exorbitante fianza de tres millones de dólares para regresar a Las Vegas a seguir grabando un musical como si nada en el espantoso reino de la realidad hubiera sucedido, parece que su carrera por el oleaginoso mundo de las luces y las sombras tiene los días contados.
Claro que lo primero que hicieron los canales de televisión que han sido aliados de su ascenso y de su calvario fue dejar de lado de inmediato el terrorismo para seguir minuto a minuto la rendición del ángel caído mientras expertos de guardia especulaban sobre los entresijos de la negociación entre sus abogados y la policía. Si en 1993 logró zanjar una denuncia semejante al margen de los tribunales desprendiéndose de quince millones de dólares mientras reiteraba su inocencia, Jacko parace que lo tendrá esta vez mucho más difícil. Pero queda audiencia que cultivar para rato, no en vano cada vez que han aflorado más <<pruebas>> de la rareza del personaje no han hecho más que aumentar su cotización, no en vano lo que da miedo y lo que espanta, lo grotesco y lo sexual han demostrado ser una mina para esta sociedad que en el espectáculo y en la falta de conciencia de la historia han encontrado su razón de ser. Una ceremonia tan fascinante como patética.
EL PERFIL DE LA SEMANA
MICHAEL JACKSON
Músico
Michael Jackson se enfrenta al posible final de su carreara envuelto en nuevas acusaciones de pederastia que son carnaza para la era de la televisión
La cara sucia de Peter Pan
POR ALFONSO ARMADA CORRESPONSAL EN NUEVA YORK
A sus 45 años, este virgo nacido en la localidad de Gary, Estado de Indiana, el menor y más talentoso de los hermanos Jackson (<<Jackson Five>>), Michael Jackson ha demostrado una insólita capacidad para convertirse en ídolo y reclamo de la sociedad del espectáculo cultivando varias facetas de la extrañeza, el monstruo de barracón de feria trasmutado en genio maligno que con infantes pernocta, capaz de bailar como un mimo consumado, cantar y engatusar mientras mientras mantiene un fervoroso culto a la eterna juventud. Del mismo modo que Borges decía que los escritores que han desaparecido son transformados por sus herederos y la lectura que hacemos de ellos, caben pocas dudas de que Freud estaba pensando en alguien como Jackson y su época cuando escribió su <<Introducción al narcisismo>> y <<El malestar de la cultura>>, porque este malogrado Peter Pan, cuya cara sucia se nos ofrece al minuto, y este comercio con la obscenidad, la destrucción y la muerte, esta fabricación de famas para consumo masivo no son sino ejemplos de un narcisismo que se alimente de raíces enfermas, diganóstico (nota mía: será diagnóstico, ya ni saben escribir) de una era nauseabunda.
Un material precioso, carnaza que se cotiza al alza en el mercado del envilecimiento: nada como un muchachito negro, extraordinario bailarín, cantante lleno de soul, capaz de renegar de su raza, dedicado a blanquearse la epidermis, alterar su rostro hasta parecer un mutante venido del país de nunca jamás a instalarse en una finca de California que copia precisamente el nombre de la patria de Peter Pan, parque de las delicias y perpetuo jardín de infancia, con trampilla secreta desde su dormitorio de adulto a una cámara y templo de niños, con camitas, muñecos y toda la parafernalia que parece preservar la inocencia perdida, pero que cuando se traspasa un umbral prohibido es como un poste de alta tensión. La Iglesia católica estadounidense sabe mucho de ese terreno resbaladizo ahora que la sociedad estadounidense de la potencia que mejor vende sueños al mundo parece haber emprendido, además de contra el terrorismo, otra cruzada moral contra la pederastia.
No es de extrañar que en esa lucha contra el envejecimiento y la muerte, en esa empresa contra-natura haya buscado compañeros de juego en otros infantes, aunque la sociedad que alimenta a monstruos como Michael Jackson para dar de comer a las fieras de la audiencia tiene también sus alarmas encendidas: para que cuando el rey del pop pise el terreno vedado --<<hasta ahí podíamos llegar>>-- asome la ley su puño de acero y lo descargue contra la triste figura mientras las cámaras graban febrilmente. Si una vez pudo librarse de la cárcel gracias a que su pericia para el arte y los negocios afines le ha bendecido con millones de dólares, y ahora ha podido pagar la exorbitante fianza de tres millones de dólares para regresar a Las Vegas a seguir grabando un musical como si nada en el espantoso reino de la realidad hubiera sucedido, parece que su carrera por el oleaginoso mundo de las luces y las sombras tiene los días contados.
Claro que lo primero que hicieron los canales de televisión que han sido aliados de su ascenso y de su calvario fue dejar de lado de inmediato el terrorismo para seguir minuto a minuto la rendición del ángel caído mientras expertos de guardia especulaban sobre los entresijos de la negociación entre sus abogados y la policía. Si en 1993 logró zanjar una denuncia semejante al margen de los tribunales desprendiéndose de quince millones de dólares mientras reiteraba su inocencia, Jacko parace que lo tendrá esta vez mucho más difícil. Pero queda audiencia que cultivar para rato, no en vano cada vez que han aflorado más <<pruebas>> de la rareza del personaje no han hecho más que aumentar su cotización, no en vano lo que da miedo y lo que espanta, lo grotesco y lo sexual han demostrado ser una mina para esta sociedad que en el espectáculo y en la falta de conciencia de la historia han encontrado su razón de ser. Una ceremonia tan fascinante como patética.