CABRITO
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Salió el viernes pasado en el suplemento para jóvenes "SI", del diaro Clarín, Argentina.
LA VIDA FREAK DE MICHAEL A 20 AÑOS DE THRILLER
¡Es-pe-luz-nan-te!
Los escándalos sexuales y las cirujías estéticas lograron lo que su música ya no consigue: devolverlo al pop. El Sí! adelanta, en exclusiva, el programa de tele que Jackson quiere prohibir y te muestra al ídolo más raro del mundo.
La primera semana de febrero Michael Joseph Jackson recibió dos noticias. Y ninguna buena. La menos mala fue una nota de la revista inglesa Q. Ahí, en una de esas típicas listas que hacemos los periodistas sobre los 100 temas más importantes de la historia, Michael solo coló uno ("Thriller"), en el puesto 37. Pero no fue tan grave: la poca repercusión que tiene hoy el disco más vendido de la historia de la música (¡cerca de 50 millones de copias!) tuvo consuelo en las tres apariciones de The Beatles, banda cuyos derechos de autor son co-propiedad de Michael.
Pero la noticia verdaderamente mala y que tiene alterado a Jackson y a sus abogados fue el alto impacto de rating y polémicas que tuvo el especial televisivo "Viviendo con Michael Jackson". Más de 27 millones de estadounidenses prefirieron dejar de lado el conflicto Bush-Irak para poner sus ojos en la intimidad de Jacko. Martin Bashir (famoso por ser el último periodista en entrevistar a Lady Di, amiga de Michael) decidió hacer lo que nadie se había atrevido: lograr la confianza de Jackson para poder filmarlo durante ocho meses en casi todos los ámbitos de la más custodiada y exótica vida privada del mundo pop. El resultado son dos horas tan reveladoras como disparatadas, donde se lo puede ver a Michael trepando a un árbol (siempre cubierto del sol por un paraguas), confensando sus obsesiones por los juegos infantiles y mostrando sus manías a la hora de componer en su estudio de grabación.
El programa, que se estrena en Latinoamérica este domingo a las 21 por la señal de cable Sony, es un viaje a la tan controvertida intimidad de la estrella que lleva vendidos unos 350 millones de discos desde que empezó con los Jackson 5.
"Me traicionó y es una repugnante distorsión de la realidad" dijo apenas Michael en su única aparición pública post-escándalo. El resto lo dijeron sus abogados que esta semana prometieron llevar hasta la Corte el caso porque, aseguran, "hay imágenes de los hijos de Michael sin una autorización firmada por parte del padre". "Resistiremos vigorosamente todos los reclamos", dijeron desde la producción de Bashir. Lo real es que todo esto desató una ola de talk-shows onda Mauro e informes especiales onda Chiche en cada uno de los canales de la tele yanqui con encuestas estilo "¿Le cree usted cuando dice que se hizo solo dos cirujías?".
Los ocho meses de material fílmico parecen ser una mina de oro para Bashir. Pero en el show que se vio al aire (por el que la cadena ABC pagó medio millón verde) está lo más rico del material: a) La frase "Sí, duermo con chicos" dicha para aclarar que no mantiene ningún tipo de relación sexual pero sí una muy paternal con sus fans; b) una coreografía espontánea hecha al pedido de "¡Dale, bailate algo"; c) una recorrida por el famoso rancho "Neverland", una mezcla de estancia y parque de diversiones personal donde Michael dice sentirse como a él le gusta: como un chico. Y éso es lo más sorprendente del programa: más allá de las perversiones que todos vemos cada vez que aparece una nueva metamorfosis de su cara (su blancura, el pelo, ¡esa nariz!) en ninguna de las imágenes que muestra Bashir se ve algo que no sea una personalidad atormentada, indefensa... como de unos seis años.
Al final, como corresponde a un personaje como Maicol, fue su vidad pop y no su música lo que lo devolvió al lugar que él más conoce: los charts. Su último disco ("Invincible") solo vendió 2 millones de copias en Estados Unidos (menos que Eminem, Pink e incluso R.E.M.) pero los programas que reflotaron los escándalos sexuales (arregló con la familia del niño que lo acusó de abusó) volvieron a batir records. Es que Jacko es el mayor exponente de esa modalidad de estrella que en el rock nacional alcanzó hasta al Indio Solari con su frase: "La obra soy yo".
Thriller revisitado: 20 años después
En el mismo año 82, el "1999" de Prince resume la canción soul alla Stevie Wonder y el trance funkadélico. En cambio, El Rey del Pop encarna un mix inesperado entre el hit onomatopéyico de Little Richard y la somatización rítmica de James Brown con voluntad crossover (invitados: Eddie Van Halen y McCartney).Un plus: la superproducción de Quincy Jones. Las programaciones y orquestaciones de "Thriller" no suenan mecánicas o sintéticas porque fueron diseñadas por un músico de jazz. Y porque Michael quiere sentir el ritmo en carne propia y transmitir las conmociones en forma de baile (el "Moondancing") y de solfeo fonético con carga erótica, ése que Justin Timberlake clona desde "Pop". Sus vocalizaciones dramatizan el hecho de no saber si liberarse como el niño que nunca lo dejaron ser, si llevarse por las hormonas o si hacerse el rudo. Un disco más perverso y pesimista de lo que parece, que de tan táctil, despierta endorfinas. De ahí el nombre del álbum: el Jacko 82 era un "thriller", un inoculador de estremecimientos.
LA VIDA FREAK DE MICHAEL A 20 AÑOS DE THRILLER
¡Es-pe-luz-nan-te!
Los escándalos sexuales y las cirujías estéticas lograron lo que su música ya no consigue: devolverlo al pop. El Sí! adelanta, en exclusiva, el programa de tele que Jackson quiere prohibir y te muestra al ídolo más raro del mundo.
La primera semana de febrero Michael Joseph Jackson recibió dos noticias. Y ninguna buena. La menos mala fue una nota de la revista inglesa Q. Ahí, en una de esas típicas listas que hacemos los periodistas sobre los 100 temas más importantes de la historia, Michael solo coló uno ("Thriller"), en el puesto 37. Pero no fue tan grave: la poca repercusión que tiene hoy el disco más vendido de la historia de la música (¡cerca de 50 millones de copias!) tuvo consuelo en las tres apariciones de The Beatles, banda cuyos derechos de autor son co-propiedad de Michael.
Pero la noticia verdaderamente mala y que tiene alterado a Jackson y a sus abogados fue el alto impacto de rating y polémicas que tuvo el especial televisivo "Viviendo con Michael Jackson". Más de 27 millones de estadounidenses prefirieron dejar de lado el conflicto Bush-Irak para poner sus ojos en la intimidad de Jacko. Martin Bashir (famoso por ser el último periodista en entrevistar a Lady Di, amiga de Michael) decidió hacer lo que nadie se había atrevido: lograr la confianza de Jackson para poder filmarlo durante ocho meses en casi todos los ámbitos de la más custodiada y exótica vida privada del mundo pop. El resultado son dos horas tan reveladoras como disparatadas, donde se lo puede ver a Michael trepando a un árbol (siempre cubierto del sol por un paraguas), confensando sus obsesiones por los juegos infantiles y mostrando sus manías a la hora de componer en su estudio de grabación.
El programa, que se estrena en Latinoamérica este domingo a las 21 por la señal de cable Sony, es un viaje a la tan controvertida intimidad de la estrella que lleva vendidos unos 350 millones de discos desde que empezó con los Jackson 5.
"Me traicionó y es una repugnante distorsión de la realidad" dijo apenas Michael en su única aparición pública post-escándalo. El resto lo dijeron sus abogados que esta semana prometieron llevar hasta la Corte el caso porque, aseguran, "hay imágenes de los hijos de Michael sin una autorización firmada por parte del padre". "Resistiremos vigorosamente todos los reclamos", dijeron desde la producción de Bashir. Lo real es que todo esto desató una ola de talk-shows onda Mauro e informes especiales onda Chiche en cada uno de los canales de la tele yanqui con encuestas estilo "¿Le cree usted cuando dice que se hizo solo dos cirujías?".
Los ocho meses de material fílmico parecen ser una mina de oro para Bashir. Pero en el show que se vio al aire (por el que la cadena ABC pagó medio millón verde) está lo más rico del material: a) La frase "Sí, duermo con chicos" dicha para aclarar que no mantiene ningún tipo de relación sexual pero sí una muy paternal con sus fans; b) una coreografía espontánea hecha al pedido de "¡Dale, bailate algo"; c) una recorrida por el famoso rancho "Neverland", una mezcla de estancia y parque de diversiones personal donde Michael dice sentirse como a él le gusta: como un chico. Y éso es lo más sorprendente del programa: más allá de las perversiones que todos vemos cada vez que aparece una nueva metamorfosis de su cara (su blancura, el pelo, ¡esa nariz!) en ninguna de las imágenes que muestra Bashir se ve algo que no sea una personalidad atormentada, indefensa... como de unos seis años.
Al final, como corresponde a un personaje como Maicol, fue su vidad pop y no su música lo que lo devolvió al lugar que él más conoce: los charts. Su último disco ("Invincible") solo vendió 2 millones de copias en Estados Unidos (menos que Eminem, Pink e incluso R.E.M.) pero los programas que reflotaron los escándalos sexuales (arregló con la familia del niño que lo acusó de abusó) volvieron a batir records. Es que Jacko es el mayor exponente de esa modalidad de estrella que en el rock nacional alcanzó hasta al Indio Solari con su frase: "La obra soy yo".
Thriller revisitado: 20 años después
En el mismo año 82, el "1999" de Prince resume la canción soul alla Stevie Wonder y el trance funkadélico. En cambio, El Rey del Pop encarna un mix inesperado entre el hit onomatopéyico de Little Richard y la somatización rítmica de James Brown con voluntad crossover (invitados: Eddie Van Halen y McCartney).Un plus: la superproducción de Quincy Jones. Las programaciones y orquestaciones de "Thriller" no suenan mecánicas o sintéticas porque fueron diseñadas por un músico de jazz. Y porque Michael quiere sentir el ritmo en carne propia y transmitir las conmociones en forma de baile (el "Moondancing") y de solfeo fonético con carga erótica, ése que Justin Timberlake clona desde "Pop". Sus vocalizaciones dramatizan el hecho de no saber si liberarse como el niño que nunca lo dejaron ser, si llevarse por las hormonas o si hacerse el rudo. Un disco más perverso y pesimista de lo que parece, que de tan táctil, despierta endorfinas. De ahí el nombre del álbum: el Jacko 82 era un "thriller", un inoculador de estremecimientos.