Mariana
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Artículo escrito por John Karrys
Fuente MJJsource
(Gracias Apple Head de BlackFedora.Net por traducirlo)
El abogado de distrito Tom Sneddon ha tenido un ejército de ayuda en el empaquetado y venta de la culpabilidad de Michael Jackson al mundo. Diariamente, durante los últimos doce años, hemos oído y visto un número interminable de bromas sobre el abuso, que presuponen la culpabilidad de Michael, o por lo menos, así lo debe de creer la gente inteligente y sabia. Éstos son los satíricos y cómicos institucionales quienes sutilmente influyen en la opinión pública. Sin ninguna referencia al contexto ni siquiera a la evidencia demostrable, la búsqueda de las historias más salaces se considera juego limpio si Michael Jackson es el receptor. El sobrecrecido supuesto ha sido siempre que algo inadecuado estaba sucediendo en Neverland, y que, aun cuando no había ninguna evidencia para apoyar esa afirmación, era aceptable asumir que era culpable de abuso de niños porque los arquitectos de la opinión pública en los medios hicieron que lo pareciera. ¿No hay preocupación, por parte de los miembros en los medios, de que pueda ser una reacción para colocarlo en la lista negra? Especialmente durante una época donde la confianza en los medios y el gobierno está más abajo que nunca.
Es preocupante la cantidad de gente que ha estado más que interesada en beneficiarse sin piedad de éstos cargos infundados sin tener en cuenta ni importarles el hecho de que podría ser inocente y que esta clase de corrupción de oficina podría fácilmente sucederles a ellos. Muchos estupendos satíricos como Robin Williams, Chris Rock, Howard Stern o Eminem, que se presentan como tus ingeniosos inconformistas y portavoces de los que no tienen voz, agotaron claramente la venta de algo cuando se sumaron al carro e insinuaron arrogantemente con su material que Michael abusa de los niños. Ahora que el caso finalmente se ha destapado, con datos asombrosamente sospechosos y testimonios mal preparados, va a ser intrigante ver cómo gente como la ya mencionada racionaliza su parcial ignorancia y le pide disculpas por ello. Estoy seguro de que no les gustaría escuchar que abusan de niños mientras ejercen sus profesiones; aun cuando fuese 'sólo una broma.'
Todo este tiempo, había tantos tan seguros de que era culpable. Tan seguros, que Tom Sneddon, un realizado fiscal de distrito, tenía una sólida causa demostrable, cierta evidencia y un caso circunstancial magnífico para alabar su frivolidad cuando exigió que Michael Jackson se entregase a las autoridades. Tom Sneddon ha producido un caso alarmantemente débil e infundado. Las transcripciones hablan por sí solas, las cuales son un ejemplo destacado de la cantidad de formas o modelos de mentiras que uno puede contar. Es Sneddon quien está empujando de forma patética el canto rodado de Sísifo. Este caso está destruyendo las reputaciones de varios profesionales que apostaron sus carreras a la culpabilidad de Michael. Michael ha aguantado una enajenación sin precedentes aunque su inocencia brilla reluciente en este momento.
Como ha cambiado el curso de los acontecimientos. En las aulas de todo el mundo, este caso mal presentado y elaborado ha aportado una nueva luz a la situación. La pregunta con la cual los estudiantes deben luchar ya no es simplemente la de culpable o inocente. Hoy, la pregunta es ésta: ¿Cómo llegó a existir este caso? ¿Por qué pusieron en la lista negra a Michael Jackson a través de los medios si la información de sus fuentes internas demostraba ser débil? ¿Por qué deberíamos confiar en la aplicación de ley después de esto? ¿Con una ausencia tan masiva de evidencia, qué factores condujeron a este fiscal a proceder con un caso tan infundado?
Esos irritantes susurros con respecto a la influencia de Sony Music se están haciendo en verdad más ruidosos en un mundo en el cual todos estamos demasiado familiarizados con la asociación siniestra entre algunas sociedades u organizaciones y el Estado. No importaba que se hubiera adaptado la historia haciendo como si la aplicación de la ley fuera los buenos y el famoso rico excéntrico fuera el malo perturbado. Pero está claro, en este momento, que el caso del Estado contra Michael Jackson es insolvente.
Debido a su actuación pobre, caso del fiscal nunca descansará en paz. Imaginaos todos esos pobres medios aprovechados que deben ahora ponerse de acuerdo con las inversiones poco aconsejables hechas en todos esos especiales de Michael Jackson, exclusivas y bromas de madrugada. Ese momento monumental con el cual cualquier fiscal soñaría ha desaparecido en cuestión de semanas. Con la ausencia de evidencia tangible, se están haciendo preguntas en cuanto a porqué los medios no utilizaban su energía para averiguar tan agresivamente cómo fue concebido este caso y cuál es la naturaleza de este acorralamiento tan obvio.
Si un Estado como California va a procurar atraer empresarios y negocios, como ha dicho a menudo el Gobernador Schwarzenegger que debe hacer, la gente necesita asegurarse de que sus instituciones cívicas son, en su mayor parte, legítimas y de que la ley se aplica a todos. Esto es importantísimo para que el capitalismo del libre-mercado prospere y supone una garantía de atraer el mejor talento. Este caso se está mirando muy de cerca desde todo el mundo y lo que haga o no haga el Estado indicará claramente su grado de sinceridad y progresismo.
¿Podrá el fiscal General de California, Bill Lockyear, mirar hacia otro lado y permitir que esta clase de conducta continúe? ¿Es aceptable que un fiscal persiga un caso por capricho o por un precio? ¿Es que este caso ha demostrado otra cosa? Este tipo de preguntas acaban de empezar a salir mientras el caso del Estado contra Michael Jackson termina. Al permitir las alegaciones del 93 como evidencia, la decisión del juez Melville de resucitar desesperadamente un escaparate tan embarazoso de la jurisprudencia americana, proporcionará lógicamente premisas sólidas que transformarán estas preguntas tóxicas en acusaciones substanciales.
En este momento, resulta convincente que hay una ansiedad conjunta que atormenta a los contribuyentes de Santa Barbara.
Fuente MJJsource
(Gracias Apple Head de BlackFedora.Net por traducirlo)
El abogado de distrito Tom Sneddon ha tenido un ejército de ayuda en el empaquetado y venta de la culpabilidad de Michael Jackson al mundo. Diariamente, durante los últimos doce años, hemos oído y visto un número interminable de bromas sobre el abuso, que presuponen la culpabilidad de Michael, o por lo menos, así lo debe de creer la gente inteligente y sabia. Éstos son los satíricos y cómicos institucionales quienes sutilmente influyen en la opinión pública. Sin ninguna referencia al contexto ni siquiera a la evidencia demostrable, la búsqueda de las historias más salaces se considera juego limpio si Michael Jackson es el receptor. El sobrecrecido supuesto ha sido siempre que algo inadecuado estaba sucediendo en Neverland, y que, aun cuando no había ninguna evidencia para apoyar esa afirmación, era aceptable asumir que era culpable de abuso de niños porque los arquitectos de la opinión pública en los medios hicieron que lo pareciera. ¿No hay preocupación, por parte de los miembros en los medios, de que pueda ser una reacción para colocarlo en la lista negra? Especialmente durante una época donde la confianza en los medios y el gobierno está más abajo que nunca.
Es preocupante la cantidad de gente que ha estado más que interesada en beneficiarse sin piedad de éstos cargos infundados sin tener en cuenta ni importarles el hecho de que podría ser inocente y que esta clase de corrupción de oficina podría fácilmente sucederles a ellos. Muchos estupendos satíricos como Robin Williams, Chris Rock, Howard Stern o Eminem, que se presentan como tus ingeniosos inconformistas y portavoces de los que no tienen voz, agotaron claramente la venta de algo cuando se sumaron al carro e insinuaron arrogantemente con su material que Michael abusa de los niños. Ahora que el caso finalmente se ha destapado, con datos asombrosamente sospechosos y testimonios mal preparados, va a ser intrigante ver cómo gente como la ya mencionada racionaliza su parcial ignorancia y le pide disculpas por ello. Estoy seguro de que no les gustaría escuchar que abusan de niños mientras ejercen sus profesiones; aun cuando fuese 'sólo una broma.'
Todo este tiempo, había tantos tan seguros de que era culpable. Tan seguros, que Tom Sneddon, un realizado fiscal de distrito, tenía una sólida causa demostrable, cierta evidencia y un caso circunstancial magnífico para alabar su frivolidad cuando exigió que Michael Jackson se entregase a las autoridades. Tom Sneddon ha producido un caso alarmantemente débil e infundado. Las transcripciones hablan por sí solas, las cuales son un ejemplo destacado de la cantidad de formas o modelos de mentiras que uno puede contar. Es Sneddon quien está empujando de forma patética el canto rodado de Sísifo. Este caso está destruyendo las reputaciones de varios profesionales que apostaron sus carreras a la culpabilidad de Michael. Michael ha aguantado una enajenación sin precedentes aunque su inocencia brilla reluciente en este momento.
Como ha cambiado el curso de los acontecimientos. En las aulas de todo el mundo, este caso mal presentado y elaborado ha aportado una nueva luz a la situación. La pregunta con la cual los estudiantes deben luchar ya no es simplemente la de culpable o inocente. Hoy, la pregunta es ésta: ¿Cómo llegó a existir este caso? ¿Por qué pusieron en la lista negra a Michael Jackson a través de los medios si la información de sus fuentes internas demostraba ser débil? ¿Por qué deberíamos confiar en la aplicación de ley después de esto? ¿Con una ausencia tan masiva de evidencia, qué factores condujeron a este fiscal a proceder con un caso tan infundado?
Esos irritantes susurros con respecto a la influencia de Sony Music se están haciendo en verdad más ruidosos en un mundo en el cual todos estamos demasiado familiarizados con la asociación siniestra entre algunas sociedades u organizaciones y el Estado. No importaba que se hubiera adaptado la historia haciendo como si la aplicación de la ley fuera los buenos y el famoso rico excéntrico fuera el malo perturbado. Pero está claro, en este momento, que el caso del Estado contra Michael Jackson es insolvente.
Debido a su actuación pobre, caso del fiscal nunca descansará en paz. Imaginaos todos esos pobres medios aprovechados que deben ahora ponerse de acuerdo con las inversiones poco aconsejables hechas en todos esos especiales de Michael Jackson, exclusivas y bromas de madrugada. Ese momento monumental con el cual cualquier fiscal soñaría ha desaparecido en cuestión de semanas. Con la ausencia de evidencia tangible, se están haciendo preguntas en cuanto a porqué los medios no utilizaban su energía para averiguar tan agresivamente cómo fue concebido este caso y cuál es la naturaleza de este acorralamiento tan obvio.
Si un Estado como California va a procurar atraer empresarios y negocios, como ha dicho a menudo el Gobernador Schwarzenegger que debe hacer, la gente necesita asegurarse de que sus instituciones cívicas son, en su mayor parte, legítimas y de que la ley se aplica a todos. Esto es importantísimo para que el capitalismo del libre-mercado prospere y supone una garantía de atraer el mejor talento. Este caso se está mirando muy de cerca desde todo el mundo y lo que haga o no haga el Estado indicará claramente su grado de sinceridad y progresismo.
¿Podrá el fiscal General de California, Bill Lockyear, mirar hacia otro lado y permitir que esta clase de conducta continúe? ¿Es aceptable que un fiscal persiga un caso por capricho o por un precio? ¿Es que este caso ha demostrado otra cosa? Este tipo de preguntas acaban de empezar a salir mientras el caso del Estado contra Michael Jackson termina. Al permitir las alegaciones del 93 como evidencia, la decisión del juez Melville de resucitar desesperadamente un escaparate tan embarazoso de la jurisprudencia americana, proporcionará lógicamente premisas sólidas que transformarán estas preguntas tóxicas en acusaciones substanciales.
En este momento, resulta convincente que hay una ansiedad conjunta que atormenta a los contribuyentes de Santa Barbara.