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Ataca con una katana a la dueña de un bar en Sestao porque no vendía mecheros

El agresor entró en el local con dos espadas y lanzó un mandoble a la propietaria antes de ser reducido.

La Ertzaintza detuvo en la tarde de ayer a un vecino de Sestao por un delito de intento de homicidio tras atacar con una katana a la dueña de un bar porque no tenía mecheros a la venta. El hermano de la mujer redujo al presunto agresor, que lanzó un mandoble a la propietaria con una de las dos espadas que esgrimió en el local.
Los hechos se produjeron pasadas las 14.00 horas, cuando A.A.J., de 42 años, entró en el establecimiento, ubicado en la calle Gran Vía, y pidió un mechero. "Como le dije que no me quedaba ninguno se enfadó mucho y me insultó", explicó Garbiñe M., la propietaria. "Estaba demasiado nervioso", añadió la mujer.
Un cliente que se encontraba en el local recriminó su actitud al individuo y le invitó a marcharse, "cosa que hizo entre protestas". Diez minutos después, volvía armado con dos katanas de 75 centímetros de hoja cada una en busca, según dijo, "del chulo que me ha echado". Como esta persona ya se había marchado a comer, la emprendió de nuevo con la dueña del local, a quien volvió a insultar y amenazar. "Al verle armado, otro de mis clientes, que estaba en la entrada, se fue hacía atrás dejando allí su copa. Entonces él cogió una de las espadas e intentó atacarme por encima de la barra", recordaba Garbiñe. En su camino, la hoja de la katana sólo encontró una copa, que se rompió en mil pedazos, mientras la mujer se lanzaba al suelo y se cubría la cara con las manos.
Fuera a empujones
En el momento de la agresión, el hermano de la mujer comía en una mesa del fondo del local y, al percatarse de lo ocurrido, se lanzó contra el atacante "de muy baja estatura". En un instante consiguió quitarle las katanas, para después echarle del bar de un empujón. Al verse de nuevo en la calle, inició la huida a la carrera en dirección a la calle San Ignacio. Minutos más tarde llegaron al bar varias dotaciones de la Ertzaintza, que lograron detener a A.A.J. en la misma calle por la que había escapado.
"Es la primera vez que me pasa esto en 30 años y todavía tengo en el cuerpo la impresión de que me va a dar algo", relataba la agredida, que reconoció haber sufrido un acceso de taquicardia en la comisaría de la Ertzaintza.
Precisamente ayer, miles de personas se manifestaron en Sestao para protestar por el clima de inseguridad ciudadana.
 
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