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Bandas Juveniles o insercion de jovenes inmigrantes?Articulo

Con motivo de este tema he decidido poner este articulo, para todo akel al q pueda interesarle, o tenga un minimo de curiosidad.


Bandas juveniles o el reto de la inclusión de los jóvenes inmigrantes

Las entidades La Rueca y Atención e Investigación de Socioadicciones trabajan en Madrid y Barcelona con chavales de bandas latinas. Se trata, dicen, de implicar a familias y educadores para ofrecer alternativas y prevenir la violencia.



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Silvia Torralba / Redacción (25/04/2005)
"Ñetas y Latin Kings realizan una pelea callejera en Madrid que se salda con la identificación de 19 jóvenes." "Una banda de Lating Kings apuñala a un menor venezolano en L'Hospitalet (Barcelona)." Éstos son sólo dos de los titulares que los medios de comunicación han recogido en las últimas semanas sobre los jóvenes inmigrantes vinculados a grupos o bandas juveniles. La mayoría de las veces, las informaciones recogen aspectos relacionados con la violencia por parte de los chavales, pero la realidad es mucho más compleja.

Desde hace años, la asociación La Rueca trabaja con jóvenes y adolescentes en riesgo de exclusión en Madrid. En la actualidad, la mayoría de los chavales son de origen inmigrante y muchos están vinculados a grupos como los Ñeta. "Se trata de adolescentes que buscan su identidad social y que además, como segunda generación de inmigrantes, tienen un desarraigo increible", explica el director de la ONG, Antonio Llorente.

Cada día, son muchos los jóvenes que acuden al centro de esta organización y participan en actividades lúdicas y talleres de refuerzo escolar o formación. Gran parte de estos chicos y chicas han llegado a La Rueca después de que varios miembros de la entidad los contactaran en la calle. De manera habitual, un grupo de trabajadores sociales y psicólogos visita los parques donde se reúnen los chavales, entablan relación con ellos y les ofrecen otras alternativas de ocio y prevención de la violencia.

"De jueves a domingo, de nueve de la noche y hasta las tres de la madrugada montamos actividades deportivas en la calle y talleres sobre bebidas alcohólicas y capoeira", señala Antonio Llorente. El objetivo de todas estas actividades es "bajar el nivel de violencia", pero también romper las barreras entre los jóvenes inmigrantes y la población autóctona. La idea es "conocerse entre todos y perder el miedo" con iniciativas como, por ejemplo, una partida de ajedrez entre los dominicanos y los autóctonos que frecuentan los parques.

Todas estas actividades buscan también mejorar la relación entre grupos de jóvenes de diferentes países, ya que entre ellos --aunque no estén organizados como bandas-- hay rivalidades, y reducir la violencia que a veces se produce entre chavales de un mismo grupo. Pero el trabajo no termina ahí. Si se puede y el chaval lo permite, miembros de La Rueca visitan a las familias y los maestros de las escuelas para conocer el contexto de los jóvenes y ver cuál es la mejor manera de apoyarles. En algunas ocasiones, estos contactos han servido para ver que los esquemas de violencia también se reproducen en casa y que, sobre todo en las familias monoparentales, hay mucha violencia de los jóvenes hacia sus madres.

El papel de la escuela

En este contexto, el papel de los centros educativos es muy importante. En el caso de La Rueca, la entidad ha puesto en marcha un programa específico para formar a mediadores en conflictos en los institutos. En Barcelona, en cambio, la asociación Atención e Investigación de Socioadicciones (AIS) impulsa un proyecto preventivo en varias escuelas con el objetivo de informar a los alumnos sobre el tema de las bandas juveniles y dar herramientas al profesorado para afrontar esta cuestión.

Desde hace más de dos décadas AIS informa y atiende a personas con síndrome de dependencia grupal y en los últimos dos años ha visto cómo aumentaban las consultas por parte de familiares y educadores preocupados por el tema de las bandas latinas. Por este motivo, la entidad ha puesto en marcha un servicio de asesoramiento a familias, profesores e incluso a los propios jóvenes que quieren desvincularse de estos grupos pero no saben cómo hacerlo.

A este programa se añade también una iniciativa de prevención que se dirige a las escuelas y que en la actualidad se lleva a cabo en varios centros de Barcelona y otros municipios, como L'Hospitalet de Llobregat. Como señala Miquel Perlado, psicólogo de AIS y responsable de este proyecto, la idea es crear una atmósfera artificial en las aulas a través de la cual los chicos y chicas entran en el juego sin darse cuenta y asumen unos roles propios de una banda juvenil. Al final, los alumnos deben razonar sobre por qué han dejado de pensar como individuos para pensar como grupo.

Salir de las bandas, difícil pero posible

Según Perlado, el número de chicos y chicas que entran en estas bandas "ha aumentado y está en desarrollo", aunque "la situación no es tan grave como para hablar de un problema incontrolable". De ahí la necesidad de herramientas preventivas y actuaciones como la de AIS y La Rueca.

Según estas dos entidades, uno de los principales obstáculos para desvincular a los chavales de estos grupos es que se trata de organizaciones piramidales y dirigidas por adultos. Los que no forman parte de la cúpula "son chicos y chicas de entre 12 y 25 años, aunque también hay niños más pequeños y mayores de 25", advierte Miquel Perlado.

Todos ellos entran en estos colectivos "para tener un grupo, protección, controlar la situación y no estar solos", añaden desde AIS. Antonio Llorente, de La Rueca, recuerda que el hecho de que los jóvenes inmigrantes se junten "es lógico" y que en ocasiones no se debe hablar de la existencia de bandas ya que "se reproduce el fenómeno de los grupos de adolescentes de siempre".

Sin embargo, en algunos casos el hecho de estar en uno de estos grupos puede tener consecuencias negativas, como "alteraciones en las relaciones con la familia y los amigos, el absentismo escolar, irritabilidad y la progresiva inculcación de una ideología determinada", añade Miquel Perlado.

Dejar atrás esta situación es difícil pero en algunos casos se ha conseguido. Según AIS, "ha habido chicos que han conseguido salir y otros que han regresado a las bandas", aunque cada situación es diferente y depende del grado de implicación de los jóvenes con el grupo. "Se deben tener en cuenta también las presiones de chavales de mayor jerarquía", añade el director de La Rueca, entidad que ha ayudado a varios jóvenes a regresar a su país de origen o a trasladarse de ciudad porque al dejar las bandas eran acosados por éstas.

En opinión de Antonio Llorente, el proceso es "muy difícil" porque hay que "desmontar las referencias que los chicos tienen con estos grupos" y ofrecer otras alternativas. Se trata, dice, de poner en marcha proyectos y políticas que ayuden a resolver el problema "de manera transversal", combatan la violencia juvenil en general y apoyen la integración de los jóvenes inmigrados.
 
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