Blanco y negro: cómo Dangerous acabó con la paradoja de la raza de Michael Jackson
Mientras la piel del Principe del Pop se hacía más clara su música se politizaba más y su subestimado álbum de 1991 encapsuló este momento radical en la música.
En una figura tan enigmática como la de Michael Jackson, una de las paradojas más fascinantes sobre su carrera es esta: cuanto más blanco se hacía, más negro se hacía. Por decirlo de otra forma: mientras su piel se hacía más blanca, su trabajo se hacía más negro.
Para explicarlo, debemos rebobinar a un punto crucial: comienzos de los años 90. Un momento que represnta los mejores momentos y los peores momentos para el artista. En noviembre de 1991, Jackson lanzó el primer single de Dangerous: Black or White, una brillante y pegadiza fusión de pop, rock y rap que voló hacia el número 1 en el Billboard Hot 100 y pasó allí seis semanas. Su single en solitario más exitoso desde Beat It.
El tema de conversación sobre Jackson en este punto, en cambio, no era sobre su música. Era sobre su raza. Los críticos decían que, si cantaba "no importa si eres negro o blanco", ¿por qué se había hecho blanco? ¿Se blanqueaba la piel? ¿Se avergonzaba de ser negro? ¿Intentaba ser aceptado en todos los grupos demográficos, trascendiendo todas las categorías identitarias en un vanagloriado esfuerzo por llegar a una mayor audiencia comercial que con Thriller?
A día de hoy, muchos asumen que Jackson se blanqueó la piel para hacerse blanco, una decisión cosmética tomada porque se avergonzaba de su raza. A mediados de los años 80 Jackson fue diagnosticado con vitiligo, una afección cutánea que causa pérdia de pigmentación en forma de parches en el cuerpo. Según sus allegados, fue un desafío personal terriblemente humillante, uno por el que tuvo que tomar medidas muy drásticas como esconderse tras camias de manga larga, sombreros, guantes, gafas y máscaras. Cuando Jackson falleció en 2009, su autópsia confirmó definitivamente que sufría vitíligo, como decía su historial médico.
Sin embargo, a comienzos de los 90, el público se mostraba escéptico como mínimo. La primera vez que Jackson reveló en público que tenía vitíligo fue en una entrevista en 1993 con Oprah Winfrey ante una enorme audiencia. "Esta es la situación. Tengo una afección cutánea que destruye la pigmentación de mi piel. Es algo que no puedo evitar, ¿vale? Pero cuando la gente se inventa historias sobre que no quiero ser quién soy, me duele... Para mi es un problema que puedo controlar". Jackson reconoció haberse sometido a cirugía plástica pero dijo que le "horrorizaba" que la gente llegase a la conclusión de que no quería ser negro. "Soy un negro americano" declaró. "Estoy orgulloso de mi raza. Estoy orgulloso de quién soy".
Para Jackson, por lo tanto, no había ambivalencia sobre su identidad racial y su herencia. Su piel había cambiado, pero su raza no. De hecho, su identificación como artista negro se había hecho más fuerte. El primer indicativo vino con el vídeo de Black or White. Visto por una audiencia global sin precedentes de 500 millones de espectadores, fue la mayor plataforma que ha tenido Jackson jamás, una plataforma, todo hay que decirlo, que se ganó rompiendo las barreras raciales de MTV con sus increíbles vídeos de Thriller.
Los primeros minutos del vídeo de Black or White parece relativamente benigno y consistente con sus anteriores canciones con llamadas a la utopía (Can You Feel It, We Are the World, Man in the Mirror). Jackson, con una ropa que contrastaba el blanco y el negro, viaja por el mundo, adaptando de forma fluida sus bailes a los de la cultura a la que se incorpora. Actúa como una especie de chamán cosmopolita, bailando con africanos, nativos americanos, tailandeses, indios y rusos, tratando, según parece de instruir al reclinado padre americano blanco (interpretado por George Wendt) sobre la belleza de la diferencia y la diversidad. La parte principal del vídeo culmina con la rompedora "secuencia del morphing", en la que caras de varias razas parecen mezclarse las unas con las otras. El mensaje parecía ser que todos somos parte de la familia humana – distintos pero conectados – a pesar de las variaciones cosméticas.
En la era de Trump y el resurgir del nacionalismo blanco, ese mensaje multicultural resulta incluso más vital. Pero eso no es todo lo que Jackson tiene que decir. Justo cuando el director (John Landis) grita "¡Corten!" vemos a una pantera negra saliendo del plató hacia un callejón. Lo que viene después supuso el mayor riesgo artístico que había corrido Jackson hasta este momento en su carrera, particularmente dadas las expectativas de la "audiencia familiar a la que llegaría. En contraste con la alegre y principalmente optimista del resto del vídeo, Jackson desata una ráfaga de ira, dolor y agresividad desenfrenadas. Destroza un coche con una palanca de hierro, se toca y se restriega, gime y grita, lanza un cubo de basura hacia un escaparate (como en en el controvertido climas de la película Haz Lo Que Debas de Spike Lee de 1989), antes de hincarse de rodillas y arrancarse la camisa. El vídeo acaba con Homer Simpson, otro padre americano blanco, que le quita el mando a distancia a su hijo, Bart, y apaga la televisión. Ya se anticipaba el movimiento de la censura.
El llamado "baile de la pantera" causó un escándalo, irónicamente mayor que los que habían protagonizado ese mismo año Nirvana o Guns N’ Roses. Fox, la cadena norteamericana que emitió el vídeo originalmente, fue bombardeada con quejas. En su portada, Entertainment Weekly lo describió como "El video pesadilla de Michael Jackson". Finalmente, cediendo a la presión, Fox y MTV eliminaron los últimos cuatro minutos del vídeo.
Incluso en mitad de la controversia (que la mayoría de los medios calificaron simplemente como un "montaje publicitario"), muy pocos se hicieron esta simple pregunta: ¿Que significaba? Metido entre la paliza a Rodney King y los disturbios de Los Ángeles, parece absurdo en restrospeciva no interpretar el videoclip en ese contexto. La tensión racial en Estados Unidos, sobre todo en Los Ángeles estaba en un punto álgido. En este clima, Michael Jackson – el artista negro más famoso del mundo – hizo un videoclip en el que escapa a los confines de un plató de Hollywood, se transformas en una pantera negra y canaliza la ira reprimida y la indignación de una nación y un momento concreto. El propio Jackson explicaría más tarde que en el final del vídeo quería "hacer un número de baile donde pudiera sacar mi frustración sobre la injusticia, los prejuicios, el racismo y la intolerancia y con ese baile me pongo furioso y lo expulso".
El videoclip de Black or White no fue una anomalía en su mensaje racial. El álbum Dangerous, desde sus canciones hasta sus videos, no sólo pone de relieve el talento, el estilo y el sonido negros, sino que supone una especie de tributo a la cultura negra. Quizá el ejemplo más obvio esté en su video de Remember the Time. Con algunas de las luminarias negras más prominentes de la época – Magic Johnson, Eddie Murphy e Iman – el vídeo está ubicado en el antiguo Egipto. En contraste con la representación estereotipada de Hollywood de los afroamericanos como sirvientes, Jackson los presenta como la realeza.
Con un enorme presupuesto de producción, Jackson alistó a John Singleton, un joven y prometedor director negro que venía del éxito de Los Chicos del Barrio, por la que recibió una nominación al Oscar. La colaboración de Jackson y Singleton acabó en uno de los más memorables y lujosos videoclips de su carrera, resaltado por una intrincada secuencia jeroglífica de baile hip-hop coreografiada por Fatima Robinson. De nuevo, en este vídeo, Jackson apareció más blanco que nunca, pero el vídeo – dirigido, coreografiado y protagonizado por talentos negros – era una celebración de la historia, el arte y la belleza negra.
La canción, de hecho, fue producida y co-escrita por otra prometedora estella joven negra, Teddy Riley, el arquitecto del new jack swing. Antes que Riley, Jackson había hablado con un gran rando de artistas y productores negros, incluyendo LA Reid, Babyface, Bryan Loren y LL Cool J, en busca de alguien con el que pudiera desarrollar un nuevo sonido post-Quincy Jones. En Riley, cuyos ritmos contenían la pegada del hip-hop, el swing del jazz y los acordes de una iglesia negra, encontró lo que buscaba. Remember the Time es quizá su colaboración más conocida, con su cálido núcleo de organo y su sonido de caja rítmica. Se convirtió en un éxito en la radio negra y llegó al número 1 en la lista R&B/hip-hop de Billboard.
Los primeros seis cortes de Dangerous son colaboraciones Jackson-Riley. No sonaban como algo que Jackson hubierse hecho antes, desde los cristales rompiendose y el sonido metálico de Jam hasta el funk industrial funk del tema que daba título. En lugar del impecable R&B de Thriller y el drama cinemático de Bad hay un mensaje más crudo, urgente y en sintonía con las calles. En She Drives Me Wild, el artista construye una canción completa alrededor de los sonidos callejeros: motores, claxons, portazos y sirenas. En muchas otras canciones Jackson integra rap, uno de los primeros artistas junto con Prince en hacerlo.
Dangerous acabó convirtiéndose en el disco más vendido de Jackson tras Thriller, con 7 millones de copias en USA y más de 32 millones en el mundo. Con todo, en su momento muchos lo vieron como el último intento desesperado de Jackson para reclamar su trono. Cuando Nevermind de reemplazó a Dangerous en lo má alto de las listas en la segunda semana de enero de 1992, los críticos de rock blanco declararon alegremente que el reinado del Rey del Pop había acabado. Es fácil ver el símbolismo de ese momento. Aun así Dangerous ha envejecido bien. Volviendo a él ahora, sin la exageración ni la doble moral que acompañó a su lanzamiento en los primeros años 90, uno consigue un sentido más claro de su significado. Como Nevermind, se sobrepuso a la escena cultural, y a la angustia interna de su creador, de manera convincente. Es más, se puede discutir que Dangerous fue tan significativo para la transformación de la músia negra (R&B/new jack swing) como Nevermind fue para la música blanca (alternativa/grunge). La escena música contemporánea tiene una gran deuda con Dangerous (por ejemplo, Finesse, el último single de Bruno Mars y Cardi B con sabor new jack).
Sólo recientemente los críticos han comenzado a revalorar la importancia de Dangerous. En un artículo publicado por The Guardian en 2009, se le describe como un "verdadero punto alto de la carrera" de Jackson. En su libro sobre el álbum de la colección Bloomsbury’s 33 ⅓, Susan Fast describe aDangerous como el álbum de "mayoría de edad" del artista. El disco, según escribe ella "ofrece un Jackson en el umbral en que finalmente llega ha habitar su edad adulta – ¿no era eso lo que mchos decían que le faltaba? – y haciéndolo a través de una inmersión en la música negra que sólo continuó profundizando en sus trabajos siguientes".
Esa inmersión continuó también en su trabajo visual, que, añadido a Black or White y Remember the Time, muestra la elegancia de un elegante jugador de baloncesto, la superestrella Michael Jordan en el videoclip de Jam y la palpable sensualidad de Naomi Campbell en el videoclip en sepia de In the Closet. Unos años más tarde, trabajó con Spike Lee en la salva más racial de su carrera, They Don’t Care About Us, que resucitó como himno en el movimiento Black Lives Matter. Todavía, críticos, cómicos y público sugieren que Jackson se avergonzaba de su raza. Como dice el chiste, "Sólo en América un pobre niño negro puede convertirse en una mujer blanca rica".
Jackson demostró que la raza es algo más que una mera pigmentación o unos rasgos físicos. Mientras su piel se hacía más blanca, su trabajo en los años 90 estaba más llena de orgullo, talento, inspiración y cultura que negra que nunca.
[Joseph Vogel para The Guardian]
*Traducido por Xtarlight y Mpenziwe para www.MJHideOut.com
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