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cALLING ALL angels

Frente a mi escritorio tengo un trozo de papel que leo de vez en cuando y que alguien escribió un buen día.



Así que no esperes...
hasta que acabes la universidad,
hasta que te enamores,
hasta que encuentres un trabajo,
hasta que tengas hijos o hasta que se vayan de casa,
hasta el viernes por la noche o hasta el domingo por la mañana,
hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno,
hasta que te mueras...
para decidir que no hay un momento mejor
que ÉSTE para ser tu mism@.

EL EQUILIBRIO ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO.
TRABAJA COMO SI NO NECESITARAS DINERO,
AMA COMO SI NUNCA TE HUBIERAN HERIDO
Y BAILA... COMO SI NO TE ESTUVIERAN MIRANDO.

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TESTAMENTO [ II Premio Internacional de Poesía “Tilo Wenner” 2003. Entre Ríos (Argentina) ] Antonio Polo un amigo mío:p Hoy a tantos de tantos, en plenas facultades mentales y gobernando sobre lo que se podría denominar mi propia vida, he decidido legar todos y cada uno de los bienes que constituyen –sin paliativos– la mayor fortuna a la medida de los hombres.

Por tanto, hoy a la tierra quemada, primera estación de todos los desiertos, dejo el eco de las alondras.

A la niña del Pulitzer 94, a quién doblegó la miseria, le dejo la desbocada lluvia del arroz y los pies de una gacela para huir del hambre y la sabana.

A los meninhos da rua les dejo el estallido de mis riñones y una sonrisa.

A Francisco Montes, en usufructo permanente, le dejo la paz entre los círculos concéntricos de las carpas.

A los soldados y a los Poetas, cuyas espadas están manchadas de sangre y de hexámetros, la primera galerada del Libro de los Menesterosos.

A mis amigos les dejo un atardecer en Mantova mientras el sol se adentra en las aguas del lago.

Al vigía de la torre, la luz reveladora del mediodía y los caballos azules que anuncian precipitadamente las olas.

A Mohamed VI le dejo el inquietante sueño de los niños saharauis.

Y a mi mujer, con la que estoy permanentemente en deuda, le dejo diez minutos de todas las primaveras.

Para que así conste cuando llegue mi último día, dejo por adelantado éstos bienes que constituyen –sin paliativos– la mayor fortuna a la medida de los hombres.

Hoy, a tantos de tantos.
 
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