Angie
Esto es MUY surrealista
Ayer ordenando la habitación (mi madre dice que no es cierto, pero bueno :lol: ) encontré esta hoja, así que os dejo el texto, a mí me ha gustado.
"No me des todo lo que pida. A veces sólo pido para ver cuánto puedo tomar.
No me grites. Te respeto mucho menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo las haría más rápido y con más gusto.
Cumple las promesas buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer; decídete y mantén esa decisión.
Déjame valerme por mí mismo. Si tú lo haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga pro ti, aunque sea para sacarte de un apuro.
Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga “por qué lo hice”. A veces ni yo mismo lo sé.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que tengo de ti. Y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con la que tratas a tus amigos, ya que porque seamos familia, no quiere decir que no podamos ser amigos también.
No me digas que haga una cosa si tú no lo haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
Cuando te cuente un problema mío, no me digas:
“No tengo tiempo para tonterías”, o “Eso no tiene importancia.” Trata de comprenderme y ayudarme.
Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo."
"No me des todo lo que pida. A veces sólo pido para ver cuánto puedo tomar.
No me grites. Te respeto mucho menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo las haría más rápido y con más gusto.
Cumple las promesas buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer; decídete y mantén esa decisión.
Déjame valerme por mí mismo. Si tú lo haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga pro ti, aunque sea para sacarte de un apuro.
Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga “por qué lo hice”. A veces ni yo mismo lo sé.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que tengo de ti. Y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con la que tratas a tus amigos, ya que porque seamos familia, no quiere decir que no podamos ser amigos también.
No me digas que haga una cosa si tú no lo haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
Cuando te cuente un problema mío, no me digas:
“No tengo tiempo para tonterías”, o “Eso no tiene importancia.” Trata de comprenderme y ayudarme.
Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo."