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Un salón inundado de gente atraída por las coloridas imágenes en acrílico, obra de Rodolfo Durán, albergó la primera exposición individual cuyo ese mensaje es: el dominio e influencia de la publicidad en la mente humana.
Rodolfo prefiere tener una mente abierta para poder percibir lo que tiene frente a sí como una influencia. Esa es la premisa del experimentado -joven- pintor que antes de los 30, estrenó una muestra sin nombre.
“Aquí y en Nueva York”, dice Rodolfo cuando responde a la pregunta de en qué lugares ha expuesto. Y es que el leonés pertenece a esa generación de nuevos artistas locales que están destacando y de verdad la están ‘armando’ en grande.
No cualquiera se puede preciar de contar con una maestra como Copori, copista oficial por seis años del Museo del Prado, curadora de arte y egresada de la española Real Academia de San Fernando, de Madrid. Ella cuenta que de 800 alumnos que ha tenido en su estudio, sólo diez se han ‘graduado’. Uno de ellos es Rodolfo, a quien tiene especial aprecio.
“Este es un muchacho diferente porque ha tenido el valor de dar una crítica constructiva del medio ambiente y porque hace lo que quiere con el dibujo”, dice la maestra en el ‘speech’ de apertura de la muestra, en galería Nnova.
Mientras circulan por el lugar decenas de visitantes, amigos, familiares y conocidos del artista, éste habla en la parte posterior de la galería, rodeado del clima húmedo que dejó la lluvia pasajera.
“Me influencié del arte pop de los 70, retomando lo que los artistas de ahora quieren decir: cómo la publicidad tiene influencia en nuestras vidas, en lo que compramos, y por eso traté de poner caras reconocibles desde otro punto de vista”, dice.
Porque nunca será posible ver a George W. Bush con un tiro al blanco o el políptico de cantantes pop-star como en dos de las 10 piezas (desintegrando el políptico serían 19) que suma la exhibición del egresado de Diseño Gráfico de la Universidad DeLaSalle Bajío.
Mientras platica, Rodolfo recibe inagotables felicitaciones. Él se disculpa cuando tiene que ponerse de pie para saludar a quienes se acercan para rendirle tributo y desearle suerte. No es para menos porque pinta, lo hace bien y ahora exhibe, para que el mundo lo conozca.
Después vuelve a sentarse y dice: “Esta es una crítica abierta a la influencia de la publicidad en el ser humano” (misma publicidad que lo benefició a él mismo y manifiesta ese día por la noche, porque se ‘corrió la voz’ de que Rodolfo exhibiría en el Nnova).
Otros de sus personajes son Michael Jackson, la Mujer Maravilla, Barbie, el monito de las paletas Glotón, personajes como el artista Holton Rower (nieto de Alexander Calder), con quien trabajó en NY y algunos amigos. Todos caben en su obra.
Rodolfo también despacha su oficina (en su propia casa) de servicios de diseño gráfico y da clases de inglés en la Universidad Iberoamericana. Una sola meta: continuar pintando y creando. Tiene en mente, también, montar otra exposición, pero de arte-objeto, aunque aún no define la temática.
Rodolfo regresa a la galería, tras la entrevista.
Explica algunas descripciones específicas sobre las pinturas. No lo puede evitar; la gente se siente como en casa y viven junto a él la velada.
No era precisamente un ‘antro’, pero lo parecía, porque el pintor estuvo rodeado de gente joven que brindó con él y por él, en la inauguración de la muestra suya, una promesa del arte contemporáneo que está empezando a dar frutos en León.