Hoy, 31 de marzo de 2014, se cumplen 26 años del concierto en Hartford (Connecticut, USA), de la gira BAD de Michael Jackson.
Esta es una de las crónicas de la época publicada en el Harford Courant.
Por Frank Rizzo
Al final del concierto de Michael Jackson del viernes noche en el Hartford Civic Center, sucedió algo extraño y maravilloso.
Durante “Man In The Mirror”, Jackson se dejó ir con una oleada de calidez, afecto e intención que fue genuinamente conmovedora, y sorprendente por lo inesperada.
No es que Jackson estuviera imperturbable durante las dos horas de concierto, el primero de los tres con todo el aforo vendido en el arena.
Actuó como poseído por el demonio, cantando y bailando con talento, energía y compromiso abrumadores. Pero hubo algo en “Man In The Mirror” que faltó en el resto del concierto.
Aunque Jackson fue una maravilla técnica y el concierto fue presentado con una energía raramente vista en los escenarios de un concierto de rock, se produjo un curioso distanciamiento que se rompió solo de forma intermitente durante el concierto y de modo permanente durante “Man In The MIrror”.
Esta es la primera gira en solitario de Jackson en los Estados Unidos y, a juzgar por el aspecto y lo que se percibió en el concierto del Civic Center, está buscando endurecer su imagen. Este es un cantante más oscuro, duro y sexy que el que encontramos en los tiempos más sencillos e inocentes del “Victory” Tour con sus hermanos.
Ahora sus fantasías tienen significados más oscuros.
En canciones como “Dirty Diana”, donde la energía brutal emergía ante el imponente efecto de los poderosos acordes heavy metal, o el súper cargado “Rock with You”, donde el poder absoluto era la consigna, esta imagen de “Acción Jackson” demostró ser adecuada.
Pero fue un estilo que Jackson mantuvo a lo largo de todo el concierto. En canciones de más dulces y sencillos sentimientos, los incesantes pavoneos sexuales y manos en la entrepierna estaban fuera de lugar. Uno quería darle un manotazo a su mano y dejarle cantar tan solo.
Cuando desaceleró, ya fuera para la suave “Human Nature”, como para la nostálgica “I’ll Be There” en el Medley de Motown, como para la sencilla y asombrosa “Billie Jean”, Jackson fue una maravilla vocal.
Pero él no podía estarse quieto.
Ni tampoco el show.
El concierto estrictamente programado desde el principio estaba determinado a ser un espectáculo de entretenimiento. Pirotecnia, máquinas de viento, desapariciones mágicas, láser, mimo (¡arg!), una dinámica banda, baile espectacular, vídeo fascinante, vestuario electrizante, moonwalks, grúas planeando sobre el público y movimiento permanente de uno u otro tipo llenaron cada minuto del concierto. Nadie puede decir que alguien se reprimiera en este concierto. Fue espectáculo a cualquier precio.
Como en la última gira de Madonna, Jackson interpretó su música en escena enfatizando los elementos teatrales. Y como Madonna, el cantante volvió su mirada hacia Broadway para inspirarse musicalmente, completando con un coro de baile, escenas planificadas e incluso vestuario caracterizado. Movimientos de Bob Fosse fueron evidentes a lo largo del concierto, especialmente en “Smooth Criminal”, toques de “West Side Story” ayudaron a dar vida al vídeo “Beat It”. Había incluso una versión de gira del vídeo.
Pero faltó en la mayoría del concierto faltó conexión con el público, e incluso con sus compañeros de escenario. Hubieron algunos chispazos cuando Jackson cantó su dueto “I Just Can´t Stop Loving You” con su compañera cantante.
Cuando un cantante del coro se unió a él en “I’ll Be There”, Jackson ni siquiera se dio cuenta de su presencia.
Y entre todo el sudor y la música, el resplandor y el baile, Jackson raramente estableció contacto visual con su público. Sí, hubo el obligatorio momento de subir-una-fan-para-un-abrazo-al-escenario, y un par de niños subieron a bailar en “Bad” (un éxito seguro procedente de los shows de Diana Ross), pero durante la mayor parte, Jackson permaneció distante a pesar de sus sobrehumanos esfuerzos por agradar.
Cuando inició “Rock With You” con una amplia sonrisa fue una gran revelación, y nos dimos cuenta de que, a pesar del gran trabajo, maestría escénica y talento, lo que faltaba era alegría.
Un poco de ella se recuperó de vez en cuando en el medley de Motown, en las variaciones funky de “Human Nature” y el sinuoso y feliz encanto funky de “The Way You Make Me Feel”, pero esto fueron excepciones, no lo habitual.
Fue tan solo en “Man In The Mirror” donde Jackson se mostró verdaderamente conmovedor, dejando salir el fervor góspel, dejando que el mensaje le inspirara, dejando que el amor por la actuación y por la multitud llenaran el espacio. Este fue el Michael Jackson triunfante. Este fue el Michael Jackson que no llegamos a conocer.
Qué lástima.
La banda de Jackson estuvo formada por: Ricky Lawson en la batería. Chris Currell, Rory Kaplan y Greg Phillinganes en los teclados. Don Boyette en el bajo. Jon Clark y Jennifer Batten en la guitarra. Darryl Phinnessee, Kevin Dorsey, Dorian Holley y Sheryl Crow en los coros. Y los bailarines: La Velle Smith, Randy Allaire, Dominic Lucero y Eddie Garcia.
When Michael Jackson Performed in Hartford...We Were There - Behind the Curtain | Frank Rizzo
(No hay vídeos de este concierto, desgraciadamente, tan solo estas fotografías.)
Dos historias más de esos conciertos:
http://mjhideout.com/forum/enciclop...-farmer-semana-chofer-de-michael-jackson.html
Roberto Alfaro era oficial del departamento de policía de Hartford cuando fue asignado como guardia de seguridad de Jackson unos meses después de la publicación del disco “Bad”.
“El chico es un genio de la música”, dijo Alfaro reflexionando sobre el fallecimiento del icono musical. “No hay demasiada gente que fuera como él”.
Alfaro era uno de los cuatro oficiales que escoltaban a Jackson desde el camerino hasta el escenario. Dijo que el Rey del Pop era tímido cuando le conoció fuera del escenario, pero que se transformaba mientras se preparaba para actuar.
“Era como si alguien apretara un botón en MJ y de repente podías ver la intensidad en su cara”, decía Alfaro. “Estaba muy concentrado en lo que iba a hacer”.
Alfaro recuerda la excitación de la gente y el sonido de los fans coreando: “Michael”, gritando y zapateando.
“Sentía que era parte de ello porque mi adrenalina bombeaba también”, decía. “Mientras nos acercábamos a la entrada, el ruido crecía más y más alto”.
Después del concierto, Jackson dio las gracias a los oficiales mientras esperaban la furgoneta que le recogería.
Alfaro habló con Jackson y le pidió un autógrafo en dos entradas que recogió del suelo para sus dos hijos. Una entrada azul y verde para su hija Bianca todavía está intacta y se puede leer en ella: “Michael Jackson Live in Concert”, presentado por Pepsi, por 22,50$.
Al día siguiente, Alfaro formó parte de la patrulla que escoltó a Jackson al segundo concierto. Las miles de personas que esperaban su llegada estaban frenéticas golpeando la furgoneta.
Alfaro abandonó la policía en el año 2000 para continuar su carrera como modelo y actor. Ha estado escribiendo una biografía en la que incluye detalles de su experiencia con Jackson durante cinco años, que planea terminar pronto.
“Es una experiencia única que compartiré con mis hijos y nietos”, dice de su tiempo con Jackson. “Nunca me cansaré de contar esta historia”.
Remembering Michael: Ex-cop shared adrenaline on security detail at '88 concert
Esta es una de las crónicas de la época publicada en el Harford Courant.
“Bad Boy” Jackson: De demasiado frio a demasiado caliente
La actuación, con todas las entradas agotadas, muestra una energía brutal, pero los destellos de efusividad del cantante son demasiado escasos
Por Frank Rizzo
Al final del concierto de Michael Jackson del viernes noche en el Hartford Civic Center, sucedió algo extraño y maravilloso.
Durante “Man In The Mirror”, Jackson se dejó ir con una oleada de calidez, afecto e intención que fue genuinamente conmovedora, y sorprendente por lo inesperada.
No es que Jackson estuviera imperturbable durante las dos horas de concierto, el primero de los tres con todo el aforo vendido en el arena.
Actuó como poseído por el demonio, cantando y bailando con talento, energía y compromiso abrumadores. Pero hubo algo en “Man In The Mirror” que faltó en el resto del concierto.
Aunque Jackson fue una maravilla técnica y el concierto fue presentado con una energía raramente vista en los escenarios de un concierto de rock, se produjo un curioso distanciamiento que se rompió solo de forma intermitente durante el concierto y de modo permanente durante “Man In The MIrror”.
Esta es la primera gira en solitario de Jackson en los Estados Unidos y, a juzgar por el aspecto y lo que se percibió en el concierto del Civic Center, está buscando endurecer su imagen. Este es un cantante más oscuro, duro y sexy que el que encontramos en los tiempos más sencillos e inocentes del “Victory” Tour con sus hermanos.
Ahora sus fantasías tienen significados más oscuros.
En canciones como “Dirty Diana”, donde la energía brutal emergía ante el imponente efecto de los poderosos acordes heavy metal, o el súper cargado “Rock with You”, donde el poder absoluto era la consigna, esta imagen de “Acción Jackson” demostró ser adecuada.
Pero fue un estilo que Jackson mantuvo a lo largo de todo el concierto. En canciones de más dulces y sencillos sentimientos, los incesantes pavoneos sexuales y manos en la entrepierna estaban fuera de lugar. Uno quería darle un manotazo a su mano y dejarle cantar tan solo.
Cuando desaceleró, ya fuera para la suave “Human Nature”, como para la nostálgica “I’ll Be There” en el Medley de Motown, como para la sencilla y asombrosa “Billie Jean”, Jackson fue una maravilla vocal.
Pero él no podía estarse quieto.
Ni tampoco el show.
El concierto estrictamente programado desde el principio estaba determinado a ser un espectáculo de entretenimiento. Pirotecnia, máquinas de viento, desapariciones mágicas, láser, mimo (¡arg!), una dinámica banda, baile espectacular, vídeo fascinante, vestuario electrizante, moonwalks, grúas planeando sobre el público y movimiento permanente de uno u otro tipo llenaron cada minuto del concierto. Nadie puede decir que alguien se reprimiera en este concierto. Fue espectáculo a cualquier precio.
Como en la última gira de Madonna, Jackson interpretó su música en escena enfatizando los elementos teatrales. Y como Madonna, el cantante volvió su mirada hacia Broadway para inspirarse musicalmente, completando con un coro de baile, escenas planificadas e incluso vestuario caracterizado. Movimientos de Bob Fosse fueron evidentes a lo largo del concierto, especialmente en “Smooth Criminal”, toques de “West Side Story” ayudaron a dar vida al vídeo “Beat It”. Había incluso una versión de gira del vídeo.
Pero faltó en la mayoría del concierto faltó conexión con el público, e incluso con sus compañeros de escenario. Hubieron algunos chispazos cuando Jackson cantó su dueto “I Just Can´t Stop Loving You” con su compañera cantante.
Cuando un cantante del coro se unió a él en “I’ll Be There”, Jackson ni siquiera se dio cuenta de su presencia.
Y entre todo el sudor y la música, el resplandor y el baile, Jackson raramente estableció contacto visual con su público. Sí, hubo el obligatorio momento de subir-una-fan-para-un-abrazo-al-escenario, y un par de niños subieron a bailar en “Bad” (un éxito seguro procedente de los shows de Diana Ross), pero durante la mayor parte, Jackson permaneció distante a pesar de sus sobrehumanos esfuerzos por agradar.
Cuando inició “Rock With You” con una amplia sonrisa fue una gran revelación, y nos dimos cuenta de que, a pesar del gran trabajo, maestría escénica y talento, lo que faltaba era alegría.
Un poco de ella se recuperó de vez en cuando en el medley de Motown, en las variaciones funky de “Human Nature” y el sinuoso y feliz encanto funky de “The Way You Make Me Feel”, pero esto fueron excepciones, no lo habitual.
Fue tan solo en “Man In The Mirror” donde Jackson se mostró verdaderamente conmovedor, dejando salir el fervor góspel, dejando que el mensaje le inspirara, dejando que el amor por la actuación y por la multitud llenaran el espacio. Este fue el Michael Jackson triunfante. Este fue el Michael Jackson que no llegamos a conocer.
Qué lástima.
La banda de Jackson estuvo formada por: Ricky Lawson en la batería. Chris Currell, Rory Kaplan y Greg Phillinganes en los teclados. Don Boyette en el bajo. Jon Clark y Jennifer Batten en la guitarra. Darryl Phinnessee, Kevin Dorsey, Dorian Holley y Sheryl Crow en los coros. Y los bailarines: La Velle Smith, Randy Allaire, Dominic Lucero y Eddie Garcia.
When Michael Jackson Performed in Hartford...We Were There - Behind the Curtain | Frank Rizzo
(No hay vídeos de este concierto, desgraciadamente, tan solo estas fotografías.)
Dos historias más de esos conciertos:
http://mjhideout.com/forum/enciclop...-farmer-semana-chofer-de-michael-jackson.html
Roberto Alfaro, guardia de seguridad durante el concierto en Hartford, 1988.
Roberto Alfaro era oficial del departamento de policía de Hartford cuando fue asignado como guardia de seguridad de Jackson unos meses después de la publicación del disco “Bad”.
“El chico es un genio de la música”, dijo Alfaro reflexionando sobre el fallecimiento del icono musical. “No hay demasiada gente que fuera como él”.
Alfaro era uno de los cuatro oficiales que escoltaban a Jackson desde el camerino hasta el escenario. Dijo que el Rey del Pop era tímido cuando le conoció fuera del escenario, pero que se transformaba mientras se preparaba para actuar.
“Era como si alguien apretara un botón en MJ y de repente podías ver la intensidad en su cara”, decía Alfaro. “Estaba muy concentrado en lo que iba a hacer”.
Alfaro recuerda la excitación de la gente y el sonido de los fans coreando: “Michael”, gritando y zapateando.
“Sentía que era parte de ello porque mi adrenalina bombeaba también”, decía. “Mientras nos acercábamos a la entrada, el ruido crecía más y más alto”.
Después del concierto, Jackson dio las gracias a los oficiales mientras esperaban la furgoneta que le recogería.
Alfaro habló con Jackson y le pidió un autógrafo en dos entradas que recogió del suelo para sus dos hijos. Una entrada azul y verde para su hija Bianca todavía está intacta y se puede leer en ella: “Michael Jackson Live in Concert”, presentado por Pepsi, por 22,50$.
Al día siguiente, Alfaro formó parte de la patrulla que escoltó a Jackson al segundo concierto. Las miles de personas que esperaban su llegada estaban frenéticas golpeando la furgoneta.
Alfaro abandonó la policía en el año 2000 para continuar su carrera como modelo y actor. Ha estado escribiendo una biografía en la que incluye detalles de su experiencia con Jackson durante cinco años, que planea terminar pronto.
“Es una experiencia única que compartiré con mis hijos y nietos”, dice de su tiempo con Jackson. “Nunca me cansaré de contar esta historia”.
Remembering Michael: Ex-cop shared adrenaline on security detail at '88 concert
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