David LaChapelle: "Artistas como Miguel Ángel o Michael Jackson son mis profetas"
Verano 2007: El Museo de Cera de Dublín está destrozado. Sus estrellas de cera fueron masacradas, desfiguradas, desmembradas. Inmediatamente, David LaChapelle viaja hasta allí. El artista, obsesionado con la imagen de los imitadores de famosos congela los actos de vandalismo en una serie de fotos, Still Life. (...)
¿Cómo fue su encuentro con estas figuras de cera?
David LaChapelle: Lo que es sorprendente es que algunas cabezas estaban completamente destrozadas y otros no. Las cabezas de los políticos, por ejemplo, fueron destruidas, mientras que la princesa Diana estaba intacta. Lo mismo ocurre con Bono, que es una estrella irlandesa, Cristo y los apóstoles. Esto demuestra que incluso en estas situaciones de caos, las personas toman decisiones morales sobre quién merece ser castigado y quién merece ser salvado. Estas figuras de cera son muy importantes para mis sentidos. Representan nuestra fascinación por las estrellas, la forma en que los adoran como dioses, sea cual sea nuestra religión. Se ven tan reales, que parece ser la celebridad misma. Cuando trabajé en la princesa Diana, sentí su presencia. No en un sentido místico, sólo porque me gustaba mucho. Mis ayudantes la manipularon con gran precaución debido a lo que representaba. Lo mismo con la figura de Michael Jackson: todos en la sala estaban triste, a causa de la vida que tenía y que se simboliza en la figura de cera. En la antigüedad, cuando los romanos estaban conquistando una ciudad, las estatuas se rompieron la nariz, como para evitar que simbólicamente respirar. Estas figuras de cera me hizo pensar en estos antiguos bustos y cabezas rotas, y supe inmediatamente que quería hacer una serie de fotos.
(...)
¿Vas a la iglesia?
Soy creyente y asisto a toda clase de iglesias, sinagogas, etc. He leído un montón de libros metafísicos, religiosos o filosóficos. Pero aprendo más en los textos de cantantes como Leonard Cohen y George Harrison. Artistas como Miguel Ángel o Michael Jackson son mis profetas.
David LaChapelle y el mito pop inmortal
El rey del pop y la cámara más pop. dos universos estéticos excesivos, únicos. La fusión de delirios estuvo a punto de consumarse en vida. Pero el mito murió. Y desde su granja de Hawaii, donde muta de fotógrafo de revista a artista de museo, LaChapelle se saca de la manga estos retablos post mórtem, realizados con modelos y recreación digital, del rey elevado a icono religioso. Obsesiones que impregnan sus obras más recientes.
Una eterna cita fallida... ¿o no? Durante años, el fotógrafo David LaChapelle (Connecticut, EE UU, 1963) persiguió a Michael Jackson. Sesiones concertadas, aplazadas, anuladas... El encuentro parecía prohibido y maldito para siempre. Y entonces ocurrió. LaChapelle se saca de la manga unos misteriosos retratos de un Jackson elevado a icono religioso. El fotógrafo otorga así a este Jackson post mórtem la categoría que solo él le podía dar, la de inmortal. Finalmente, más allá de la vida y de la muerte, se consigue una cita con la eternidad.
Estas intrigantes imágenes salen a la luz en una época bisagra de la vida del fotógrafo y podrían incluso marcar la transición de un David a otro, ya que en 2010, LaChapelle se encuentra en plena mutación. Recorre el planeta y, mientras echa raíces en museos y galerías de todo el mundo, a la vez que abandona las publicaciones, alimenta los rumores en torno a su retirada del mundo del glamour, del papel cuché y de la jet-set. Instalado desde hace poco en una paradisiaca granja hawaiana, a tres horas de carretera de cualquier zona urbana, parece que LaChapelle utiliza este aislamiento para tomar perspectiva. Como si se apartara de la crónica de la artificialidad efímera que le encumbró para embarcarse en el desarrollo artístico sostenible. El fotógrafo ve las cosas de manera diferente y habla de "libertad recobrada" y de toma de distancia con la primera parte de su carrera, pero sin renegar de ella en absoluto.
Posiblemente dan fe de ello sus extraños trabajos jacksonianos y el fresco en homenaje a un África exangüe que ilustran estas páginas. El tratamiento sigue siendo idéntico: gusto por el color, glamour, kitsch y composición extrema de la imagen. Todo está ahí. El espíritu de provocación también permanece, pero con una profundidad adicional, relacionada con la espiritualidad. (...)
Hablemos de su serie sobre Michael Jackson.
Fue una colaboración muy inspirada, una oportunidad increíble, algo muy excitante.
Habla de ella como si se tratara realmente de Michael Jackson. ¿No es un sosias?
No me apetece hablar de ello. Esas cosas se hicieron y... ya está.
Hablemos de las tres imágenes que publicamos. ¿Qué puede decirnos de esa en la que el personaje de Michael Jackson se presenta como un arcángel?
Se trata de un arcángel que reza por el diablo después de vencerlo y tirar su espada.
En otra imagen, Michael Jackson se encuentra de pie junto a una figura virginal.
Es una evocación de la Virgen de Guadalupe, es decir, de la Virgen María. Michael era un profeta, su vida fue muy difícil, sufrió mucho. Veía a Dios en el rostro de cada niño y se ha intentado hacer de él un demonio. Era negro y se convirtió en blanco por una enfermedad, y se quiso creer que se hizo cirugía estética. ¿Por qué la gente se alegra de la caída de quienes han alcanzado la cima? Esta historia casi bíblica se desarrolló en nuestra época, ahí mismo, ante nuestros ojos. Es una de las vidas más épicas que se hayan dado jamás.
¿Es una manera de afirmar la 'pureza' de Michael Jackson?
Sí. Michael era puro.
Tercera imagen: el personaje de Michael Jackson está inconsciente y lo lleva Cristo en persona.
Es mi pietá.
¿La muerte le obsesiona, le asusta?
No, en absoluto. ¿Cómo podríamos saber si nacer es tan increíble como morir? Creo que es lo mismo. No quiero morir, pero no me asusta.
Verano 2007: El Museo de Cera de Dublín está destrozado. Sus estrellas de cera fueron masacradas, desfiguradas, desmembradas. Inmediatamente, David LaChapelle viaja hasta allí. El artista, obsesionado con la imagen de los imitadores de famosos congela los actos de vandalismo en una serie de fotos, Still Life. (...)
¿Cómo fue su encuentro con estas figuras de cera?
David LaChapelle: Lo que es sorprendente es que algunas cabezas estaban completamente destrozadas y otros no. Las cabezas de los políticos, por ejemplo, fueron destruidas, mientras que la princesa Diana estaba intacta. Lo mismo ocurre con Bono, que es una estrella irlandesa, Cristo y los apóstoles. Esto demuestra que incluso en estas situaciones de caos, las personas toman decisiones morales sobre quién merece ser castigado y quién merece ser salvado. Estas figuras de cera son muy importantes para mis sentidos. Representan nuestra fascinación por las estrellas, la forma en que los adoran como dioses, sea cual sea nuestra religión. Se ven tan reales, que parece ser la celebridad misma. Cuando trabajé en la princesa Diana, sentí su presencia. No en un sentido místico, sólo porque me gustaba mucho. Mis ayudantes la manipularon con gran precaución debido a lo que representaba. Lo mismo con la figura de Michael Jackson: todos en la sala estaban triste, a causa de la vida que tenía y que se simboliza en la figura de cera. En la antigüedad, cuando los romanos estaban conquistando una ciudad, las estatuas se rompieron la nariz, como para evitar que simbólicamente respirar. Estas figuras de cera me hizo pensar en estos antiguos bustos y cabezas rotas, y supe inmediatamente que quería hacer una serie de fotos.
(...)
¿Vas a la iglesia?
Soy creyente y asisto a toda clase de iglesias, sinagogas, etc. He leído un montón de libros metafísicos, religiosos o filosóficos. Pero aprendo más en los textos de cantantes como Leonard Cohen y George Harrison. Artistas como Miguel Ángel o Michael Jackson son mis profetas.
David LaChapelle y el mito pop inmortal
El rey del pop y la cámara más pop. dos universos estéticos excesivos, únicos. La fusión de delirios estuvo a punto de consumarse en vida. Pero el mito murió. Y desde su granja de Hawaii, donde muta de fotógrafo de revista a artista de museo, LaChapelle se saca de la manga estos retablos post mórtem, realizados con modelos y recreación digital, del rey elevado a icono religioso. Obsesiones que impregnan sus obras más recientes.
Una eterna cita fallida... ¿o no? Durante años, el fotógrafo David LaChapelle (Connecticut, EE UU, 1963) persiguió a Michael Jackson. Sesiones concertadas, aplazadas, anuladas... El encuentro parecía prohibido y maldito para siempre. Y entonces ocurrió. LaChapelle se saca de la manga unos misteriosos retratos de un Jackson elevado a icono religioso. El fotógrafo otorga así a este Jackson post mórtem la categoría que solo él le podía dar, la de inmortal. Finalmente, más allá de la vida y de la muerte, se consigue una cita con la eternidad.
Estas intrigantes imágenes salen a la luz en una época bisagra de la vida del fotógrafo y podrían incluso marcar la transición de un David a otro, ya que en 2010, LaChapelle se encuentra en plena mutación. Recorre el planeta y, mientras echa raíces en museos y galerías de todo el mundo, a la vez que abandona las publicaciones, alimenta los rumores en torno a su retirada del mundo del glamour, del papel cuché y de la jet-set. Instalado desde hace poco en una paradisiaca granja hawaiana, a tres horas de carretera de cualquier zona urbana, parece que LaChapelle utiliza este aislamiento para tomar perspectiva. Como si se apartara de la crónica de la artificialidad efímera que le encumbró para embarcarse en el desarrollo artístico sostenible. El fotógrafo ve las cosas de manera diferente y habla de "libertad recobrada" y de toma de distancia con la primera parte de su carrera, pero sin renegar de ella en absoluto.
Posiblemente dan fe de ello sus extraños trabajos jacksonianos y el fresco en homenaje a un África exangüe que ilustran estas páginas. El tratamiento sigue siendo idéntico: gusto por el color, glamour, kitsch y composición extrema de la imagen. Todo está ahí. El espíritu de provocación también permanece, pero con una profundidad adicional, relacionada con la espiritualidad. (...)
Hablemos de su serie sobre Michael Jackson.
Fue una colaboración muy inspirada, una oportunidad increíble, algo muy excitante.
Habla de ella como si se tratara realmente de Michael Jackson. ¿No es un sosias?
No me apetece hablar de ello. Esas cosas se hicieron y... ya está.
Hablemos de las tres imágenes que publicamos. ¿Qué puede decirnos de esa en la que el personaje de Michael Jackson se presenta como un arcángel?
Se trata de un arcángel que reza por el diablo después de vencerlo y tirar su espada.
En otra imagen, Michael Jackson se encuentra de pie junto a una figura virginal.
Es una evocación de la Virgen de Guadalupe, es decir, de la Virgen María. Michael era un profeta, su vida fue muy difícil, sufrió mucho. Veía a Dios en el rostro de cada niño y se ha intentado hacer de él un demonio. Era negro y se convirtió en blanco por una enfermedad, y se quiso creer que se hizo cirugía estética. ¿Por qué la gente se alegra de la caída de quienes han alcanzado la cima? Esta historia casi bíblica se desarrolló en nuestra época, ahí mismo, ante nuestros ojos. Es una de las vidas más épicas que se hayan dado jamás.
¿Es una manera de afirmar la 'pureza' de Michael Jackson?
Sí. Michael era puro.
Tercera imagen: el personaje de Michael Jackson está inconsciente y lo lleva Cristo en persona.
Es mi pietá.
¿La muerte le obsesiona, le asusta?
No, en absoluto. ¿Cómo podríamos saber si nacer es tan increíble como morir? Creo que es lo mismo. No quiero morir, pero no me asusta.
