Esta tarde he acompañado a mi pareja a visitar a una abuela suya a una residencia de ancianos. Nunca había estado en ninguna, porque afortunadamente, todas las personas de mi familia que han muerto lo han hecho sin sufrir nada y sin llegar a ese extremo de abandono.
A los cinco minutos de estar allí y de hacer compañía a esta pobre mujer, he roto a llorar como un niño... He intentado evitarlo varias veces pero me ha sido imposible. No he podido asimilar la idea de ver a una persona inválida, abandonada entre extraños y con tanto sufrimiento sobre sus espaldas. Desde luego, sabía que hay millones de ancianos así y mucho peor, pero jamás lo había experimentado. Esta mujer ni siquiera sabe que su hija (la madre de mi novio) murió hace tres años.
Y yo me pregunto por qué las residencias de ancianos parecen (y son) fríos e inumanos almacenes de personas ya inservibles a simple vista que dieron toda su vida por los suyos.
Sólo me queda mi madre viva y puedo asegurar que jamás permitiré que llegue a esa situación, sinceramente prefiero perderla antes de que llegue a ese estado, y ella está de acuerdo conmigo. De todas maneras, la angustia todavía la tengo alojada en el estómago, pero mañana supongo que lo veré de otra forma... o no.
* Un beso muy fuerte a todas esas personas abandonadas injustamente a las que les debemos nuestras vidas y todo lo que somos.
A los cinco minutos de estar allí y de hacer compañía a esta pobre mujer, he roto a llorar como un niño... He intentado evitarlo varias veces pero me ha sido imposible. No he podido asimilar la idea de ver a una persona inválida, abandonada entre extraños y con tanto sufrimiento sobre sus espaldas. Desde luego, sabía que hay millones de ancianos así y mucho peor, pero jamás lo había experimentado. Esta mujer ni siquiera sabe que su hija (la madre de mi novio) murió hace tres años.
Y yo me pregunto por qué las residencias de ancianos parecen (y son) fríos e inumanos almacenes de personas ya inservibles a simple vista que dieron toda su vida por los suyos.
Sólo me queda mi madre viva y puedo asegurar que jamás permitiré que llegue a esa situación, sinceramente prefiero perderla antes de que llegue a ese estado, y ella está de acuerdo conmigo. De todas maneras, la angustia todavía la tengo alojada en el estómago, pero mañana supongo que lo veré de otra forma... o no.
* Un beso muy fuerte a todas esas personas abandonadas injustamente a las que les debemos nuestras vidas y todo lo que somos.
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