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Divertida anecdota de Michael contada por David Gest, amigo y promotor de Mike

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Esta anecdota nos la cuenta David Gest, amigo y promotor de Michael


Solíamos ir a Disneylandia. A los dos nos encantaban las montañas rusas. A veces subíamos veinte veces seguidas.
A menudo, Michael usaba disfraces. Una vez, él era un jeque y yo era su traductor. Entramos a un lugar llamado Carnation Restaurant donde servía ensaladas de atún y sándwiches. En ese momento, Michael sólo comía comida orgánica, pero tenía una extraña idea de lo que era orgánico. Si íbamos a KFC, Michael pensaba que si quitabas la piel al pollo se convertía en comida orgánica.
De todas formas, en Carnation ese día había dos mujeres y un hombre de alrededor de ochenta años. Empezamos a hablar en nuestro particular árabe entre nosotros.
Cuando las dos mujeres empezaron a mirarnos me dirigí a una de ellas y le expliqué: El jeque Majolini quiere que le diga que usted y su amiga son unas bellas damas.
Estas dos señoras probablemente no habrían recibido un cumplido en los últimos veinte años así que empezaron a reírse. Entonces empezamos a hablar. Preguntaron qué estaba haciendo el jeque allí y les dije que se acababa de divorciar de su esposa número 97 y que tenía 154 hijos.
“¿Tiene 154 hijos?” preguntaron sorprendidas.
“Que él sepa,“ dije. “Ha tenido 97 esposas…” y empecé a nombrarlas, “Jada, Jami, Shakira, Vera…” con Michael diciéndoles esto en un árabe inventado.
No había nada malicioso en ello. De hecho, Michael les pagó su cuenta, él era así, siempre gastando bromas a la gente.

A Michael le encantaba llamar a la gente. Solía hacerlo cuando venía a mi casa. Cogía el teléfono, marcaba un número y empezaba a tontear.
La persona al otro lado contestaba y Michael decía, “¿Quién es?”
Al otro lado decían algo así como, “Soy Lenore”
El decía, “OH Lenore, escucha, vamos a tener que divorciarnos. No puedo seguir con esto.”
Y ella, ”No , no, se ha equivocado…”
Michael la interrumpía y decía, “No, Lenore, no intentes eso conmigo. He terminado contigo. Dividiremos a partes iguales todo, pero tiene que ser así.”
Entonces él colgaba, dejando a la persona al otro lado de la línea preguntándose qué demonios había pasado.

Iglesia de Al Green, 1978…Cuando llegó el momento de ir a la fiesta, Michael se quejaba vivamente. Sufría el peor caso de escocedura por llevar la ropa interior demasiado ajustada. No podía moverse. Ambos lados de sus piernas sufrían fuertes rozaduras. Fuimos a la iglesia de Al Green al día siguiente. Michael todavía estaba muy dolorido y sufría fuertes escoceduras.
Cuando llegamos, Al estaba cantando el clásico de Curtis Mayfield “People get ready” Él seguía causando un efecto sorprendente en la gente… La mujer que estaba sentada junto a nosotros empezó a hiperventilar, como hacen muchas mujeres afroamericanas cuando van a la iglesia, empezó a balbucear y a saltar de un lado a otro. Entonces cayó entre las piernas de Michael.
Nunca olvidaré la mirada de Michael. Era de puro horror.
Estaba sentado allí, paralizado, obviamente con un tremendo dolor, susurrando, “Ayúdame, ayúdame.”
Yo solo pude sonreírle y decirle, “¿Qué voy a hacer? No voy a sacártela de encima. ¡Tendrás que hacerlo tú mismo!”
La mujer estuvo echada allí diez minutos. Sólo cuando Al Green pidió a Michael que se uniera a él para cantar pudimos retirarla de la entrepierna de Michael.

A veces, sin embargo, la broma se volvía contra nosotros. La cosa más divertida que nos ha pasado fue una noche en que fuimos a comer tortitas. Era después de la 1 de la mañana y nuestro sitio habitual, Dupars, estaba cerrado. Así que fuimos a otro sitio en Ventura Boulevard. Sólo había un par de personas dentro.
La camarera que nos sirvió tenía unos 70 años. Era alrededor de 1979, cuando salió Off The Wall. Michael era número uno mundial y ella no le reconoció en absoluto.
Se acercó a nuestra mesa y nos preguntó qué queríamos pedir. Puse acento saudí y dije “Yamaka fallesh”
Michael empezó a reírse y ella le dio en la cara con el dorso de la mano. Ella dijo, “Esto no es divertido, tu amigo es de un país extranjero y tú tienes que respetar a la gente que viene de países extranjeros”
Michael se puso nervioso, no estaba acostumbrado a ser tratado así en público. Se escondió tras la mesa para que no pudiera darle de nuevo.
Le pregunté, “¿Qué es un pancake (Tortita)?, explíqueme, por favor”
La camarera empezó a hacer mímica. “Es como un pastel aplastado.”
Michael empezó a reirse otra vez y ella levantó la mano de nuevo así que él se escabulló como pudo.
Entonces dijo ella, “Ok, os voy a llevar a la cocina”, ella y la cocinera nos enseñaron cómo se hacían los pancakes. Pedimos unos cuantos.
Cuando llegaron a la mesa, vacié la botella de sirope encima de ellos. Ella inmediatamente me abofeteó en la cara. Dolió.
“No tiene gracia”, dijo. Michael estaba riendo de nuevo.
Me trajo una nueva ración y me los comí. Cuando nos fuimos, Michael le dejó una propina de 200$.
Íbamos por el aparcamiento hacia el Rolls Royce de Michael cuando la camarera se acercó corriendo a nosotros.
“No me puedo quedar con esto, vosotros probablemente estéis trabajando para ir a la Universidad y necesitáis el dinero”, dijo, sin darse cuenta del coche que estaba conduciendo él.
Michael insistió, pero ella dijo, “No, no me lo quedo”. No podíamos creerlo.

(1978). Michael se estaba quedando en mi casa de Dohney y estaba feliz de estar allí… Fuimos a cenar con Burt Bucharach y Carole Bayer Sager…
Burt había pedido una botella de un caro vino tinto francés, que él, Carol y yo estábamos bebiendo. Michael nunca bebía pero esa noche se interesó por el vino. Increíblemente, no sabía de qué estaba hecho.
“Uvas”, dije.
“Me gustan las uvas” dijo Michael, “creo que probaré un poco.”
Así que le servimos una copa y se la bebió. Obviamente le gustó porque se bebió otra. Estábamos bebiendo un vino con sabor azucarado, así que debía gustarle.
Hasta ese momento, todos habíamos bebido un vaso o dos, así que la botella se había acabado. Burt pidió una segunda botella. Esta vez, Michael se bebió casi toda la botella, se había acostumbrado al sabor del vino, un buen vino como era ese, y se lo estaba engullendo entero.
Así que pedimos una tercera botella y Michael se bebió la mayor parte también. Entonces fue cuando supe que íbamos a tener un problema esa noche.
La noche llegó a su fin y llevé a Michael de vuelta a mi casa. Estaba comprensiblemente feliz. De hecho, estaba volando alto, muy alto. En el coche iba hablando y riendo. Iba cantando, “I wanna be where you are” y “Never can say goodbye”.
Después siguió cantando la mayoría de sus éxitos, como “Ben”. Estaba riéndose todo el tiempo.
“Te vas a meter en problemas”, dijo. “Le voy a decir a Joseph lo que has hecho.”
Yo no pensaba picar, ”No fui yo, fuiste tú”, le dije.
Nos llevó unos minutos llegar a casa. En el minuto en que aparqué el coche y le abrí la puerta, Michael se inclinó y vomitó por todo el lugar. Se pasó el resto de la noche yendo al baño. Se puso más malo que un perro. Me pasé la noche levantado a su lado.
Él seguía diciendo, “Voy a decirle a Joseph que me has corrompido”. Yo estaba algo preocupado de que lo hiciera, pero nunca lo hizo…
 
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