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EE.UU. debate qué hacer con los chips implantables en humanos

EE.UU. debate qué hacer con los chips implantables en humanos
Julia Scheeres

08 de octubre, 2002

Una familia de Florida a la que se le implantaron chips de identificación no va a contar con la compañía de
otros estadounidenses implantados hasta que el gobierno decida si debe regular o no el dispositivo subdérmico. Por Julia Scheeres.

En mayo, tres integrantes de una familia de Florida se hicieron implantar chips de identificación. Este hecho dio inicio a un debate internacional acerca de las posibles consecuencias de la tecnología.

El fabricante, por un lado, insistía en que el VeriChip revolucionaría los campos de la seguridad y el cuidado de la salud al proporcionar una forma de identificación imposible de alterar. Los expertos en privacidad, mientras tanto, se inquietaron ante la posibilidad de la implantación forzosa de chips; quienes siguen la Biblia al pie de la letra, por su parte, señalaron que el microchip podría interpretarse como la "Marca de la Bestia".

La empresa fabricante del VeriChip, Applied Digital Solutions (ADS), alardeó de una demanda anticipada que en pocos años más llevaría a la creación de "millones" de cyborgs. La firma llegó incluso a registrar los términos "get chipped" (póngase un chip) y "The Chipsons" (Los Chipsons, en alusión a "The Jetsons", los Supersónicos), el nombre utilizado para referirse a la familia de Florida cuyo apellido verdadero es Jacobs.

Pero ya pasaron cinco meses, y el VeriChip todavía no se encuentra a disposición del público estadounidense.

¿Por qué? Porque el polémico microchip se encuentra suspendido en un limbo burocrático mientras el gobierno decide si debe regular la utilización del VeriChip.

En la confusión, una pieza clave está constituida por un intercambio de emails llevado a cabo en marzo entre ADS y la Food and Drug Administration (FDA, Administración de Alimentos y Drogas), en el cual la firma solicitaba asesoramiento respecto de si el producto debía ser aprobado por la entidad.

"El chip no tiene fines médicos", señalaba en una misiva electrónica dirigida a los funcionarios de la FDA Stephen B. Kaufman, asesor legal de ADS el 19 de marzo. "Su objetivo es la identificación para fines de seguridad, financieros o de otro tipo".

Un investigador de la FDA respondió que el chip--cuyo tamaño es similar al de un grano de arroz-- no parecía encuadrarse en la figura de un dispositivo regulado, pero solicitó más información para que la entidad pudiera "estudiar el artículo de manera exhaustiva y tomar una decisión".

Pero en lugar de responder, ADS publicó un comunicado de prensa asegurando que la FDA no consideraba que VeriChip fuera un "dispositivo médico regulado" y empezó a frecuentar talk shows televisivos presentando al producto como un implemento "capaz de salvar vidas".

Esta reacción provocó consternación entre los investigadores de la FDA que habían intercambiado correspondencia con la empresa.

"Dijimos, 'esperen un poco, les dijimos que vinieran a contarnos más'", señaló Wally Pellerite, que se desempeña en la Oficina de Conformidad con las Normas de la FDA. "La información que estaban dando a conocer en los comunicados de prensa y en los programas de televisión contradecía la que le habían suministrado a la FDA".

Las cosas se volvieron aún más confusas cuando una vocera de la FDA afirmó que "en la medida que el chip no contenga información médica, no se encuentra regulado por la FDA".

Luego, una semana después de que la familia Jacobs se hiciera colocar los chips, Pellerite informó que la FDA estaba investigando a la empresa. Como resultado, el Nasdaq suspendió en forma temporaria la negociación de papeles de ADS y el futuro del VeriChip en Estados Unidos quedó a la espera de la decisión de la FDA.

Parte del problema reside en lo novedoso del chip, señaló Pellerite en una entrevista. Si bien hace años que se emplean microchips para seguir el rastro de mascotas y ganado, la idea de implantarlos en seres humanos es nueva.

"Se trata de un avance tecnológico que no hemos analizado previamente, y puede entrañar riesgos", dijo Pellerite, quien agregó que no sabía de ningún implante que no se encontrara regulado por la FDA.

Según el Artículo 201 de la Ley Federal de Alimentos, Drogas y Cosméticos, los implantes y demás dispositivos "que afecten la estructura o cualquier función del cuerpo humano o animal" requiere la aprobación del gobierno.

Pellerite señaló que podría argüirse que cualquier objeto extraño que permanezca en el cuerpo por tiempo indefinido puede afectar el funcionamiento del cuerpo y que, por ende, debe ser regulado. Los implantes cosméticos en las mamas o en el pene, por ejemplo, caen bajo la jurisdicción de la FDA, pese a no desempeñar funciones médicas.

Si la FDA llega a la conclusión de que el VeriChip debe ser regulado, es posible que ADS deba llevar a cabo pruebas clínicas para demostrar que el producto no es perjudicial. Pellerite indicó que la entidad deberá tomar una decisión antes de fin de año.

"Esperamos con ansiedad la decisión y los lineamientos de la FDA en relación con el VeriChip", dijo Matthew Cossoloto, un vocero de ADS.

Leslie Jacobs, la madre de la familia Jacobs, también espera ansiosamente la decisión.

"Resulta frustrante", señaló Jacobs. "Uno se pone impaciente porque los chips podrían salvar tantas vidas si se permitieran. Es muy frustrante".

Mientras, ADS ya ha establecido acuerdos de distribución del VeriChip en América Latina y está desarrollando un chip GPS subdérmico.

El acuerdo más reciente fue anunciado a principios de este mes; se trata de una firma de seguridad mexicana llamada SPIMSA, que planea comercializar el VeriChip como un medio de identificación permanente para ejecutivos y como un elemento para controlar el acceso de los trabajadores a zonas restringidas, como las terminales de los aeropuertos.

"La gente quiere comprar tranquilidad, y si este producto la ofrece, lo van a comprar", dijo Antonio Aceves, vocero de SPIMSA.
 
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