El Juzgado de Instrucción nº 29 de Barcelona ha desestimado todas las acusaciones, a excepción de la concerniente a la falta contra el orden público, que sigue pendiente de juicio, contra el gerente del bar musical Ácido Óxido, Don Ildefonso Rojas Priego. El local de ambiente gay ha sido objeto de un acoso continuo e injustificado por parte del distrito barcelonés de Ciutat Vella.
En el año 1998, se solicitó una licencia de actividad para establecer un bar musical; ante la falta de respuesta se iniciaron las obras, cumpliendo la normativa de insonorización y adecuación del local. A los 6 meses de solicitada la licencia, el Ayuntamiento ordenó la paralización, argumentando que no había sido concedida la licencia si bien tampoco la había denegado, extremo éste último que quedó bastante claro. A raíz de la entrevista con los responsables técnicos del Distrito salió a la luz que Ácido Óxido era un "local de ambiente", hecho que determina el especial asedio que sufre posteriormente el bar, aparte del correspondiente nuevo proyecto y los subsiguientes gastos.
"En este local ya se han pagado dos proyectos. El mismo día de la apertura, ya tuvimos a la Guardia Urbana con amenazas de cierre. No pudimos abrir hasta que no tuvimos el permiso definitivo con la puesta a punto, algo insólito en Barcelona"; a partir de ahí hubo un continuo acoso de la Guardia Urbana mandados por la Regidora.
La excusa que se daba a todas las barreras que se interponían a la hora de efectuar la libre apertura de Ácido Óxido eran los ruidos. "El local se insonorizó tres ocasiones. Nos obligaron a poner un limitador homologado por el propio Ayuntamiento, el más caro del mercado"-cuenta el dueño del local- "Una vez puesto este limitador la Regiduría de Distrito de Ciutat Vella continuó presionando, viniendo una vez por semana e interrumpiendo a los clientes y la actividad del local".
En la misma calle donde está situado Ácido Óxido hay muchos bares que tienen la música mucho más fuerte, con las puertas abiertas y sin insonorizar y nadie dice nada", apostilla el gerente de Ácido Óxido.
A principios de 2000, las visitas de la Guardia Urbana son de una actitud "insultante, más fuerte y provocativa. Incluso se presentan con intimidación a clientes y haciendo comentarios homófobos". El Ayuntamiento, con sus continuas presiones obligó a cambiar la estética del local y su cuarto oscuro, fue el primero en ser precintado en Barcelona.
Las cámaras dejaron constancia de la espectacular entrada de un grupo de agentes de paisano, encabezados por un agente de cabeza afeitada, cazadora tipo bomber, y capucha, seguido de guardias urbanos con botas y gorra estilo militar, acompañados de perros y portando linternas, en una escena que se asemeja a las redadas efectuadas en tiempos de dictadura franquista. Los agentes concentraron a la clientela gay del local a la salida del mismo y procedieron a identificarlos y registrarlos uno a uno. Testigos de la escena declararon que algunos fueron obligados a quedarse en ropa interior. La cámara captó como el gerente del local, Ildefonso Rojas, intentaba dialogar con los agentes, siendo ignorado por completo. El gerente y varios testigos señalaron posteriormente en el Juzgado cómo los agentes se negaron a identificarse. Al preguntar quién estaba al mando, un cabo se encaró con Rojas y le espetó "soy yo, qué pasa". A continuación, éste mismo agente de estética skinhead se abalanzó contra el Señor Ildefonso, quien fue inmediatamente derribado. En el vídeo se pudo observar cómo 5 agentes más se amontonaron sobre el dueño del local, completamente incapaz de ofrecer resistencia...
En el año 1998, se solicitó una licencia de actividad para establecer un bar musical; ante la falta de respuesta se iniciaron las obras, cumpliendo la normativa de insonorización y adecuación del local. A los 6 meses de solicitada la licencia, el Ayuntamiento ordenó la paralización, argumentando que no había sido concedida la licencia si bien tampoco la había denegado, extremo éste último que quedó bastante claro. A raíz de la entrevista con los responsables técnicos del Distrito salió a la luz que Ácido Óxido era un "local de ambiente", hecho que determina el especial asedio que sufre posteriormente el bar, aparte del correspondiente nuevo proyecto y los subsiguientes gastos.
"En este local ya se han pagado dos proyectos. El mismo día de la apertura, ya tuvimos a la Guardia Urbana con amenazas de cierre. No pudimos abrir hasta que no tuvimos el permiso definitivo con la puesta a punto, algo insólito en Barcelona"; a partir de ahí hubo un continuo acoso de la Guardia Urbana mandados por la Regidora.
La excusa que se daba a todas las barreras que se interponían a la hora de efectuar la libre apertura de Ácido Óxido eran los ruidos. "El local se insonorizó tres ocasiones. Nos obligaron a poner un limitador homologado por el propio Ayuntamiento, el más caro del mercado"-cuenta el dueño del local- "Una vez puesto este limitador la Regiduría de Distrito de Ciutat Vella continuó presionando, viniendo una vez por semana e interrumpiendo a los clientes y la actividad del local".
En la misma calle donde está situado Ácido Óxido hay muchos bares que tienen la música mucho más fuerte, con las puertas abiertas y sin insonorizar y nadie dice nada", apostilla el gerente de Ácido Óxido.
A principios de 2000, las visitas de la Guardia Urbana son de una actitud "insultante, más fuerte y provocativa. Incluso se presentan con intimidación a clientes y haciendo comentarios homófobos". El Ayuntamiento, con sus continuas presiones obligó a cambiar la estética del local y su cuarto oscuro, fue el primero en ser precintado en Barcelona.
Las cámaras dejaron constancia de la espectacular entrada de un grupo de agentes de paisano, encabezados por un agente de cabeza afeitada, cazadora tipo bomber, y capucha, seguido de guardias urbanos con botas y gorra estilo militar, acompañados de perros y portando linternas, en una escena que se asemeja a las redadas efectuadas en tiempos de dictadura franquista. Los agentes concentraron a la clientela gay del local a la salida del mismo y procedieron a identificarlos y registrarlos uno a uno. Testigos de la escena declararon que algunos fueron obligados a quedarse en ropa interior. La cámara captó como el gerente del local, Ildefonso Rojas, intentaba dialogar con los agentes, siendo ignorado por completo. El gerente y varios testigos señalaron posteriormente en el Juzgado cómo los agentes se negaron a identificarse. Al preguntar quién estaba al mando, un cabo se encaró con Rojas y le espetó "soy yo, qué pasa". A continuación, éste mismo agente de estética skinhead se abalanzó contra el Señor Ildefonso, quien fue inmediatamente derribado. En el vídeo se pudo observar cómo 5 agentes más se amontonaron sobre el dueño del local, completamente incapaz de ofrecer resistencia...