Amor sin Barreras, su homosexualidad, la lealtad de su esposa y un beso a Michael Jackson: la agitada vida de Leonard Bernstein
(...) Leonard Bernstein escuchaba todo lo que salía. A mediados de los ochenta fue uno más de los que quedó deslumbrado con Michael Jackson. Admiraba, entre otras cosas, su capacidad de performer, de traspasar límites para llegar al público, algo que él siempre había buscado. En 1986 invitó a Michael a un concierto que brindaba en Los Ángeles con la Filarmónica de Nueva York. Al termino de la función, Jackson fue a los camarines a felicitar al director. Apenas lo vio, Bernstein lo recibió con los brazos abiertos y lo abrazó muy fuerte, levantándolo. Los pies de Jackson quedaron pateando el aire. Cuando lo bajó le dio un sonoro beso en los labios. Los testigos dicen que Jackson entró en shock; luego de un largo silencio, con la voz más finita que de costumbre, y con cada sílaba temblequeando, Michael Jackson, intentando cambiar de tema, le preguntó: “¿Siempre manejas así la batuta?”.
Leonard Bernstein solía saludar a todo el mundo con un beso en la boca. Pero, la mayoría de las veces, no se trataba de un mero piquito, sino que estaba implicada la lengua. Así lo cuenta su hija Jamie en su libro de memorias Famous Father Girl. Así los músicos de su orquesta, su hija, amantes, amigos y otras celebridades recibían besos de Bernstein. Tan extendida era su costumbre que cuando a principios de la década del setenta fue a brindar un concierto al Vaticano para Paulo VI, un amigo suyo le mandó un telegrama la noche previa: “Leonard, recuerda: en el anillo, no en la boca”.