Daniela
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por Judith Mora
Londres, 3 ene (EFE).- Un millón de televidentes sintonizaron el Channel 4 británico para ver el documental sobre arte chino en el que un artista mordía a un recién nacido muerto y otros bebían vino en el que flotaba un pene amputado, según datos de la emisora.
A pesar de la polémica que precedió a la emisión -o, seguramente, gracias a ella-, un inesperado número de espectadores eligió obviar la película "Beverly Hills Cop II" que programaba otra cadena para asistir el jueves por la noche a las peripecias caníbales de la vanguardia artística de Pekín.
Sólo quince personas en todo el país se quejaron por el contenido de las imágenes "después de la emisión del espacio", ya que "anteriormente ya se habían quejado cincuenta personas", señaló a EFE un portavoz de Channel 4, Gavin Dawson.
Y es que, a causa del programa, la prensa británica había calentado el ambiente con una polémica sobre los límites del entretenimiento en televisión, aprovechando que el mismo canal había transmitido semanas antes una autopsia en directo.
Al final, "Beijing Swings" ("Pekín se mueve"), presentado por el crítico de arte del periódico The Sunday Times, Waldemar Januszczak, no alcanzó las expectativas de escándalo creadas por los tabloides sensacionalistas.
El reportaje es sorprendente y quizás extravagante, pero no hace más que reflejar una realidad que -ésta sí- puede percibirse como escandalosa.
La investigación de Januszczak repasa las prácticas extremas del arte moderno que actualmente se desarrolla en China -por supuesto, sin el consentimiento del Gobierno- y que en muchos casos se inspira en temas como la muerte, el dolor, el cuerpo humano o la interacción de lo anterior con el mundo animal.
Así, el documental muestra fotografías del artista Zhu Yu mordiendo a un recién nacido muerto, a una pareja que exhibe su amor a través de un montaje con dos cadáveres de bebé, el trabajo de una chica que hace fotografías de su cuerpo herido o los lienzos de un joven que pinta hombres con cuerpo infantil.
Para Januszczack, si bien las prácticas de estos creadores pueden ser criticables moralmente, "vale la pena intentar entender por qué China produce en este momento el arte más oscuro y escandaloso del mundo".
En el espacio, Zhu justifica su obra: "No hay ninguna religión que prohíba el canibalismo. Tampoco hay ninguna ley que nos impida comer gente. Yo he aprovechado este espacio entre la moralidad y la ley".
El artista, que es cristiano, sostiene que la religión juega un papel fundamental en su obra.
Por lo que respecta a Channel 4, que se está ganando cierta fama de transgresor incluso fuera del Reino Unido, Dawson aseguró que no es esa su intención.
"Nos gusta romper moldes, pero no buscamos el sensacionalismo gratuito", afirmó.
Con respecto al controvertido documental, el portavoz opinó que "hubo demasiado revuelo sin motivo", aunque al final la expectación creada les haya beneficiado, posiblemente, en términos de audiencia.
"No vemos ningún problema en programar un espacio de este tipo, siempre que se avise al público de su contenido y se incluya en horario adulto", añadió Dawson.
Lo cierto es que la escandalosa historia del artista caníbal que se come un pedacito del cadáver de un bebé fue más comentada antes que después de ser emitida. Hoy, en este país, ya nadie parece recordarla.
:mueveojos
Londres, 3 ene (EFE).- Un millón de televidentes sintonizaron el Channel 4 británico para ver el documental sobre arte chino en el que un artista mordía a un recién nacido muerto y otros bebían vino en el que flotaba un pene amputado, según datos de la emisora.
A pesar de la polémica que precedió a la emisión -o, seguramente, gracias a ella-, un inesperado número de espectadores eligió obviar la película "Beverly Hills Cop II" que programaba otra cadena para asistir el jueves por la noche a las peripecias caníbales de la vanguardia artística de Pekín.
Sólo quince personas en todo el país se quejaron por el contenido de las imágenes "después de la emisión del espacio", ya que "anteriormente ya se habían quejado cincuenta personas", señaló a EFE un portavoz de Channel 4, Gavin Dawson.
Y es que, a causa del programa, la prensa británica había calentado el ambiente con una polémica sobre los límites del entretenimiento en televisión, aprovechando que el mismo canal había transmitido semanas antes una autopsia en directo.
Al final, "Beijing Swings" ("Pekín se mueve"), presentado por el crítico de arte del periódico The Sunday Times, Waldemar Januszczak, no alcanzó las expectativas de escándalo creadas por los tabloides sensacionalistas.
El reportaje es sorprendente y quizás extravagante, pero no hace más que reflejar una realidad que -ésta sí- puede percibirse como escandalosa.
La investigación de Januszczak repasa las prácticas extremas del arte moderno que actualmente se desarrolla en China -por supuesto, sin el consentimiento del Gobierno- y que en muchos casos se inspira en temas como la muerte, el dolor, el cuerpo humano o la interacción de lo anterior con el mundo animal.
Así, el documental muestra fotografías del artista Zhu Yu mordiendo a un recién nacido muerto, a una pareja que exhibe su amor a través de un montaje con dos cadáveres de bebé, el trabajo de una chica que hace fotografías de su cuerpo herido o los lienzos de un joven que pinta hombres con cuerpo infantil.
Para Januszczack, si bien las prácticas de estos creadores pueden ser criticables moralmente, "vale la pena intentar entender por qué China produce en este momento el arte más oscuro y escandaloso del mundo".
En el espacio, Zhu justifica su obra: "No hay ninguna religión que prohíba el canibalismo. Tampoco hay ninguna ley que nos impida comer gente. Yo he aprovechado este espacio entre la moralidad y la ley".
El artista, que es cristiano, sostiene que la religión juega un papel fundamental en su obra.
Por lo que respecta a Channel 4, que se está ganando cierta fama de transgresor incluso fuera del Reino Unido, Dawson aseguró que no es esa su intención.
"Nos gusta romper moldes, pero no buscamos el sensacionalismo gratuito", afirmó.
Con respecto al controvertido documental, el portavoz opinó que "hubo demasiado revuelo sin motivo", aunque al final la expectación creada les haya beneficiado, posiblemente, en términos de audiencia.
"No vemos ningún problema en programar un espacio de este tipo, siempre que se avise al público de su contenido y se incluya en horario adulto", añadió Dawson.
Lo cierto es que la escandalosa historia del artista caníbal que se come un pedacito del cadáver de un bebé fue más comentada antes que después de ser emitida. Hoy, en este país, ya nadie parece recordarla.
:mueveojos