Sinuhé
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Ampliando lo que se está comentando en este post de AJ sobre el posible origen perdido de la civilización egipcia, os copio aquí un artículo del investigador Javier Sierra (completado con algunos datos adicionales) sobre un documento histórico que podría encerrar la clave.
Durante mi viaje a Italia en junio de 1998, en compañía del escritor e investigador J.J. Benítez, hicimos una parada obligada frente a una de las vitrinas del Museo Egipcio de El Cairo. Allí, frente a nuestros ojos, se desplegaba un caótico mosaico de 160 fragmentos de papiro, correspondientes a 11 hojas desmenuzadas por el tiempo, surcadas por una escritura hierática trazada en la época de Ramsés II (1290-1224 a.C.). Ese papiro (o lo que queda de él) es conocido como "el Canon de Turín", y contiene la más fascinante de las listas de reyes egipcios que se conoce.
El interés que teníamos en esta pieza de historia, que cubre apenas 1,7 metros de largo por 41 centímetros de alto, radica en que, a diferencia de otras "listas reales" como la que se encuentra en el Templo de Abydos, habla de quién gobernó Egipto antes de la coronación de Menes, el primer faraón de la Primera Dinastía. El dato es importante ya que uno de los grandes enigmas de Egipto -sino el principal - radica en saber cómo, de repente, surgió junto al Nilo una civilización tan desarrollada como la faraónica, con un sistema de escritura complejo, unas matemáticas desarrolladas y una técnica arquitectónica que, paradójicamente, fue involucionando con el correr de los siglos.
Pues bien, aquellos fragmentos mencionan que en el principio de los tiempos reinaron en Egipto un grupo de seres semidivinos -mitad hombres, mitad "otra cosa" - a los que el Canon de Turín llama Shemsu Hor o "compañeros de Horus", y que gobernaron durante más de 11.000 años.
La extraña alusión al gobierno de los Shemsu Hor abre una vía de estudio fascinante. El propio Gastón Maspero -uno de los padres de la egiptología- les atribuyó la construcción de la Esfinge de Gizeh siglos antes del nacimiento del faraón Kefrén, e incluso textos jeroglíficos de la V Dinastía hallados en Sakkara se refieren a ellos como "los brillantes" o "los resplandecientes" una denominación muy común en otras culturas para referirse a dioses que bajaron de las estrellas.
El Canon de Turín no es, pues, un documento cualquiera. La meticulosidad del documento es tal que si los egiptólogos ortodoxos la tuvieran en cuenta, les obligaría a retrotraer el origen de Egipto a casi 35.000 años atrás. Se deduce que originalmente el papiro debía de contener más de 300 nombres de Reyes, detallando con precisión los años, meses y días de cada reinado. Recoge los reinados de 10 llamados Dioses o Neteru (23.200 años en total) y de varias dinastías de semidioses, los mencionados Shemsu Hor (13.420 años en total).
© Javier Sierra
¿"Dioses" bajados de las estrellas? ¿No serían más bien "otra cosa"?...
Durante mi viaje a Italia en junio de 1998, en compañía del escritor e investigador J.J. Benítez, hicimos una parada obligada frente a una de las vitrinas del Museo Egipcio de El Cairo. Allí, frente a nuestros ojos, se desplegaba un caótico mosaico de 160 fragmentos de papiro, correspondientes a 11 hojas desmenuzadas por el tiempo, surcadas por una escritura hierática trazada en la época de Ramsés II (1290-1224 a.C.). Ese papiro (o lo que queda de él) es conocido como "el Canon de Turín", y contiene la más fascinante de las listas de reyes egipcios que se conoce.
El interés que teníamos en esta pieza de historia, que cubre apenas 1,7 metros de largo por 41 centímetros de alto, radica en que, a diferencia de otras "listas reales" como la que se encuentra en el Templo de Abydos, habla de quién gobernó Egipto antes de la coronación de Menes, el primer faraón de la Primera Dinastía. El dato es importante ya que uno de los grandes enigmas de Egipto -sino el principal - radica en saber cómo, de repente, surgió junto al Nilo una civilización tan desarrollada como la faraónica, con un sistema de escritura complejo, unas matemáticas desarrolladas y una técnica arquitectónica que, paradójicamente, fue involucionando con el correr de los siglos.
Pues bien, aquellos fragmentos mencionan que en el principio de los tiempos reinaron en Egipto un grupo de seres semidivinos -mitad hombres, mitad "otra cosa" - a los que el Canon de Turín llama Shemsu Hor o "compañeros de Horus", y que gobernaron durante más de 11.000 años.
La extraña alusión al gobierno de los Shemsu Hor abre una vía de estudio fascinante. El propio Gastón Maspero -uno de los padres de la egiptología- les atribuyó la construcción de la Esfinge de Gizeh siglos antes del nacimiento del faraón Kefrén, e incluso textos jeroglíficos de la V Dinastía hallados en Sakkara se refieren a ellos como "los brillantes" o "los resplandecientes" una denominación muy común en otras culturas para referirse a dioses que bajaron de las estrellas.
El Canon de Turín no es, pues, un documento cualquiera. La meticulosidad del documento es tal que si los egiptólogos ortodoxos la tuvieran en cuenta, les obligaría a retrotraer el origen de Egipto a casi 35.000 años atrás. Se deduce que originalmente el papiro debía de contener más de 300 nombres de Reyes, detallando con precisión los años, meses y días de cada reinado. Recoge los reinados de 10 llamados Dioses o Neteru (23.200 años en total) y de varias dinastías de semidioses, los mencionados Shemsu Hor (13.420 años en total).
© Javier Sierra
¿"Dioses" bajados de las estrellas? ¿No serían más bien "otra cosa"?...
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