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El depredador de Internet
Un padre de familia de 48 años, que se hacía pasar por una joven enfermera, recorrió durante años los foros en la red para incitar a personas depresivas a suicidarse. 'El Ángel de la Muerte' podría pagar 30 años de cárcel.
Atormentada por el suicidio de su hermano Mark, la joven británica Carol Drybrough entró en el computador personal de él y revisó cada uno de sus correos. Quería entender qué lo había impulsado a tomar la decisión, y un intercambio de correos con una tal Li Dao le dio las primeras pistas. Li, quien decía ser una joven enfermera estadounidense, lo había convencido de acordar un pacto macabro: ahorcarse el mismo día y a la misma hora. Carol pensó entonces que la mujer había sufrido la misma suerte de su hermano y no le dio más vueltas al asunto. Pero cuando le contó a su mamá, Elaine, ella tuvo la corazonada de que su hijo había sido víctima de algo mucho más siniestro.
El tiempo demostraría que la madre tenía razón. Li Dao no se había colgado y ni siquiera era una amiga suya, sino una especie de "asesina" a larga distancia que lo había impulsado a matarse. Como descubriría años más tarde, Li Dao era uno de los alias de William Melchert-Dinkel, un enfermero de Minnesota juzgado la semana pasada por incitar a Mark y a una chica canadiense a suicidarse. De ser encontrado culpable, el hombre, de 48 años, podría ser condenado a pasar las próximas tres décadas en la cárcel. El caso es atípico, pues estos cargos solo habían sido imputados anteriormente a personas que practicaban la eutanasia a pacientes terminales proporcionándoles medicamentos y asistiéndolos durante su agonía. Pero nunca antes se había juzgado a alguien por enseñarle a un desconocido a suicidarse a través del correo electrónico.
Los fiscales aseguran que 'el Ángel de la Muerte', como lo bautizaron los medios, contactó a más de un centenar de personas que sufrían de una fragilidad mental evidente. A docenas les dio tips sobre cómo ahorcarse, hizo pactos suicidas con unas diez y ya se ha comprobado que dos de ellas efectivamente murieron.
¿Cómo lo hacía? Melchert-Dinkel, casado y padre de dos niñas, entraba a foros sobre suicidio, bajo varios apodos. Siempre se hacía pasar por una enfermera joven, comprensiva y con tendencias suicidas, que sabía a la perfección cómo ahorcarse sin sentir dolor. Cuando ya había logrado ganarse la confianza de alguna de sus desesperadas 'víctimas', la contactaba por su correo personal y la convencía de suicidarse usando frases como "déjate ir" o "estarás mejor en el cielo". Luego le proponía que se quitaran la vida simultáneamente. Según los fiscales, con algunas de sus 'presas' quedaba de verse por videochat mientras los dos se ahorcaban, pero al final la cámara de su computador nunca funcionaba y él terminaba viendo al otro morir asfixiado.
Los acusadores creen que así lo hizo con Mark Drybrough, el hijo de Elaine. Este ingeniero de sistemas inglés tenía 32 años en 2005, cuando la simpática Li lo abordó en un foro. Estaba triste y la vida le importaba poco. Pasaba horas frente al computador buscando a alguien que le explicara cómo ahorcarse sin necesidad de un lugar alto de donde colgarse. La supuesta enfermera lo consoló durante dos meses y le enseñó a asfixiarse usando solo una cuerda y una puerta. En julio de ese año, dos meses después del primer contacto, Mark se colgó, pero no de una puerta sino de una escalera. Elaine informó entonces a las autoridades inglesas que sospechaba que alguien había empujado a su hijo al suicidio. No recibió respuesta. Luego envió una carta a la Policía de Minnesota, de donde Li aseguraba ser, pero la comunicación le fue devuelta sin abrir.
Melchert-Dinkel, mientras tanto, elegía a una nueva 'víctima'. Se trataba de una niña de 17 años que, como Mark, había pactado un suicidio simultáneo con Li Dao. Días antes de hacerlo, la chica le contó su fatídica decisión a Celia Blay, una profesora británica jubilada a quien había conocido por casualidad por Internet. Blay, quien hoy tiene 65 años, dice que la convenció de que no lo hiciera, pero quedó tan preocupada que decidió seguirle la pista a la otra joven implicada en el trato. No entendía mucho de computadores, por lo cual reclutó a una amiga suya más conocedora, quien se hizo pasar por una suicida en potencia para camuflarse en varios foros. Como era de esperarse, Li la contactó al poco tiempo.
Según el diario El País de Madrid, que tuvo acceso a los documentos del caso, las improvisadas investigadoras encontraron a otras dos supuestas enfermeras jóvenes que merodeaban los chats con consejos prácticos para quitarse la vida. Se hacían llamar Cami D y Falcon Girl, y usaban tácticas idénticas a las de Li. Tras seguirles la pista, las señoras concluyeron que se trataba de la misma persona. Luego rastrearon su dirección IP (que ayuda a descifrar la conexión desde la que alguien entra a Internet) y descubrieron que estaba a nombre de William Melchert-Dinkel, un tipo común y corriente que había trabajado como enfermero y también como camionero, iba a la iglesia todos los domingos con su familia y no presentaba ningún peligro aparente para la sociedad. Celia alertó al FBI y a la Policía inglesa. Mientras tanto, difundió advertencias en la red sobre la presencia y las intenciones de las falsas enfermeras.
Las autoridades apenas empezaban a interesarse por el caso cuando Cami D entabló una relación con Nadia Kajouji, una estudiante canadiense de 18 años que, tras someterse a un aborto, cayó en una depresión profunda. No dormía y tomaba antidepresivos por prescripción de un psiquiatra. Cami le sugirió que se ahorcara, pero Nadia le confesó que prefería lanzarse desde un puente a un río helado. La joven saltó el 9 de marzo de 2008 y su cadáver fue encontrado a los 15 días.
Dos meses después, Elaine, la mamá de Mark, leyó un artículo en un periódico inglés sobre un "monstruo" que se hacía amigo de "los más débiles" y los veía morir online. En el reportaje, una joven que había tenido contacto con Falcon Girl contaba que esta le había confesado haber visto agonizar a un joven inglés de 32 años. Elaine supo de inmediato que se trataba de su hijo y contactó a la jubilada Celia, también mencionada en la nota. Desde ese momento, se dieron a la tarea de cazarlo juntas.
Después de mucha insistencia, la Policía de Minnesota visitó, en julio de 2009, a Melchert-Dinkel, quien dijo que ya sabía por qué lo buscaban y aceptó haber ayudado a varias personas a morir. Algunos periódicos reportaron que 'el Ángel de la Muerte' fue esa noche a un hospital con un ataque de ansiedad y confesó que tenía una obsesión por los suicidios. A Melchert-Dinkel le revocaron su licencia de enfermero casi un año después y le prohibieron conectarse a Internet.
Según reproducen medios de todo el mundo, los fiscales aseguran que el acusado "sabía lo que hacía" e iba tras gente "vulnerable" y "frágil", por lo que debería ser condenado a 30 años. Él no niega haberlo hecho, pero sus abogados argumentan que es inocente, pues los 'amigos' de su cliente ya tenían la intención de suicidarse antes de hablar con él y ni siquiera siguieron sus instrucciones a la hora de quitarse la vida. Al fin y al cabo, dicen, Melchert-Dinkel solo ejerció su derecho a expresar libremente sus pensamientos. El diario The New York Times asegura que el fenómeno de personas a quienes les gusta morir frente a una cámara ha crecido, al igual que los foros pro suicidio. Por eso el caso del 'Enfermero Macabro', como también lo apodan, sentará un precedente sobre qué castigo merecen quienes impulsen a otros a morir, vía Internet.
Lynk
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Hay que tener cuidado...
Un padre de familia de 48 años, que se hacía pasar por una joven enfermera, recorrió durante años los foros en la red para incitar a personas depresivas a suicidarse. 'El Ángel de la Muerte' podría pagar 30 años de cárcel.
Atormentada por el suicidio de su hermano Mark, la joven británica Carol Drybrough entró en el computador personal de él y revisó cada uno de sus correos. Quería entender qué lo había impulsado a tomar la decisión, y un intercambio de correos con una tal Li Dao le dio las primeras pistas. Li, quien decía ser una joven enfermera estadounidense, lo había convencido de acordar un pacto macabro: ahorcarse el mismo día y a la misma hora. Carol pensó entonces que la mujer había sufrido la misma suerte de su hermano y no le dio más vueltas al asunto. Pero cuando le contó a su mamá, Elaine, ella tuvo la corazonada de que su hijo había sido víctima de algo mucho más siniestro.
El tiempo demostraría que la madre tenía razón. Li Dao no se había colgado y ni siquiera era una amiga suya, sino una especie de "asesina" a larga distancia que lo había impulsado a matarse. Como descubriría años más tarde, Li Dao era uno de los alias de William Melchert-Dinkel, un enfermero de Minnesota juzgado la semana pasada por incitar a Mark y a una chica canadiense a suicidarse. De ser encontrado culpable, el hombre, de 48 años, podría ser condenado a pasar las próximas tres décadas en la cárcel. El caso es atípico, pues estos cargos solo habían sido imputados anteriormente a personas que practicaban la eutanasia a pacientes terminales proporcionándoles medicamentos y asistiéndolos durante su agonía. Pero nunca antes se había juzgado a alguien por enseñarle a un desconocido a suicidarse a través del correo electrónico.
Los fiscales aseguran que 'el Ángel de la Muerte', como lo bautizaron los medios, contactó a más de un centenar de personas que sufrían de una fragilidad mental evidente. A docenas les dio tips sobre cómo ahorcarse, hizo pactos suicidas con unas diez y ya se ha comprobado que dos de ellas efectivamente murieron.
¿Cómo lo hacía? Melchert-Dinkel, casado y padre de dos niñas, entraba a foros sobre suicidio, bajo varios apodos. Siempre se hacía pasar por una enfermera joven, comprensiva y con tendencias suicidas, que sabía a la perfección cómo ahorcarse sin sentir dolor. Cuando ya había logrado ganarse la confianza de alguna de sus desesperadas 'víctimas', la contactaba por su correo personal y la convencía de suicidarse usando frases como "déjate ir" o "estarás mejor en el cielo". Luego le proponía que se quitaran la vida simultáneamente. Según los fiscales, con algunas de sus 'presas' quedaba de verse por videochat mientras los dos se ahorcaban, pero al final la cámara de su computador nunca funcionaba y él terminaba viendo al otro morir asfixiado.
Los acusadores creen que así lo hizo con Mark Drybrough, el hijo de Elaine. Este ingeniero de sistemas inglés tenía 32 años en 2005, cuando la simpática Li lo abordó en un foro. Estaba triste y la vida le importaba poco. Pasaba horas frente al computador buscando a alguien que le explicara cómo ahorcarse sin necesidad de un lugar alto de donde colgarse. La supuesta enfermera lo consoló durante dos meses y le enseñó a asfixiarse usando solo una cuerda y una puerta. En julio de ese año, dos meses después del primer contacto, Mark se colgó, pero no de una puerta sino de una escalera. Elaine informó entonces a las autoridades inglesas que sospechaba que alguien había empujado a su hijo al suicidio. No recibió respuesta. Luego envió una carta a la Policía de Minnesota, de donde Li aseguraba ser, pero la comunicación le fue devuelta sin abrir.
Melchert-Dinkel, mientras tanto, elegía a una nueva 'víctima'. Se trataba de una niña de 17 años que, como Mark, había pactado un suicidio simultáneo con Li Dao. Días antes de hacerlo, la chica le contó su fatídica decisión a Celia Blay, una profesora británica jubilada a quien había conocido por casualidad por Internet. Blay, quien hoy tiene 65 años, dice que la convenció de que no lo hiciera, pero quedó tan preocupada que decidió seguirle la pista a la otra joven implicada en el trato. No entendía mucho de computadores, por lo cual reclutó a una amiga suya más conocedora, quien se hizo pasar por una suicida en potencia para camuflarse en varios foros. Como era de esperarse, Li la contactó al poco tiempo.
Según el diario El País de Madrid, que tuvo acceso a los documentos del caso, las improvisadas investigadoras encontraron a otras dos supuestas enfermeras jóvenes que merodeaban los chats con consejos prácticos para quitarse la vida. Se hacían llamar Cami D y Falcon Girl, y usaban tácticas idénticas a las de Li. Tras seguirles la pista, las señoras concluyeron que se trataba de la misma persona. Luego rastrearon su dirección IP (que ayuda a descifrar la conexión desde la que alguien entra a Internet) y descubrieron que estaba a nombre de William Melchert-Dinkel, un tipo común y corriente que había trabajado como enfermero y también como camionero, iba a la iglesia todos los domingos con su familia y no presentaba ningún peligro aparente para la sociedad. Celia alertó al FBI y a la Policía inglesa. Mientras tanto, difundió advertencias en la red sobre la presencia y las intenciones de las falsas enfermeras.
Las autoridades apenas empezaban a interesarse por el caso cuando Cami D entabló una relación con Nadia Kajouji, una estudiante canadiense de 18 años que, tras someterse a un aborto, cayó en una depresión profunda. No dormía y tomaba antidepresivos por prescripción de un psiquiatra. Cami le sugirió que se ahorcara, pero Nadia le confesó que prefería lanzarse desde un puente a un río helado. La joven saltó el 9 de marzo de 2008 y su cadáver fue encontrado a los 15 días.
Dos meses después, Elaine, la mamá de Mark, leyó un artículo en un periódico inglés sobre un "monstruo" que se hacía amigo de "los más débiles" y los veía morir online. En el reportaje, una joven que había tenido contacto con Falcon Girl contaba que esta le había confesado haber visto agonizar a un joven inglés de 32 años. Elaine supo de inmediato que se trataba de su hijo y contactó a la jubilada Celia, también mencionada en la nota. Desde ese momento, se dieron a la tarea de cazarlo juntas.
Después de mucha insistencia, la Policía de Minnesota visitó, en julio de 2009, a Melchert-Dinkel, quien dijo que ya sabía por qué lo buscaban y aceptó haber ayudado a varias personas a morir. Algunos periódicos reportaron que 'el Ángel de la Muerte' fue esa noche a un hospital con un ataque de ansiedad y confesó que tenía una obsesión por los suicidios. A Melchert-Dinkel le revocaron su licencia de enfermero casi un año después y le prohibieron conectarse a Internet.
Según reproducen medios de todo el mundo, los fiscales aseguran que el acusado "sabía lo que hacía" e iba tras gente "vulnerable" y "frágil", por lo que debería ser condenado a 30 años. Él no niega haberlo hecho, pero sus abogados argumentan que es inocente, pues los 'amigos' de su cliente ya tenían la intención de suicidarse antes de hablar con él y ni siquiera siguieron sus instrucciones a la hora de quitarse la vida. Al fin y al cabo, dicen, Melchert-Dinkel solo ejerció su derecho a expresar libremente sus pensamientos. El diario The New York Times asegura que el fenómeno de personas a quienes les gusta morir frente a una cámara ha crecido, al igual que los foros pro suicidio. Por eso el caso del 'Enfermero Macabro', como también lo apodan, sentará un precedente sobre qué castigo merecen quienes impulsen a otros a morir, vía Internet.
Lynk
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Hay que tener cuidado...