Lo pego tal cual..........
El gilipollas de la semana: el que robó la jeringuilla de Michael Jackson
Porque no sabemos qué da más asco: si robarla para venderla y forrarse o comprarla para enseñarla a las visitas
Que te guste Michael Jackson, vale. Si hasta el documental aquel en el que iba a una tienda y se compraba cualquier zurullo con pinta de caro te hace gritar «qué estilo tienes, Máicol» es que eres muy fan. Pero es que apostaríamos algo a que los fulanos de los que hablamos hoy ni siquiera son fans. Son dos seres humanos menos a los que respetar. Uno, porque roba una jeringuilla para subastarla: escrúpulos, los mínimos. El otro será el cretino al que reconoceremos por tener una jeringuilla dentro de una vitrina sobre la repisa de la chimenea, para enseñar a los amigos, como parte del tour por su colección de mierda increíblemente cara. Seguro. «Mira, aquí tengo la jeringuilla que mató a Jacko. Ja, ja. ¿A que soy excéntrico de un modo sexy? Y aquí está mi botella de licor de oro con pepitas auténticas, y aquí el cadáver de un papa pintado de rosa. Era caro, pero podía permitírmelo.»
En resumen, ahí fuera hay un mundo de gente muy gilipollas.
El gilipollas de la semana: el que robó la jeringuilla de Michael Jackson
Porque no sabemos qué da más asco: si robarla para venderla y forrarse o comprarla para enseñarla a las visitas
Que te guste Michael Jackson, vale. Si hasta el documental aquel en el que iba a una tienda y se compraba cualquier zurullo con pinta de caro te hace gritar «qué estilo tienes, Máicol» es que eres muy fan. Pero es que apostaríamos algo a que los fulanos de los que hablamos hoy ni siquiera son fans. Son dos seres humanos menos a los que respetar. Uno, porque roba una jeringuilla para subastarla: escrúpulos, los mínimos. El otro será el cretino al que reconoceremos por tener una jeringuilla dentro de una vitrina sobre la repisa de la chimenea, para enseñar a los amigos, como parte del tour por su colección de mierda increíblemente cara. Seguro. «Mira, aquí tengo la jeringuilla que mató a Jacko. Ja, ja. ¿A que soy excéntrico de un modo sexy? Y aquí está mi botella de licor de oro con pepitas auténticas, y aquí el cadáver de un papa pintado de rosa. Era caro, pero podía permitírmelo.»
En resumen, ahí fuera hay un mundo de gente muy gilipollas.
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