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"Lo paso fatal cada vez que veo una de estas películas en el cine", decía un espectador al término de la última obra de Polanski.
El Pianista es de esas películas que toma la decisión de agarrarte el alma en el minuto uno y no te deja respirar tranquilo hasta que han pasado más de dos horas. Los escenarios, las actuaciones, todo, todo ha sido cuidado para pasar angustia hasta la saciedad. Es apasionante cómo han conseguido articular "otra historia más sobre nazis" con un fondo tan enternecedor y, al mismo tiempo, innovador.
Reconozco que, tras "La lista de Schindler" pensé que era difícil sentir el dolor de las personas tan cercano. Pero no. La reconstrucción de la vida de ese genial pianista, basada en su vida real, te hacen sufrir.
No es una película para personas sensibles. No sale mucha sangre, pero la crueldad de algunas imágenes te deja pasmado al sillón. Es algo así como los primeros diez minutos de "Salvad al soldado Ryan", pero durante más de una hora y, repito, no es por la sangre, que la hay con cuentagotas pero muy bien situada para conseguir el efecto; es la angustia de la familia, de todos los judios, que traspasa la pantalla y se agarra a los corazones de los espectadores.
Uno nunca cree a salvo al pianista. Sus miedos son los miedos del espectador y quizás está en eso el éxito de la película. La cámara, sus movimientos, juegan un papel especial. No se trata de la tradicional "cámara al hombro". Va más allá. No soy experto en travellings, zooms y steadycams, pero en esta película no hay que ser muy listo para saber que se han utilizado con maestría.
La única 'pega' quizás, y es porque siempre he pensado que el cine debe ser para todos, es la crueldad de algunas escenas. Eso sí, he hacen replantearse a más de uno si no estamos dejando llegar demasiado lejos los fundamentalismos en este mundo. La historia, cuando no se aprende bien, puede repetirse.
Un saludo amigos, y corred al cine a verla
El Pianista es de esas películas que toma la decisión de agarrarte el alma en el minuto uno y no te deja respirar tranquilo hasta que han pasado más de dos horas. Los escenarios, las actuaciones, todo, todo ha sido cuidado para pasar angustia hasta la saciedad. Es apasionante cómo han conseguido articular "otra historia más sobre nazis" con un fondo tan enternecedor y, al mismo tiempo, innovador.
Reconozco que, tras "La lista de Schindler" pensé que era difícil sentir el dolor de las personas tan cercano. Pero no. La reconstrucción de la vida de ese genial pianista, basada en su vida real, te hacen sufrir.
No es una película para personas sensibles. No sale mucha sangre, pero la crueldad de algunas imágenes te deja pasmado al sillón. Es algo así como los primeros diez minutos de "Salvad al soldado Ryan", pero durante más de una hora y, repito, no es por la sangre, que la hay con cuentagotas pero muy bien situada para conseguir el efecto; es la angustia de la familia, de todos los judios, que traspasa la pantalla y se agarra a los corazones de los espectadores.
Uno nunca cree a salvo al pianista. Sus miedos son los miedos del espectador y quizás está en eso el éxito de la película. La cámara, sus movimientos, juegan un papel especial. No se trata de la tradicional "cámara al hombro". Va más allá. No soy experto en travellings, zooms y steadycams, pero en esta película no hay que ser muy listo para saber que se han utilizado con maestría.
La única 'pega' quizás, y es porque siempre he pensado que el cine debe ser para todos, es la crueldad de algunas escenas. Eso sí, he hacen replantearse a más de uno si no estamos dejando llegar demasiado lejos los fundamentalismos en este mundo. La historia, cuando no se aprende bien, puede repetirse.
Un saludo amigos, y corred al cine a verla
