Sinuhé
2
Hace unos días, caminando por esos mundos de Yupi, pasé cerca de un pequeño sembrado que había junto a una casa campestre. En mitad del terreno, el dueño había colocado un espantapájaros: un palo vertical simulando el tronco, coronado por una bola deforme (la cabeza) y una gorra; y un palo horizontal a modo de brazos. El muñeco llevaba puesta una camiseta de manga corta de color rojo (¿o era blanco?).
El caso es que seguí mi camino y no pude evitar preguntarme a quién se le pudo ocurrir la idea de inventar el espantapájaros. ¿Realmente pensó al crearlo que serviría de algo? ¿Acaso creía que las aves eran tontas, incapaces de diferenciar un humano de un pelele inmóvil?
Estos interrogantes, aparentemente baladíes, me desconcertaban y me irritaban a partes iguales. Tomar a los pájaros por tontos no me parecía ético. Y peor era constatar que, pese a las décadas (o siglos) de utilización fracasada de los espantapájaros, la gente siguiera creyendo que estos engendros de madera fueran el terror del mundo avícola, y los siguiera plantando en sus huertos para proteger la cosecha.
Pero de pronto algo -no recuerdo qué- me hizo ver la luz. Y comprendí que la invención del espantapájaros tenía un sentido mucho más profundo y relevante de lo que en principio cabría esperar:
Si no se hubiera inventado el espantapájaros, L. Frank no habría incluido a este enternecedor personaje sin cerebro en su mítica obra "El Mago de Oz". Y tirando un poco más del hilo de las causas y efectos, Michael Jackson no habría sido elegido en 1977 para encarnar dicho papel en "The Wiz". A partir de aquí, las consecuencias quedan escalofriantemente claras: Michael no habría conocido a Quincy Jones durante el rodaje de la película, los álbumes "Off The Wall", "Thriller" y "Bad" (producidos por Q) no habrían existido jamás, Michael no se habría convertido en una leyenda de los 80, millones de personas no se habrían hecho fans de él, fanclubs y foros como el HideOut no habrían sido creados...
... y -cada un@ que piense en su caso personal- miles de relaciones personales (amistades, parejas), surgidas dentro del ambiente y la pasión común por Michael Jackson, no habrían tenido lugar, caminando cada cual por separado en el mundo y viviendo, por tanto, vidas radicalmente diferentes a las que ahora están viviendo...
... gracias al inventor del bendito espantapájaros.
El caso es que seguí mi camino y no pude evitar preguntarme a quién se le pudo ocurrir la idea de inventar el espantapájaros. ¿Realmente pensó al crearlo que serviría de algo? ¿Acaso creía que las aves eran tontas, incapaces de diferenciar un humano de un pelele inmóvil?
Estos interrogantes, aparentemente baladíes, me desconcertaban y me irritaban a partes iguales. Tomar a los pájaros por tontos no me parecía ético. Y peor era constatar que, pese a las décadas (o siglos) de utilización fracasada de los espantapájaros, la gente siguiera creyendo que estos engendros de madera fueran el terror del mundo avícola, y los siguiera plantando en sus huertos para proteger la cosecha.
Pero de pronto algo -no recuerdo qué- me hizo ver la luz. Y comprendí que la invención del espantapájaros tenía un sentido mucho más profundo y relevante de lo que en principio cabría esperar:
Si no se hubiera inventado el espantapájaros, L. Frank no habría incluido a este enternecedor personaje sin cerebro en su mítica obra "El Mago de Oz". Y tirando un poco más del hilo de las causas y efectos, Michael Jackson no habría sido elegido en 1977 para encarnar dicho papel en "The Wiz". A partir de aquí, las consecuencias quedan escalofriantemente claras: Michael no habría conocido a Quincy Jones durante el rodaje de la película, los álbumes "Off The Wall", "Thriller" y "Bad" (producidos por Q) no habrían existido jamás, Michael no se habría convertido en una leyenda de los 80, millones de personas no se habrían hecho fans de él, fanclubs y foros como el HideOut no habrían sido creados...
... y -cada un@ que piense en su caso personal- miles de relaciones personales (amistades, parejas), surgidas dentro del ambiente y la pasión común por Michael Jackson, no habrían tenido lugar, caminando cada cual por separado en el mundo y viviendo, por tanto, vidas radicalmente diferentes a las que ahora están viviendo...
... gracias al inventor del bendito espantapájaros.
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