Ciudad de México (14 febrero 2007).- Una diminuta rana preservada en ámbar, el tercer fósil de este tipo del que se tiene noticia en el mundo, fue hallada en el municipio de Simojovel, Chiapas, informó Gerardo Carbot-Chanona, investigador del Instituto de Historia Natural y Ecología de Chiapas.
"Esta ranita es el primer anfibio fósil registrado en Chiapas, y es la tercera rana en ámbar hallada en el mundo; las anteriores están en República Dominicana y Rusia", indicó.
El ejemplar, que mide 7.2 milímetros, pertenece a una familia muy extendida de anfibios, de la que aún existen ejemplares vivos.
"La rana de Chiapas tiene cerca de 25 millones de años, es decir, vivió durante el periodo terciario y es del género Craugastor, una pariente muy cercana de la que se encontró en República Dominicana.
"Esto nos sugiere que, en ese tiempo, ambas regiones compartían ambientes similares, y es probable que hubiera una selva que abarcaba desde Chiapas hasta la parte norte de Sudamérica poblada en su mayoría por árboles del género Hymenaea", agregó.
La rana, descubierta en 2005 en las minas de ámbar de Simojovel, es propiedad de un coleccionista privado de San Cristóbal de las Casas, Iván Milani, quien la prestó al instituto para que pudiera estudiarla.
"Milani tiene un minimuseo en su tienda de ámbar, pero es una persona muy cooperadora. Creo que le compró la rana a un minero hace como dos años, pero apenas en 2006 empezamos a estudiarla".
En la investigación del anfibio colaboraron con Carbot Chanona especialistas de los institutos de Geología y Biología de la UNAM, sobre todo en su clasificación.
"Ya sabemos que pertenece a la familia Brachycephalidae y es del género Craugastor, pero lo más probable es que se trate de una especie nueva y haya que darle un nombre, pero eso lo confirmaremos hasta el final de la investigación", subrayó.
Sobre si el ejemplar pertenece a los primeros anfibios que habitaron la Tierra, el investigador lo descartó, ya que se tiene registro de anfibios fósiles de hasta 245 millones de años.
Agregó que el estudio de la rana permitirá conocer también el ecosistema que tenía la región hace 25 millones de años: el tipo de clima, flora y fauna.
Carbot-Chanona precisó respecto a las otras dos ranas preservadas en ámbar de las que se tiene registro, que la encontrada en República Dominicana data de hace 30 millones de años, mientras que la hallada en Rusia pertenece al periodo cretácico, esto es, podría tener entre 144 y 65 millones de años.
"Lo importante de la rana de Chiapas es que, al estar cubierta por el ámbar, se conservaron hasta los tejidos, no sólo los huesos, también se aprecian las extremidades. Está muy bien preservada".
Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, consideró de gran importancia el hallazgo por lo delicadas que son este tipo de especies.
"Lo más interesante es que se haya encontrado un fósil de tantos años, pues las ranas, al vivir entre la tierra y el agua, son sumamente frágiles".
Consideró también importante que el fósil sobreviviera a erupciones volcánicas, movimientos geológicos, sismos y cambios climáticos.
Para el especialista en ámbar Sergio Cevallos-Ferriz, el valor del fósil va más allá del hallazgo, ya que se debería meditar también en la vida que destruye el ser humano.
"La presencia de esa rana es mucho más importante que el reportar que posiblemente se trate de una especie nueva", dijo el investigador del Instituto de Geología de la UNAM.
Recomendó estudiar cómo este hallazgo, o el de cualquier otro fósil, puede ayudar a entender el estado actual de los recursos naturales desde un punto de vista histórico.
"Esta ranita es el primer anfibio fósil registrado en Chiapas, y es la tercera rana en ámbar hallada en el mundo; las anteriores están en República Dominicana y Rusia", indicó.
El ejemplar, que mide 7.2 milímetros, pertenece a una familia muy extendida de anfibios, de la que aún existen ejemplares vivos.
"La rana de Chiapas tiene cerca de 25 millones de años, es decir, vivió durante el periodo terciario y es del género Craugastor, una pariente muy cercana de la que se encontró en República Dominicana.
"Esto nos sugiere que, en ese tiempo, ambas regiones compartían ambientes similares, y es probable que hubiera una selva que abarcaba desde Chiapas hasta la parte norte de Sudamérica poblada en su mayoría por árboles del género Hymenaea", agregó.
La rana, descubierta en 2005 en las minas de ámbar de Simojovel, es propiedad de un coleccionista privado de San Cristóbal de las Casas, Iván Milani, quien la prestó al instituto para que pudiera estudiarla.
"Milani tiene un minimuseo en su tienda de ámbar, pero es una persona muy cooperadora. Creo que le compró la rana a un minero hace como dos años, pero apenas en 2006 empezamos a estudiarla".
En la investigación del anfibio colaboraron con Carbot Chanona especialistas de los institutos de Geología y Biología de la UNAM, sobre todo en su clasificación.
"Ya sabemos que pertenece a la familia Brachycephalidae y es del género Craugastor, pero lo más probable es que se trate de una especie nueva y haya que darle un nombre, pero eso lo confirmaremos hasta el final de la investigación", subrayó.
Sobre si el ejemplar pertenece a los primeros anfibios que habitaron la Tierra, el investigador lo descartó, ya que se tiene registro de anfibios fósiles de hasta 245 millones de años.
Agregó que el estudio de la rana permitirá conocer también el ecosistema que tenía la región hace 25 millones de años: el tipo de clima, flora y fauna.
Carbot-Chanona precisó respecto a las otras dos ranas preservadas en ámbar de las que se tiene registro, que la encontrada en República Dominicana data de hace 30 millones de años, mientras que la hallada en Rusia pertenece al periodo cretácico, esto es, podría tener entre 144 y 65 millones de años.
"Lo importante de la rana de Chiapas es que, al estar cubierta por el ámbar, se conservaron hasta los tejidos, no sólo los huesos, también se aprecian las extremidades. Está muy bien preservada".
Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, consideró de gran importancia el hallazgo por lo delicadas que son este tipo de especies.
"Lo más interesante es que se haya encontrado un fósil de tantos años, pues las ranas, al vivir entre la tierra y el agua, son sumamente frágiles".
Consideró también importante que el fósil sobreviviera a erupciones volcánicas, movimientos geológicos, sismos y cambios climáticos.
Para el especialista en ámbar Sergio Cevallos-Ferriz, el valor del fósil va más allá del hallazgo, ya que se debería meditar también en la vida que destruye el ser humano.
"La presencia de esa rana es mucho más importante que el reportar que posiblemente se trate de una especie nueva", dijo el investigador del Instituto de Geología de la UNAM.
Recomendó estudiar cómo este hallazgo, o el de cualquier otro fósil, puede ayudar a entender el estado actual de los recursos naturales desde un punto de vista histórico.