Cambio histórico en País Vasco y Galicia
Publicado el 02-03-2009
El PNV vuelve a ganar las elecciones en el País Vasco, pero al cierre de esta edición, los nacionalistas perdían la mayoría absoluta, lo que dejaba paso a un cambio histórico en el País Vasco.
El socialista Patxi López podría convertirse en el primer lehendakari no nacionalista. Para ello sólo necesitaría el apoyo del PP y de UPD de Rosa Díez. La duda estriba ahora en saber si Patxi López y Zapatero tienen el coraje suficiente para apear a los nacionalistas del poder, conformando un bloque constitucionalista, o prefieren mantener un papel comparsa. La primera opción abriría las puertas a una nueva era en el País Vasco, donde durante tres décadas el dominio nacionalista ha conformado una tupida red clientelar. La segunda puede que dé réditos cortoplacistas a Zapatero, pues el PNV le haría más cómoda la legislatura, pero podría incubar un descontento generalizado entre sus votantes que le pasarían factura en las generales.
Los nacionalistas sufrieron también su castigo en Galicia. El electorado gallego, tradicionalmente fiel al PP, esta vez lo ha sido con la intensidad suficiente para, sin esperar al voto emigrante, anticipar la mayoría absoluta que se le negó en 2005 y que permitirá a Núñez Feijoo gobernar Galicia. El bipartito tenía expectativas de revalidar cómodamente el Gobierno, pero la torpe campaña del socialista Touriño, salpicado por inexplicables gastos suntuarios, y la insólita presencia del nacionalista Quintana en el yate de un empresario adjudicatario de un contrato millonario de la Xunta, acabaron por revertir la situación. A Touriño le ha fallado su socio nacionalista, el BNG, que arrancó la campaña con la expectativa de lograr un par de escaños más, y han obtenido uno menos.
Pero más allá de episodios puntuales, los resultados electorales revelan el descontento con la gestión de un gobierno dividido, sin respuestas a los ciudadanos de una comunidad especialmente castigada por la crisis al tiempo que se ha volcado en políticas nacionalistas de dudosa constitucionalidad.
Por ello, la victoria de Núñez Feijoo tiene una particular relevancia, en tanto que su Gobierno puede recincorporar a Galicia de forma inequívoca al proyecto de la España Constitucional. En clave nacional, estas elecciones también tienen relevantes repercusiones.
Para Zapatero, que el bipartito pierda el Gobierno a las primeras de cambio, supone un gran tropiezo, que pone en entredicho su estrategia de arrinconar al PP con alianzas de todo tipo. Esto le podría servir de lección en el País Vasco, para impulsar una alianza con el PP y Rosa Díez. Tiene un coste personal por su implicación en tanto que llegó a proclamar que “votar Touriño es votar Zapatero”. Y para Rajoy, supone un paso importante para afianzar su liderazgo en el PP.
Publicado el 02-03-2009
El PNV vuelve a ganar las elecciones en el País Vasco, pero al cierre de esta edición, los nacionalistas perdían la mayoría absoluta, lo que dejaba paso a un cambio histórico en el País Vasco.
El socialista Patxi López podría convertirse en el primer lehendakari no nacionalista. Para ello sólo necesitaría el apoyo del PP y de UPD de Rosa Díez. La duda estriba ahora en saber si Patxi López y Zapatero tienen el coraje suficiente para apear a los nacionalistas del poder, conformando un bloque constitucionalista, o prefieren mantener un papel comparsa. La primera opción abriría las puertas a una nueva era en el País Vasco, donde durante tres décadas el dominio nacionalista ha conformado una tupida red clientelar. La segunda puede que dé réditos cortoplacistas a Zapatero, pues el PNV le haría más cómoda la legislatura, pero podría incubar un descontento generalizado entre sus votantes que le pasarían factura en las generales.
Los nacionalistas sufrieron también su castigo en Galicia. El electorado gallego, tradicionalmente fiel al PP, esta vez lo ha sido con la intensidad suficiente para, sin esperar al voto emigrante, anticipar la mayoría absoluta que se le negó en 2005 y que permitirá a Núñez Feijoo gobernar Galicia. El bipartito tenía expectativas de revalidar cómodamente el Gobierno, pero la torpe campaña del socialista Touriño, salpicado por inexplicables gastos suntuarios, y la insólita presencia del nacionalista Quintana en el yate de un empresario adjudicatario de un contrato millonario de la Xunta, acabaron por revertir la situación. A Touriño le ha fallado su socio nacionalista, el BNG, que arrancó la campaña con la expectativa de lograr un par de escaños más, y han obtenido uno menos.
Pero más allá de episodios puntuales, los resultados electorales revelan el descontento con la gestión de un gobierno dividido, sin respuestas a los ciudadanos de una comunidad especialmente castigada por la crisis al tiempo que se ha volcado en políticas nacionalistas de dudosa constitucionalidad.
Por ello, la victoria de Núñez Feijoo tiene una particular relevancia, en tanto que su Gobierno puede recincorporar a Galicia de forma inequívoca al proyecto de la España Constitucional. En clave nacional, estas elecciones también tienen relevantes repercusiones.
Para Zapatero, que el bipartito pierda el Gobierno a las primeras de cambio, supone un gran tropiezo, que pone en entredicho su estrategia de arrinconar al PP con alianzas de todo tipo. Esto le podría servir de lección en el País Vasco, para impulsar una alianza con el PP y Rosa Díez. Tiene un coste personal por su implicación en tanto que llegó a proclamar que “votar Touriño es votar Zapatero”. Y para Rajoy, supone un paso importante para afianzar su liderazgo en el PP.