Joseph Vogel ha publicado hoy un extracto del tercer capítulo de su libro, Man In The Music, dedicado al álbum BAD, con motivo de la emisión por la cadena de tv ABC del documental de Spike Lee, Bad 25, hoy a las 9:30 pm EST.
Joe Vogel: Exclusive Excerpt: Inside the Making of Michael Jackson's Bad Album
Extracto de MAN IN THE MUSIC: Dentro de la creación del álbum BAD, de Michael Jackson.
Michael Jackson empezó a trabajar en lo que se convertiría en Bad en 1985. Tres años transcurrieron desde la publicación de Thriller, y los fans estaban esperando ansiosamente su secuela. Sin embargo, seguir al disco de más éxito de la historia de la industria musical, no era una tarea envidiable.
Jackson añadió a la presión una nota escrita en el espejo de su cuarto de baño que decía simplemente: “100 millones”. Esa era su aspiración para Bad: más del doble de ventas (en ese momento) que Thriller. Con esa ambiciosa meta en la mente se fueron a trabajar.
En las primeras etapas, tan solo iba al estudio de su casa de Hayvenhurst con músicos e ingenieros como Matt Forger, John Barnes o Bill Bottrell y trabajaban en ideas. Jackson lo llamaba “el laboratorio”. Allí, grabaron docenas de demos (48-tracks) de una variedad de estilos. Había espacio que le permitía mayor libertad y espontaneidad en busca de ideas creativas.
Finalmente se produjo un cierto distanciamiento entre lo que se llamaría el Equipo B, trabajando con Jackson en su casa, y el Equipo A de Quincy Jones, en los Estudios Westlake. “Michael estaba creciendo y quería experimentar libremente fuera de las restricciones del escenario de Westlake”, explicaba el productor Bill Bottrell. “Por eso me llevó a mí y a John Barnes a trabajar al estudio de su casa durante un año y medio, por temporadas. Programábamos, jugueteábamos y creábamos pistas para más de ese álbum, enviando los resultados en dos-pulgadas a Westlake para que ellos, bajo su discreción, los regrabaran y añadieran cosas como cuerdas e instrumentos de metal. Así es como MJ empezó a expresar su independencia creativa, como un adolescente abandonando el nido”.
Muchas de las canciones en las que trabajaba el Equipo B estaban prácticamente terminadas antes de llegar a Westlake. “Era capaz de llevar algunas demos terminadas al ‘verdadero’ estudio con Quincy y ese era su modo de decir cómo fueron producidas”, recuerda Bill Bottrell.
A finales de 1986 empezó finalmente la grabación en serio en el recién estrenado estudio D de Westlake, donde Jackson continuó trabajando con muchos de los mismos músicos de Off The Wall y Thriller, incluido el ingeniero Bruce Swedien y el teclista Greg Phillinganes.
Quincy Jones, mientras tanto, continuaba actuando como productor, aunque él y Jackson no siempre trabajaban juntos tan suavemente como lo habían hecho en el pasado. Estaba claro para todo el mundo alrededor de Jackson que estaba desarrollando y ganando cada vez más confianza creativa y control como artista (escribiría nueve de las once canciones incluidas en Bad, además de muchas otras que no entraron en el disco). Esto llevó a algunos conflictos en la producción y elección de canciones, así como en la estética general del álbum.
“Quincy y yo estábamos en desacuerdo en algunas cosas”, recuerda Jackson. “Había mucha tensión porque sentíamos que estábamos compitiendo con nosotros mismos. Es muy duro crear algo cuando te parece que estás compitiendo contigo mismo”.
A pesar de la presión y de las altas expectativas, la mayoría de los que trabajaron en el álbum recuerdan el ambiente en el estudio como de “amor” y de “camaradería”; un clima creativo atribuido tanto a Jones como a Jackson. Bruce Swedien recuerda una tradición que Jackson empezó, llamada “Noche Familiar”, en la cual todos los familiares y amigos de la gente del estudio estaban invitados a una cena los viernes en el mismo estudio preparada por las cocineras de Jackson, Catherine Ballard y Laura Raynor, (afectuosamente llamadas las “Slam-dunk sisters)”. Russ Ragsdale, ingeniero ayudante, recuerda a Jackson haciendo garabatos todo el tiempo por el estudio y también le recuerda saliendo a divertirse para descansar un rato: “En algunas ocasiones, Michael quería salir del estudio un rato. En ese tiempo yo tenía una gran furgoneta Ford con los cristales tintados. A Michael le encantaba ir en ella y le fascinaba porque podía sentarse mucho más alto que en su Mercedes. Hicimos todo lo que pudimos para tratar a Michael como a un chico normal. No hacíamos casi nada fuera de lo normal”.
Igual que con Thriller, cientos de canciones se tuvieron en cuenta para Bad. De ahí, Jackson y Jones fueron recortando la lista. “El cincuenta por ciento de la batalla consiste en tratar de imaginarse qué canciones grabar”, señalaba Jones. “Es instinto total. Tienes que seguir adelante con las canciones que te emocionen, que te pongan la piel de gallina”.
De acuerdo con Rolling Stone, “Jackson tenía 62 canciones escritas y quería publicar 33 en un triple álbum, hasta que Quincy Jones le hizo cambiar de opinión. “Este recorte llevó a que algunos temas excelentes se quedaran fuera en la mesa de montaje, incluido “Streetwalker” (que Jackson prefería, pero Jones le convenció para poner en su lugar “Another Part Of Me”), “Fly Away” (una bella y melódica balada mid-tempo) y “Cheater” (un tema de ritmo funky y rasposo), entre otros.
Una vez que se escogieron las canciones a grabar, el objetivo era crear sonido que “el oído no hubiera escuchado”. Jackson no quería repetir Thriller, u otra música de la radio, de hecho. Él quería innovar musicalmente. “La visión de Michael es empezar a hacer un disco creando sonidos totalmente frescos y nuevos que no se hayan escuchado nunca antes”, explicaba Russ Ragsdale. “Para Bad, esto se logró con un montón de sintetizadores llenando la gran sala de control, ocupando todo el espacio disponible, así como con el Sinclavier más grande del mundo en aquel momento, manejado por Chris Currell. … Hicieron falta unas 800 cintas multipistas para crear Bad; cada canción tenía unas pocas cientos de pistas de audio. “Para las pistas de ritmo en particular, Jackson quería sonidos frescos de batería que golpearan de verdad. Swedien los grabó en una cinta de 16 pistas como hizo en Thriller, pero después los transfirió a digital, conservando ese “sonido grueso, ese ritmo analógico” que a Michael le gustaba. Jones lo llamaba: “grandes piernas y faldas ajustadas”.
Al final, Jackson y Jones estuvieron en el estudio más de un año. “Mucha gente está tan acostumbrada a ver el resultado del trabajo”, reflexionaba Jackson, “nunca ven la parte del trabajo que te lleva al resultado final”. A medida que las fechas límites llegaban y se pasaban, sin embargo, se acumulaba la frustración. Quincy Jones supuestamente se salió del proyecto durante un tiempo cuando descubrió que Jackson había entrado a escondidas al estudio y había alterado algunas pistas. Los ejecutivos de Epic seguían presionando para concluir el disco, pero Jackson no podía decidirse a publicar el álbum hasta que estuviera “listo”. “Un perfeccionista tiene que tomarse su tiempo”, explicaba, “da forma, moldea y esculpe la cosa hasta que está perfecta. No puede dejarla salir hasta que esté satisfecho; no puede”.
Joe Vogel: Exclusive Excerpt: Inside the Making of Michael Jackson's Bad Album
Extracto de MAN IN THE MUSIC: Dentro de la creación del álbum BAD, de Michael Jackson.
Michael Jackson empezó a trabajar en lo que se convertiría en Bad en 1985. Tres años transcurrieron desde la publicación de Thriller, y los fans estaban esperando ansiosamente su secuela. Sin embargo, seguir al disco de más éxito de la historia de la industria musical, no era una tarea envidiable.
Jackson añadió a la presión una nota escrita en el espejo de su cuarto de baño que decía simplemente: “100 millones”. Esa era su aspiración para Bad: más del doble de ventas (en ese momento) que Thriller. Con esa ambiciosa meta en la mente se fueron a trabajar.
En las primeras etapas, tan solo iba al estudio de su casa de Hayvenhurst con músicos e ingenieros como Matt Forger, John Barnes o Bill Bottrell y trabajaban en ideas. Jackson lo llamaba “el laboratorio”. Allí, grabaron docenas de demos (48-tracks) de una variedad de estilos. Había espacio que le permitía mayor libertad y espontaneidad en busca de ideas creativas.
Finalmente se produjo un cierto distanciamiento entre lo que se llamaría el Equipo B, trabajando con Jackson en su casa, y el Equipo A de Quincy Jones, en los Estudios Westlake. “Michael estaba creciendo y quería experimentar libremente fuera de las restricciones del escenario de Westlake”, explicaba el productor Bill Bottrell. “Por eso me llevó a mí y a John Barnes a trabajar al estudio de su casa durante un año y medio, por temporadas. Programábamos, jugueteábamos y creábamos pistas para más de ese álbum, enviando los resultados en dos-pulgadas a Westlake para que ellos, bajo su discreción, los regrabaran y añadieran cosas como cuerdas e instrumentos de metal. Así es como MJ empezó a expresar su independencia creativa, como un adolescente abandonando el nido”.
Muchas de las canciones en las que trabajaba el Equipo B estaban prácticamente terminadas antes de llegar a Westlake. “Era capaz de llevar algunas demos terminadas al ‘verdadero’ estudio con Quincy y ese era su modo de decir cómo fueron producidas”, recuerda Bill Bottrell.
A finales de 1986 empezó finalmente la grabación en serio en el recién estrenado estudio D de Westlake, donde Jackson continuó trabajando con muchos de los mismos músicos de Off The Wall y Thriller, incluido el ingeniero Bruce Swedien y el teclista Greg Phillinganes.
Quincy Jones, mientras tanto, continuaba actuando como productor, aunque él y Jackson no siempre trabajaban juntos tan suavemente como lo habían hecho en el pasado. Estaba claro para todo el mundo alrededor de Jackson que estaba desarrollando y ganando cada vez más confianza creativa y control como artista (escribiría nueve de las once canciones incluidas en Bad, además de muchas otras que no entraron en el disco). Esto llevó a algunos conflictos en la producción y elección de canciones, así como en la estética general del álbum.
![badder4.jpg](http://i922.photobucket.com/albums/ad69/blues_2010/badder4.jpg)
“Quincy y yo estábamos en desacuerdo en algunas cosas”, recuerda Jackson. “Había mucha tensión porque sentíamos que estábamos compitiendo con nosotros mismos. Es muy duro crear algo cuando te parece que estás compitiendo contigo mismo”.
A pesar de la presión y de las altas expectativas, la mayoría de los que trabajaron en el álbum recuerdan el ambiente en el estudio como de “amor” y de “camaradería”; un clima creativo atribuido tanto a Jones como a Jackson. Bruce Swedien recuerda una tradición que Jackson empezó, llamada “Noche Familiar”, en la cual todos los familiares y amigos de la gente del estudio estaban invitados a una cena los viernes en el mismo estudio preparada por las cocineras de Jackson, Catherine Ballard y Laura Raynor, (afectuosamente llamadas las “Slam-dunk sisters)”. Russ Ragsdale, ingeniero ayudante, recuerda a Jackson haciendo garabatos todo el tiempo por el estudio y también le recuerda saliendo a divertirse para descansar un rato: “En algunas ocasiones, Michael quería salir del estudio un rato. En ese tiempo yo tenía una gran furgoneta Ford con los cristales tintados. A Michael le encantaba ir en ella y le fascinaba porque podía sentarse mucho más alto que en su Mercedes. Hicimos todo lo que pudimos para tratar a Michael como a un chico normal. No hacíamos casi nada fuera de lo normal”.
![6231_4867191520571_593930420_n.jpg](http://i922.photobucket.com/albums/ad69/blues_2010/6231_4867191520571_593930420_n.jpg)
![600fuyt7ull-michael-jackson.jpg](http://i922.photobucket.com/albums/ad69/blues_2010/600fuyt7ull-michael-jackson.jpg)
Igual que con Thriller, cientos de canciones se tuvieron en cuenta para Bad. De ahí, Jackson y Jones fueron recortando la lista. “El cincuenta por ciento de la batalla consiste en tratar de imaginarse qué canciones grabar”, señalaba Jones. “Es instinto total. Tienes que seguir adelante con las canciones que te emocionen, que te pongan la piel de gallina”.
De acuerdo con Rolling Stone, “Jackson tenía 62 canciones escritas y quería publicar 33 en un triple álbum, hasta que Quincy Jones le hizo cambiar de opinión. “Este recorte llevó a que algunos temas excelentes se quedaran fuera en la mesa de montaje, incluido “Streetwalker” (que Jackson prefería, pero Jones le convenció para poner en su lugar “Another Part Of Me”), “Fly Away” (una bella y melódica balada mid-tempo) y “Cheater” (un tema de ritmo funky y rasposo), entre otros.
Una vez que se escogieron las canciones a grabar, el objetivo era crear sonido que “el oído no hubiera escuchado”. Jackson no quería repetir Thriller, u otra música de la radio, de hecho. Él quería innovar musicalmente. “La visión de Michael es empezar a hacer un disco creando sonidos totalmente frescos y nuevos que no se hayan escuchado nunca antes”, explicaba Russ Ragsdale. “Para Bad, esto se logró con un montón de sintetizadores llenando la gran sala de control, ocupando todo el espacio disponible, así como con el Sinclavier más grande del mundo en aquel momento, manejado por Chris Currell. … Hicieron falta unas 800 cintas multipistas para crear Bad; cada canción tenía unas pocas cientos de pistas de audio. “Para las pistas de ritmo en particular, Jackson quería sonidos frescos de batería que golpearan de verdad. Swedien los grabó en una cinta de 16 pistas como hizo en Thriller, pero después los transfirió a digital, conservando ese “sonido grueso, ese ritmo analógico” que a Michael le gustaba. Jones lo llamaba: “grandes piernas y faldas ajustadas”.
![552329_4867207760977_1898848953_n.jpg](http://i922.photobucket.com/albums/ad69/blues_2010/552329_4867207760977_1898848953_n.jpg)
Al final, Jackson y Jones estuvieron en el estudio más de un año. “Mucha gente está tan acostumbrada a ver el resultado del trabajo”, reflexionaba Jackson, “nunca ven la parte del trabajo que te lleva al resultado final”. A medida que las fechas límites llegaban y se pasaban, sin embargo, se acumulaba la frustración. Quincy Jones supuestamente se salió del proyecto durante un tiempo cuando descubrió que Jackson había entrado a escondidas al estudio y había alterado algunas pistas. Los ejecutivos de Epic seguían presionando para concluir el disco, pero Jackson no podía decidirse a publicar el álbum hasta que estuviera “listo”. “Un perfeccionista tiene que tomarse su tiempo”, explicaba, “da forma, moldea y esculpe la cosa hasta que está perfecta. No puede dejarla salir hasta que esté satisfecho; no puede”.
![576919_449141431799333_1098901736_n.jpg](http://i922.photobucket.com/albums/ad69/blues_2010/576919_449141431799333_1098901736_n.jpg)
![560549_4728816902353_477708205_n.jpg](http://i922.photobucket.com/albums/ad69/blues_2010/560549_4728816902353_477708205_n.jpg)