Gaby
2
se que por algunas palabras quizas este pensamiento le llegue muchos mas a los Chilenos que al resto ...pero yo lo quiero compartir con todos
y de paso dar algo para pensar un poco no?..el pensar no acupa espacio.
GENERACIÓN DE LOS INMORTALES.
"Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos: nosotros viajábamos en
autos sin cinturones de seguridad y sin air-bag; hacíamos viajes de 10
horas o más, con cinco personas dentro de un Fiat 600, citrola o mini y no
sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, enchufes, armarios o frascos de medicina con tapas a
prueba de niños. Andábamos en bicicleta, patines o skate sin casco y sin
más protecciones que un pantalón corto. Eso sin contar con que haciamos
dedo para movilizarnos por las calles cuando no teníamos dinero o ya había
pasado la última micro. Los columpios eran de madera o metal oxidado y con
esquinas en punta, y jugábamos al "monito mayor", para ver quien era el
más bestia.
Pasábamos horas construyendo nuestros carritos con ruedas de rodamiento
para bajar por las cuestas, amarrábamos el skate o a nosotros mismos a la
bicicleta y sólo después de chocar con algun árbol, descubríamos que nos
habíamos olvidado de los frenos y aprendiamos a resolver el problema.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos
cuando se encendían las luces de la calle. No habían celulares. Nadie
podía localizarnos. Buscábamos maderas en donde fuera y hacíamos una
fogata para asar papas y contar historias de miedo. Acapábamos en
cualquier parte sin carpa hermética ni sacos de dormir especilísimos para
el frío. Con suerte una frazada vieja y doble chaleco (no habían polerones
ni polar) Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley
para castigar a los culpables. Nos habríamos la cabeza jugando a la guerra
de peidras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con una
buena lavada de cabeza y un poco de metapío- si es que ardía como caballo-
y si ya era muy grave unos puntos y punto.
Tuvimos peleas y nos pegabamos unos a otros y aprendimos a reconciliarnos,
superarlos y a respetarnos. En los juegos del colegio, los tiesos y los
pernos simplemente no participaban en los equipos. Tuvieron que aprender a
lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como
otros y repitieron curso. ¡ que horror, no existía la nivelación ni
inventaban exámenes extra!. Tampoco íbamos al psicólogo o psicopedagogo.
Cuando se acababa la gomina, la goma de borrar y la cola fría aparecía el
limón para atiesar el pelo, la miga de pan para borrar y el engrudo para
pegar. Comíamos dulces y tomábamos bebidas, pero no eramos obesos. Si
acaso alguno era gordo y punto.
Estabamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas
de bebidas, pasteles, berlines y nadie se contagió de nada. Comimos
tierra. Con suerte sólo nos contagiábamos los piojos en el colegio; cosa
que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente
(o parafina) ya que el kitoso y el Launol todavía no debutaban.
No tuvimos Playstations, Nintendo 64, video juegos, 99 canales de cable,
películas en video, sonido surround, computadores ni internet. Nosotros
tuvimos amigos y conocíamos a la señora del kiosco, el dueño del emporio,
la cajera de la panadería, el señor de la verdulería y toda la gente del
barrio.
Quedábamos de juntarnos con nuestros amigo y salíamos. O ni siquiera
quedábamos de juntarnos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos. Y
jugabamos a la escondida, a la pinta, al paco-ladrón, a las bolitas, al
fútbol en fin... Tecnología de punta, sin tener que gastar plata y ni
siquiera pensabamos que estábamos aburridos, ibamos en bicicleta o
caminando hasta la casa de un amigo y llamábamos a la puerta. ¡Imaginate!
Sin pedir permiso a los padres ¡Nosotros solos, en la calle, en el mundo
cruel! ¡Sin ningun adulto responsable!.
Hicimos juegos con palos y pelotas de fútbol improvisados y en mitad de la
calle... infaltable era dejar la pichanga como uno, dos tres momia es, por
que venia un auto. bebíamos agua directamente de la llave, sin embotellar
y algunos incluso chupaban el grifo. Ibamos a cazar pajaritos con el rifle
a postones antes de ser mayores de edad y sin adultos¡¡DIOS MÏO!!!.
Y jugabamos con las chica persiguiéndolas para tocarles el trasero, no en
un chat haciendo extrañas figuritas como : ) : D
y otras tonteras La idea
de una padre protegiéndonos, si transgredíamos alguna ley, era
inadmisible. ¡Ellos protegían las leyes! ¡ay! de aquél que no las
cumplía...
Tuvimos libertad, frascos, éxitos y responsabilidades, y aprendimos a
crecer con todo ello.
¿tú eres uno de ellos? ¡felicitaciones! ¡SOBREVIVISTE!"
después de leer esto y saber que mis viejos son parte de esos
sobrevivientes...me pregunto ¿cuantos sobreviviremos a nuestra generación?
Un saludo
GENERACIÓN DE LOS INMORTALES.
"Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos: nosotros viajábamos en
autos sin cinturones de seguridad y sin air-bag; hacíamos viajes de 10
horas o más, con cinco personas dentro de un Fiat 600, citrola o mini y no
sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, enchufes, armarios o frascos de medicina con tapas a
prueba de niños. Andábamos en bicicleta, patines o skate sin casco y sin
más protecciones que un pantalón corto. Eso sin contar con que haciamos
dedo para movilizarnos por las calles cuando no teníamos dinero o ya había
pasado la última micro. Los columpios eran de madera o metal oxidado y con
esquinas en punta, y jugábamos al "monito mayor", para ver quien era el
más bestia.
Pasábamos horas construyendo nuestros carritos con ruedas de rodamiento
para bajar por las cuestas, amarrábamos el skate o a nosotros mismos a la
bicicleta y sólo después de chocar con algun árbol, descubríamos que nos
habíamos olvidado de los frenos y aprendiamos a resolver el problema.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos
cuando se encendían las luces de la calle. No habían celulares. Nadie
podía localizarnos. Buscábamos maderas en donde fuera y hacíamos una
fogata para asar papas y contar historias de miedo. Acapábamos en
cualquier parte sin carpa hermética ni sacos de dormir especilísimos para
el frío. Con suerte una frazada vieja y doble chaleco (no habían polerones
ni polar) Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley
para castigar a los culpables. Nos habríamos la cabeza jugando a la guerra
de peidras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con una
buena lavada de cabeza y un poco de metapío- si es que ardía como caballo-
y si ya era muy grave unos puntos y punto.
Tuvimos peleas y nos pegabamos unos a otros y aprendimos a reconciliarnos,
superarlos y a respetarnos. En los juegos del colegio, los tiesos y los
pernos simplemente no participaban en los equipos. Tuvieron que aprender a
lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como
otros y repitieron curso. ¡ que horror, no existía la nivelación ni
inventaban exámenes extra!. Tampoco íbamos al psicólogo o psicopedagogo.
Cuando se acababa la gomina, la goma de borrar y la cola fría aparecía el
limón para atiesar el pelo, la miga de pan para borrar y el engrudo para
pegar. Comíamos dulces y tomábamos bebidas, pero no eramos obesos. Si
acaso alguno era gordo y punto.
Estabamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas
de bebidas, pasteles, berlines y nadie se contagió de nada. Comimos
tierra. Con suerte sólo nos contagiábamos los piojos en el colegio; cosa
que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente
(o parafina) ya que el kitoso y el Launol todavía no debutaban.
No tuvimos Playstations, Nintendo 64, video juegos, 99 canales de cable,
películas en video, sonido surround, computadores ni internet. Nosotros
tuvimos amigos y conocíamos a la señora del kiosco, el dueño del emporio,
la cajera de la panadería, el señor de la verdulería y toda la gente del
barrio.
Quedábamos de juntarnos con nuestros amigo y salíamos. O ni siquiera
quedábamos de juntarnos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos. Y
jugabamos a la escondida, a la pinta, al paco-ladrón, a las bolitas, al
fútbol en fin... Tecnología de punta, sin tener que gastar plata y ni
siquiera pensabamos que estábamos aburridos, ibamos en bicicleta o
caminando hasta la casa de un amigo y llamábamos a la puerta. ¡Imaginate!
Sin pedir permiso a los padres ¡Nosotros solos, en la calle, en el mundo
cruel! ¡Sin ningun adulto responsable!.
Hicimos juegos con palos y pelotas de fútbol improvisados y en mitad de la
calle... infaltable era dejar la pichanga como uno, dos tres momia es, por
que venia un auto. bebíamos agua directamente de la llave, sin embotellar
y algunos incluso chupaban el grifo. Ibamos a cazar pajaritos con el rifle
a postones antes de ser mayores de edad y sin adultos¡¡DIOS MÏO!!!.
Y jugabamos con las chica persiguiéndolas para tocarles el trasero, no en
un chat haciendo extrañas figuritas como : ) : D
de una padre protegiéndonos, si transgredíamos alguna ley, era
inadmisible. ¡Ellos protegían las leyes! ¡ay! de aquél que no las
cumplía...
Tuvimos libertad, frascos, éxitos y responsabilidades, y aprendimos a
crecer con todo ello.
¿tú eres uno de ellos? ¡felicitaciones! ¡SOBREVIVISTE!"
después de leer esto y saber que mis viejos son parte de esos
sobrevivientes...me pregunto ¿cuantos sobreviviremos a nuestra generación?
Última edición: