CheNiLLe
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El controvertido Michael Jackson vuelve a sorprendernos con sus excentricidades. La semana pasada casi lo echan de uno de los mejores hoteles de Beberly Hills por jugar como un niño tirando globitos de agua desde un octavo a las cabezas de los más refinados invitados de una cena de gala del hotel. Para Jacko, la explicación de que tanta gente se meta con él últimamente tiene un origen muy sencillo: la misma envidia que sufrió Jesucristo: “a veces hay un diablo en la gente, cuando estás en lo más alto empieza a lanzarte flechas. Incluso Jesús fue crucificado”, explica el cantante, que ya enfadó a muchos al presentarse en los Brit Awards del 96 vestido de blanco y rodeado de niños.
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