Herencia o educación, genes o ambiente: los científicos buscan todavía la explicación del mecanismo de a inteligencia, de la sutil interacción entre potencial.
Intelectual y estímulo de las capacidades. Cómo deben ser las escuelas para genios. Cómo se estudia la inteligencia de los bebés antes del nacimiento.
Los mellizos que son separados al nacer permiten comparar el desarrollo de niños con igual herencia y ambientes distintos.
Alrededor de lo que llamamos inteligencia se desarrolla una dura lucha intelectual. El premio es la definición de nuestros procesos mentales. Y el precio de la pelea puede ser el de desperdiciar talento de generaciones enteras de seres humanos.
Aunque parezca increíble, nadie sabe que es la inteligencia. Es decir, nadie ha logrado acertar con una definición que sea más que descriptiva y que sume los conceptos básicos. Todos reconocemos la inteligencia cuando la vemos, como reconocemos la belleza. Pero una cosa es reconocerla y otra definirla. Y no lograr esta definición impide resolver el gran misterio de si la inteligencia es algo que se hereda o algo que se aprende en el medio ambiente y con educación. Cómo serán las escuelas del futuro, cómo educaremos a los jóvenes genios que ya son un capital comparable al dinero o las materias primas, dependerá de la resolución de esta extraña polémica.
La posición científica más antigua es la que dice que la inteligencia se hereda. Fue planteada de forma abarcadora en 1869 por Francis Galton, sobrino y discípulo directo de Charles Darwin, el científico inglés descubridor de la evolución de las especies. Galton, aplicando la nueva ciencia evolutiva, opinó que la inteligencia se heredaba y evolucionaba como las demás características de los animales y los seres humanos. Su libro “El genio hereditario” fue un éxito y sus planteos fueron aceptados masivamente. La base método de Galton era estudiar la genealogía de grandes hombres y contar casos de mellizos “reales” y “falsos”, es decir la de hermanos de sangre que fueron educados por separado y la de niños criados juntos que no fueron hermanos. Galton encontraba que los mellizos se destacaban o no en su inteligencia aunque se les educara de forma muy distinta, mientras que niños educados exactamente igual mostraban resultados muy diferentes.
Pero con el nuevo siglo arreciaron los cuestionamientos a la teoría de Galton. En 1913 nacía la escuela behaviourista –de la palabra inglesa “behaviour”, <<conducta>> -liderada por John Watson, un científico muy critico del determinismo hereditario de Galton, Watson y sus seguidores mostraron que los mellizos podían mostrar resultados muy diferentes a lo que señalaron que había muchos factores en juego en el desarrollo de la inteligencia. Para Watson, el ambiente y la educación eran la clave y el ser humano era una <<”fabulosa raza”>> donde la sociedad escribía. Como prueba, el científico también aportaba sus estudios de niños, que mostraban cómo chicos pobres adoptados por familias de buena posición tenían un cociente intelectual muy superior al de sus hermanos que eran criados por la familia original pobre. La diferencia, claro, era la calidad de la educación que los padres adoptivos podían darle a algunos de los niños.
Hacia los años sesenta, el optimismo de Watson dominaba a los círculos científicos e invadía los ámbitos de la educación y las políticas sociales norteamericanas. En esa década, comenzó en EE.UU. un programa educativo especial para darles educación extra a niños pobres o de minorías que no disfrutaban de las ventajas de estos chicos. El vasto esfuerzo, llamado “head Stara” (aunque con ventaja) afectó a millares de niños en todo el país y fue seguido de cerca por educadores y científicos.
Para 1969, ya se veía que no todo estaba saliendo como se creía que iba a resultar. Los partidarios de que la inteligencia “se hace” no veían que los resultados académicos de los chicos en el programa particularmente. Fue un resonante artículo escrito ese año en la revista de Educación de la Universidad de Harvard, el científico Arthur Jensen, era hora de revisar el caso de la inteligencia por los genes y no por el ambiente.
Los nuevos partidarios de la inteligencia innata aportaron estudios comparativos que apoyaran su causador ejemplo, mostraron cómo mellizos separados al nacer y criados en ambientes muy distintos tenían cocientes intelectuales muy similares. La coincidencia era sistemáticamente superior a la que se puede esperar en una muestra promedio de población. El uso de estadísticas masivas es una herramienta básica de los estudios que defienden esta posición y buscan patrones hereditarios de inteligencia.
Finalmente, los años ochenta vieron el nacimiento de una posición que intenta hacer una síntesis de la antítesis “crianza” versus “herencia”. Los nuevos científicos sociales y psicólogos del conocimiento señalan una falacia en el argumento: crianza y herencia no son términos “aditivos”. Es decir, no se puede sumar una cosa a la otra u oponerlas, por que una “acciona” a la otra de un modo sutil y complejo. La herencia dispone que un ser humano tenga un “potencial intelectual” determinado, que debe ser accionado y activo por una crianza que estimule.
En 1990, el estudioso Michael Duyme presentó estudios que mostraban cómo en el mecanismo. Duyme también buscó casos de adopciones y mellizos separados, y encontró patrones sorprendentes. Los niños pobres adoptados por familias de mejor posición recibían una mejor educación y eran criados en ambientes más estimulantes para su inteligencia y, por lo tanto, aumentaban sus cocientes intelectuales. Esto probaba la influencia del ambiente en la inteligencia.
Pero Duyme encontró que el opuesto no se cumplía: niños de familias acomodadas que eran adoptados por gente más pobre no disminuían su cociente intelectual, sino que mantenían niveles similares a los de sus parientes de sangre.
Por lo tanto, lo que comprobó Duyme en su prolijo y largo estudio es que existe una interacción entre estudio y ambiente. Pero hasta ahora, esta discusión de la inteligencia se limitó a las personas de cocientes intelectuales promedio, <<normales>>. Y qué ocurre con los llamados “precoces”, los chicos que evidentemente tienen inteligencias superiores?
Lo que ocurre en realidad es que, con excepción de una pocas escuelas e institutos especiales en el mundo, los sistemas educativos de ningún país están preparados para atenderlos ni para entenderlos.
Como la inteligencia es fuente de polémicas muy fuertes y hasta de abusos hacia los chicos, el tema funciona como un tabú en las escuelas. La mayoría de los colegios diseñados rígidamente para atender al promedio de los niños y todo el que se destaque para arriba o para abajo es funcionalmente rechazado. Los chicos con problemas de aprendizaje tienen clases o hasta escuelas especiales, pero la mayoría de los chicos brillantes no recibe ninguna educación especial. Simplemente, se aburren o desarrollan problemas de conducta serios.
Como los científicos piensan que la inteligencia es innata Sólo como potencialidad y se desarrolla realmente sólo si la educación recibida es apta y estimulante, no tener escuelas que detecten y eduquen a los genios adecuadamente en todos los lugares es un problema grave.
En muchos “establecimientos para genios” se peca por exceso. Japón es un caso muy criticado: posee escuelas que prometen aumentar en un 300% la inteligencia de los niños. Los alumnos muestran una alta tasa de problemas afectivos y de conducta, y la tasa de intentos de suicidios es muy superior a la media de un país famoso por los adolescentes desesperados por el fracaso. Científicos señalan horrorizados a instituciones que prometen hacer hablar a los niños a los cuatro meses de edad y enseñarles dos lenguas extranjeras para los dos años.
Entre los mas extremos-pobre educación y sobre estimulación- continúa el misterio de cuál es la fuerte de la inteligencia superior.
El genio es algo elusivo que nos sigue escapando, como muestra una curiosidad de la familia Bach.
El famoso compositor Johann Sabastian pertenecía a la tercera generación de músicos. En total, 54 Bachs compusieron y tocaron, pero sólo uno es recordado y reconocido en el mundo entero por su creación.
Una educación superior?
O un don inexplicable?
Como vemos la inteligencia es un ámbito de lo mas complicado aun para los científicos y especialistas en el tema educativo, es evidente también que pueden influir muchos factores como la posición económica de una familia, la educación y calidad de atención que muestren y apliquen los padres a sus hijos sin mencionar el apoyo afectivo que estos puedan dar. Aparte del medio en el que se desarrolla un chico, desde la infraestructura de un país y una sociedad que influirá de una u otra manera en su desarrollo, educación y (inteligencia?)
No es lo mismo una educación de un país, ciudad o lugar determinado con un mayor desarrollo económico a otro con carencias donde no se puedan alcanzar esos mismos logros educacionales que pueden determinar un mejor desarrollo educativo sin olvidar las muchas circunstancias que influyen.
Por otro lado vemos cuantos casos de jóvenes que se destacan con mucha habilidad y tiene buenos niveles en su educación sin antes haber contado con condiciones óptimas para su desarrollo.
La inteligencia yo la entiendo como la capacidad de entender o comprender, pero no solo conocimientos teóricos-prácticos o que se imparten en una escuela o universidad, si no también como una capacidad para resolver problemas con habilidad y destreza que se nos presentan a lo largo de nuestra vida y al igual asimilarlos y comprenderlos en base a una experiencia vivida.
Si se nace con inteligencia o se hace a lo largo de la vida, he ahí la gran incógnita.
Intelectual y estímulo de las capacidades. Cómo deben ser las escuelas para genios. Cómo se estudia la inteligencia de los bebés antes del nacimiento.
Los mellizos que son separados al nacer permiten comparar el desarrollo de niños con igual herencia y ambientes distintos.
Alrededor de lo que llamamos inteligencia se desarrolla una dura lucha intelectual. El premio es la definición de nuestros procesos mentales. Y el precio de la pelea puede ser el de desperdiciar talento de generaciones enteras de seres humanos.
Aunque parezca increíble, nadie sabe que es la inteligencia. Es decir, nadie ha logrado acertar con una definición que sea más que descriptiva y que sume los conceptos básicos. Todos reconocemos la inteligencia cuando la vemos, como reconocemos la belleza. Pero una cosa es reconocerla y otra definirla. Y no lograr esta definición impide resolver el gran misterio de si la inteligencia es algo que se hereda o algo que se aprende en el medio ambiente y con educación. Cómo serán las escuelas del futuro, cómo educaremos a los jóvenes genios que ya son un capital comparable al dinero o las materias primas, dependerá de la resolución de esta extraña polémica.
La posición científica más antigua es la que dice que la inteligencia se hereda. Fue planteada de forma abarcadora en 1869 por Francis Galton, sobrino y discípulo directo de Charles Darwin, el científico inglés descubridor de la evolución de las especies. Galton, aplicando la nueva ciencia evolutiva, opinó que la inteligencia se heredaba y evolucionaba como las demás características de los animales y los seres humanos. Su libro “El genio hereditario” fue un éxito y sus planteos fueron aceptados masivamente. La base método de Galton era estudiar la genealogía de grandes hombres y contar casos de mellizos “reales” y “falsos”, es decir la de hermanos de sangre que fueron educados por separado y la de niños criados juntos que no fueron hermanos. Galton encontraba que los mellizos se destacaban o no en su inteligencia aunque se les educara de forma muy distinta, mientras que niños educados exactamente igual mostraban resultados muy diferentes.
Pero con el nuevo siglo arreciaron los cuestionamientos a la teoría de Galton. En 1913 nacía la escuela behaviourista –de la palabra inglesa “behaviour”, <<conducta>> -liderada por John Watson, un científico muy critico del determinismo hereditario de Galton, Watson y sus seguidores mostraron que los mellizos podían mostrar resultados muy diferentes a lo que señalaron que había muchos factores en juego en el desarrollo de la inteligencia. Para Watson, el ambiente y la educación eran la clave y el ser humano era una <<”fabulosa raza”>> donde la sociedad escribía. Como prueba, el científico también aportaba sus estudios de niños, que mostraban cómo chicos pobres adoptados por familias de buena posición tenían un cociente intelectual muy superior al de sus hermanos que eran criados por la familia original pobre. La diferencia, claro, era la calidad de la educación que los padres adoptivos podían darle a algunos de los niños.
Hacia los años sesenta, el optimismo de Watson dominaba a los círculos científicos e invadía los ámbitos de la educación y las políticas sociales norteamericanas. En esa década, comenzó en EE.UU. un programa educativo especial para darles educación extra a niños pobres o de minorías que no disfrutaban de las ventajas de estos chicos. El vasto esfuerzo, llamado “head Stara” (aunque con ventaja) afectó a millares de niños en todo el país y fue seguido de cerca por educadores y científicos.
Para 1969, ya se veía que no todo estaba saliendo como se creía que iba a resultar. Los partidarios de que la inteligencia “se hace” no veían que los resultados académicos de los chicos en el programa particularmente. Fue un resonante artículo escrito ese año en la revista de Educación de la Universidad de Harvard, el científico Arthur Jensen, era hora de revisar el caso de la inteligencia por los genes y no por el ambiente.
Los nuevos partidarios de la inteligencia innata aportaron estudios comparativos que apoyaran su causador ejemplo, mostraron cómo mellizos separados al nacer y criados en ambientes muy distintos tenían cocientes intelectuales muy similares. La coincidencia era sistemáticamente superior a la que se puede esperar en una muestra promedio de población. El uso de estadísticas masivas es una herramienta básica de los estudios que defienden esta posición y buscan patrones hereditarios de inteligencia.
Finalmente, los años ochenta vieron el nacimiento de una posición que intenta hacer una síntesis de la antítesis “crianza” versus “herencia”. Los nuevos científicos sociales y psicólogos del conocimiento señalan una falacia en el argumento: crianza y herencia no son términos “aditivos”. Es decir, no se puede sumar una cosa a la otra u oponerlas, por que una “acciona” a la otra de un modo sutil y complejo. La herencia dispone que un ser humano tenga un “potencial intelectual” determinado, que debe ser accionado y activo por una crianza que estimule.
En 1990, el estudioso Michael Duyme presentó estudios que mostraban cómo en el mecanismo. Duyme también buscó casos de adopciones y mellizos separados, y encontró patrones sorprendentes. Los niños pobres adoptados por familias de mejor posición recibían una mejor educación y eran criados en ambientes más estimulantes para su inteligencia y, por lo tanto, aumentaban sus cocientes intelectuales. Esto probaba la influencia del ambiente en la inteligencia.
Pero Duyme encontró que el opuesto no se cumplía: niños de familias acomodadas que eran adoptados por gente más pobre no disminuían su cociente intelectual, sino que mantenían niveles similares a los de sus parientes de sangre.
Por lo tanto, lo que comprobó Duyme en su prolijo y largo estudio es que existe una interacción entre estudio y ambiente. Pero hasta ahora, esta discusión de la inteligencia se limitó a las personas de cocientes intelectuales promedio, <<normales>>. Y qué ocurre con los llamados “precoces”, los chicos que evidentemente tienen inteligencias superiores?
Lo que ocurre en realidad es que, con excepción de una pocas escuelas e institutos especiales en el mundo, los sistemas educativos de ningún país están preparados para atenderlos ni para entenderlos.
Como la inteligencia es fuente de polémicas muy fuertes y hasta de abusos hacia los chicos, el tema funciona como un tabú en las escuelas. La mayoría de los colegios diseñados rígidamente para atender al promedio de los niños y todo el que se destaque para arriba o para abajo es funcionalmente rechazado. Los chicos con problemas de aprendizaje tienen clases o hasta escuelas especiales, pero la mayoría de los chicos brillantes no recibe ninguna educación especial. Simplemente, se aburren o desarrollan problemas de conducta serios.
Como los científicos piensan que la inteligencia es innata Sólo como potencialidad y se desarrolla realmente sólo si la educación recibida es apta y estimulante, no tener escuelas que detecten y eduquen a los genios adecuadamente en todos los lugares es un problema grave.
En muchos “establecimientos para genios” se peca por exceso. Japón es un caso muy criticado: posee escuelas que prometen aumentar en un 300% la inteligencia de los niños. Los alumnos muestran una alta tasa de problemas afectivos y de conducta, y la tasa de intentos de suicidios es muy superior a la media de un país famoso por los adolescentes desesperados por el fracaso. Científicos señalan horrorizados a instituciones que prometen hacer hablar a los niños a los cuatro meses de edad y enseñarles dos lenguas extranjeras para los dos años.
Entre los mas extremos-pobre educación y sobre estimulación- continúa el misterio de cuál es la fuerte de la inteligencia superior.
El genio es algo elusivo que nos sigue escapando, como muestra una curiosidad de la familia Bach.
El famoso compositor Johann Sabastian pertenecía a la tercera generación de músicos. En total, 54 Bachs compusieron y tocaron, pero sólo uno es recordado y reconocido en el mundo entero por su creación.
Una educación superior?
O un don inexplicable?
Como vemos la inteligencia es un ámbito de lo mas complicado aun para los científicos y especialistas en el tema educativo, es evidente también que pueden influir muchos factores como la posición económica de una familia, la educación y calidad de atención que muestren y apliquen los padres a sus hijos sin mencionar el apoyo afectivo que estos puedan dar. Aparte del medio en el que se desarrolla un chico, desde la infraestructura de un país y una sociedad que influirá de una u otra manera en su desarrollo, educación y (inteligencia?)
No es lo mismo una educación de un país, ciudad o lugar determinado con un mayor desarrollo económico a otro con carencias donde no se puedan alcanzar esos mismos logros educacionales que pueden determinar un mejor desarrollo educativo sin olvidar las muchas circunstancias que influyen.
Por otro lado vemos cuantos casos de jóvenes que se destacan con mucha habilidad y tiene buenos niveles en su educación sin antes haber contado con condiciones óptimas para su desarrollo.
La inteligencia yo la entiendo como la capacidad de entender o comprender, pero no solo conocimientos teóricos-prácticos o que se imparten en una escuela o universidad, si no también como una capacidad para resolver problemas con habilidad y destreza que se nos presentan a lo largo de nuestra vida y al igual asimilarlos y comprenderlos en base a una experiencia vivida.
Si se nace con inteligencia o se hace a lo largo de la vida, he ahí la gran incógnita.