Joven desfigurado conquista el mundo con talento
Esta historia, que me ha impresionado mucho, comenzó hace más de 30 años. Es la historia desconocida de un apuesto joven con talento e ilusiones que se encontró con Dios en el momento más duro de su vida. Hoy brilla en Hollywood y es conocido por confesarse católico y persona pro-vida. Este personaje reveló su testimonio hace algún tiempo y, pese a la fama mundial que ostenta, muy pocas publicaciones se atrevieron a publicarlo con todos los detalles.
Su familia emigró a Australia desde Nueva York, cuando a su padre –un católico de ascendencia irlandesa- se le presentó una oportunidad de conseguir un mejor empleo y decidió viajar con su esposa y once hijos a Sydney. El estudió en un colegio católico y siempre mostró grandes cualidades como actor. Pero no se decidía a entrar en el mundo del espectáculo y prefería trabajar para mantenerse. Al finalizar el colegio y siendo muy joven aún, obtuvo un empleo en el puerto local, situado en una de las zonas más peligrosas de la ciudad.
De hecho, una tarde, cuando regresaba a su casa, fue rodeado por cinco delincuentes que querían asaltarlo. Como opuso resistencia, los maleantes lo golpearon salvajemente en la cabeza y el cuerpo con pesadas botas y manoplas de acero, dejándolo al borde de la muerte.
Unos policías lo encontraron tirado en el suelo y pensaron que estaba muerto. Incluso llamaron a la camioneta de la “morgue” para trasladar su cuerpo. Pero en el trayecto, uno de los policías lo escuchó respirar roncamente y de inmediato lo trasladaron a un hospital. Allí, los médicos encontraron un cuadro terrible: el joven no tenía rostro; sus ojos habían sido golpeados terriblemente; su cráneo, sus piernas y sus brazos estaban rotos; su nariz colgaba de su cara; había perdido sus dientes y los huesos de su mandíbula estaban desprendidos del cráneo.
Aunque salvó su vida, pasó un año en el hospital y, cuando fue dado de alta, a pesar de estar curado, su apariencia producía rechazo entre los que lo veían. No quedaba nada de aquel joven apuesto que soñaba con ser actor. No podía encontrar trabajo. Era rechazado por su apariencia e incluso se burlaban de los posibles empleadores, que lo "animaban" a unirse a un circo bajo el nombre de "El Hombre sin Rostro". Sólo encontraba consuelo en su familia, aunque llegó a tener pensamientos suicidas. Así vivió durante cinco años de pesadilla.
Un día, pasó frente a una iglesia y entró para rezar. Un sacerdote escuchó sus lamentos y se le acercó para conversar, quedando tan impresionado por el testimonio del joven que prometió ayudarle para que recuperara su rostro y su vida, a cambio de una promesa: que fuera un católico ejemplar y confiara que Dios lo liberaría de su tristeza.
Desde ese día, el joven asistió a diario a los servicios religiosos para agradecer a Dios el haberle salvado la vida, pidiéndole paz y gracia para ser la mejor persona posible ante sus ojos. A través de contactos personales, el sacerdote consiguió los servicios del mejor cirujano plástico en Australia, que se ofreció a operar gratis al joven. El joven también impresionó al médico, por su actitud alegre y esperanzada de ver la vida, a pesar de la experiencia que había sufrido. La cirugía fue un éxito y se le hizo también un trabajo impecable de reconstrucción dental.
Aunque sus sueños de actuar seguían dormidos, su hermana envió una solicitud, a su nombre y sin su consentimiento, al Instituto Nacional de Arte Dramático de Sydney, donde fue aceptado tras una prueba, en la que mostró todas sus cualidades. Así comenzó su carrera artística y hoy su nombre es conocido en todo el mundo por sus premios y películas taquilleras: él es Mel Gibson.
Para nadie es un secreto que Gibson –a los 45 años de edad- se confiesa católico y promueve la causa pro-vida con su propia familia. Fue bendecido con una esposa y siete hijos, lleva 20 años casado y su hija mayor ha mostrado cierta inclinación por la vida religiosa.
Según él mismo dice, el impresionante éxito que alcanzó en su carrera sólo ha sido posible por la gracia de Dios y el amor de las personas que se preocuparon por él. Gibson ha protagonizado películas tan populares como “Mad Max”, “Braveheart”, la saga de “Arma Letal” y recientemente “El Patriota”. Además comenzó su carrera como director de cine en 1993, con una película inspirada en su propia vida: “El Hombre sin rostro”, en la que él mismo caracteriza a un maestro desfigurado que trasciende su apariencia física para ayudar a un niño con problemas. La próxima película que dirigirá y protagonizará es “Farenheit 451”. Hace unos años fundó la productora Icon y recientemente produjo la cinta “Bless the child” (La Hija de la Luz), una película que aborda la lucha entre el bien y el mal desde una perspectiva católica. ¿Impresionante, verdad?
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