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Juan Pablo II *Un adiós humano y eterno* [Homenaje]

Hola, he descubierto algunos escritos tipo 'crónicas' de diversos medios, que me han parecido aparte de interesantes, muy conmovedores... y tomé la desición de abrir un post para ello a modo de humilde homenaje a Juan Pablo II.

Antes quiero decir que POR FAVOR se abstengan de hacer comentarios SIN RESPETO, que sean CRUELES e HIRIENTES hacia nuestras creencias o hacia la persona protagónica del post. Me parece increíble estar diciendo esto, pero es necesario, lo ideal es que cualquiera que lo desee opine, no importando sus creencias o visiones, pero hay personas que sencillamente no saben tener un mínimo de respeto, espero que, si dichas personas postean, lo hagan de un modo tal, que aun siendo visiones antagónicas, al leerlos no me sienta yo [u otr@s] no solo mal, sino que tristes y eventualmente frustrados e impotentes, porque si se produce esa sensación, se ve que 'respetar' o no ser crueles es algo que sencillamente... no les nace. Mantengo la esperanza que sepan el significado cabal de las palabras: suceptibilidad, humanidad y respeto.

Luego de dicho esto... paso a poner uno de los escritos que he encontrado:


Un adiós humano y eterno

El Papa polaco que tan italiano supo ser se adentraba en el misterio del coma en la hora más crepuscular de la Roma eterna. El maletín con la clave nuclear de la vieja fe católica reposaba junto a su lecho. Wojtyla cerraba otra gran página en sus lecciones de dolor para un mundo narcisista. En la parroquia romana de San Roberto Bellarmino, unas muchachas tipo «bollicao» rezaban por el Papa, antes de irse al gimnasio. Toda Roma andaba con el «telefonino» pegado a la oreja, entre chismes de siempre y la condolencia previa por la agonía del Santo Padre. En las mezquitas y sinagogas de Roma también se rezó por el Papa que visitó la Mezquita de Damasco y se sumó al Muro de los Lamentos. Estaba a punto de concluir uno de los pontificados más potentes de la historia del cristianismo, y Juan Pablo II había guiado su rebaño hacia los horizontes incógnitos del siglo XXI. Roma la vieja decía: «Mi dispiace». Tantas ruinas que fueron gloria perdían el perfil en el crepúsculo, con Karol Wojtyla apagando las últimas luces de su vida biológica, antes de verse en la eternidad.

Un pontificado latente y afirmativo concluye. La antiquísima dialéctica italiana inicia las cábalas. Nada resulta más ajeno a los peregrinos que han coincidido en Roma con la agonía del Papa. El abstruso lenguaje de los partes médicos conjuraba un extraño contraste con la fuerza del espíritu, en un cuerpo que agonizaba en el lecho, mientras los ejércitos invisibles del Vaticano -aquellas divisiones que Stalin no reconocía- velaban armas en la larga noche. Rumores en los pasillos palaciegos, congoja en las casas que sostuvieron su existencia en la fe del carbonero. La vida continuaba, pero la vida del espíritu perdía a uno de sus más grandes líderes. Los codos de siempre sobre los manteles de la «trattoria», el viejo señor que pasea su perro por el barrio, el frenazo melodramático y sin consecuencias de un caótico conductor romano.

La energía intelectual de Juan Pablo II contribuyó inmensamente a la ruina del comunismo, aquella ideología totalitaria que pretendía acabar con la libertad, con la propiedad, con la familia y con la religión como opio del pueblo. Una tras otra, sus encíclicas han iluminado los pasos del milenio, a veces extraviado entre Atenas y Roma. Wojtyla ha sido un hombre fuerte en un mundo rebosante de incertidumbres. Ha sido a la vez el primer pontífice para un universo cada vez más global, inverosímilmente complejo. Queda el cálido perfume de una noche romana que despide al primero de los romanos con un gesto de pasión polaca extraído de su ejemplo único.

«Habemus Papam!» dio paso al grito espontáneo: «E polaco». Comenzaba aquel día un pontificado que ahora acaba fructífero y sin sosiegos. En el gran anfiteatro de la fe, la desaparición de aquel sacerdote polaco, montañista, actor de teatro, lector profundo de Max Scheler, deja el rastro imborrable de mil y un viajes. Eso no era exactamente diplomacia vaticana. Lo sabían cientos de miles de jóvenes.

Ya fue el Papa de la CNN, del «chip», de la oveja Dolly y de los gravísimos problemas de la bioética. Nada en su pontificado ha sido melancólico o derrotista. Hasta su trance agónico, fue el Papa de la energía. Ajeno a la tipología conservador-progresista, su firmeza va a determinar no pocos de los pasos del nuevo siglo. La roca de San Pedro ha quedado aún más confirmada ante cualquier embate. Tristes horas para quienes todavía piensan que un mundo sin esperanza ni misericordia puede morir de astenia.

Roma también pierde a uno de los mejores ciudadanos. Turbó la irónica rutina, traspasó las lindes del papado siempre italiano, rió con el humor de sus conciudadanos. Con Wojtyla, un punto del Vaticano era el corazón del mundo. Pronto será hora de hipótesis y de conjeturas estratégicas, pero éstas son horas para intentar comprender ese humano y eterno adiós de Juan Pablo II. Hablemos también de belleza moral, eterna en la noche romana que se rinde ante las sombras. Viejas piedras de Roma, piedras que fueron el Muro de Berlín, ecos de una gran composición coral cantada en las horas más trágicas de los misterios de la fe.

[abc.es]
 
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Juan Pablo II, el Coraje de un Gigante

Ha sido Papa, contra todo pronóstico, hasta el mismo día de su muerte. Ha sido uno de los mejores Vicarios de Cristo en la Historia de la Iglesia, por muchas razones. La principal, su coraje de vivir, su amor por la vida, entendida la vida en el más amplio sentido, particular y global, la de todos los humanos. La grandeza humana y política de su pontificado reside indudablemente por su apasionada lucha por la paz, su esfuerzo titánico para que se desmoronaran los regímenes totalitarios, especialmente los comunistas, los que estaban faltos de democracia, aquellos en que la falta de democracia impedía al pueblo desenvolverse en libertad.

Fue Juan Pablo II un hombre de gran fe en Dios, pero también en la gente. Se enfrentó por ello, en razón de ello, a los poderes políticos más totalitarios. Y pudo con todos, excepto en el caso de Cuba. A todos ayudó, con la fina política vaticana a derribar, derrumbe simbolizado con la caída del muro de Berlín.

Cierto es que el poder de la Iglesia y el del Papa es espiritual, no terrenal. Que lo suyo es la construcción de la ciudad celeste y no la ciudad terrestre, que no es misión –sensu stricto– del Pontífice, ni de la Iglesia inmiscuirse en las cuestiones de política de las naciones.

Pero no es menos cierto que la preocupación de la Iglesia y del Pontífice es instaurar un reino de paz y amor, y las bienaventuranzas, aquí en la tierra, donde se comienza a construir la ciudad celeste. Fue muy sensible Juan Pablo II a la falta de libertades y de derechos de los ciudadanos de cualquier país, especialmente sensible, porque él mismo sufrió acoso, persecución, privaciones de libertad, atropellos, negación de los derechos más elementales..., propio de los ciudadanos que han estado sometidos a las dictaduras de cualquier signo.

Consiguió Juan Pablo II, con su fe, mover las montañas más monolíticas, más inamovibles, más increíbles. No dejó solo a su pueblo, Polonia, y con el instrumento de la solidaridad en su mano devolvió la democracia a Polonia, como luego haría con el resto de países del Este. Fue pura valentía, coraje que le llevó a conminar al general Pinochet en varias ocasiones a que cesara en su dictadura y devolviera a Chile la democracia arrebatada al pueblo por la vía de la violencia y las armas. Al hacer balance de su pontificado conviene subrayar este aspecto aparentemente poco propio de un Papa, pues hay gentes con memorias bastante flacas.

No van a faltar determinadas críticas a sus 26 años de pontificado, las mismas que de un tiempo cercano a aquí han aparecido sobre su forma de gobernar la Iglesia tan tradicional, sus mensajes a favor de la vida y de la necesidad de una ética social y personal, incluso de intervencionismo en los asuntos de los gobiernos.

Podrá haber sido alguna de sus declaraciones polémica, discutida, atacada, rechazada, criticada, incluso ofendida, pero el cuarto de siglo en que ha gobernado la Iglesia, e influido en la política general del mundo, ha manifestado su amor a la vida, a la humanidad, y ha actuado firmemente, militante activo, decidido defensor, en favor de los humanos, de los pueblos, de muchos pueblos que salieron de la opresión en buena medida por sus gestiones personales y oficiales, por la hábil e inteligente acción de la diplomacia vaticana, la más experta de las diplomacias del mundo.

Juan Pablo II fue un gran defensor de la vida nacida, de la no nata, y de la terminal. La defendió siempre en aquellas situaciones en las que estuvo en peligro.

Lo hizo con coraje, con el mismo coraje con que vivió, porque amaba la vida. Los problemas que tuvo en su juventud, que le impidieron desenvolverse como persona que era sujeto de derechos y tenía la dignidad de ser hijo de Dios, le hicieron tener un aprecio especial por la vida, por su vida personal y por la de todos los humanos, y luchó por mejorarla siempre como corresponde a la dignidad de la persona.

Juan Pablo II pasará a la historia como un gigante que lucho por los derechos humanos, un gigante por su coraje y amor a la vida, esa vida que consagró por entero a Dios y a la humanidad, hasta el último momento, hasta el último segundo, ejecutando plenamente el lema de su pontificado: ‘‘Totus tuus’’. Todo, entero, siempre, a pleno rendimiento, con eficacia, observador y analista de la realidad y solucionador de problemas de la ciudad terrestre, para hacer de este un mundo más habitable, que sea anticipo de la ciudad celeste.

Afortunada y bendita intromisión del Papa en los asuntos de la tierra que devolvió la libertad, la democracia y los derechos humanos a muchos millones de personas sin ninguna guerra, sin ningún acto de violencia.

[lasprovincias.es]


 
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El eterno caminante

Conocido como el atleta de Dios, Wojtyla tuvo una estrecha relación con el deporte.

Ya sea recorriendo senderos montañosos, braceando en el agua o atajando balones. Juan Pablo II será recordado también, como el 'Papa deportista' por su gran afición por las actividades físicas, las que practicó con especial devoción, hasta que el cuerpo se lo permitió.

Probablemente, ‘Lolek’ pudo llegar lejos en el fútbol. Como arquero en la escuela de su natal Wadowice, Polonia, mostraba talento, pero el destino le tenía preparado otro camino. Por suerte, porque si ‘Lolek’, como lo conocían sus amigos, hubiese seguido atajando, probablemente no habría llegado a convertirse en Juan Pablo II.

Pero al joven Karol Wojtyla no sólo le gustó detener balones con sus manos. Más tarde lo sedujo, con más pasión aún, el esquí y la natación, mientras que disfrutaba con sus largas caminatas por zonas montañosas.

No es de extrañar entonces que dejara su sello como el ‘Papa Deportista’, porque, además, también abordó otras disciplinas como el canotaje, el ciclismo y el hockey sobre hielo.

Lejos de la imagen de los antiguos pontífices, Wojtyla no tuvo empacho en mostrarse abiertamente en esta faceta, como cuando emprendía vuelo en su afición montañista, muchas veces acompañado por el Presidente italiano Sandro Pertini, a comienzos de los ochenta.

Con o sin su tradicional vestimenta -fue el primer papa en ser fotografiado sin su túnica-, las nevadas laderas de Italia, Austria o Polonia ejercían sobre él un especial magnetismo, quizás por la influencia de su hermano Edmond, 14 años mayor y que falleció cuando Karol tenía 12.

“En sus primeros 15 años de pontificado se tomó descansos para ir a esquiar, y el milagro fue que los ‘paparazzi’ italianos le dejaron tranquilo“, comentó el escritor George Weigel, uno de sus biógrafos.

“Yo nunca hubiera creído que aquel hombre sentado en una roca frente a una pequeña cascada, con una boina en la cabeza, zapatones en mal estado, que comía y picaba con un cuchillo las sardinas en una lata de conservas de supermercado... ¡era el Papa!”, comentó un excursionista que se lo cruzó una vez en la montaña.


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EL FÚTBOL, SIEMPRE

“La Iglesia considera la actividad deportiva, practicada con todo el respeto hacia las reglas, como un válido instrumento educacional para las jóvenes generaciones”, señaló en una ocasión, dándole sustento valórico a una afición que cultivó desde su niñez.

Según se cuenta, a comienzos de los sesenta, mientras tomaba parte del Concilio Vaticano II, asombró a cardenales, obispos y prelados al zambullirse en traje de baño en el mar, mientras el resto de los asistentes con suerte mojaba sus pies en el agua, pero jamás desprendiéndose de su sotana.

Aunque en un plano inferior, respecto a la preponderancia que tuvo en su infancia a instancias de su padre -se le menciona como el articulador de las ‘pichangas’ en su barrio-, el fútbol siguió ocupando un lugar de privilegio para él. De hecho, Juan Pablo II tiene el llamativo privilegio de ser socio del Barcelona (91.522), desde 1982, y del Real Madrid (222.305), desde 2002.

Además, es el primer Papa que vio en el estadio un partido completo -en el Olímpico de Roma el 29 de octubre del año 2000- entre equipos compuestos por jugadores de distintas religiones. “El deporte puede favorecer la afirmación en los jóvenes de valores importantes, como la lealtad, la perseverancia, la amistad, el saber compartir, la solidaridad y debe ser promotor de emancipación de los países pobres y que ayude a cancelar la intolerancia”, dijo en la ocasión.

Su conexión con el ámbito deportivo generó retribución, pues solía recibir numerosas visitas de deportistas de nivel mundial, entre los que figuran algunos de la talla del brasileño Ronaldo, que en su momento de mayor esplendor no fue reconocido por el pontífice, y el argentino Diego Armando Maradona. También Iván Zamorano y Marcelo Salas tuvieron el honor, eso sí, por separado.

Asimismo, entre las numerosas delegaciones que solían visitarlo, cada año solía figuraba la del equipo Ferrari de la Fórmula Uno, antes del inicio del campeonato mundial.

En la práctica, el gran quiebre de Wojtyla respecto a sus prácticas deportivas fue el atentado que sufrió en mayo de 1981, por parte del turco Mehmed Alí Agca, quien le disparó a corta distancia y una de las balas le perforó el abdomen generándole muchas complicaciones posteriores.

Luego se fueron sucediendo los padecimientos, entre ellos un tumor en el colon que le fue extirpado, una luxación de hombro tras una caída, el Parkinson que lo atacó en sus últimos años y una fractura de fémur en 1994 que lo privó de la opción de retomar una actividad física acorde con sus años.

[lanacion.cl]

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wowwww ke post,,wow wow:eek: aunke me gusto musho esa chamarra ,,,wowww peroo sobre todo MÉXICO SIEMPRE FIEL, MEXICO SABE CANTAR , SABE BAILAR PERO SOBRE TODO SABE GRITAR,,,HEAAA JUAN PABLO II TE KIERE TODO EL MUNDO,,SALUDOS
 
Crissty, que lindo tu post
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muchas gracias por ponerlo.

Fue una gran y triste pérdida que haya muerto este hombre tan increíble, pero por lo menos nos queda su recuerdo, (la vez que yo lo vi sentí una paz y una emoción muy grandes) también nos quedan sus enseñanzas y su ejemplo, que no debemos olvidar. Nuestro consuelo ahora, es saber que ya está con Dios en un lugar donde siempre estará sano, y donde siempre será joven.
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Juan Pablo II siempre estarás en nuestros corazones.


Yo también pido respeto para el Papa, yo se que hay personas que no están de acuerdo con la Iglesia Católica, pero demuestren su educación respetando nuestras creencias y al Papa Juan Pablo II, quien fuera el jefe de nuestra Iglesia. Gracias.
 
NAOMI
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, chayo
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, gracias por leer el post a todos.


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Viaje a Tierra Santa: el más importante

«Creo que el peregrinaje del Papa a Jordania y a Israel es el más importante de todos los que ha hecho durante sus años de pontificado. Y el más rico en valores simbólicos, así como el más delicado y, en cierto sentido, el más difícil.
Se puede afirmar que todos los viajes anteriores han sido como una especie de preparación para este último, que, en cierto sentido, los compendia todos.

Es ante todo un viaje a las fuentes de la fe cristiana y a las raíces del cristianismo».



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Inauguró su peregrinaje por los lugares sagrados con una misa celebrada en el Monte de Nebó: la misma altura desde la que Moisés contempló la Tierra Prometida, antes de morir.



«Visitó algunas de las localidades más significativas en el devenir del pueblo judío que recuerdan el camino del pueblo de Israel bajo la guía de Moisés hacia la Tierra Prometida. Pero sobre todo fue a algunas de las localidades selladas porla presencia y la vida de Jesús de Nazaret, hace 2.000 años. Se acercó al lugar, cerca delrío Jordán, donde Jesús fue bautizado . Fue aBelén, donde nació el redentor, se acercó a algunos lugares donde Cristo predicó e hizo milagros, como el monte de las Bienaventuranzas o el lugar de la multiplicación de los panes y los peces. También fue a Nazaret.

La culminación de su viaje llevó al Papa a Jerusalén, la ciudad más cargada de recuerdos y de memoria religiosa de todo el mundo, la ciudad donde murió Jesucristo para la salvación del mundo y donde se venera su sepulcro vacío y se hace memoria de su resurrección.»



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Juan Pablo II rozó las piedras del Muro de las Lamentaciones, último vestigio del Templo de los hebreos. El Pontífice colocó un papel con sus deseos en el que pedía disculpas a Dios por las persecuciones que los hijos de Abraham sufrieron a manos de la Iglesia. Más tarde, el documento sería trasladado al Museo del Holocausto.



Fue, sobre todo,un encuentro con los pueblos, el hebreo y el palestino, con Jordania e Israel, con su caminar hacia la paz y con sus sufrimientos y esperanzas.

Fue un encuentro con diversas religiones, como el judaísmo y el Islam, así como con dirigentes religiosos de estas confesiones, que pueden reunirse en nombre de tradiciones comunes y de propósitos de paz a los que todos pueden contribuir.
Pero fue sobre todo un encuentro con la comunidad católica presente en Jordania y en Israel, que quiere ofrecerse como operadora de paz y de reconciliación, al servicio de la colaboración recíproca, viviendo en aquella tierra en paz con todos comotestigo directo del Evangelio y de su capacidad de suscitar ideas y obras de fraternidad. Con estas declaradas intenciones, el Papa se reunió también con los pobres y marginados de los hospitales y de los campos de refugiados.

Un viaje tan rico en símbolos y gestos, tan cargado de significados y, al mismo tiempo y precisamente por ello, tan complicado y difícil, exigió la comprensión de todos para que se cumplieran todos estos objetivos y se entendiera de verdad la profunda carga de religiosidad y de humanidad que encerraban. [Carlo Maria Martini (Cardenal y Arzobispo de Milán) ]




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La última estación de su peregrinaje fue el lugar donde fue enterrado Jesús. El Papa se arrodilló para poner las manos sobre la Piedra de la Unción, donde fuera amortajado Cristo. Por la tarde, y de manera imprevista, tras concluir su programa oficial de visitas, volvió al Santo Sepulcro para rezar una vez más en el lugar de la muerte de Cristo.



Papa pidió perdón por los abusos del Santo Oficio en nombre de Dios

En una histórica ceremonia, Juan Pablo II pidió el 12 de marzo de 2000 público perdón por las culpas acumuladas durante siglos por los hijos de la Iglesia, como el uso de la violencia en la evangelización, las violaciones del derecho a la vida y el desinterés hacia los países pobres.

"Pedimos perdón por las divisiones entre los cristianos, por el uso de la violencia de algunos en el servicio a la verdad (en clara referencia a la Inquisición) y por los comportamientos de hostilidad y desconfianza hacia los fieles de otras religiones (hacia los judíos, especialmente)" dijo el Papa con voz firme en la Basílica de San Pedro de El Vaticano.

Aunque con aspecto cansado, Juan Pablo II agregó solemnemente: “Confesamos nuestra responsabilidad de cristianos por los males de hoy". Juan Pablo II manifestó que "ante el ateísmo, la indiferencia religiosa, el secularismo, el relativismo ético, la violación del derecho a la vida, el desinterés hacia la pobreza de muchos países, tenemos que preguntaros cuáles son nuestras responsabilidades (...) Por la parte de culpa que cada uno de nosotros ha tenido con sus comportamientos en estos males, pedimos humildemente perdón".

De estas palabras fueron testigos las ocho mil personas que abarrotaban la Basílica vaticana y los varios miles que siguieron desde la Plaza de San Pedro el histórico momento. “Igual que pedimos perdón en nombre de los hijos de la Iglesia, perdonamos las culpas de los otros hacia nosotros (...). A lo largo de la historia innumerables veces los cristianos sufrieron vejaciones, prepotencias y persecuciones por su fe. Como perdonaron las víctimas de esas vejaciones, también perdonamos ahora nosotros. La Iglesia de hoy y de siempre se siente comprometida a purificar la memoria de aquellos tristes casos de rencor o de revancha”.


[elmundo.es]
[elcorreogallego.es]
 
JUAN PABLO II

Un angel enviado para ayudar a la paz en el mundo!!
Un Angel que nos seguira cuidando desde el Cielo!!!

Un Hombre mas halla de este mundo!!
Un sabio de nuestros tiempos!!
Un angel en la tierra!
Un Hombre que por siempre sera eterno!!

Adios Amigo de la paz!!
Adios constructor de caminos!
Adios caminante de la esperanza!!

Mis respetos a ese hombre magico que vino para cambiar el mundo, y logro Cambiar el corazon!

Adios Juan Pablo "EL GRANDE" ;)
 
Qué gran post Crissty
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No había caído que no se le había dedicado un tema biográfico a modo de homenaje,porque el otro post hacía más referencia a su agonía que a su vida.

Gracias por ello amiga.No solo se lo ha merecido sino que además estoy seguro que allá donde se encuentre podrá darse por enteramente satisfecho que se lo dedicara una persona tan maravillosamente esencial como tú.

Adiós Juan Pablo II.Que la paz del señor esté contigo al igual que tu recuerdo permanecerá por siempre en nuestros corazones.
 
Angelita
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, Sergio
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... gracias.

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Hace ya más de una hora que culminó la misa de funeral del Papa, ha sido tan inmensamente especial, más allá de la monumental cantidad de personas, más allá de la convocatoria mundial, de lo que cada persona alrededor del globo ha sentido en su fuero interno con repecto a este hecho... yo personalmente toda esta semana casi, he esperimentado muchos sentimientos y sensaciones: tristeza, calma, confianza, fe, agradecimiento al creador por este ser maravilloso, y agradecimiento a Karol por haber elegido, dentro de la libertad que dios nos da a todos de seguirlo o no, él eligió seguirlo, y amarlo al un nivel que no es fácil llegar de fe, de renunciamiento personal, y de confianza absoluta y total en la misericordia y el amor divino.

El responso fúnebre fue sencillamente sublime... muy sencillo y ensalzador al mismo tiempo, pero ese ensalsamiento ha sido precisamente en lo espiritual, en lo que se siente desde la esencia de nuestro ser. Muy hermosa, cada palabra, cada súplica, cada petición al creador, incluso la intervención de los más altos representantes de otras religiones como la ortodoxa... fueron muy solemnes sus oraciones y peticiones ante el querido papa... se traslucía tan claramente que ellos no solo estuvieron allí para ''cumplir'', sino que lo sentían como alguien muy estimado y querido, tal vez y no creo equivocarme... lo sentían como un amigo.

Si a este Papa no lo olvidaré de por vida, no dejaré de quererlo jamás... de sentirlo de una manera rebosante de felicidad y agradecimiento por su persona... esta ceremonia que dió un fin 'terreno' a su presencia, es algo que tampoco olvidaré en la vida.

Lo más increíblemente maravilloso que puede suceder en la existencia es poder sentir desde lo profundo, al menos en algunos instantes, con la más grande intensidad posible... sentir el amor, tener la SEGURIDAD que existe en el sentido amplio, saber que ese amor proviene del creador y por ende, producir un agradecimiento por cada cosa, situación, experiencia y ser existente... por la simple y maravillosa razón de que Dios siempre estuvo, está y estará con esta criatura suya... aunque hayan momentos que 'insistan en convencernos de lo contrario'... él nos ama de un modo que a momentos me horrorizo yo misma de no haber captado o de aun no captar la total magnitud de su amor... ''el amor es más fuerte, el amor vence SIEMPRE...'' ... y me da la oportunidad de resucitar y de ser feliz por la eternidad, y una felicidad tan grande que nadie es capaz de concebir, ya que es tan inmensa, que nuestros parámetros no calzan...

Gracias Padre amado por tu amor tan infinito... gracias por la vida... no permitas que me aparte de tí JAMÁS, Jesús Misericordioso yo confío en tí.

El siguiente es el texto que se leyó en la misa, en lo que los católicos llamamos homilía, cuando el sacerdote hace reflexiones o explica ciertas cosas de la escritura... encuentro que vale mucho la pena ponerla, y a los que la lean gracias desde ya por su tiempo...


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Vista panorámica de los asistentes al fondo, abajo de la foto a la izquierda los madatarios y diversos representantes de los países, y abajo a la derecha miembros del clero entre cardenales, obispos, e incluso representantes de otras religiones. Al medio se visualiza un rectángulo blanco que hizo de altar y delante de él una sencilla alfombra donde ubicaron el féretro con el Papa.




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En medio de la misa, con los cardenales con su mitra [sombrero] puesta, hasta antes de la lectura del evangelio.



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Una vista 'reducida' de los miles de personas en la Plaza San Pedro con sus banderas, y de los millones en toda la ciudad de Roma.


Texto de la homilía del funeral de Su Santidad

VATICANO, 08 Abr. 05 [ACI].- en los funerales del Reproducimos a continuación el texto completo de la homilía pronunciada por el Decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Joseph RatzingerPapa Juan Pablo II.
(Traducción de ACI Digital)

*Sígueme” dice el Señor resucitado a Pedro, como su última palabra a este discípulo, escogido para apacentar a sus ovejas. “Sígueme” esta palabra lapidaria de Cristo puede ser considerada la llave para comprender el mensaje que viene de la vida de nuestro llorado y amado Papa Juan Pablo II, cuyos restos pondremos hoy en la tierra como semilla de inmortalidad, el corazón lleno de tristeza, pero también de gozosa esperanza y profunda gratitud.

Estos son los sentimientos de nuestra alma, hermanas y hermanos en Cristo, presentes en Plaza de San Pedro, en las calles adyacentes y en los diversos lugares de la ciudad de Roma, poblada en estos días por una inmensa multitud silenciosa y orante. A todos saludo cordialmente.

En nombre también del Colegio de los Cardenales deseo dirigir un saludo a los Jefes de Estado, de Gobierno y las delegaciones de los países presentes. Saludo a las Autoridades y a los representantes de las Iglesias y las Comunidades cristianas, como también de las diversas religiones.

Saludo también a los Arzobispos, a los Obispos, a los sacerdotes, a los religiosos, religiosas y a fieles todos llegados de cada continente; en modo especial a los jóvenes, que Juan Pablo II amaba definir como el futuro y la esperanza de la Iglesia. Mi saludo alcanza, además, a cuantos en cada parte del mundo están unidos a nosotros a través de la radio y la televisión en esta coral participación al solemne rito de despedida del amado Pontífice.

Sígueme!! . De joven estudiante, Karol Wojtyla era un entusiasta de la literatura, del teatro, de la poesía. Trabajando en una fábrica química, rodeado y amenazado por el terror nazi, ha escuchado la voz del Señor: ¡Sígueme!! En este contexto tan particular comenzó a leer libros de filosofía y teología. Entró después en el seminario clandestino creado por el Cardenal Sapieha y después de la guerra pudo completar sus estudios en la facultad teológica de la Universidad Jaghellonica de Cracovia. Tantas veces en sus cartas a los sacerdotes y en sus libros autobiográficos nos ha hablado de su sacerdocio, al cual fue ordenado el 1 de noviembre de 1946. En estos textos interpreta su sacerdocio particularmente a partir de tres palabras del Señor.

Sobre todo esta: “No han sido ustedes los que me han elegido, sino que yo los he escogido y los he constituido para que vayan y lleven fruto, y vuestro fruto permanezca” (Jn 15, 16), La segunda palabra es: “El buen pastor da la vida por las ovejas” (Jn 10, 11). Y finalmente: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo. Permaneced en mi amor” (Jn 15, 9). En estas tres palabras vemos toda el alma de nuestro Santo Padre.

Realmente ha ido a todas partes e incansablemente para llevar fruto, un fruto que permanece. “¡Levantaos, vamos!”, es el título de su penúltimo libro. “¡Levantaos, vamos!”, con estas palabras nos ha despertado de una fe cansada, del sueño de los discípulos de ayer y de hoy. “¡Alzaos, vamos!” dice también hoy a nosotros. El Santo Padre ha sido sacerdote hasta el final, porque ha dado su vida a Dios por sus ovejas y por la entera familia humana, en una donación cotidiana al servicio de la Iglesia y sobre todo en las difíciles pruebas de los últimos meses.

Así ha llegado a ser una sola cosa con Cristo, el buen pastor que ama a sus ovejas. Y finalmente, “permaneced en mi amor”: El Papa que ha buscado el encuentro con todos, que ha tenido una capacidad de perdón y de apertura del corazón para todos, nos dice, también hoy, estas palabras del Señor: Habitando en el amor de Cristo aprendemos, en la escuela de Cristo, el arte del verdadero amor.

¡Sígueme!! En julio de 1958 comienza para el joven sacerdote Karol Wojtyla una nueva etapa en el camino con el Señor y detrás del Señor. Karol había ido como solía con un grupo de jóvenes apasionados de la canoa a los lagos Masuri por unas vacaciones. Pero llevaba consigo una carta que lo invitaba a presentarse ante el Primado de Polonia, Cardenal Wyszynski; y podía adivinar el fin de tal encuentro: el nombramiento como Obispo auxiliar de Cracovia.

Dejar el enseñamiento académico, dejar la estimulante comunión con los jóvenes, dejar su gran hambre intelectual por conocer e interpretar el misterio de la criatura del hombre, por hacer presente en el mundo de hoy la interpretación cristiana de nuestro ser. Todo esto debía parecerle un perderse a sí mismo, perder justo lo que se había convertido en la identidad humana de este joven sacerdote.

Sígueme!!: Karol Wojtyla aceptó, sintiendo en la llamada de la Iglesia la voz de Cristo. Y después se dio cuenta de cuánto es verdadera la palabra del Señor: “Quien busque la propia vida la perderá, quien la pierda la salvará” (Lc 17, 33). Nuestro Papa –lo sabemos todos– no ha querido nunca salvar la propia vida, tenerla para sí; ha querido darse a sí mismo sin reservas, hasta el último momento, por Cristo y así también por nosotros.

De este modo ha podido experimentar cómo todo lo que había entregado en las manos del Señor ha retornado en un modo nuevo: el amor a la palabra, a la poesía, a las cartas fue una parte esencial de su misión pastoral y ha dado nueva actualidad, nueva atracción al anuncio del Evangelio, justo cuando también este es signo de contradicción.

¡Sígueme!! En octubre de 1978 el Cardenal Wojtyla escuchó nuevamente la voz del Señor. Se renueva el diálogo con Pedro en el Evangelio de esta celebración: “Simón de Juan, ¿Me amas? ¡Apacienta mis ovejas!” A la pregunta del Señor: “¿Karol me amas?”, el Arzobispo de Cracovia respondió desde lo profundo de su corazón: “Señor, tú lo sabes todo: Tú sabes que te amo”.

El amor de Cristo fue la fuerza dominante de nuestro amado Santo Padre. Quien lo ha visto rezar, quien lo ha escuchado predicar, lo sabe. Y así, gracias a este profundo enraizamiento en Cristo ha podido llevar un peso que va más allá de las fuerzas puramente humanas: Ser pastor del rebaño de Cristo, de su Iglesia universal. No es éste el momento de hablar de contenidos singulares de este Pontificado tan rico. Quisiera leer sólo dos pasajes de la liturgia de hoy, en los cuales aparecen los elementos centrales de su anuncio.

En la primera lectura dice San Pedro –y dice el Papa con San Pedro– a nosotros: “Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas anunciando la paz por Jesucristo el Señor de todos” (Hch 10, 34-36). Y, en la segunda lectura, San Pablo –y con San Pablo nuestro difunto Papa– nos exhorta con alta voz: “Hermanos míos queridos y tan amados, mi gozo y mi corona, permaneced firmes en el Señor así como habéis aprendido, queridos” (Flp 4, 1).

¡Sígueme!! Junto con la orden de apacentar su rebaño, Cristo anunció a Pedro su martirio. Con esta palabra conclusiva y que resume el diálogo sobre el amor y sobre el mandato de pastor universal, el Señor llama a otro diálogo, que se dio en el contexto de la Última Cena. Entonces Jesús había dicho: “Donde voy yo vosotros no podéis venir”. Dijo Pedro: “Señor, ¿dónde vas?”. Le respondió Jesús: “Donde yo voy por ahora tú no puedes seguirme; me seguirás más tarde” (Jn 13, 33.36). De la cena Jesús va a la cruz, va a la resurrección –entra en el misterio pascual; Pedro aún no lo puede seguir.

Ahora –después de la resurrección– ha llegado este momento, este “más tarde”. Apacentando el rebaño de Cristo, Pedro entra en el misterio pascual, va hacia la cruz y la resurrección. El Señor lo dice con estas palabras, “…cuando eras joven… ibas donde querías, pero cuando seas viejo extenderás tus manos, y otro te ceñirá y te llevará donde no quieres” (Jn 21, 18).

En el primer periodo de su Pontificado el Santo Padre, todavía joven y lleno de fuerza, bajo la guía de Cristo iba hacia los confines del mundo. Pero después, ha entrado en la comunión con el sufrimiento de Cristo, siempre ha comprendido más la verdad de las palabras: “Otro te ceñirá…”. Y en esta comunión con el Señor sufriente ha anunciado incansablemente y con renovada intensidad el Evangelio, el misterio del amor que va hasta el fin (cf Jn 13, 1).

Él ha interpretado para nosotros el misterio pascual como un misterio de la divinamisericordia. Escribe en su último libro: El límite impuesto al mal “es en definitiva la divina misericordia” (Memoria e Identidad”, pág. 70). Y reflexionando sobre el atentado dice: “Cristo, sufriendo por todos nosotros, le ha dado un nuevo sentido al sufrimiento; lo ha introducido en una nueva dimensión, en un nuevo orden: aquel del amor… es el sufrimiento el que quema y consume el mal con la flama del amor y trae también del pecado un multiforme brote de bien” (pág. 199). Animado por esta visión, el Papa ha sufrido y amado en comunión con Cristo y por eso el mensaje de su sufrimiento y de su silencio ha sido así elocuente y fecundo.

Divina Misericordia: el Santo Padre ha encontrado el reflejo puro de la misericordia de Dios en María, Su Madre. Él, que había perdido a tierna edad a la suya, tanto más ha amado a la Madre divina. Ha escuchado las palabras del Señor crucificado como dichas a él personalmente: “¡Aquí tienes a tu madre!”. Y ha hecho como el discípulo predilecto: la ha acogido en lo íntimo de su ser (Jn 19, 27): Totus tuus. Y de la madre ha aprendido a conformarse con Cristo.

Para todos nosotros permanece como inolvidable el último domingo de Pascua de su vida, el Santo Padre, marcado por el sufrimiento, se ha acercado aún una vez a su ventana del Palacio Apostólico y una última vez ha dado la bendición “Urbi et orbi”. Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendíganos, Santo Padre. Nosotros encomendamos tu querida alma a la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Amén.*

[aciprensa.com]

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Fue muy conmovedor en especial esta parte, hubieron más de 10 interrupciones de las personas presentes con aplausos espontáneos a distintos párrafos de este texto, aparte que en otras partes de la misa gritaban [aunque ''con compostura''] Giovanni Paolo... y similares... me recordé de los diversos encuentros masivos juveniles del Papa [hasta lo último] donde siempre ellos le expresaban su querer con gritos de su nombre, o que se quedara allí [en el país que estuviera] con ellos... y él siempre se algraba muchísimo con estas muestras de cariño, alegría y compromiso con Dios... en aquel momento la gran ''nostalgia'' que siento se transformó en alegría de sólo pensar y ''saber'' que eso él lo podía 'escuchar' ... y en especial sentir el amor inmenso sumado de cada persona que lo quiere en mayor o menor grado aquí en ésta dimensión...
 
Última edición:
Crissty eres maravillosa!!! gracias por poner este post!!!:D

Me voy a dar el tiempo de leerlo porque ahorita estoy en el trabajo.:*)

Unos datos del papa para mis paisanos.

-México fue el primer pais que visito el papa viajero
-México fue visitado en 5 ocasiones, la útlima en 2002.
-San Juan Diego ha sido el primer santo indigena

y otros datos más que luego pongo

y como ya saben y que nos dijo el papa :"MEXICO SABE CANTAR, MEXICO SABE BAILAR PERO SOBRE TODO SABE GRITAR! MEXICO SIEMPRE FIEL!":D :D
 
Rebe
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, Javi
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... muak.

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Continúo con los escritos que he descubierto... este trata sobre la experiencia personal del que relata con él.


Semblanzas de un hombre modesto

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CARLO MARÍA MARTINI PREMIO «PRÍNCIPE DE ASTURIAS» DE CIENCIAS SOCIALES EN EL AÑO 2000 TEXTO EXTRAÍDO DE UN MENSAJE A LA DIÓCESIS DE MILÁN (1998) Y DE UNA ENTREVISTA CON LA TELEVISIÓN POLACA (2000)

En 1978, tras cuatro siglos y medio de papas italianos, la Iglesia romana eligió un papa extranjero. Estoy convencido de que después de la muerte de Karol Wojtyla tendrán que pasar por lo menos otros cinco pontífices para que volvamos a ver un Papa no italiano.

Juan Pablo II ha abatido de un solo golpe los dos pilares sobre los que se sostuvo la Iglesia católica durante siglos: el monopolio de la interpretación del verbo de Dios y la unidad del mando encarnado en el obispo de Roma. Juan Pablo II ha llegado a contar entre los pecados de la Iglesia los cismas y consiguientes excomuniones de las otras iglesias cristianas, ortodoxas y protestantes. En resumen, está tratando de devolver a la Iglesia una vocación misionera, ofuscada por siglos de preponderancia de sus intereses temporales sobre los espirituales, y eso incluso a costa de sacrificar su propia primacía. Una empresa tal vez imposible y, de cualquier modo, peligrosa.
Por otra parte, los motivos de su elección son misteriosos. Parece que el mismo cardenal Wyszynski, primado de Polonia y protagonista de dramáticas escaramuzas con el régimen de Varsovia, se quedó de una pieza cuando se dio cuenta de la orientación que tomaba el cónclave y no supo ocultar cierta contrariedad. Tal vez los grandes tejedores de la curia percibieron en aquel oscuro obispo de Cracovia las características de un Papa de frontera, consciente de los peligros que amenazaban a la Iglesia, no sólo a la polaca, pero estoy seguro de que ninguno de ellos supo prever hasta qué punto Juan Pablo II había de ampliar esa frontera.

He de decir que a este Papa le tengo cariño. Hasta la llegada de Wojtyla nunca había experimentado ansiedad por la suerte de un Pontífice. El Papa está allá arriba, en un sitio que todavía no es el cielo, pero que ya no es la tierra. No es uno de los nuestros. No así Wojtyla. Él, que tal vez esté más cerca del cielo que todos sus antecesores, es uno de los nuestros. Por eso, justamente como uno de sus fieles, me he encontrado siguiendo solícitamente -desde lejos, se entiende- sus infatigables viajes por el mundo, tanto por el amigo como por el hostil, con el temor de verlo derrumbarse en cualquier momento. Pero no estoy en condiciones de valorar si la revolución que está aportando a la Iglesia es beneficiosa o desastrosa.

Conocí al Papa Wojtyla bastante tiempo después de su llegada al Vaticano, en 1978. De aquella entrevista me impresionó sobre todo la modestia del pequeño apartamento que se había preparado en el fasto Vaticano, en el que a primera vista se notaba que no se sentía cómodo. No en vano su secretario, cocinero y camarera eran polacos. El comedor en que me recibió seguramente no era más elegante que el de su arquidiócesis de Cracovia, y, en lo que atañe a la cena, prácticamente sólo cené yo, porque la suya consistió en un trocito de atún en lata, una loncha de queso y una manzana. Tanto es así que no pude menos que preguntarle: «Santo Padre, ¿usted come, mejor dicho, no come, siempre así?». Él sonrió: «No, a mediodía como un poco más. Pero después de cenar aún tengo que trabajar un rato...». Me enteré después de que ese «rato», todos los días, se prolongaba por lo menos hasta la medianoche.

Hablamos de Polonia y en determinado momento me preguntó qué opinaba de Jaruzelski. Contesté que tarde o temprano Varsovia debería dedicarle una plaza o un monumento por haber salvado lo que parecía insalvable, evitando la invasión soviética. Se le nublaron los ojos y estuvo un ratito callado. Después me dijo: «Se equivoca. Jaruzelski sólo está salvando al Partido Comunista, el que ha dado muerte a sus familiares. Gierek sí que era un campeón, ése quería salvar a Polonia». Pero nadie me saca de la cabeza que Wojtyla, que tanto ha combatido aquel comunismo, es uno de sus más grandes huérfanos. Sólo la perfecta fusión entre conciencia religiosa y conciencia nacional ha dado a los polacos la fuerza de resistirse a la supremacía de los rusos ortodoxos del Este y de los enemigos protestantes del Oeste. La misma función ha ocurrido frente a la amenaza comunista. Una vez que ésta ha decaído, los polacos ya no necesitan el cemento de la Iglesia y se han convertido en católicos como todos los demás.

Cuando tuvimos esta conversación, Wojtyla ya había ido a visitar a la cárcel al que había atentado contra él, Alí Agca, y me dijo al respecto una cosa muy cómica. «Sabe usted -me confesó con una sonrisa-, he hablado con ese hombre unos minutos, demasiado poco tiempo para entender algo de la maraña (lo dijo precisamente así) que tenía dentro. Lo único que entendí con claridad es que Agca se ha quedado traumatizado no tanto por el hecho de haberme disparado, sino por no haber logrado matarme, él que como "killer" se considera infalible. El hecho es que, siendo musulmán, no sabía que justamente aquel día era el aniversario de las apariciones de la Virgen de Fátima...».

Cuando aludí a la dificultad de armonizar su sencilla vida anterior con la complicada solemnidad de la nomenclatura vaticana, diplomáticamente me contestó que no tenía forma de darse cuenta de nada, abrumado como estaba de compromisos y problemas. Después, tal como lo había hecho Juan XXIII, quiso acompañarme personalmente hasta la puerta. Y al pasar delante de la capilla, con alguna vacilación me dijo: «Sé que su madre era una mujer muy piadosa. ¿Quiere rezar conmigo una plegaria por ella?». Nos arrodillamos. Cuando al despedirme insinué una reverencia, me detuvo y me abrazó, acercando dos veces sus sienes a las mías. Como lo hacía mi padre, que besos no daba.

Es difícil concentrar en pocas palabras la riquísima personalidad del Papa Juan Pablo II y las múltiples manifestaciones de su ministerio pastoral. De él acogemos -y hacemos nuestra- la exhortación a profesar y hacer crecer la fe en el ministerio de Cristo redentor, redentor del hombre, en el Padre misericordioso y en el Espíritu Santo que vivifica. Es una profesión de fe que el Papa trata de traducir en un testimonio coherente, valiente y a veces heroico. Sobre todo, es una profesión de fe que debe llevar a amar a cada persona para así reconocer en todo, en cada lugar, la dignidad del hombre o de la mujer, una dignidad honrada en la múltiple forma de sus manifestaciones, individual y social. En este sentido, recogemos el incesante llamamiento del Papa a la paz y a la unidad de la familia humana, y al diálogo entre la religión y la cultura.

El Papa ha hablado en muchas ocasiones de los derechos de la persona y, a mi entender, su contribución específica ha sido la de haber sido mensajero de la relación de tales derechos con su raíz teológica. La fuente de la dignidad de la persona ha de buscarse en el hecho de haber sido creada a imagen y semejanza divina.

También ha hablado el Papa de los derechos de las naciones. Es un tema que está inmerso sobre todo en circunstancias dolorosas, ya que algunas naciones han visto aplastada su identidad. Por eso se ha ido desarrollando poco a poco el concepto de derechos de las naciones para experimentar la propia identidad y, en cualquier caso, la propia autonomía; naturalmente, rechazando el nacionalismo, o sea, aquella forma de identidad nacional que se oponga a las otras o excluya a las minorías. El mensaje del Papa ha sido siempre el de dar luz a los derechos de las naciones e indicar los peligros del nacionalismo.

La experiencia de los países del Este ha conducido al Papa a comprender profundamente este tiempo y a anticipar los tiempos nuevos. El Papa ha conocido las consecuencias dramáticas de la división de Yalta, de la Europa en dos partes, con una de ellas sometida al dominio de un único Estado totalitario y de una sola ideología. La identidad nacional y la libertad religiosa sufrieron mucho en esas circunstancias. El Papa ha conocido tal sufrimiento y ha logrado afirmar la necesidad de superar este excesivo poder ideológico. Ello se ha cumplido a partir de 1989, con la sorpresa de todos, porque muchos en la Europa Occidental no se imaginaban un cambio tan rápido. El Papa, en cambio, lo tenía previsto y lo favoreció con su acción y con los discursos en sus viajes.

Después vino la libertad a estos países, una circunstancia muy difícil, ciertamente. Es la experiencia de muchos países del centro y del este de Europa: una cosa es tener la libertad -de palabra, de prensa, de pensamiento, de asociación-, poder decidir, y otra cosa es hacer uso correcto de tal libertad, vivirla como libertad para el amor para el servicio y no para satisfacer el egoísmo individual o el del propio grupo. Juan Pablo II, al visitar estos países, ha remitido siempre esta libertad a la verdad. Porque la libertad es expresión de la verdad del hombre y de aquí debe partir cada juicio sobre el uso de la libertad y sobre sus límites.

Juan Pablo II ha hablado con fuerza del derecho de los perseguidos y de aquellos que sufren a causa de que su libertad religiosa es violada. Si referimos los derechos del hombre a su verdad, hemos de hablar especialmente del amor, del perdón, del sentido de la gratuidad: sólo manifestando estas características evangélicas podemos favorecer una economía nueva.

[lne.es]
 
Última edición:
Tengo que reconocer que lo de "Juan Pablo II te quiere todo el mundo", va a ser que era verdad....

Yo tb soy papa-fan-- XDDDDDDD
 
Se ha ido un gran hombre, y sin duda, el hombre más querido del planeta, ya que caló hondo tanto en los católicos como no católicos.

En estos momentos estoy viviendo una etapa de transformación, pues hasta ahora he estado alejado de la iglesia, pero sentí el llamado personal que me hizo el Santo Padre, y estoy dispuesto a responderlo.

Dios lo tenga en su Santa Gloria, y nos pueda guiar desde allá a hacer un mundo donde reine el bien, la paz y el amor. El mundo está en las manos de nosotros los jóvenes, somos los que construiremos el siglo XXI, y él siempre nos estuvo buscando.

Gracias Juan Pablo II por tu legado, espero que permanezca en la memoria de todos y no sean sólo palabras, sino la guía de nuestras acciones.
 
EL_ENIGMA
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, DarthJackson
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LA MUERTE DE JUAN PABLO II EL LEGADO DE KAROL WOJTYLA
Un regalo a la Iglesia y a la Humanidad

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Cuando la muerte sella definitivamente la vida de una persona, la mirada retrospectiva intenta ordenar los recuerdos buscando las claves y el sentido de la trayectoria vital concluida. Después de encomendar en la oración al Papa, que termina de morir, y de dar cauce a la tristeza unida a la esperanza en Dios, Señor de la vida eterna, repasamos con agradecimiento su largo, intenso y fecundo pontificado. Juan Pablo II ha desarrollado en los últimos decenios del siglo XX y en los primeros años del tercer milenio, en una encrucijada histórica de la Iglesia y de la Humanidad, un protagonismo reconocido por todos. Las dimensiones de su pontificado son grandes por la multitud de acontecimientos relevantes en que ha tomado parte, por su aportación decisiva, por las numerosas iniciativas de largo alcance que puso en acción, por la hondura de las reflexiones que acompañaban a sus actuaciones, por las orientaciones morales que ha ofrecido a la Humanidad entera.

Ha ejercido el ministerio de sucesor de Pedro y pastor de la Iglesia universal durante mucho tiempo (desde el 16 de octubre de 1978); en una época de cambios rápidos y profundos, que abren posibilidades realmente nuevas a la Humanidad y le plantean desafíos morales inéditos. Su servicio pastoral ha adquirido por la mundialización de las relaciones y por sus viajes una incidencia universal; se ha dedicado a su misión con una dedicación personal sin reservas, día y noche, hasta entregar su último aliento. Hemos contemplado en público su agotamiento y cómo buscaba angustiosamente el aire para poder respirar. Nada de lo que pudo hacer ha dejado de realizarlo, como hace un par de años mostraron sus esfuerzos para evitar la guerra en Irak. A pesar del atentado, padecido al principio de su pontificado en la plaza de san Pedro, y de las numerosas veces que tuvo que entrar en el quirófano, ha desplegado una actividad ingente que sólo por una extraordinaria vitalidad, que en seguida se rehacía de los cansancios, se puede explicar. La vitalidad no era sólo física, sino también espiritual nacida de la fe vigorosa en Dios y de su intensa oración, que le impulsaban a entregarse en cuerpo y alma a la misión que el Señor le había encomendado.

Los últimos meses, y singularmente las últimas semanas, han mostrado la dimensión doliente, que apareció pronto en su ministerio y fue compañera inseparable del testimonio del Señor, con que iba confirmando a sus hermanos en la fe. No ha sentido rubor para manifestarse ante la faz del mundo, hoy posible por los medios de comunicación, en sus limitaciones, en su creciente fragilidad, en su dependencia como anciano y en el rictus de dolor de su rostro. Le fe y obediencia al Señor, en que se asentaba su vida y de donde tomaba origen su actividad, le ha guiado a romper los gustos del tiempo, que tienden a ocultar la debilidad, la ancianidad, la enfermedad y la muerte, querían dictarle. Forma parte de la existencia real del hombre y del cristiano el vigor y la fragilidad, la salud y la enfermedad, la juventud y la ancianidad; con su ejemplo de normalidad redimida por la fe en el Dios de la vida y de la muerte, Juan Pablo II ha terminado interrogando a nuestra civilización por el puesto que reconocemos a los ancianos y enfermos. Con humildad y valor ha aparecido como atleta de Dios y como incapacitado para caminar y en los últimos días para hablar, él el gran comunicador.

Podemos suponer la contrariedad que significarían para el papa Juan Pablo II las sucesivas manifestaciones de su decaimiento físico: el bastón, la plataforma móvil, la silla de ruedas, el pañuelo en el atril para evitar que se le cayera la saliva, la pizarra para escribir... También desde el sufrimiento ha ejercido el ministerio de confirmar en la fe y en el seguimiento de Jesucristo a los cristianos. También la cruz se ha convertido en cátedra de proclamación del Evangelio, del amor y de la esperanza. Hoy reconocemos que acertó al negarse a escuchar las voces que pedían su renuncia.

Cuando fue elegido Papa, el arzobispo de Varsovia, cardenal S. Wyszynski, le dijo: «Si el Señor te ha elegido es para que guíes a la Iglesia al siglo XXI». En efecto, la meta del año 2000 apareció inmediatamente en el horizonte de su ministerio; podemos decir que el Año Jubilar fue como la dovela clave que unió muchos nervios en la bóveda espléndida de su pontificado.

¿Cómo vamos a poder olvidar el viaje a Tierra Santa, para hacer memoria del Señor en su propia tierra, y los encuentros con cristianos, judíos y musulmanes? Las relaciones anteriores desde la escuela del pueblo y la solidaridad con las víctimas del holocausto judío hicieron posible la imagen elocuente de Juan Pablo II junto al muro de las lamentaciones. ¿Cómo no rememorar la imagen impresionante del papa abrazado al Crucificado y contemplando su rostro en la extraordinaria celebración del domingo primero de Cuaresma, en que pidió públicamente perdón por los pecados de los cristianos, ya que muchas veces a lo largo de la Historia hemos hecho lo que el Evangelio reprueba? La purificación de la memoria de la Iglesia y de todos debe constituir una base saneada para limpiar la imagen de Dios que hemos manchado y para construir un mundo de paz, de justicia y de libertad.

A cuantos participamos nos resulta imposible olvidar la Jornada Mundial de la Juventud en el campus de la tercera Universidad de Roma, en Toruergata, donde nos reunimos dos millones de jóvenes y educadores en la fe en una vigilia y en una celebración eucarística realmente memorables. Ver al Papa, acompañado por cinco jóvenes de los cinco continentes, atravesar un arco que representaba el paso al tercer milenio, era todo un símbolo de cómo se atraviesa ese umbral de la esperanza. El Papa ha recordado reiteradamente que nuestra época ha sido de nuevo un tiempo de mártires, y ha invitado a las Iglesias a conservar su memoria. Por eso, la conmemoración ecuménica de los testigos de la fe en el siglo XX, el día 7 de mayo en el Coliseo de Roma, fue una celebración en que las confesiones cristianas se mostraron juntas, ya que antes se habían unido en el testimonio sufriente por el Señor. El obsequio ofrecido a Cristo hasta derramar la sangre fue patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes. ¿A cuántos horizontes nos ha abierto la mirada amplísima de Juan Pablo II! La dignidad del hombre, de todo varón y mujer, en cualquier situación de la vida, desde el comienzo hasta el final, ha sido defendida tenazmente por el Papa.

La dignidad del hombre arraiga en su condición de creado a imagen y semejanza de Dios; además, la naturaleza humana ha sido enaltecida hasta una dignidad sublime, ya que «el Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre» (Gaudium et Spes 22); de esta manera Jesucristo revela a Dios Padre y revela también al propio hombre. Este texto conciliar, constantemente citado por Juan Pablo II, es para él como la clave para leer el Concilio Vaticano II, en que participó muy activamente. Desde esta perspectiva enseñará en la primera encíclica de su pontificado que «el hombre es el camino de la Iglesia». La misión cristiana hunde sus raíces en la comunión con Cristo por la fe y el amor. La hondura religiosa en la comprensión del hombre y las experiencias del nazismo y del comunismo han fortalecido en Juan Pablo II la voluntad indomable de defender al hombre y su dignidad con la pasión de los grandes profetas. El ha reivindicado la libertad auténtica, inseparable de la verdad y la responsabilidad, para todos los hombres y en todos los rincones del mundo.

Juan Pablo II ha acompañado a la Humanidad, como pastor de la Iglesia universal, en todos los lugares en que estuviera en juego la dignidad de los hombres y mujeres, sabiendo descubrir sus amenazas con lucidez en todos los pliegues de la Humanidad en el pasado, en el presente y de cara al futuro.

No es extraño que haya sido reconocido su liderazgo moral por parte de los cristianos, de los creyentes de otras religiosas (recordemos cómo en Asís defendió que la fe en Dios es incompatible con la violencia y la guerra, ya que Dios se define a sí mismo como el Dios de la paz), y de todos los hombres que trabajan por un futuro de respeto, de paz y de esperanza para la Humanidad entera.

Todas las causas auténticamente humanas han encontrado eco y compromiso en Juan Pablo II. Las Jornadas Mundiales de la Paz; la defensa frente a las asechanzas que padece y la invitación a custodiar la familia; la causa de la vida humana a veces sutilmente puesta en peligro por una indefinida calidad de vida; la defensa de los pobres y la necesidad de que se les abran vías de esperanza; la invitación a cuidar a los ancianos; la proximidad a los jóvenes a los que nunca regañó y a los que siempre encaminó a exigentes metas de realización humana y de seguimiento de Jesús en la vocación a la que Él llama a cada uno; la presentación del trabajo en su rica dimensión humanizadora, etcétera. Todas las causas genuinamente humanas han hallado en él apoyo y estímulo; han sido asumidas, pensadas y compartidas, dejando su sello personal en el enfoque, en la orientación moral coherente con las personas y en el apremio a realizarlas. Ha invitado siempre a no ceder a la mediocridad, a no evadirse, a tomar en peso la vida humana y la fe en Dios. Dios es el garante supremo del hombre.

Ha sido Juan Pablo II hombre de grandes y numerosas iniciativas, de hondura en la fe, de admirable concentración orante, de confianza, de valor, de amor, de esperanza. Desde las raíces de la fe en Dios ha sido actual ofreciendo en cada situación una respuesta o elementos fundamentales para una respuesta; discutir si fue conservador o progresista es un intento vano de encuadrar a quien fue siempre original y libre, profundo en sus principios y atento a los signos del tiempo.

Juan Pablo II ha sido un regalo de Dios a la Iglesia y a la Humanidad. Su ministerio pastoral en la Iglesia ha irradiado diariamente el Evangelio para bien de todos los hombres.

[laverdad.es]
 
Algo poco conocido... incluso por mí que solía jugar ajedrez y que me sigue gustando...
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Juan Pablo II, ajedrecista

Veo, con gran extrañeza, que en la gran cantidad de reportajes y documentales en TV que se han difundido en los distintos medios de comunicación con motivo del fallecimiento de Su Santidad Juan Pablo II, no se dice nada de una de sus preferidas aficiones en su juventud: el noble juego del ajedrez.

Su Santidad, nuestro querido y recordado Papa, era sobrino de M. Worbel, que fue creador de problemas de ajedrez y tuvo gran renombre en su época, y tal vez fue maestro de Karol Wojtyla (Juan Pablo II) en Cracovia.

Durante el tiempo en que Karol Wojtyla inicia sus estudios en Cracovia y a mediados de los años cuarenta, publica en una revista especializada en ajedrez, llamada «RSK», varios problemas de mate en dos y tres jugadas. Por la calidad de estas composiciones se puede asegurar que en aquella época era un jugador de ajedrez indiscutiblemente brillante.

Como ilustración de una estas consideraciones, me permito incluir una de las composiciones que publicó Karol Wojtyla en la revista «RSK» antes citada en el año 1946.

Se trata de un problema que dice: juegan blancas y dan mate en tres jugadas.

Este problema lo publico para que los aficionados puedan comprobar el ingenio de Su Santidad.

P.S. c8 = C. Solución para los aficionados que la quieran estudiar.

[Juan H. Maillo, ex presidente de la Federación Asturiana de Ajedrez.]

[lne.es]
 
Una visión ''interesante'' ... va por tí Javi
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[y para todos porsupuesto
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El legado Filosófico de Karol Wojtyla y Juan Pablo II



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CIUDAD DE MÉXICO, lunes, 11 abril 2005 (ZENIT.org-El Observador).- El filósofo mexicano Rodrigo Guerra López es considerado como uno de los mayores expertos en el pensamiento de Karol Wojtyla.

Doctor en Filosofía por la Academia Internacional de Filosofía del Principado de Liechtenstein, coordinador del Grupo Interdisciplinario de Bioética de la Universidad Panamericana en la Ciudad de México y director del Observatorio Social del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en Latinoamérica se dio a conocer con sus sobre la filosofía de Juan Pablo II: «Volver a la persona» (Caparrós, Madrid 2002) y «Afirmar a la persona por sí misma» (CNDH, México 2003).

En esta entrevista concedida a Zenit-El Observador, Guerra López recoge el legado intelectual wojtyliano


--¿Existe continuidad o discontinuidad entre la filosofía de Karol Wojtyla y el Magisterio de Juan Pablo II?

--RG: Karol Wojtyla antes de ser elegido pontífice de la Iglesia era arzobispo de Cracovia y al mismo tiempo catedrático de Filosofía en la Universidad Católica de Lublín. Este doble papel para él resultaba ser en realidad uno sólo. Un mismo amor a la Verdad lo condujo a vivir con fidelidad su ministerio sacerdotal y episcopal y también lo llevó a desarrollar con máximo rigor especulativo una filosofía original que en cuanto al método puede ser calificada de «fenomenología realista» y en cuanto a la propuesta final es una modalidad de «personalismo».

Su peculiar pensamiento no tendrá una continuación unívoca y directa en el Magisterio Pontificio. La enseñanza oficial del Papa no es una filosofía o una teología más sino un servicio de custodia y profundización del Depósito de la Fe. Sin embargo, no podemos negar que la formación providencial que él tuvo en el terreno del pensamiento sirvió para que el propio Magisterio incorporara algunas de sus intuiciones personalistas más queridas. Así como en las obras teológicas de Tomás de Aquino existe una filosofía implícita, me parece entonces que en el Magisterio de Juan Pablo II también existen intuiciones filosóficas importantes imposibles de ocultar.

--¿Qué intuiciones originales de la filosofía de Karol Wojtyla han quedado recogidas en su Magisterio como Papa?

--RG: Uno de los aportes más originales de Karol Wojtyla en el terreno de la moral consiste en la relectura que realiza de la ética kantiana en diversos artículos y en el libro «Amor y Responsabilidad». En estos textos podemos apreciar cómo Wojtyla sostiene que existe un imperativo categórico concreto y primario para la conciencia de todo ser humano: ¡Hay que afirmar a la persona por sí misma! ¡Nunca hay que tratarla como mero medio! Esta idea ha quedado explícitamente plasmada en la Encíclica «Veritatis Splendor».

Otro aporte filosófico es el modo cómo Wojtyla expresa que la acción brinda un momento especial de conocimiento de la verdad en su libro intitulado «Persona y Acto». Esta idea, que en parte recoge una inquietud muy típica del pensamiento marxista, le permite al Papa en la Encíclica «Laborem excercens» valorar toda acción humana y en especial todo trabajo humano como un momento de revelación de la persona como persona.

El trabajo humano, de esta manera, es el modo natural a través del cual la persona está llamada a construirse a sí misma y a construir el mundo a la altura de su dignidad. Así mismo, él desde muy joven concibe a la persona como sujeto comunional lo que ha impactado en el modo cómo en el Magisterio se explica la «unidualidad relacional» entre varón y mujer, fundamento de la imagen y semejanza que el hombre guarda con Dios, etcétera.

--Juan Pablo II ha dejado una inmensa cantidad de enseñanzas en el terreno social y bioético. Sin embargo, estas enseñanzas, ¿son sólo teoría? Pareciera que el Papa es poco escuchado en estos temas…

--RG: Juan Pablo II construyó una nueva síntesis de la Doctrina social de la Iglesia (DSI) en la que se profundiza su fundamento en el acontecimiento cristiano y las vías concretas para su realización efectiva. Metodológicamente la DSI no nace en los despachos del Vaticano sino en la acción concreta de los cristianos en movimiento que gradualmente conforman a través de sus experiencias una sabiduría práctica que luego es formalmente discernida y reconocida por los obispos y eventualmente por el Papa. Por ello, la enseñanza de la Iglesia en materia social y hasta bioética nunca es sólo teoría.

Mi querido maestro Rocco Buttiglione solía decir que la DSI es la «conciencia teórica de un movimiento práctico». Si en algunos momentos el pensamiento del Papa no se verifica en la práctica se debe a un fenómeno complejo pero importante: los fieles laicos necesitamos reaprender a vivir de acuerdo a nuestra secularidad constitutiva nuestros compromisos públicos para así poder ofrecer una nueva expresividad histórica al cristianismo en el contexto de la sociedad actual.

[es.catholic.net]
 
esta precioso el post!!! muchas gracias!!

yo no soy catolica,me considero cristiana y punto ;) pero me confieso "papa-fan" xq me pareció siempre un hombre muy especial,con gran corazon,mucha valentia y corage,mucha fuerza,q no tuvo ningun miedo a decir siempre lo q pensaba,a defender sus creencias,creo q fue un revolucionario en la iglesia,eso de pedir perdón x las cosas malas q hizo la iglesia me pareció maravilloso,ad+ q fue el 1er papa q entró a una sinagoga,tb me gustaba lo genial conectaba con los jóvenes,lo cariñoso q era con todos y en especial con los niños y los enfermos,me parece digno de admirar,yo le cogí mucho cariño y admiracion.cuando vino a valencia en el 82 ya me empeñé en ir a verlo,mi madre se extrañó mucho,pero me llevó :) (yo tenia 11 años entonces).

hay 2 catolicos a los q dmiro enormemente ellos son juan pablo II y la madre Teresa,2 personas increibles e irrepetibles,siempre estaran en mi :cor:

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Hola butterflies preciosa
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, me llegó de un modo muy lindo tu post, gracias a tí por apreciarlo de esa forma. Hay algo que yo no he mencionado, que pues es algo "mío", pero ahora quisiera decir. El Papa Juan Pablo II, cuando vino a Chile en abril del año 87, pues visitó 6 ciudades, fue muy especial y memorable. Justo tocó que viniese a mi ciudad natal [en la que vivía en aquel momento] Antofagasta y pues fue precioso. Yo era una niña, tenía 11 años, pero lo recuerdo perfectamente. Al verlo con el paso del tiempo, al ir yo 'ampliando' mi visión y entendimiento, pues todo fue ... aparte de especial, fue mágico...
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Porque sucede que cuando él llegó a mi ciudad, del aeropuerto [de proporciones pequeñas] comenzó su recorrido hasta la ciudad misma, ya que el aero está a las afueras de la ciudad y hay un trecho ''considerable'' que recorrer por tierra, hasta llegar al corazón de la ciudad. Entonces dicho recorrido estuvo pensado y organizado hasta los últimos detalles... y coincidió que pasara por el [LITERALMENTE] "lado de mi casa", pasó en su Papa móvil, ya saben el vehículo que se le acondicionaba especialmente y que desde el año 81 luego del atentado pues ya no fue descubierto, sino con grandes cristales anti balas [cre] que lo protegían mejor, pero a la vez se le veía muy claro.

Las personas en mi barrio, en toda la cuadra, mis vecinos y cientos de otra gente más que tocaba que justo vivíamos allí... pues se comenzaron a instalar, de mi casa y de muchas otras sacaban sillas y las ponían en plena calle para ... sencillamente... no perderse la oportunidad de tan solo verlo cuando el vehículo pasara... solo eso... amén de muchos de nuestros conocidos y amigos que vivían en otros sectores, que aprovecharon de ir a ''visitarnos'' aquella tarde en forma especial. Recuerdo que incluso se subían a los techos de las casas
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... y a mí como otras amig@s nos gustaba subirnos... nos dieron ganas... pero no nos lo permitieron y en el fondo fue mejor, desde abajo se apreció mejor.

Luego llegó el momento... guau... wow!!!... a pesar de ir en movimiento el vehículo intentó ir a la velocidad más reducida que podía para que lo viéramos bien y al mismo tiempo siguiera avanzando. Así como se suele ver en las pics de la mayoría de los lugares, así se veía... iba parado saludando a las personas y bendiciéndolas... con su túnica blanca... recuerdo que me IMPACTÓ mucho el verlo, se veía TAN albo, tan blanca su ropa, su tez, su cabello, con tanta energía, dulzura... fue IMPRESIONANTE!!! ... aparte de esto algo que casi NO he percibido en mi vida hasta la fecha, fue una especie de "energía" de tan solo verlo, digamos como un aura lleno de luz, incluso paz, mucha paz... no sé puede sonar exagerado o sugestivo, pero en aquel momento yo no "comprendía bien estos términos ni las racionalizaciones de las cosas" ... solo sentí... y eso fue lo que percibí de forma MUY potente... luego cuando siguió avanzando hasta desaparecer... las personas a mi alrededor estaban tanto o más impactadas que yo... reían, lloraban, agradecían... fue memorable... incluso de personas ATEAS y AGNÓSTICAS hasta la médula... estaban como "idas"... pero de la paz que sentían, de lo hermoso que pudieron experimentar en su interior, y de tal intensidad, que tal vez no es "tan" común... uff ... ese momento es como si lo pudiera "tocar" con mis manos, como si en este preciso momento abriera la cortina de mi cuarto y eso apareciera tal cual... es increíblemente maravilloso y cierto como todo lo que involucra vida, amor e intensidad en nuestras vidas... vive siempre dentro nuestro... sí que vive... no son sólo recuerdos... es vida!!! .

Bueno, pocos momentos después el Papa llegó a su destino, donde alojaría hasta el día siguiente, día en el que haría una eucaristía delante de miles de personas que estuvieron durmiendo toda la madrugada [en plena arena desértica] para tener un mejor lugar, verlo y escucharlo mejor...

Y su destino, donde descansaría y comería, fue nada más y nada menos que con las monjitas de mi colegio
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, es decir dentro de mi escuela misma, pisó y anduvo por todo el lugar donde yo diariamente lo hacía también!!! ... recuerdo que ese día a solo algunas pocas compañeras les permitieron estar en el cole para recibirlo [junto con las hermanas claro], lo transmitieron brevemente por la tele, el llegó se instaló en donde hacíamos las presentaciones y dábamos los avisos, a diario... y las niñas bailaron cosas típicas de europa, creo que de Polonia... que hermoso... ya luego la semana siguiente cuando él ya había partido y se reanudaron las clases para todos los cursos [ya que mi instituto tenía todos los cursos desde jardín infantil hasta el último año antes de ir a la uni] nos dieron un cuidadoso recorrido por el área donde las monjitas dormían y cocinaban, para ir precisamente a la habitación eu el ocupó... [nunca habíamos ingresado a esa área tan íntima de las hermanas, no lo permitían, pero esa vez hicieron una excepción]

Ahora hace poco ví un reportaje que hicieron de allí, de mi instututo y ví a las madrecitas, están igual!! , se ven muy bien... y mostraron la misma habitación donde el Papa estuvo, pues la han cuidado y nadie más la ha ocupado desde el año 87.

Una de ellas, la superiora de ese momento contó algo que reproduzco aquí, dijo que él hacía su cama solito que le agradaba hacerlo, era su costumbre, luego una mañana él estaba buscando sus zapatos, cuando ya se los había puesto se dió cuenta que necesitaban cierta limpieza y la madre se dió cuenta, de inmediato se inclinó para limpiárselos y él la detuvo le dijo algo somo :"no no, de esto me ocupo yo.." con esa voz suya tan profunda y potente que tenía, luego -proseguía la monjita- cuando ya los hubo limpiado, se sentó un momento en la cama y se puso pensativo... ella solo lo observaba... al rato él levantó la vista hacia ella y le dijo algo que ella recalcó nunca olvidaría, le dijo: " Después de Polonia... Chile " mientras al mismo tiempo ponía sus manos sobre su corazón de un modo efusivo, dando a entender que en su alma nos quería mucho y siempre nos tendría presentes y así fué... qué hermoso!!
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butterflies volviendo a tí, es muy conmovedor lo que sientes y te provocan el Papa y la Madre Teresa de Calcuta, de verdad ellos han sido maravillosos seres... llenos de amor y valentía!!! Tengo algunas pics de ambos que quisiera compartirte... algunas de los mismos momentos que las que tú pusiste pero más grandes y otras diferentes, espero te gusten... y a todos.


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3 de febrero de 1986 , su primera visita a India

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3 de febrero de 1986 , su primera visita a India

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3 de febrero de 1986 , su primera visita a India


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20 de mayo de 1997

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20 de mayo de 1997

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3 de febrero de 1986 , su primera visita a India
 
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