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Jugando con la vida (Historia verídica)

Lunes 8 de Octubre de 2.007. Por la mañana entran los tres en la residencia para ancianos GECOSOL. Se lo han pensado, lo han dudado, lo han debatido y finalmente, tras varios capítulos de la trágica realidad de lo que la degeneración que el Alzheimer produce, deciden ingresar al abuelo en un centro.

No es un centro cualquiera. No. Nadie quiere lo "normalito" para un ser querido si se puede permitir algo mejor. GECOSOL, a primera vista, prometía de lo mejor: Lujos innecesarios para un enfermo de Alzheimer, aunque seguridad ante todo. Puertas cerradas cuya única manera de abrirlas desde dentro es pulsando un botón situado en el mostrador de recepción.

Parece perfecto. Sus 1.500 Euros mensuales deberían corroborarlo.

A las 13:00 horas, su hija con su marido, con el corazón compungido, abandonan el centro dejándo al abuelo en manos de profesionales que, aún a sabiendas de que no le darían el amor y afecto que recibe en casa, sin duda le darán el mejor cuidado posible. Para eso tienen médicos y enfermeras dentro del mismo centro.

A la salida, un peso desaparece de los hombros del aún joven matrimonio a cambio de un pellizco en el estómago debido al mal trago que es dejar en un sitio así a un familiar. Triste destino. Triste realidad que nos concierne a todos.

Los hechos que a continuación se relatan no están al 100% contrastados con la realidad (aún), aunque sí con la lógica. El abuelo, gallego y ex-militar, se resignaría a comer algo (o quizá comió algo), y duró poco enganchado del brazo de su cuidadora, encontrándose vagabundeando por el centro a su más que cuestionable libre albedrío. En su poca cordura sabía que aquello no estaba bien, que esas paredes no son su hogar... y no quería que lo fueran. Sea como fuere, el abuelo, en uno de sus cortos trayectos de aquí para allá, por increíble que parezca, SALIÓ DEL CENTRO GECOSOL.

Lujoso, sí; caro, también; seguro, tal vez. Pero el abuelo consiguió salir.

Cabe destacar la habilidad física del abuelo. Es una persona con un cuerpo sano para sus ochenta y tantas primaveras. Anda, a pesar de que arrastra los pies y va a ritmo lento. No salta... y no sabe por donde vá.
Lo que intento explicar con esto es que el abuelo no se escapó. Si se hubiera escapado, probablemente hubiera saltado un muro (imposible), hubiera esperado un despiste del guarda de la puerta (no tiene capacidad para eso)... El abuelo salió. O lo dejaron salir, si es que él sabía que estaba saliendo.

Valdelagrana. Lugar turístico donde los haya. Una playa exquisita, compejos residenciales y turistas comiendo marisco durante todo el año. Allí se encontraba el abuelo... solo. Por azar o por destino (si continuamos leyendo, veremos que fué por milagro), supongo que tras dar un par de vueltas, logró llegar a la carretera que conecta Valdelagrana con la entrada a El Puerto de Santa María, a un kilómetro aproximadamente.



Una vez llegado allí, el abuelo, que cuando va andando por la ciudad no se detiene a mirar si los semáforos están abiertos o cerrados, decide CRUZAR la entrada a El Puerto de Santa María, cuyo escenario es el siguiente:



Sí. Dos carriles de ida y otros tantos de vuelta. Una autovía. Llevándose seguramente más de dos pitadas de algunos coches que por allí pasan a altísimas velocidades, el abuelo, acompañado de una rama que le hacías las veces de bastón, logra cruzar milagrosamente los carriles y llega vivo al otro extremo de la carretera.
Ahora, su ya deteriorada mente llega a comprender que sólo tiene dos opciones a escoger. O Note o Sur. O ir a El Puerto de Santa María o tomar la autovía dirección San Fernando, de donde él procedía.

Obviamente él sólo entendía entre ir por allí o por allá, porque si se pierde de camino al parque al que todas las mañanas le lleva su incansable yerno, es imposible que sepa el camino de vuelta a más de 20 kilómetros de carretera de distancia.

Su frágil mente decidió seguir el camino que parece ser el menos apropiado. El camino que podría depararle una muerte segura, tal y como alguna otra vez ya ha pasado. El abuelo decide tomar la carretera y dirigirse a San Fernando, un ratito a pie y otro ratito andando.

Equipado con su improvisado bastón y aguantando la sofocante calor que ese día hacía, el abuelo, dando bandanzos en el escaso arcén que la autovía tiene, y estando más tiempo en la carretera que fuera de ella, recibía el clamoroso pitido de los coches que de frente se iban topando con él.
Maldito seas, GECOSOL, por haber permitido tal escena.

Pero el milagro viene en forma de uno de esos coches homicidas en potencia: El vecino de su hija, acompañado de su familia, se dirigen camino a una tienda de deportes de El Puerto de Santa María, cruzándose y reconociendo al abuelo en el puente de El Río San Pedro:



Jugándose igualmente el tipo, el vecino para el coche casi en mitad de la carretera (recordemos que apenas existe arcén) y convence al pobre abuelo para que se monte en el coche. Asombrados y asustados, la familia vecina llaman al móvil de la ingenua hija que acaba de llegar de dar un leve paseo con su marido, el primero en varios largos meses. Son las 17:30 horas.

Previamente, a las 16:45, una enfermera de GECOSOL llamó al domicilio de los familiares del abuelo, para preguntarles sobre las pastillas que el abuelo debe tomar. La hija le dijo que ninguno, que el médico se las quitó todas... y ya que habían llamado, preguntó por el estado de su padre: "Está aquí, está bien", mintió la enfermera, desconociendo que en ese mismo momento el abuelo estaba, más o menos, cruzando la autovía repleta de coches.

A las 18:00 horas llega la hija con su marido a donde la familia vecina les había citado: El Puerto de Santa María. Antes de salir para allá, el yerno llamó al móvil del director del Centro GECOSOL, sin respuesta alguna. El director, a esa misma hora, y al ver la llamada perdida de hace media hora en su móvil, decidió llamar al desconocido número. La hija del abuelo lo cogió, y con unos gritos y modales dignas de los más agrios enfados posibles, le colgó, no sin antes advertirle que se dirigían para allá.

El abuelo, la hija y su yerno se montaron en el coche rumbo a GECOSOL, con gran enfado. El resto ya es predecible... o no tanto. La única sorpresa que aún puede dar este relato es que a las 19:00 horas, el yerno le dió la noticia al director del centro de que el abuelo se había ido. Acto seguido, y tras unos gritos más altos que otros frente al MUTISMO del centro, se subió a por la ropa del abuelo y se lo llevaron de vuelta a su hogar.

Tras el primer disgusto de dejar en aquellas manos a un ser querido, vino en cuatro horas lo que nadie se podría esperar. ES UN MILAGRO que el abuelo, el cual aún no se ha enterado de nada de lo ocurrido, esté hoy día sentado frente al televisor dando la rutina guerra diaria sin querer.

El caso ya está en manos de un abogado, el cual dice que no hay mucho que hacer, puesto que al abuelo no le ha pasado nada. ASI ES LA JUSTICIA ESPAÑOLA. Tiene que morir alguna persona para que la Ley actúe. Lo mismo con la violencia de género. Lo mismo con miles de casos en los que, hasta que no ocurre una desgracia, no se tomarán medidas.

EN LUGAR DE METERLES A LOS DE GECOSOL UN BUEN PAQUETE PARA QUE ALGO ASI NO VUELVA A SUCEDER, LES DARÁN UNA SIMPLE REPRIMENDA POR NEGLIGENCIA, QUIZÁ UNA LEVE MULTA... PERO NADA MÁS.

Han jugado con la vida de MI abuelo, pero como no la han roto no van a tener castigo alguno.
Esto es, cuanto menos, INDIGNANTE.
 
No soy dado a leer posts largos pero este me ha llamado la atención.
Aveces parece que quienes internan a sus mayores en centros es por falta de cariño o preocupación, pero he podido ser testigo de las atrocidades que causa el Alzheimer y es, cuando menos, para que alguien cualificado lo controle un poco.
¿Y que pasa despues? Dejas "al abuelo" en ese centro de renombre, esperando que sea atendido mejor de lo que tu, que has de trabajar y seguir un ritmo de vida con el que no podrias atenderle bien, podrias hacer.
Y zas, te pasa algo asi...
Triste historia, que no solo habla de la ineptitud del centro, sino de, como tu afirmas, lo incompleto que es nuestro sistema legal, con mas huecos que un queso Grouyer (o como se llame).
Asi estan las cosas....ahora, que no se te pase darle a tu abuelo sus 2 besos y un abrazo diario, que los olvidara quizas...o no.
Animo y que la multa sea gorda.
 
¿Eso le ha pasado a tu abuelo? :eek:

Uf, qué angustia he pasado mientras lo iba leyendo. Tremendo.
Desde luego, hay que dar gracias al destino porque, dentro de lo malo, en el momento y lugar precisos pasaran los vecinos con su coche y le rescatasen.

Vaya atención más deplorable ofrecen en esa residencia (pese al coste que supone su "servicio"); ahí lo único que les debe de interesar es el negocio.
Triste e indignante hasta decir basta, desde luego.
Espero que el asunto se resuelva de la mejor manera posible, aunque por lo que cuentas... en fin, cómo está el patio.

Mucho ánimo y mimadle mucho. :)
 
Lo siento mucho Sergiobeli , entiendo la primera parte porque nosotros tambien tuvimos que ingresar a mi abuelo en una residencia y se lo que se siente , y por continuacion creo que puedo entender lo que sentis al haberse portado asi con el .

Flipo con lo de que no se pueda hacer nada , no me puedo creer que una negligencia de ese calibre no tenga un castigo ejemplar . Si finalmente es asi , yo haria pintadas o repartiria folletos para que todo el mundo supiera como se las gasta esa "residencia" .
 
Sí, sí, yo opino como gstkop; haced lo que sea, no déis el tema por perdido. Porque igual que le pasó a tu abuelo, le puede pasar a otro.

Si no saben dedicarse a cuidar ancianos, que no lo hagan y punto. Que con la vida de las personas no se juega.
 
Tremendo :(.

Dentro de los males, el menor, y es que tu abuelo està bien. Como gsktop, opino que deben repartir folletos o algo asì.

Un abrazo muy fuerte, y un beso :*):ven:
 
Pensando pensando...se me ocurre que quizas alla una forma de pillarles .

No se hace cuanto ocurrio eso , pero quizas comparando una analitica previa al suceso o algun informe medico con otros posteriores , podais demostrar que esa "escapada" le ha repercutido en la salud . No me extrañaria nada que una persona de esa edad sometida a esas temperaturas y durante tantas horas sufriera una deshidratacion ( leve ) .

¿Negligencia medica?

Yo que se , no se me ocurre nada para pillarles...
 
Me ha conmovido esta historia. Imaginar a un hombre en esa circunstancia es sobrecogedor, creo que el ser humano no debería pasar por una etapa tan ingrata en su existencia. Cuando llegas a ése punto en el que apenas sabes quién eres o quién fuiste. Y encima luego llegas a una residencia como esa, es muy injusto.

Yo no dejaría el tema de lado, es fuerte lo que le pasó a tu abuelo. Lo lamento mucho.
 
Yo que se , no se me ocurre nada para pillarles...
¿Falta de seguridad tal vez? :mad:

Sergio, en primer lugar felicitaciones por la exposición en tu post de lo que pasó. Las fotos explicativas son buenísimas. Lamentablemente, este tema me toca de cerca. Algunos ya saben la demencia senil que padece mi madre. La demencia es peor que el Alzehimer. Hace poco dejé a mi madre en una residencia mientras me iba a Brasil de vacaciones y me quedé tranquilo... Estuvo muy bien cuidada, pero para la próxima vez me lo pensaré. Ánimo Sergio, estamos contigo!! ;)

En cuanto a la justicia española, ya sabemos todos que es una auténtica mierda. Este país está hecho para los que están al otro lado de la Ley. Hace poco a mi madre le pusieron un tratamiento equivocado para el glaucoma (está casi ciega también). Solo he recibido una carta de disculpa por parte de la Conselleria de Sanitat de la Generalitat Valenciana. A la médica, no le ha pasado nada... Con esa carta me limpio el culo, señores.

Un abrazo fuerte a todos los abandonados y estafados por la Administración Pública de esta mierda de pais.
 
Gracias por vuestras respuestas de ánimo. Ciertamente, lo único que me creo que me queda es proclamar por las redes de la WWW lo sucedido, y así, con la mala publicidad, escarmentarles y darles su merecido.

Por cierto, no ha quedado claro en el tochazo que he redactado, pero seguimos adelante con la denuncia, faltaría más. El abogado nos desanimó y que teníamos dos opciones: o por lo civil o por lo penal (pastaje y rápido o gratis y lento [hasta la justicia tiene favoritismos frente al dinero]). Obviamente, si no vamos a conseguir nada, optamos por lo penal, que al menos que no vamos a ganar nada, no perderemos más de lo que hemos perdido.

Por cierto, decidme si no os convence: http://www.geriatricas.com/contenidos/residencias/recomendadas/cadiz/residencia-gecosol.asp
El centro es tal y como se muestran en las fotos.

Un saludo y gracias. Seguiremos adelante
 
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