Monterrey, México (12 noviembre 2006).- Son las 9 de la noche, llegas a tu casa y comienzas a revisar con desgano lo que trajo el cartero: el recibo del teléfono y el gas, el estado de cuenta de la tarjeta de crédito, algunas promociones y un sobre blanco con tu nombre escrito con letra manuscrita en el sitio del destinatario.
Hoy, en el Día del Cartero, se recuerda esa reconfortante y ya casi añeja sensación de recibir la carta de un amigo, familiar o enamorado, cada vez menos frecuente, pues con la facilidad e inmediatez del correo electrónico, el celular y los mensajes de texto miles han decidido jubilar a la pluma y al papel.
"Debido a la tecnología, las nuevas generaciones han perdido el placer de lo que es la escritura manuscrita, y también desconocen totalmente el placer de tener noticias a través de un papel, un sobre, la emoción de abrirlo", describió Silvia Panszi, directora del Departamento de Ciencias de la Información de la UDEM.
La carta es una forma más cálida, la sensación de escribirla y de recibirla es muy diferente a la de abrir un correo electrónico o recibir un mensaje de texto.
"Deberíamos retomar esta costumbre, simplemente para revivir ese placer, además, porque es un detalle de muy buen gusto, es un esfuerzo de buscar el papel, el sobre, poner el timbre, llevarla al correo".
La editorialista y escritora Guadalupe Loaeza se encarga de devolverle la atención a este género de la escritura en su nuevo libro "Por Medio de la Presente", que presentó este año en la Feria del Libro.
"Las cartas son un género que es muy rico y personal. La escritura ayuda a descubrirte. No hay nada como escribir a diario", señaló la autora, quien encontró en su costumbre de cartearse con amigas y familiares el gusto por la literatura.
Escribir, expresó la catedrática udemita, además de ser un gran detalle y de provocar en quien recibe una carta un placer único, también contribuye a que el remitente afine el orden de sus pensamientos.
"Con el uso de las computadoras, si nos equivocamos, lo borramos sin que haya problema, pero cuando escribes manuscrito, implica pensar antes de escribir, tener cuidado en la forma de la letra, cómo la hacemos para que sea decodificada", comentó.
Las nuevas generaciones seguramente no conocerán el proceso de envío de una carta manuscrita, como tampoco saben lo que es escribir en una máquina mecánica, por lo que se debería ejercitar este hábito sobre todo en los más pequeños.
Escribir cartas, incluso, se utiliza como una forma de terapia. Muchas veces las cartas no son enviadas y sirven sólo para expresar los sentimientos más profundos de quienes están pasando por un problema.
Y si no sabes cómo empezar una carta, en internet existen cientos de sitios que te dicen cómo hacer una misiva de amor, de condolencias, de amistad e incluso una de trabajo.
La pluma y el papel te esperan.
Hoy, en el Día del Cartero, se recuerda esa reconfortante y ya casi añeja sensación de recibir la carta de un amigo, familiar o enamorado, cada vez menos frecuente, pues con la facilidad e inmediatez del correo electrónico, el celular y los mensajes de texto miles han decidido jubilar a la pluma y al papel.
"Debido a la tecnología, las nuevas generaciones han perdido el placer de lo que es la escritura manuscrita, y también desconocen totalmente el placer de tener noticias a través de un papel, un sobre, la emoción de abrirlo", describió Silvia Panszi, directora del Departamento de Ciencias de la Información de la UDEM.
La carta es una forma más cálida, la sensación de escribirla y de recibirla es muy diferente a la de abrir un correo electrónico o recibir un mensaje de texto.
"Deberíamos retomar esta costumbre, simplemente para revivir ese placer, además, porque es un detalle de muy buen gusto, es un esfuerzo de buscar el papel, el sobre, poner el timbre, llevarla al correo".
La editorialista y escritora Guadalupe Loaeza se encarga de devolverle la atención a este género de la escritura en su nuevo libro "Por Medio de la Presente", que presentó este año en la Feria del Libro.
"Las cartas son un género que es muy rico y personal. La escritura ayuda a descubrirte. No hay nada como escribir a diario", señaló la autora, quien encontró en su costumbre de cartearse con amigas y familiares el gusto por la literatura.
Escribir, expresó la catedrática udemita, además de ser un gran detalle y de provocar en quien recibe una carta un placer único, también contribuye a que el remitente afine el orden de sus pensamientos.
"Con el uso de las computadoras, si nos equivocamos, lo borramos sin que haya problema, pero cuando escribes manuscrito, implica pensar antes de escribir, tener cuidado en la forma de la letra, cómo la hacemos para que sea decodificada", comentó.
Las nuevas generaciones seguramente no conocerán el proceso de envío de una carta manuscrita, como tampoco saben lo que es escribir en una máquina mecánica, por lo que se debería ejercitar este hábito sobre todo en los más pequeños.
Escribir cartas, incluso, se utiliza como una forma de terapia. Muchas veces las cartas no son enviadas y sirven sólo para expresar los sentimientos más profundos de quienes están pasando por un problema.
Y si no sabes cómo empezar una carta, en internet existen cientos de sitios que te dicen cómo hacer una misiva de amor, de condolencias, de amistad e incluso una de trabajo.
La pluma y el papel te esperan.