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La facilidada de ser un viajero peligroso en EE.UU

La facilidad de ser un viajero peligroso en EE UU

Los controles de seguridad en los aeropuertos multiplican los interrogatorios y retenciones de extranjeros

JOHN CARLIN 28/09/2007


Serán los celosos guardianes de un sistema incompetente, serán antipáticos, pero de lo que no se puede culpar a los empleados del servicio de inmigración de Estados Unidos es de que carezcan de sensibilidad democrática. No importa que uno se llame Ramón Calderón -y sea presidente de una de las instituciones más famosas del mundo, y amigo del ministro del Interior de España- o que se llame John Smith: si los agentes albergan la más mínima sospecha de que un extranjero representa un peligro para la seguridad del país, lo llevan a un cuartito donde lo interrogan. Hasta que su inocencia no queda demostrada, pende la amenaza de que le nieguen la entrada. O peor.


Si uno se llama Yusuf Islam (el nombre del cantante inglés Cat Stevens cuando se convirtió al islam), puede pasar cualquier cosa. Un vuelo en el que volaba de Londres a Washington hace tres años fue desviado 900 kilómetros. El avión aterrizó en Maine y, tras dos horas de interrogatorio, agentes del FBI y otros organismos que han surgido tras los ataques del 11-S constataron que el autor de Tea for the Tillerman representaba un peligro para la nación más poderosa de la Tierra y debía volver a su país.
Después de los nombres musulmanes, los más vulnerables son los nombres españoles. Las exhaustivas bases de datos que protegen las fronteras incluyen los nombres de supuestos narcotraficantes (éste fue el problema del presidente del Real Madrid) o, más común, de gente que ha cruzado la frontera desde México ilegalmente.
La directora de la editorial Seix Barral, Elena Ramírez, viaja con frecuencia a Nueva York. Infaliblemente, la mandan al cuartito. Ya van media docena de veces, pero el apellido Ramírez provoca tal pánico en la guardia de la superpotencia que siempre le interrogan y vuelven a comprobar sus datos hasta esclarecer (con gran alivio, se supone) que no representa una amenaza.
Uno supondría que el software del Gobierno de los Estados Unidos sabría distinguir entre una persona con pasaporte español y otra con pasaporte colombiano, pero no. Hay más de 40 millones de hispanos radicados allá, pero distinguir entre una nacionalidad y otra es un desafío que todavía han sido incapaces de superar. Si uno es Spanish es Spanish. Y si tiene antecedentes izquierdistas, cuidado. Es el caso de un ex comandante guerrillero salvadoreño radicado en Reino Unido. Hace dos años tenía previsto ir a México. Iba a tomar un vuelo directo. Pero, por órdenes del Departamento de Seguridad Nacional, no permitieron que tomara el avión. ¿Por qué? Porque el avión sobrevolaría territorio estadounidense. Lo absurdo es que ya había estado en EE UU ocho veces desde el fin de la guerra civil salvadoreña, en ocasiones en conferencias con personal de los departamentos de Estado y de Defensa. Tuvo que recurrir a contactos en el Gobierno británico para que, un mes después, se le diera permiso para volar sobre EE UU.
Ser de Reino Unido, el gran aliado de los Estados Unidos en su "guerra contra el terrorismo", tampoco le sirvió a un señor llamado Shuttleworth. Tras las preguntas rutinarias, de ser fotografiado y dejarse tomar sus huellas dactilares, se lo llevaron al cuartito. La preocupación de los agentes se incrementó. Al final le preguntaron, ¿Y usted a qué se dedica? "Soy policía", contestó. Antes de devolverle su pasaporte, los agentes tuvieron la cortesía de pedirle disculpas.
No es habitual. Parte del problema es que, por regla general, los funcionarios dan la impresión de tener complejo de inferioridad, que de niños tuvieron problemas con padres excesivamente dominadores, y que ven el uniforme y el poder como una oportunidad para vengarse del mundo. La forma de anticiparse a este problema, como constaté cuando viví en Washington, es comportarse con una exagerada humildad.
Lo que sí es cierto es que son de una igualdad democrática admirable. Hace tres años crucé de México a Estados Unidos a pie por Ciudad Juárez. Yo, enchaquetado, arrastrando un maletín, y 50 latinoamericanos de aspecto pobre. Me llevaron al cuartito, me sentaron en una silla y me preguntaron de todo, examinando con enorme sospecha mis datos en sus ordenadores. Había tenido durante cuatro años credencial de prensa de la Casa Blanca. Tengo pasaporte británico. Pero me retuvieron dos horas. Por fin me dejaron entrar, pero no antes de que hubiera visto por la ventana a unos 400 hispanos pasando sin problemas a la tierra de los libres, tan panchos ellos.

UN CONTROL QUE NO DISCRIMINA ENTRE FAMOSOS O ANÓNIMOS

Todos los viajeros que quieren entrar en Estados Unidos deben dejarse fotografiar y tomar sus huellas.
El presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, y la directora de la editorial Seix Barral, Elena Ramírez, han sido retenidos a la entrada del país.
Los viajeros con apellidos musulmanes o hispanos son los que lo tienen más difícil para pasar.
Las compañías aéreas deben facilitar a las autoridades la lista de viajeros, para que comprueben si está en la base de datos de sospechosos.
 
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La verdad es que hasta que no leí esta noticia no me había planteado que se pudiera tener este tipo de problema:(Vaya engorro que cualquiera podamos ser sospechoso y ser retenido durante horas (perdiendo avión, pasando un malísimo rato y demás) porque nuestro apellido, incluso nombre y apellido coincida exactamente con el de alguien buscado por la justicia o porque se les antoje que uno tiene "aspecto sospechoso" como le pasa en la actualidad a Benicio del Toro.
Si ya me daba cosa viajar a EE.UU... , qué mal rollo esto de los aeropuertos.
 
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Extraña muerte de una pasajera detenida tras un ataque de ira

ANNA GRAU. NUEVA YORK



Carol Anne Gotbaum, de 45 años, casada y madre «maravillosa» de sus tres hijos, según la defensora de la ciudad de Nueva York (que es su suegra), ha tenido una muerte tan absurda que la Policía está investigando a la Policía para comprobar si es cierta la versión oficial: que la mujer se ahogó ella misma al intentar liberarse de las esposas que llevaba puestas, dentro de un calabozo en el aeropuerto internacional de Phoenix, en Arizona.
¿Cómo había ido a parar allí? Parece que a Carol Anne Gotbaum se le denegó el embarque en un avión de US Airways, según la versión oficial -de nuevo- porque ella había llegado tarde. Algunos blogs de internet donde se comenta el caso sugieren que la mujer podría haber perdido el vuelo, o la paciencia, por los inacabables controles de seguridad a que son sometidos todos los viajeros aéreos en los Estados Unidos.

«No soy una terrorista»

Esto último explicaría la primera paradoja de la versión oficial: por qué una mujer «maravillosa», «dulce», «buena madre y buena esposa», todo ello dicho por su suegra, pierde los papeles en un aeropuerto hasta el punto de que haya que detenerla. Los policías dicen que Carol Anne Gotbaum chilló, forcejeó y pataleó. «¡No soy una terrorista, soy una madre enferma!», habría gritado en el colmo de un ataque de cólera, mientras se la llevaban detenida al calabozo.
Dicen que ahí siguió gritando sola un buen rato, hasta que dejó de oírse su voz. Entonces los policías se asomaron a ver qué pasaba, y la encontraron inconsciente. Intentaron reanimarla y no se pudo. Ellos están convencidos de que se ahorcó sin querer a sí misma, dicen, cuando luchaba denodadamente por quitarse las esposas.
La historia es tan espeluznante, incluso en Estados Unidos, que no es extraño que todo el país esté pendiente de la autopsia. Y de las respuestas a unas cuantas preguntas: ¿qué pasó exactamente en aquel calabozo del aeropuerto de Phoenix? ¿Realmente era necesario encerrar ahí a una madre de familia furiosa? Una vez encerrada ahí, ¿para qué se necesitaban puestas las esposas? ¿Y es lógico suponer que una persona piense que puede quitárselas a fuerza de nervios y de genio?
Las apuestas están divididas entre los que creen que Carol Anne Gotbaum tenía que sufrir algún tipo de trastorno mental y los que se preguntan si la Policía del aeropuerto no oculta algo más grave aún que un exceso de celo.



P.D: Pobre aquella que se llame Sandra Ávila y haya pasado por estos controles...:pSandra Ávila Beltrán es la más famosa narcotraficante de México que ha sido detenida hace pocos días y desde los noventa se encargaba de internar a México la cocaína proveniente de Colombia. Se dijo que A.Pérez Reverte se había inspirado en ella para hacer "La Reina del sur". Arturo lo negó.
 
NO es tan exagerao (creo yo) y viendo las movidas que tienen vale mas que miren) lo q no veo normal es q en España no controlemos nada, desde el cambio de gobierno no me han parado ni 1 sola vez en barajas...ni tanto ni tan poco no?
 
NO es tan exagerao (creo yo) y viendo las movidas que tienen vale mas que miren) lo q no veo normal es q en España no controlemos nada, desde el cambio de gobierno no me han parado ni 1 sola vez en barajas...ni tanto ni tan poco no?

Qué permisividad hay aquí, joé...qué extremos!
 
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